Los intentos de Paulino Rivero de formar una gran coalición contra los Presupuestos Generales del Estado, y la reunión de los empresarios y los partidos que hoy comparten el «gobierno» colaboracionista de Canarias, escenifican claramente la decadencia de un proyecto político que nació, sobre una base insularista, para presionar a Madrid y obtener más inversiones chantajeando al Gobierno colonial con el espantajo del independentismo.
Según Rivero, éste ha sido el acontecimiento más importante de Canarias en 500 años, nada menos, pues está convencido de que las fuerzas vivas del Archipiélago han plantado cara dignamente a los abusos centralistas del Estado.
Con estas patéticas declaraciones se pretende hacer olvidar, por un lado, la constante sumisión de los colaboracionistas autonómicos y sus aliados de turno a la dominación del imperialismo borbónico y, por otro, la ruptura de Coalición y su desaparición como fuerza política presente en todas las islas, al haber perdido la base electoral en Gran Canaria.
También pretende Paulino obviar el hecho de que para el Partido Popular, con el que gobiernan, ésto no es más que un episodio de su lucha de oposición al PSOE, es decir política de Madrid. El mismo enfoque, desde luego, del PSOE canario, dirigido por López Aguilar, para apoyar a sus jefes en el asunto de los Presupuestos.
¿Y qué podríamos decir de la patronal canaria mal acostumbrada ya a vivir de las subvenciones y los contratos de obras financiadas por Madrid y Bruselas?
Patalear un poco y lloriquear civilizadamente para que a través del «trámite parlamentario» y por «vía de enmiendas» aumenten las migajas que caen de las mesas española y europea. Hasta ahí llegan sus pretensiones históricas de enfrentamiento con el colonialismo.
Es importante señalar aquí que ninguno de los sucesivos desgobiernos supuestamente autónomos de Coalición Canaria, unas veces en alianza con el PP y otras con el PSOE, ha sido capaz de exigir el cumplimiento de la propia legalidad española, en el sentido de mantener las inversiones asignadas para Canarias en los Presupuestos Generales en el promedio por habitante del Estado español.
Por el contrario, todos ellos sin excepción han permitido siempre a Madrid asignaciones inferiores a la media, presentanto los sucesivos acuerdos de «gobernabilidad», con el PSOE o con el PP según los casos, como grandes éxitos de la gestión de CC a favor de los intereses de las Islas.
Mientras electoralmente, y el electoralismo es la esencia política de Coalición Canaria, el proyecto se les deshace entre las manos, la terrible crisis económica y financiera que azota a los centros imperialistas, hace cada día más difícil el obtener fondos de Madrid y de Bruselas, a cambio de conjurar la aparición de un movimiento secesionista unido y organizado en el Archipiélago.
Por eso, algunos más atrevidos, dictan al oído fascista, racista y asquerosamente insularista del empresario propietario del periódico El Día, un discurso soberanista irracional, ridículo y superficial con la esperanza de asustar al colonialismo español y proponerlo como moneda de cambio de un mejor trato, es decir más dinero, para aquellos que se presentan como eficaz e imprescindible cortafuegos independentista en Canarias.
Y podemos estar seguros de que, fieles a su estilo, desde que España aumente en cuantía suficiente las inversiones, las subvenciones y los privilegios legales y fiscales de los grandes empresarios, colmando los mezquinos intereses de la burguesía dependiente y antinacional de Canarias, los disparatados editoriales de El Día, alcanzados sus fines chantajistas, se olvidarán del soberanismo y volverán a centrarse en sus temas preferidos de los canariones usurpadores, los negros que nos invaden y las gloriosas fuerzas armadas españolas.