Juan Rafael Lorenzo
Miembro del Comité Nacional del Partido Comunista del Pueblo Canario (PCPC)
Juan García Suárez “El Corredera” (1913 – 1959) fue asesinado a garrote vil por el franquismo hace 50 años. Este 19 de octubre se cumple medio siglo de aquel crimen que sacudió a la sociedad canaria.
El Corredera, en julio de 1936, era un joven vinculado a la organización del Partido Comunista en Telde, municipio de la isla de Gran Canaria. Como tal, participó en las acciones de defensa de la República y de resistencia al golpe de Estado encabezado por el General Franco. Una de esas acciones fue el intento de eliminar a Franco mediante una emboscada en un túnel de la vieja carretera que unía la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria con el aeropuerto. Corredera estaba en el grupo armado que esperaba a Franco en el túnel de La Laja. Bien por la alerta de los servicios militares de información, bien por tener conciencia del estado de determinación que impulsaba a los sectores republicanos más esclarecidos, Franco hace el viaje hacia el aeropuerto por mar, eludiendo la emboscada preparada. Sin duda, en esa participación está una de las razones para que fuera tan tenazmente perseguido durante dos décadas.
La rápida consolidación de los golpistas desata una represión sistemática contra toda la izquierda: asesinatos, encarcelamientos, palizas y todo tipo de ensañamiento y represalias contra el pueblo. Compañeros muy cercanos a El Corredera, miembros del Club de Lucha Canaria, son tirados a la Sima de Jinámar (cueva volcánica de formación vertical a la que fueron lanzados decenas de republicanos por las hordas franco-falangistas –el luchador Florido, al ser empujado, pudo agarrar a dos falangistas, que murieron con él en el fondo de la Sima). En esa situación, Juan García pasa a vivir escondido, moviéndose por distintas partes de la isla para burlar la persecución a que es sometido por falangistas, guardia civil, policía y militares de la dictadura.
Pasado el primer período de persecución, Corredera se traslada clandestinamente a la capital de la isla, donde trabaja, bajo otro nombre, durante siete años en una empresa de conservación de pescado. En este período integra el equipo del Partido encargado de proteger y conservar la máquina de propaganda. Furtivamente, mantiene contacto con su familia y amistades en Telde. Así, conoce los abusos y represalias que los franquistas cometen contra sus familiares (principalmente, contra su madre y hermanas), a quienes visitan con frecuencia en horas de la madrugada. Rebelde y digno, busca al principal responsable, un carnicero falangista, y lo mata a tiros.
Es importante destacar que Juan García estuvo 22 años sin poder ser capturado por los esbirros de la dictadura. Protegido por el pueblo, representó sus ansias de libertad y justicia, luchando para acabar con el franquismo. El aprecio y complicidad del pueblo se mostró en la manifestación de más de 5.000 personas ante el juzgado el día del juicio civil para defender la vida de Juan García. Esa movilización -inmensa teniendo en cuenta la feroz represión franquista- hizo que muchas personas se incorporaran a la lucha por la libertad. El asesinato de Corredera marca un antes y un después del franquismo en Canarias. El rechazo a la dictadura se extendió rápidamente entre importantes sectores juveniles, obreros y de capas medias.
En los meses siguientes nació el Movimiento Canarias Libre, creado por algunas de las personas que más bregaron para impedir el asesinato de Corredera. Bastantes de sus miembros, detenidos y condenados a prisión, ingresaron en el Partido Comunista durante su estancia en la cárcel, como es el caso de Andrés Alvarado Janina y Fernando Sagaseta, que luego fueran dirigentes comunistas. Era la semilla de libertad, justicia y revolución sembrada por Juan García.