Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

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Socialismo del Siglo XXI

In Actualidad, Opinión on 31 octubre, 2008 at 1:00

David Delgado

Heinz Dieterich, sociólogo y analista político alemán, es el principal teórico e ideólogo del Socialismo del Siglo XXI, concepto acuñado a partir de 1996 y cuyo mayor difusor mediático es Hugo Chávez. Se trata de un pomposo y pretencioso proyecto político-ideológico revisionista y reformista que actualiza, profundizando teóricamente, las teorías del siglo XX contrarias al marxismo-leninismo y por ende a los intereses de la clase obrera.

No dejaría de ser anecdótico de no ser por el peligro que representan para el proletariado las formulaciones y tesis de este engendro ideológico incipiente, que al igual que el resto de ideologías revisionistas presentadas como socialistas, se valen del marxismo como base para su negación y revisión descafeinada pergeñando todo tipo de malabarismos teóricos.

El 30 de febrero de 2005 en el V Foro Social Mundial, Hugo Chávez popularizó internacionalmente al socialismo del siglo XXI, que en el marco de la denominada revolución bolivariana según detalló, implicaba una fase transitoria hacia el socialismo que denomina «Democracia Revolucionaria». En realidad Hugo Chávez miente, porque ni el socialismo del siglo XXI conduce al socialismo, ni ese período transitorio que menciona tiene la naturaleza política que le adjudica.

Dieterich y otros pseudo-intelectuales teorizan, y Chávez al defender las tesis de estos acaba por revelar la verdadera intencionalidad que se oculta tras sus grandilocuentes discursos. Porque basta con analizar someramente sus dislates teóricos para comprobar la ignorancia, o lo que es peor, los intereses que existen tras su Nuevo Proyecto Histórico.

El marxismo-leninismo está caduco, y en cambio el nuevo socialismo que nos ofrecen genuinamente está sometido a una constante reformulación y a una correcta adecuación contextual. Esto afirman los defensores del socialismo del siglo XXI.

En realidad, el marxismo-leninismo aunque que les moleste a los iluminados, no tiene fecha de caducidad porque es una ciencia viva, y por lo tanto imperecedera, dialéctica y anti-dogmática. Es una guía para la acción, no un dogma definitivo, luego el marxismo-leninismo está estrechamente ligado al contexto histórico en el cual se desarrolla la acción revolucionaria.

Partiendo del reconocimiento del marxismo como ideología válida en otro tiempo, apropiándose de él para la teoría evolucionada que nos regalan, valiéndose de una fraseología pseudo-revolucionaria burguesa contraria al mismo marxismo, y anunciando su defunción ulteriormente, el resto es una bomba de relojería.

Su nuevo socialismo es un socialismo desclasado, pues en contraposición a la dictadura del proletariado, defiende una democracia participativa, consolidada en la base de un Estado no-clasista.

Esta formulación implica nada más y nada menos que un conjunto de concepciones burguesas acerca del Estado y la democracia que niega el carácter clasista y represivo de ambos conceptos. La paulatina extinción de las clases sociales conlleva a la progresiva desaparición del Estado del mismo modo que el Estado surgió en un momento y lugar determinado en el cual los antagonismos de clase alcanzaron un grado en el que la clase dominante precisaba de una institución que reprimiese al resto de clases para perpetuarse en el poder.

Así mismo abjura de la clase obrera como clase dirigente del proceso revolucionario y por lo tanto de la existencia del partido revolucionario de los comunistas, como dejó bien claro Chávez llamando traidores y contrarrevolucionarios al PCV por no disolverse, adherirse al PSUV y aceptar la línea que quiere imponer la actual dirigencia venezolana.

La causa es la siguiente: suplantan la democracia burguesa por la democracia formal, y la dictadura del proletariado por el estado no-clasista, porque tras abrazar a la ideología burguesa sus pretensiones son ni más ni menos que establecer un Estado clasista, donde la burguesía antiimperialista dominará las esferas política, económica e ideológica.

