Según informaba el periódico La Provincia este pasado domingo, el gobierno metropolitano, a través de su Ministerio de Defensa, impone silencio a las familias de los soldados canarios enrolados en el ejército español y destinados a la guerra de Afganistán.
Esta es la razón por la que la mayor parte de los familiares pidieron al periódico que silenciara sus nombres, ya que «si nos identificamos podemos perjudicar a nuestros hijos, maridos o hermanos. Enseguida les llaman la atención y los amenazan con arrestarlos o aplicarles el reglamento militar. Bastante tienen ya de estar en una guerra, de permanecer en tensión las 24 horas del día, para que encima los castiguen».
Unos familiares atemorizados que explican que «por eso debemos ser muy prudentes, aunque nadie nos puede suavizar el sufrimiento permanente que vivimos. Si ellos pudieran hablar libremente y contar lo que están viviendo allá…. pero eso no es posible».
La información que les llega es mínima, ya que el Ministerio de Defensa español impide a los militares narrar los detalles de su estancia en Herat, Kabul o Qala-i Nau cuando se comunican con sus familias.
Unas familias a las que también tienen aterradas las declaraciones del secretario de Estado de Defensa español, Constantino Méndez, que anunció el incremento de efectivos militares españoles en Afganistán. «Todo esto es una tortura para nosotros, que tenemos hijos en el Ejército. Y más cruel es que te enteres poco después de la muerte de un soldado de los nuestros».
El retorno del actual remplazo las tropas españolas también mantiene en vilo a estas familias. Sus hijos les comunican que aterrizarán en el aeropuerto de Fuerteventura el próximo día 3 de noviembre, después el 9 y, por último, el 16.
«Es un sufrimiento permanente, un auténtico tormento que ni siquiera sepas ya con exactitud cuándo regresan. No entiendo por qué no son transparentes y nos confirman cuándo los tendremos aquí, de donde nunca debieron partir a una guerra».
De los 1.400 efectivos del ejército español en la ocupación de Afganistán, casi mil son canarios. El Archipiélago canario, con un 30% de paro, duplica la media estatal.
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