Se cumplen 88 años de la creación del PCR, el 8 de mayo de 1921, en condiciones internacionales muy complejas. El congreso de transformación del Partido Socialista en Partido Comunista se organizó en una ola de avance revolucionario interna e internacional en crecimiento.
Se reunían por la primera vez en un congreso oficial delegados de las organizaciones socialistas de los dos lados de los Cárpatos. Habían más de 60 delegaciones de 36 ciudades del país, que representaban 45.086 miembros del partido. Entre ellos, se encontraban representantes muy importantes del movimiento socialista como: Gheorghe Cristescu, Dumitru Grofu, Constantin Gheorghian, Th. Iordachescu, Dumitru Stoiculescu, Stefan Benedec, Gheorghe Stoica y muchos otros.
Este fue un momento importante, que cerraba un proceso largo y difícil, lleno de numerosas pérdidas en nombre del ideal que seguían los primeros revolucionarios rumanos: el socialismo. El congreso se había preparado mucho, mediante una actividad apoyada por varios sectores. Un papel muy importante en el trabajo de propaganda lo ha tenido el periódico «El Socialismo». El 5 de marzo de 1921 se había publicado el orden del día del congreso, que incluía : 1. Reconocimiento de la situación; 2. Programa y afiliación a la Internacional Comunista; 3. Táctica del Partido; 4. Relaciones entre el partido y los sindicatos; 5. Estatutos y organización del partido; 6. Cooperativas; 7. Problemas agrarios; 8. Elección de los órganos.
Un trabajo especial, anterior al Congreso del partido, se había desarrollado en relación a establecer el papel de los sindicatos. El congreso general de los sindicatos había sido programado para el 12-14 de mayo de 1921, y estaba previsto que estos estableciesen de manera decisiva que el sindicato era una unión de una rama de la industria que conducía la lucha económica de los trabajadores y que participaba, en colaboración constante con el partido político del proletariado, a la lucha de la clase trabajadora para la victoria del socialismo. Está claro que la lucha sindical no se limita solo a obtener reformas para mejorar las condiciones de trabajo en la sociedad capitalista.
También habían sido combatidas las ideas equivocadas de algunos miembros con influencia en el partido socialista, que requerían la entrada en el partido de todos los miembros del sindicato. Se mostró con claridad que el partido es la vanguardia de la clase trabajadora, preparada teoricamente, capaz de orientar su estrategia y su táctica dependiendo del conjunto político, y no toda la clase trabajadora en su totalidad.
El movimiento de la juventud trabajadora seguía el curso que el movimiento general había tomado en Rumanía. Después de las medidas represivas, el periódico Juventud Socialista había interrumpido su publicación durante casi seis meses. En la primavera del año 1921 reaparecía, siendo sus principales colaboradores Lucretiu Patrascanu, Nicolae Popescu-Doreanu y Stefan Teodorescu.
El congreso del partido debatía el informe sobre la afiliación a la Tercera Internacional Comunista, y que los partidos fieles a la lucha de clases debían adoptar el nombre de «partidos comunistas» para diferenciarse de los partidos reformistas que consiguieron arruinar la II Internacional.
La esencia revolucionaria del programa del partido resultaba de sus previsiones fundamentales : el poder económico y político de la clase capitalista está en la posesión de los medios de producción. La lucha del proletariado había que llevarla hacia esta dirección, para hacerse con los medios de producción y de cambio y convertirlos en propiedad pública.
La meta del Partido Comunista Rumano, tal y como nos demuestran los documentos del Congreso, era la edificación de una sociedad más humana, sin explotación, sin opresión, con un alto nivel de civilización del pueblo entero: la sociedad socialista. Era prioritario el asegurar una vivienda digna, el desarrollo físico e intelectual, especialmente de las nuevas generaciones, la gratuidad completa del sistema sanitario, el respeto al medio ambiente, la separación de la iglesia del Estado, sin opresión hacia culto alguno.
Al inaugurar el congreso, el Secretario General del partido, Gheorghe Cristescu, enfureció al gobierno de Averescu, significado por sus represiones en contra de la clase trabajadora. El ministro de Interior, Constantin Argetoianu había ordenado a la policía hacer guardia alrededor del edificio donde se realizaba el congreso. También declaró en la reunión de los diputados: «sean seguros de que mientras esté al frente del Ministerio de Interior, el peligro bolchevique (comunista) en nuestro país no existirá». En los meses siguientes, después del Congreso, fueron sido detenidos más de 100 militantes y trabajadores revolucionarios. Un numero muy importante de los principales militantes estaban encarcelados por su participación a la huelga general de 1920, entre ellos Constantin Popovici, Iancu Olteanu, Leonte y Lenuta Filipescu, Pavel Tcacence, Constantin Ivanus y muchos otros.
El 12 de mayo, mientras se discutía el problema agrario, en la sala del Congreso irrumpieron fuerzas del Estado, militares y policías, que traían una orden de detención para aquellos militantes que habían firmado la afiliación a la III Internacional. Todos ellos fueron detenidos con la acusación de «actividad en contra de la seguridad del Estado». También fueron detenidos otros miembros e invitados que asistían al Congreso, transportándoseles a las cárceles de Jilava y Vacaresti. En el mismo día habían sido detenidos también otros militantes y simpatizantes en diferentes zonas del país, bajo la misma acusación. El proceso subsiguiente, llamado «El Juicio de Dealul Spirii», se desarrolló contra un total de 271 personas.
Rechazando la acusación de «actividad en contra de la seguridad del Estado», Gheorghe Cristescu declaró en el juicio con valentía: «la propaganda desarrollada por los militantes revolucionarios, escrita u oral, se publicó en total legalidad, respetando las leyes del país». «Nosotros no nos juntamos al gobierno soviético de Moscú, sino a la Internacional trabajadora de Moscú», declaraba Eugen Rrazvan, destacado militante del partido.
La prensa trabajadora y burguesa democrática publicó numerosos artículos de protesta en contra de la detención preventiva de casi un año de los comunistas y las torturas previas al juicio. Nicolae Iorga escribía: » Hay que protestar junto a todos los que son conscientes y aman el futuro de este pueblo y nuestra dignidad como pueblo en contra de la actitud bárbara que están teniendo con 300 ciudadanos de nuestro país.» Debido a esto, el gobierno tuvo que dar la amnistía el 4 de junio de 1922 y poner en libertad a 213 militantes revolucionarios de los 271 detenidos,. El juicio de Dealul Spirii quedó como lo que era: un fracaso de la justicia burguesa. Estaes,la historia de la legalización del Partido Comunista Rumano.
Después de 88 años, nosotros, los comunistas, tenemos que volver a unirnos. La burguesía no es más débil, ni en nuestro país, ni en el extranjero. Todo lo contrario, está con el más fuerte hoy en día. Pero también hay un «mañana». Ese mañana será del comunismo.
(*) Radu M. Florian es miembro del Comité Central del Nuevo Partido Comunista Rumano (nPCR)