El peligro reside en que estas teorías no sólo quieren imponerse y perpetuarse en Venezuela, sino exportarse al resto de países latinoamericanos como Ecuador, Nicaragua, Bolivia e incluso Cuba, a quienes las autoridades venezolanas han emplazado que se planteen abrir un debate sobre esta misma cuestión. Se disiparía así una oportunidad histórica para que la vanguardia comunista orquestase el proceso revolucionario que la clase obrera y el campesinado llevan a cabo y necesita, y en su lugar los sectores de la burguesía estatalistas, antiimperialistas y populistas tomarían las riendas de este proceso.

Aunque no hay que ser pesimistas, puesto que las propias contradicciones interclasistas se volverán en contra de la versión moderna de las ideas de Kautsky y el revisionismo de los años 60 que desmovilizó a los trabajadores, y alinearán a estos últimos del lado de los comunistas cuando asimilen que son quienes verdaderamente defienden sus intereses de clase.

Dieterich es un oportunista que aprovecha el momento histórico actual, donde los intelectuales burgueses y pequeño-burgueses están desesperanzados por la supuesta derrota del socialismo del siglo XX, y la clase obrera no tiene referente ideológico para imponer sus teorías anti-marxistas que no aportan absolutamente nada nuevo al socialismo. Contrariamente supone una involución.

Los comunistas hubiéramos sido los primeros en aplaudir este alumbramiento ideológico de suponer un avance en la ciencia marxista-leninista, y sin embargo, nos vemos en la obligación de desenmascarar el peligro que emana de sus teorías.

Podrán calificarnos como quieran, pero la altanería de estos apologetas burgueses será combatida en todos los terrenos por los comunistas.

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Una burguesía apátrida

In Actualidad, Opinión on 30 octubre, 2008 at 1:00

Una de las características determinantes de la gran burguesía canaria es su incapacidad para constituirse como clase nacional, manteniendo sus esferas de actuación en el reducido ámbito insular. La otra es su papel de agente intermediario de las multinacionales extranjeras, españolas, del resto de Europa o de cualquier otro país que les permita llevarse una comisión. Este carácter comisionista se amplía en la búsqueda de subvenciones y fondos procedente de la metrópoli o de la Unión Europea, así como de ventajas fiscales que les permita capitalizarse a velocidades de vértigo.

Por eso, la pervivencia de la situación colonial es decisiva para su supervivencia, siempre y cuando sigan garantizándose sus intereses. Precisamente eso es lo que está en el aire con la desaparición de los fondos europeos y la pérdida de valor de los diputados de CC en el Congreso español.

En momentos de cuestionamiento o redefinición del Pacto Colonial histórico, esa burguesía comienza a amenazar con posturas nacionalistas radicales, agitando opciones que van desde el Estado Libre Asociado a la independencia, pasando por múltiples expresiones de «canariedad» y hasta de «soberanía». Desde luego, se trata de una pose puramente instrumental destinada a asustar a los poderes españoles y así conseguir una mejor posición en la negociación con la metrópoli. Al final todos esos gestos se esfuman a cambio de dinero.

Hay que recordar que en 1808, ante la ocupación de las tropas francesas y creyendo que Napoleón no iba a salir nunca de España, la Junta Suprema de Canarias se plantearon las opciones de unirse con las colonias americanas que se estaban independizando, la de integrarse a los Estados Unidos o la de alcanzar un estatus especial si se agregaba al imperio del Brasil. Finalmente se acordó convertirse en protectorado británico, para lo que se fletó un barco a Gran Bretaña para negociarlo con el gobierno inglés, aunque se frustró porque el navío se hundió.

Todavía hoy un sector de esa burguesía estaría dispuesto, a cambio de suculentas comisiones, a convertir Canarias en Estado Libre Asociado o directamente el 52 de EEUU. Reciente es la propuesta del lobby Cámara de Comercio Americana de convertir al Archipiélago en el «Miami de África». El asunto es ¿quién da más?

Esta burguesía no es especialmente españolista. Se le da igual quienes sean sus amos. Donde no ve negocio es en la independencia «a palo seco», que incluso podría derivar en una república «fuera de control» para sus intereses. Ello le da su carácter a la vez apátrida y vendepatrias. Eso sí: tampoco son aventureros. Por eso seguir bajo la corona española les ofrece, hoy por hoy, más garantías.

