Teodoro Santana
Las dos más grandes multinacionales turísticas en Canarias, la alemana TUI (el mayor touroperador mundial) y la británica Thomas Cook, aprovechan la crisis económica para apretar las tuercas a la industria turística de nuestro país. Por un lado, quieren que los operadores locales reduzcan los precios (y, por lo tanto, su margen de beneficios). Por otro, exigen al gobierno autonómico y a los cabildos que les den subvenciones si quieren que sigan enviando turistas al Archipiélago.
Aunque se resisten a dar subvenciones directas a fondo perdido, el gobierno autonómico y algunos cabildos van a encauzar ese «impuesto reaccionario» como gasto en campañas publicitarias en los medios de comunicación propiedad de esas dos grandes corporaciones. El chantaje es evidente: estos touroperadores pueden decidir cuando quieran «desaconsejar» las vacaciones a Canarias y lanzar ofertas a otros puntos con igual o superior atractivo turístico. Y saben, además, que prácticamente la totalidad de nuestra economía depende del monocultivo del turismo.
No parece que esta vaya a ser una situación puntual. Cada vez más irán apretando la soga. Dueñas de las agencias de viajes, de los aviones, de los hoteles (como la cadena Rius de TUI), de los apartahoteles, del «todo incluido», estas multinacionales sacan unos colosales beneficios de Canarias, donde apenas quedan unas migajas. Lo que quieren, además, es que les paguemos por hacernos el «favor» de enriquecerse a nuestra costa.
¿Y que hace al respecto el gobierno colaboracionista de Canarias? Farfullar tópicos y, como ha hecho Paulino Rivero, augurar que el próximo verano va a ser duro (las reservas para el verano han disminuído un 39%, y el despilfarro en Fitur no lo va a arreglar). Menudo profeta. Por su parte, el consejero de Economía y Hacienda, el derechista Soria, ha salido a la palestra para que se ceda al chantaje de las multinacionales y se bajen los precios del sector. Todo un patriota.
A nadie se esconde que, a medida que la crisis se agudice en las potencias de la Unión Europea, especialmente en Reino Unido y Alemania (de donde viene la inmensa mayoría de los turistas a Canarias), la catástrofe del sector se nos vendrá encima de forma imparable.
Durante décadas, tanto CC, como PSOE como PP han hecho la vista gorda a la estrategia suicida de un modelo económico típicamente colonial y monocultivista. No solo no han movido un dedo para diversificar la economía canaria (lo de la RIC es de chiste: sólo un truco para robar impuestos legalmente), sino que el porcentaje de la industria y la agricultura en nuestro PIB ha disminuído cada vez más. Miles de millones para hoy y hambre para mañana.
Miles de millones que han ido a parar a unos pocos capitostes de esa burguesía intermediaria, dependiente y alicorta, para la que trabaja todo el entramado autonómico. Lo malo es que ese mañana de hambre ya es hoy. El saqueo de los unos y la desidia y la corrupción de los otros nos ha llevado a las puertas del infierno. Y esto es solo el principio.
¿Podíamos haber puesto en pie, en todos estos años, un touroperador público canario que disminuyera nuestra dependencia de las multinacionales del sector, con su red de líneas aéreas, hoteles, etcétera? Sí y no. Es cierto que las leyes de la Unión Europea, empeñada en privatizarlo todo, nos lo hubieran impedido. Pero también es cierto que ni se intentó. Ni, mucho menos, romper con una Europa que nos asfixia para poder decidir nuestro propio modelo económico y tener un futuro.
Las cifras oficiales hablan ya de más de 223.000 trabajadoras y trabajadores en paro en Canarias, con un crecimiento que duplica el del conjunto del Estado español. No es aventurado pensar que dentro de un año estemos hablando de una cifra de 400.000 parados, prácticamente la mitad de la población activa canaria. Mucha gente para ponerlos a todos a hacer cursillitos de los que engordan a las academias que vampirizan al INEM.
Lo que significa que cada vez estaremos más débiles para resistir las crecientes exigencias de las grandes corporaciones turísticas europeas. Sobre todo, si las canarias y los canarios seguimos entregados a una burguesía y sus agentes políticos sin visión de futuro y no nos rebelamos ante esta situación y hacemos que la historia de nuestro pueblo tome un rumbo radicalmente distinto.