Lo ha anunciado el secretario de Estado de Defensa español, Constantino Méndez, en la 54 Asamblea Parlamentaria de la OTAN que se celebra en Valencia: las tropas españolas extenderán su presencia a diferentes países del este, oeste y sur de África ante la «preocupación» que existe por la «evolución negativa» del terrorismo, las drogas y la emigración desde nuestro continente.
El burócrata europeo ha asegurado que el norte de África «siempre ha tenido un interés estratégico para España», y que ahora la «acción y presencia española» se extenderá a Libia y Egipto, en el este del continente africano; a Mauritania, Senegal y Cabo Verde en el oeste y a Sudáfrica en el sur.
Esta mentalidad colonialista parece olvidar que los países africanos son naciones independientes, y pone en evidencia la arrogancia europea que se atribuye el papel de administrador de África. Un papel en el que, como en otros, España quiere éntrar en el club de los países imperialistas de primer nivel.
Según el secretario de Defensa español, «África es un gran reto, el verdadero desafío para toda la Unión Europea». Lo cierto es que la disputa por las materias primas de nuestro continente se agudiza cada vez más. Por un lado, EEUU y la UE se disputan el continente; por otra tratan de evitar la entrada comercial de China y la India.
Para apaciguar a Estados Unidos, el alto cargo español aseguró que esta opción es «compatible con una organización transatlántica robusta y equilibrada», ya que «los aliados de ambos lados» defienden los mismos intereses. Lo que reclama es que la Unión Europea tenga «más peso en las decisiones mundiales» y disponer de una «capacidad militar propia y autónoma que le permita asumir nuevas misiones internacionales de gestión de crisis».
El español asegura que se han logrado «avances» al respecto, si bien «aún persisten las carencias», especialmente en el apartado de «capacidades» (militares). De esta forma, según España, se podrán afrontar en mejores condiciones los seis «grandes temas» que dominan la agenda política española en los próximos años: «la hegemonía americana, la construcción de Europa, la estabilidad del Mediterráneo, el desarrollo político de Iberoamérica, el despertar de Asia y la pacificación de África».