De ahí que cuando su principal representante político, Coalición Canaria, habla a la vez de «Estatuto Federal» y de «cosoberanía», de «modelo confederal» y de competencias exclusivas en «fiscalidad, el territorio o el control demográfico», no debamos encandilarnos con las banderas que enarbolan, sino entender qué intereses mueven el palito.

El problema radica en que, mientras la burguesía colonial y proimperialista tiene su expresión partidista, los intereses de la pequeña y mediana burguesía y, sobre todo, de la clase obrera, mayoritaria en Canarias, no aparecen representados en el escenario político. Este desafío marca la tarea principal de los comunistas, aquí y ahora.

La refundación del capitalismo

In Actualidad, Economía on 29 octubre, 2008 at 1:01

Demasiado tarde. Por mucho que el petulante Sarkozy, presidente de Francia y de la Unión Europa, se empeñe en lo contrario, el capitalismo no tiene ningún futuro. De hecho, la era de la descomposición definitiva del régimen de la explotación del trabajo asalariado ya ha comenzado.

Los acontecimientos económicos y políticos que estamos presenciando en este momento histórico anuncian claramente el principio del fin del capitalismo como sistema hegemónico en el mundo. Y a partir de ahora se inicia un declive progresivo que, reduciendo sus posibilidades de dominación ideológica y militar como consecuencia de la imparable crisis económica, hará inclinar la balanza cada día más hacia una nueva sociedad libre de las diferencias clasistas y de la explotación del hombre por el hombre.

Dice Sarkozy que se debe «reconstruir el capitalismo sobre bases éticas», algo así como un nuevo «capitalismo de rostro humano». Olvida este prepotente que el capitalismo funciona sobre la base de la búsqueda del máximo beneficio, y que los burgueses no explotan a los trabajadores ni tratan de destruir a la competencia y de alcanzar el monopolio llevados de una particular perversidad, sino que la falta de ética y la inmoralidad del capitalismo reside objetivamente en su propia esencia y en sus principios filosóficos, basados en la idea (cuyos orígenes se remontan al esclavismo y el feudalismo) de que es lícito robar la plusvalía que crean los obreros y vivir del trabajo ajeno.

La bancarrota de la economía de los Estados Unidos y de Europa no es culpa de «algunos avariciosos» como pretende nuestro nuevo Napoleón. El hundimiento de los centros imperialistas indica sencillamente que la extracción de recursos de los «países en desarrollo» por medio del intercambio comercial injusto y desigual, que permitía a los «países industrializados» enriquecerse y condenaba a la mayoría de los países de Latinoamérica, África y Asia a no disponer de ninguna «vía de desarrollo», se ha terminado para siempre.

El G-7, organización de los principales Estados imperialistas, que hasta ahora dirigían el desarrollo de la economía mundial, se ha visto obligado a recurrir al formato G-20, en el que se incluye también a algunos países que se han liberado de la opresión política y  militar y la explotación económica del imperialismo, o avanzan decididamente para soltar amarras con el ya decadente sistema de dominación mundial euronorteamericano.

Convocados por iniciativa de la Unión Europea el día 15 de Noviembre en Washington, grandes países de rápido crecimiento como China, India, Brasil o Rusia ya han planteado sus exigencias ante esta cumbre.

Wen Jiabao, primer ministro chino, ha declarado que en esta reunión se deben «aclarar las responsabilidades de gobiernos, compañías y reguladores de mercados financieros».

Por su parte, el primer ministro indio Manmohan Singh, expresa francamente sus dudas sobre la utilidad de la cita de Washington, advirtiendo de la necesidad de una mayor participación de las nuevas potencias económicas en las instituciones financieras internacionales.

Europa también tiene reivindicaciones, reproches y quejas frente a los Estados Unidos. La lucha feroz entre el dólar y el euro que rivalizan, el primero por conservar y el segundo por conquistar la categoría de principal divisa internacional, está detrás de la insistencia de la Unión Europea de un nuevo Bretton Woods.

Esta Conferencia internacional celebrada en 1944, cuando aún no había finalizado la Segunda Guerra Mundial, consagró el dominio imperialista de los Estados Unidos, sólo contrarrestado por la Unión Soviética, y determinó que el dólar funcionara como moneda mundial con ciertas condiciones.

