Segundo Martínez, Coordinador General de IU en Canarias, y María Puig, Secretaria General del PCC (PCE), concitan el odio de distintos sectores. Por una parte, de los antiguos miembros del PCE que se pasaron a Coalición Canaria, para los que la obstinada permanencia de ambos en IU y el PCE es un recordatorio de su propia defección, amén de frustrar el intento de José Carlos Mauricio y su corte de liquidar ambas organizaciones en Canarias.
Para la vieja izquierda pequeñoburguesa, es inconcebible que estos «don nadie» (Martínez es un pequeño comerciante y Puig una asalariada) se hayan quedado con una marca electoral, mientras que otros con «ilustres» apellidos anden perdidos entre rastrojos políticos, sin ser los «jefes» (y menudos son ellos para aceptar una disciplina partidaria). De manera que culpan a estos dos dirigentes del retroceso de IU en el Archipiélago. Y les dirigen un hosco desprecio que se manifiesta en el epíteto de «matrimonio Ceaucescu» lanzado contra ellos (aunque no sean pareja y este insulto sea claramente machista).
Pero Martínez y Puig no son más responsables de los malos resultados de IU en Canarias que cualquier otro miembro de IU en todo el Estado. De hecho, son perfectos representantes de lo que supone ese partido: socialdemocracia teñida de ecologismo, españolismo y electoralismo puro y duro. Ni mejores ni peores que sus compañeros españoles. Su mayor o menor capacidad personal o simpatía no han sido decisivas a la hora del descalabro de esa franquicia. Incluso, hilando muy fino, habría que reconocer que en las disputas estatales se han alineado siempre en las posiciones más a la «izquierda», en sintonía con el PCE (reducido a «corriente de opinión» en IU).
Por todo ello, no sorprende que la izquierda pequeñoburguesa y «aristocrática», aglutinada detrás de un despacho de abogados, intente de nuevo apoderarse de la marca electoral de la franquicia, en un movimiento de pinza que incluye a IU-Tenerife, siempre más a la derecha que la dirección «regional», y siempre descontenta con su papel secundario en la organización. Ya lo intentó Joaquín Sagaseta y sus leales en el pasado, con las mismas cartas y los mismos contactos en la dirección estatal de IU, aunque, de momento, sin éxito.
Pero se van acercando las elecciones y esa vieja izquierda pequeñoburguesa, que ha venido pidiendo el voto para el PSOE sin ninguna recompensa (¡qué desagradecidos y cuánta lista de espera!), vuelve a intentar de nuevo el asalto a la franquicia. Todo depende del juego de equilibrios y las respectivas influencias de unos y otros en Madrid. Poco deciden los afiliados de IU en Canarias, porque en estos asuntos poco importa tener la mayoría o la minoría, sino tener el copyrigth.
La forma que adopta ahora ese asalto es el de una «Plataforma por el encuentro de los comunistas canarios» que dice pretender reconstruir el PCC (PCE), en «colaboración directa» con Asamblea por Tenerife y Otra Canarias es posible (plataforma en la que, «casualmente», Sagaseta y los suyos avalan el que se prohíba la presencia de partidos, específicamente los comunistas). Por supuesto, quedan descartados los comunistas organizados (PCPC y PRCC), ni falta que hace. Y aunque dicen que «la Plataforma no se constituye en un primer momento para competir en procesos electorales», dejan claro que si «con el tiempo consideran que están preparados y tienen capacidad para ello», darán la «batalla electoral».
Los comunistas no podemos sino ver con cierto humor ese combate por apoderarse de una marca socialdemócrata española, este «quítate tú para ponerme yo». Sinceramente, nos da igual que IU la lidere en nuestro país unos que otros. Constatamos, eso sí, la falta de programa y de rigor políticos, y la querencia sucursalista. Que para tan penosa maniobra electoral se envuelvan en la bandera comunista, viene a demostrar que el comunismo vuelve a estar de moda. Aunque tanto estropicio sea para terminar pactando con el PSOE.
Frente a esa batalla por el control de unas siglas, y frente al ambiguo llamado a personas que estén «ligadas de algún modo a la ideología marxista», los militantes del PRCC consideramos un objetivo irrenunciable la unificación de los comunistas (es decir, de los revolucionarios marxista-leninistas), partiendo de la base de la unidad en la agitación y en las movilizaciones, así como del debate franco y riguroso sobre el camino de Canarias al socialismo. Ah, y sin urgencias electorales.
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