Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

Educación: luchar, y luchar con decisión

In Actualidad, Educación, Laboral on 9 noviembre, 2009 at 0:01

MANIFESTACIîN CONTRA LA ELIMINACIîN DE LAS LISTAS DE INTERINOS EEsta vez no se trata sólo de reivindicar mejoras salariales, como en el caso de la homologación salarial de los profesores al resto de trabajadores de la Comunidad Autónoma Canaria (CAC). Ahora se trata de salvar puestos de trabajo y no verse en la calle. La orden que tramita el gobierno autonómico, que modifica la conformación de las listas de interinos y sustitutos de las distintas consejerías de la CAC es, pura y simplemente, la fórmula para el despido masivo de trabajadores, especialmente en Educación y Sanidad. Se trata de recortar el gasto en salarios a toda costa, tanto poniendo menos profesores en las aulas y menos médicos en la sanidad pública, liquidando el pacto de estabilidad, como introduciendo a trabajadores sin experiencia y ahorrando en trienios.

Por si fuera poco, el consejero de Economía y vicepresidente del gobierno autonómico, José Manuel Soria, anuncia la ruptura unilateral del pacto de estabilidad, de forma que las profesoras y los profesores interinos y sustitutos que trabajaban todo el año van a dejar de hacerlo. A partir de 2010, trabajar 15 días y estar parados tres meses, por ejemplo. Soria lo deja claro: van a reducir el capítulo I de los presupuestos (gastos de personal) porque hay otras partidas que son «cuestiones que no pueden disminuirse bajo ningún concepto».

Ya se sabe: los amigos son lo primero. Y si les fue fácil derrotar al conjunto del profesorado, piensan que les va a ser más fácil doblegar a una parte, especialmente si esa parte es la más precaria. Si te pegan una patada y no resuellas, lo más probable es que te peguen dos, o tres.

No en vano el proyecto de Presupuestos de la CAC para 2010 presenta un sustancial recorte, precisamente, en Sanidad y Educación. En cambio, se mantienen todas aquellas partidas que dan lugar a corruptelas y al desvío de fondos públicos a manos privadas. No queda sino constatar el fracaso del modelo autonómico en Canarias, convertido en mera cueva de ladrones, hasta el extremo de robar a las trabajadoras y los trabajadores su medio de vida.

Tras cerrar ciclos en la Formación Profesional, mandando al paro a cientos de trabajadoras y trabajadores de la enseñanza, y mantener los centros bajo mínimos al no cubrir la mayor parte de las sustituciones del profesorado que está de baja por enfermedad, se va a la desregulación laboral eliminando los criterios de antigüedad y méritos con que durante treinta años se han confeccionado las listas de interinos y sustitutos (únicas sujetas a control sindical en toda la Función Pública Canaria).

La reordenación de las listas de interinos y sustitutos en base a la nota obtenida en unas oposiciones de más que dudosa objetividad -y en las que la propia Consejería reconoce «irregularidades»-, para volver a ser «reevaluado» y resituado en las listas en las siguientes oposiciones, sin tener en cuenta la experiencia, el trabajo acumulado y las condiciones de los enseñantes (que en muchos casos superan los 50 años de edad), es una medida absolutamente injusta y despótica, propia de las prácticas fascistas que imperan en el gobierno autonómico. Pero, además, es un ataque en la línea de flotación de la calidad de la enseñanza y de la educación públicas.

La lucha va a ser dura, porque el gobierno de la CAC está envalentonado por su victoria en el tema de la homologación. Tampoco lo tuvieron tan difícil, y algunas lecciones habrá que sacar de esa lucha. Por ejemplo, ¿para qué huelgas rotativas por islas en días diferentes y dispersos? ¿Acaso se trataba de no apretar demasiado? ¿Había otra cosa que no fuera la política de STEC-IC de mantener una pose radical pero, a la vez, sin hacer tambalear a la Consejería de los (sus) «compañeros» de CC? Tras desgastar el movimiento, qué fácil fue limpiarse los besos con aquello de que las trabajadoras y los trabajadores no estaban por seguir con la lucha.

Insistimos: esta vez está en juego el puesto de trabajo, el sustento de miles de familias. No basta con «hacer ver» que se lucha: hay que luchar en serio y con determinación. Esta batalla hay que ganarla. Y para ganarla hay que derrotar definitivamente la estrategia hipócrita de STEC-IC, cuyo principal objetivo es no molestar demasiado al gobierno de CC-PP, aún a costa de perder la lucha. Esta vez no pueden colar unas movilizaciones meramente formales y dispersas en fechas y en islas, lo que inevitablemente conduce al fracaso, por mucho que después disfracen este colaboracionismo de hecho con declaraciones rimbombantes.

Para vencer no bastan convocatorias mal hechas y peor anunciadas, como las del pasado 30 de octubre. No basta con hacer el teatro. No sirven huelgas salteadas e ineficaces, cuyo único resultado sea la merma de los salarios de los huelguistas. No sirve el «sindicalismo» entregado al enemigo como el de STEC-IC.

Pero tampoco se puede consentir otra vez una labor sindical burocrática, sentados cómodamente en el local sindical o convocando asambleas centralizadas en un solo punto, de forma que la mayoría no pueda asistir. Hasta la más pequeña movilización debe ser preparada concienzudamente, con tiempo, antelación, información y múltiples asambleas. Hay que mover el culo, compañeros.

La gravedad del asunto exige una campaña contundente de agitación y propaganda. Hay que visitar todos los centros, realizando asambleas en todos ellos. Hay que hablar con las trabajadoras y los trabajadores y escuchar lo que tienen que decir. Los «sindicatos» tienen que hacer gala de lo que dicen ser, y preparar una lucha a cara de perro. Ya está bien de contemplaciones y de paripés.

Y a los miles de trabajadoras y trabajadores afectados, claramente les decimos que vale más perder el sueldo de un mes o dos de huelga que perderlo del todo unos meses después. No confíen en salvarse cada uno por su cuenta: la mayoría quedará fuera. Y no esperen a que ni los sindicatos ni otros «mediadores» resuelvan el problema por ustedes.

Esta es una batalla muy dura. Si los sindicatos que hay no responden, no cabe la resignación y el fatalismo: organícense ustedes mismos, convoquen asambleas por su cuenta, movilícense. Y si luchan de verdad, si lo hacen con determinación, esa lucha va a generar múltiples apoyos y la solidaridad del resto de las trabajadoras y trabajadores de Canarias.

En la medida que podamos, los comunistas vamos a estar con ustedes en la batalla. Pero son ustedes mismos los que tienen que pelear por su puesto de trabajo y por la comida que llevan a casa, que en esto no hay suplentes.

Lo hemos dicho otras veces: lo que no se pelea no se gana. Y esta batalla hay que ganarla.


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