Sin embargo, en 1971 el presidente Richard Nixon, agobiado por los ingentes gastos provocados por la guerra en Vietnam, rompió unilateralmente las condiciones aceptadas a regañadientes por Inglaterra en Bretton Woods, renegando del compromiso de la paridad fija de las monedas, devaluando el dólar un 20 por ciento y acabando con la convertibilidad del dólar y el oro.

Desde entonces y hasta el derrumbe financiero actual, el dólar ha sido la moneda del comercio mundial y la divisa internacional indiscutida. Esto ha permitido a los Estados Unidos financiar con papel sus astronómicos déficits crónicos o, dicho de otra manera, ha obligado al resto del mundo a pagar las facturas del despilfarro consumista y de los inmensos gastos militares del imperio norteamericano.

Pero después de la creación de la moneda comunitaria, Europa piensa que ha llegado el momento de sustituir a los EEUU como potencia imperialista hegemónica. Por eso solicita la «reforma del sistema financiero internacional» para, imitando a sus rivales, sufragar ahora las «inyecciones de liquidez» que ha tenido que entregar a sus bancos en crisis, emitiendo papel moneda.

Pero es poco probable que los pueblos y los gobiernos, que tanto han tenido que luchar en los terrenos económico, político y militar para librarse del imperialismo norteamericano, se dejen engañar ahora por el imperialismo neocolonial y militarista de los europeos que, como el derechoso reaccionario Sarkozy o Zapatero, socialista que quiere refundar el capitalismo, sueñan con ser los nuevos amos del mundo como herederos de los arruinados norteamericanos.

El dilema imposible de Coalición Canaria

In Actualidad on 28 octubre, 2008 at 1:00

Teodoro Santana

El 4º congreso de Coalición Canaria (CC) ha puesto de manifiesto el atasco político e ideológico de esta organización, que no sólo no avanza en su conformación sino que retrocede a sus orígenes más caciquiles e insularistas. La propia naturaleza de CC como representante de los intereses de la burguesía dependiente y subvencionada le impide cambiar para adaptarse a la nueva situación.

CC se crea para negociar con el Estado español las nuevas condiciones del Pacto Colonial histórico. Al entrar en la Unión Europea y desaparecer los puertos francos, las burguesías insulares (que nunca se han terminado de constituir en clase nacional) necesitaban recomponer sus expectativas de beneficios sobre la base del nuevo Régimen Económico y Fiscal de Canarias (REF), cuyas dos principales herramientas han sido la Reserva para Inversiones en Canarias (RIC) y el Régimen Especial de Abastecimiento (REA).

Paralelamente, era necesario negociar constantemente la parte de los presupuestos españoles y comunitarios para Canarias, y que luego se repartía en subvenciones a los grandes capitalistas isleños, así como en contratos de obra pública, en muchos casos innecesaria.

Las señales de alarma saltaron cuando la ampliación de la UE avisaba ya de que la renta por habitante en Canarias iba a ser muy superior al 75% de la media comunitaria ampliada, por lo que desaparecerían los miles de millones de euros que habían estado llegando con los fondos europeos para el desarrollo regional (FEDER). Justamente lo que está ocurriendo, con la progresiva eliminación de estos fondos en el periodo 2007-2013, hasta quedar en cero.

La formulación de la figura de las «regiones ultraperiféricas» -es decir, las colonias europeas en ultramar- apareció así como un clavo ardiendo al que agarrarse para seguir recibiendo subvenciones. Pero esa figura, que se contemplaba ambiguamente en la fallida constitución europea nunca llegó a concretarse. La irrupción en el escenario de la brutal crisis económica de los países imperialistas ha arrinconado en el olvido esa pretensión de la figura «ultraperiférica».

Por si esto fuera poco, los dos diputados de CC en el Congreso español (llegaron a tener 4) han dejado de ser trascendentes para la conformación de mayorías y la aprobación de los presupuestos generales del Estado. Hasta el punto de que la metrópoli se permite el lujo de reducir escandalosamente sus inversiones directas en el Archipiélago.

A la vez, el crédito electoral de CC va mermando ante una economía totalmente vulnerable y minada, mientras que los ciudadanos han ido viendo como nuestras cifras de paro, de pobreza y de incapacidad de consumo se han ido disparando año tras año, hasta llegar a la catástrofe actual. A la que hay que sumar un deterioro alarmante en educación, sanidad y servicios sociales, ocultado en la palabrería oficial pero bien palpables en el día a día de nuestro pueblo.

