Pedro Brenes
Es de agradecer, teniendo en cuenta la cantidad de energúmenos sectarios que pululan en los medios digitales y en los foros más o menos de izquierda, el tono crítico y respetuoso de este compañero. Por eso se merece una respuesta a sus interesantes comentarios en relación a mi artículo sobre la manifestación del 24 de octubre en La Laguna.
El primer argumento de nuestro compañero para contradecir las afirmaciones y las críticas que hacemos en el trabajo titulado ¿A qué espera la «izquierda nacional canaria» para desmarcarse del fascismo independentista?, es el texto del Manifiesto distribuido por los organizadores.
Por supuesto que lo hemos leído. Y se trata, en nuestra opinión, de una declaración genérica, inconcreta y vagamente reivindicativa, muy lejos de un programa o de la definición de un proyecto político para la liberación nacional de nuestro país.
Desde luego, incluye un párrafo sobre la unidad de todas las Islas, sin entrar en el fondo del asunto y cometiendo el gravísimo ¿error? de acusar del insularismo a «la derecha colonialista». Es decir que siguen sin querer ver y sin reconocer que quien realmente fomenta el insularismo y el pleito insular es la derecha nacionalista y, sobre todo, la extrema derecha independentista.
Pero en una manifestación lo esencial es la imagen pública que se da. Y lo cierto es y, desde luego, los hechos son más importantes que las palabras, que un conocido sindicalista que intentó denunciar el insularismo de El Día fue expulsado por la fuerza.
¿Y quién de las más de mil personas participantes salió en su defensa? ¿Y el servicio de orden de los organizadores, en sospechosa «coordinación con la policía local de La Laguna»? ¿Hizo algo para que se respetara el derecho democrático del sindicalista a denunciar la línea editorial divisionista de El Día?
Nadie defendió la libertad ni los derechos democráticos elementales de este compañero. Al contrario, después de espetarle que aquello no era una «manifestación libre», lo expulsaron por la fuerza.
Y la mejor prueba del talante antidemocrático de la manifestación es que el propio Dailos González lo justifica diciendo que «Y en cuanto a la cuestión de una única pancarta, esta estaba destinada a evitar enfrentamientos y que ninguna organización se atribuyera en solitario la convocatoria de la manifestación«.
Esta frase es una verdadera joya. ¿Para evitar enfrentamientos entre quiénes? Evidentemente entre demócratas unitarios y fascistas divisionistas, lo que no es más que una forma de proteger a la extrema derecha de los Concepción y compañía de los ataques y las denuncias de los antifascistas.
¿Y qué organización pretendía «atribuirse en solitario la convocatoria»? Ninguna, puesto que la pancarta no llevaba la firma, como todos hemos podido comprobar, de ninguna organización.
Conclusión: todos los que aceptaron pasivamente la expulsión del sindicalista y los que disculpan, de una u otra manera, este acto fascista y antidemocrático, toleran la línea editorial de El Día y la política derechista y antipopular de los grupos asociados a ella o, al menos, no creen necesario desmarcarse claramente de la extrema derecha soberanista.
Se consideran socialistas o, incluso, comunistas y, según parece, no ven la necesidad de denunciar al fascismo independentista. Y por ello eluden responder a la pregunta directa que se les hace en mi artículo sobre cuándo se van a desmarcar de ese sector y de esa opción política antiobrera, antipopular y anticomunista que está presente, desde hace mucho tiempo, en el independentismo canario.
E intentan escabullirse con subterfugios ridículos y tergiversaciones infantiles pretendiendo que supuestamente se les ha pedido que se desmarquen de un determinado periódico diario.
Nadie les ha preguntado esa tontería. Lo que como demócratas y revolucionarios tenemos derecho a exigirles es que rompan todo tipo de relación con la extrema derecha soberanista y denuncien claramente y sin ambigüedades políticas su existencia, sus maniobras y el peligro mortal que representa para los intereses de la clase obrera y de todos los trabajadores de Canarias.
¿Y qué significa eso de «español el que no bote»? ¿Acaso el pueblo trabajador español es nuestro enemigo? ¿No es esto racismo? ¿Alguien gritó «banquero el que no bote» o «capitalista explotador (español o canario) el que no bote»? ¿Qué clase de «izquierda» es ésta? ¿Acaso no se distingue la izquierda por su espíritu internacionalista y la defensa de la unidad de todos los trabajadores independientemente de su nacionalidad?
Y en cuanto a quién organizó la manifestación, resulta de una patética ingenuidad no ver la mano del equipo Rodríguez-Cubillo detrás de la convocatoria formal de las Juventudes del CNC, es decir la gente de Cubillo, y tras el empeño de prohibir las siglas de los partidos, sindicatos y colectivos antiimperialistas de Canarias.
Todo esto, aunque a algunos les parezca «una simple anécdota», es de una relevancia vital para la configuración de un movimiento de liberación nacional canario, articulado sobre un frente popular para la creación revolucionaria de la República Socialista Canaria anticapitalista y antiimperialista. Objetivo imposible de alcanzar sin desmarcarse, denunciar y combatir al fascismo independentista.
Y que nadie se haga ilusiones. Los comunistas nunca participaremos en ningún acto o manifestación donde se nos prohíba identificarnos como tales. Sólo acudiremos a las convocatorias democráticas y verdaderamente unitarias, enarbolando orgullosamente nuestras banderas rojas y con nuestras consignas antifascistas, internacionalistas, antiimperialistas y defensoras de los intereses de la clase obrera de Canarias y también, por supuesto, de los derechos y libertades de todos los trabajadores y de todos los pueblos del mundo.
Saludos revolucionarios.
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