Si bien CC mantiene más o menos su base de apoyo en Tenerife y en otras islas, la avería que ha sufrido en Gran Canaria es prácticamente imposible de recomponer. Sin poder repartir cargos, empleos y prebendas (que es lo que le da su fuerza en otras islas) nunca podrá conseguir apoyos. Y desde luego, CC-Gran Canaria está totalmente desacreditada entre los electores grancanarios como mera pata en esta isla del hegemonismo chicharrerista más ultra.

Desorientada y viendo peligrar sus cuantiosos beneficios, sin saber como recomponer el pacto con el Estado, la burguesía dependiente no tiene ya tan claro que CC sea su instrumento político.

El congreso de CC debería haber servido para disipar esa duda, pero no lo ha podido hacer. Por una parte, CC solo puede añadir electorado a su bolsa de votos radicalizando su discurso para dar respuesta a un sentimiento nacionalista cada vez más agudizado. E intentando arrastrar tras de sí al nacionalismo más consecuentemente independentista. Por otra, esa radicalización puede hacerle perder su base electoral tradicional que apenas se diferencia de la derecha más españolista (PP). Aparte de los problemas que el PP les pudiera poner (e imponer), aunque hay que reconocer que hasta ahora no han sido muchos: el papel de apoderado del españolismo más intransigente lo viene representando el PSOE.

Pese a la presión de algunos sectores que se expresan a través de los editoriales de El Día, a CC le ha resultado imposible moverse de su ambigüedad españolista, formulada esta vez en un patético «estatuto federal». Ni para delante ni para atrás, y a aguantar como se pueda: sin ideología, sin proyecto político y sin vergüenza.

Toda la «renovación» ideológica de CC queda reducida a apropiarse del Día de la Bandera Nacional, sin mencionar de dónde viene la celebración del 22 de octubre. Una bandera nacional canaria que la propia CC ha impedido que sea la oficial de la Comunidad Autónoma.

La otra iniciativa que parecía necesaria a todas luces era la de fortalecer una dirección nacional del partido que permitiera cohesionar a toda la organización en los tiempos difíciles que se vienen encima, para afrontar sin quiebras los vaivenes, a la vez que se avanzaba en la recomposición de toda la derecha regionalista otra vez en CC (aflojando la estrechez insularista para reintegrar a Nueva Canarias).

Aquí sí que se han movido, pero hacia dentro de la concha como los caracoles. La debilidad del equipo de Paulino Rivero le ha obligado a aceptar una marcha atrás, hacia la fórmula de las viejas AIC, que pasa porque el máximo órgano de la formación, la comisión permanente, esté compuesta los siete presidentes insulares, el de Venezuela y de Jóvenes Nacionalistas, así como la nueva presidenta de CC. Esta comisión permanente deberá adoptar sus acuerdos por unanimidad, de forma que una sola isla puede paralizar cualquier decisión.

Los errores y torpezas de PSOE y PP aún pueden mitigar los previsiblemente malos futuros resultados electorales. Pero, hoy por hoy, cabe decir que «los problemas de Coalición no tienen solución».

La realidad es subversiva

In Actualidad, Economía, Opinión on 27 octubre, 2008 at 1:00

Artemi Semidán

A pesar de que los medios de comunicación burgueses -y especialmente las televisiones- insisten en impartir doctrina sobre las bondades de sanear los bancos con dinero público, lo cierto es que en las cafeterías, en los centros de trabajo y hasta en las reuniones familiares, la cosa no se ve tan clara. El fútbol y las tonterías de la prensa rosa están siendo sustituidas en las conversaciones por la economía, el paro y el temor al futuro.

Y en esas conversaciones aflora cada vez más un profundo malestar, incluso cabreo, por el desigual trato dado por el Estado a los bancos y a quienes son literalmente devorados por aquellos. Las hipotecas -cuyo coste no entra en el cálculo del Índice de Precios al Consumo (IPC)- siguen estando altísimas, llevándose por delante la mitad o más del sueldo. Ir a hacer la compra supone enfrentarse al hecho de que los salarios alcanzan cada vez para menos y que la inflación real está disparada. No digamos las pensiones.

No hay familia en que no haya ya uno o dos parados. La tasa oficial de desempleo en Canarias, según la última Encuesta de Población Activa (EPA) del INE español es del 17,50%, 6,17 puntos por encima de la media estatal (11,33%). Las prestaciones por desempleo son claramente insuficientes. Cualquier gasto extraordinario -por ejemplo, tener que ir al dentista o que se te rompan las gafas- se convierte en algo imposible de resolver.

Muchas familias llegan a final de mes con una sola comida al día o a base de galletas de marca blanca y leche ultrabarata (lo de leche es un suponer). Cáritas ha denunciado un incremento de más del 40% de la demanda de comida en Canarias, Otras personas, especialmente mayores, simplemente pasan hambre, pero les da corte reconocer su indigencia: han sido educados en que la pobreza es una vergüenza para los que la sufren.

Sin embargo también eso está cambiando, porque el problema está demasiado generalizado. Mientras desde la televisión nos piden «confianza» y que no nos dejemos llevar por el pánico, a la vez que tratan de convencernos de que regalar dinero a los banqueros va en «beneficio de todos», la indignación popular sigue creciendo sordamente. Leyendo la letra pequeña, encontramos voces que nos alertan de que lo peor está por llegar.

Y si la cosa se prevé mal en los grandes países imperialistas, mucho más sombría aparece en una colonia tan extremadamente dependiente como Canarias, mientras se esfuman fondos europeos y hasta el turismo empieza a erosionarse. Nuestra responsabilidad es encauzar ese creciente descontento popular para que no quede en un cabreo inútil, y para que lo que llegue no sea «lo peor», sino lo mejor: un gran salto adelante hacia la independencia nacional y hacia el socialismo.

 

El drama de las comedias

In Actualidad, Opinión on 26 octubre, 2008 at 0:00

COLABORACIÓN

 

Víctor J. Rodríguez Calderón

Resulta fascinante escuchar, leer, los eufemismos de las crónicas que la mayoría de seudorevolucionarios a diario emiten, diciendo y escribiendo que nuestra nación no sufrirá ninguna consecuencia por la crisis que ha estallado en las entrañas del capitalismo. (Supuestamente para estos señores panegiristas, Venezuela es el paraíso del socialismo).

Quienes se han metido en la cabeza o se lo creen que de verdad somos un país socialista, deben saber que aquí media un tablero entre el discurso y la verdadera practica revolucionaria, que nos direcciona cada vez mas como socios comerciales estratégicos de Washington, quien puede negar que todavía nuestro petróleo se vende casi con exclusividad a los amos del mundo. Por la verborrea somos revolucionarios, pero por la práctica todas las estructuras siguen aferradas a las barbas del TIO SAM.

El declive financiero de las corporaciones Bear Stearns, IndyMac Bank, Fannie Mae y Freddie Mac Lehman Brother. AIG y Washington Mutual, principales compañías de financiamiento y garantías hipotecarias de Estados Unidos reflejan la magnitud de la tragedia que abortaron los mercados hipotecarios internacionales cuyo epicentro estamos señalando.

Esta explosión especulativa de la industria inmobiliaria demuestra por una parte, como el Estado suele ser diferente en los periodos de bonanza utilizando todos sus recursos para el rescate de los rufianes especuladores de Wall Street. Por la otra, ese plan de rescate presentado inicialmente por Henry Paulson, Secretario del Tesoro norteamericano, implica reembolsar cuantiosos recursos financieros, lo cual por supuesto tiene un fuerte impacto en la crisis presupuestaria, trayendo lo que todos sabemos, recortes en los programas sociales, educativos, ciencia y tecnología. Este patrón de conducta intervencionista del Estado ante la crisis, para salvar corporaciones que no tomaron riesgos prudentes en el mercado de la vivienda, hace reflexionar y preguntarnos ¿por qué no intervienen para favorecer a millones de estadounidenses y salvarlos de las inminentes ejecuciones hipotecarias que harán que pierdan sus viviendas?

Sencillo, el Estado norteamericano es la base que sirve a los intereses del salvajismo del capitalismo y nunca a los intereses de las mayorías de su pueblo. De ahí que hayamos visto al asesino Bush, ojeroso, pálido, extremadamente activista, intensamente intervencionista, dispuesto a cualquier cosa necesaria con tal de salvar a los mercaderes de la especulación inmobiliaria, sin importarle el abultado déficit fiscal que originará su plan. Así que su sucesor heredará ese colosal y dimensional déficit fiscal. Y estemos claros, este seudo rescate no revertirá la tendencia en la declinación del dólar como moneda de reserva mundial y su descenso frente a otras divisas, ni los índices inflacionarios que padece el pueblo estadounidense. Por supuesto, que esto se profundizará y traerá consigo una enorme y prolongada recesión de todas las economías en el mundo, incluyendo a la economía «SOCIALISTA DE VENEZUELA».

Por otra parte, esta crisis, como otras del pasado, no es nada nuevo ni tampoco representan ningún colapso del sistema capitalista. Recuérdense que el señor Carlos Marx, lo dejo bien claro, «…la economía capitalista se desenvuelve necesariamente en oscilaciones cíclicas que se alternan entre prosperidad, crisis, recesión y reactivación» (El Capital III).

Como se puede observar, combatir a este feroz enemigo no es cuestión de sueños, ni charlatanerías, este es un enemigo «duro de matar». Estoy seguro que eso lo saben los verdaderos socialistas y los comunistas, por supuesto con la real conciencia que se necesita para entender lo que significa esta ciencia social. ¿Cómo podemos ser enemigos a muerte de alguien del que somos sus más encarnizados aliados? Sin ir mas lejos que hubiera pasado en Cuba, si Fidel después de derrotar a Batista, hubiese conservado las estructuras dependentistas económicas comerciales a los amos, tales por mencionar uno, los cochinos casinos ¿Hoy sería una revolución?

No nos engañemos, ya está bueno, y esto para los verdaderos camaradas, lo que llevamos años luchando y no nos hemos quebrado. Aquí el Estado, su Asamblea, sus instituciones, su PSUV, demás partidos hoy vueltos al ruedo político por las mediocridades de los Burócratas de la nueva estrategia y que comunicacional, mi hermano, no son revolucionarios, son una nueva clase de capitalistas burgueses. Doy fe y testimonio que el entorno de funcionarios, incluyendo a los nuevos ricos y hoy en su mayoría candidatos y oportunistas y que de la revolución, empresarios y que socialistas, que rodean esta supuesta revolución, son todos con etiqueta Made in USA capitalistas burgueses.

La estructura socio económico de nuestra nación, incluyendo corrupción, inseguridad, falta de trabajo, abusos, que nada tiene que ver con los combates políticos para crear un nuevo socialismo, son totalmente de corte capitalista. Lo que si puede estar ocurriendo es que estemos en busca de nuevos amos capitalistas, como lo es China y Rusia, es una nueva estrategia que se juega para mantener una supervivencia artificial políticamente. Se que los nuevos economistas de la seudo revolución, se me van a venir encima, porque esa es otra, esta es una supuesta revolución que nadie puede criticar y menos opinar para corregir, pues la ley es que todos tienen que mantenerse callados ante todos los abusos, todos los errores que hacen los nuevos burócratas del nuevo capitalismo.

Estos nuevos predadores sin reglas, no mas que las de la ignorancia no van a regular por ningún motivo su voracidad criminal y llegaran al final tal y como lo hizo el hombre que se comparo con Bolívar: el «gocho» Carlos Andrés Pérez, ese mismo que se la daba de socialdemócrata y que arrastró a tantos falsos izquierdistas, hoy metidos en el seno de la llamada revolución.

Pero lo que si es cierto, es que es una lastima que otra vez se aborte el sacrificio y las luchas de nuestro pueblo, que se le engañe y que no se hayan escuchado las voces del verdadero revolucionario, que nademos en todo el medio de un anarquismo que nadie se atreve a corregir y que no hayamos sido capaces de crear una verdadera ideología revolucionaria para el siglo XXI, pues la verdad es que esta es una revolución sin ideología, sin la fortaleza que proporciona la verdadera conciencia socialista. Critico y digo esta verdad porque no tengo compromisos con nadie, mi compromiso es con el socialismo Bolivariano y con mi patria.