Ivan Pinheiro
Secretario General del Partido Comunista Brasileiro (PCB)
¡FUERA DE BRASIL CUALQUIER BASE NORTEAMERICANA!
La divulgación de la nota política del PCB “¡Fuera de Brasil cualquier base norteamericana!” cumplió el importante papel de llamar la atención sobre las negociaciones en curso entre Brasil y los Estados Unidos en el campo militar. Hasta entonces, el tema era sólo objeto de especulación en la prensa burguesa, sin que el gobierno brasileño diese al país cualquier información al respecto. Sólo después de que la noticia saliera a la luz los portavoces del gobierno y del PT comenzaron a pronunciarse.
Estos portavoces no niegan las conversaciones, ni tampoco la inminente firma del acuerdo. Usan la táctica de tratar de subestimar el entendimiento, para evitar la movilización de sectores antiimperialistas y preservar a Lula y a su candidata, en el único tema al que se aferran para tratar de caracterizar a su gobierno como de izquierdas: la política exterior.
Recurren a una discusión semántica sobre el concepto de base militar, insistiendo en que no es una base de tipo colombiano y que el acuerdo no prevé la presencia de tropas de EEUU en suelo brasileño.
Es obvio que no tiene sentido una yanqui militar clásica (con soldados armados y uniformados) en territorio brasileño o de cualquier otro país de Anérica del Sur, excepto en Colombia, con la insurgencia militar de las FARC, un Ejército del Pueblo, con miles de combatientes y casi 50 años de resistencia.
En los demás países de la región, el imperialismo no tiene que mantener soldados de guardia, pero sí bases de inteligencia y espionaje. En la mayoría de los casos, como Brasil, porque las clases dominantes no contrarían los intereses del imperialismo. Además, las tropas norteamericanas ya están alrededor de los mares de nuestro continente, armados hasta los dientes, una enorme base móvil llamada IV Flota, reactivada hace pocos años. Las tropas yanquis pueden ser transportados rápidamente, como fue el caso de Haití. Con el pretexto del terremoto, en 48 horas los Estados Unidos invadieron el país con más de 10.000 soldados, un número mayor que el total de tropas de la ONU, vergonzosamente comandadas por Brasil.
Por lo que averiguamos con responsabilidad, en consulta con diversas fuentes, incluyendo algunas de nuestras relaciones internacionales, la presencia militar norteamericana en Brasil será una importante base de inteligencia y espionaje, como algunas que ya existen en Paraguay (para la parte del Cono Sur), Perú (para la región andina) y El Salvador (para América Central). Bases que cobijan cientos de soldados de EEUU vestidos de civil y agentes de la CIA, que tienen como sus principales misiones las escuchas telefónicas y el control de todas las comunicaciones a través de Internet en las zonas de su jurisdicción.
El Pentágono, hoy en día, da prioridad a este tipo de bases como un nuevo sistema de control militar regional. Las llaman FOL (Forward Operación Location), centros de «movilidad estratégica» para las guerras relámpago, usando tropas aerotransportadas de despliegue rápido.
Hay indicios de que la base de inteligencia puede ser instalada cerca de Río de Janeiro, para crear un triángulo envolvente con bases de espionaje similares en Portugal y Florida. También hay indicios de que el poderoso ministro de Defensa de Lula, el infame Nelson Jobim, ya estaría en Washington para ultimar los detalles finales y posiblemente firmar el acuerdo. Es interesante subrayar que el asunto está siendo manejado por los Ministerios de Defensa de ambos países, y no por el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Sólo el presidente Lula pueden ahora impedir la firma de este absurdo acuerdo. Caso contrario, quedará una lucha en el Congreso Nacional por no ratificarlo. En vista de la gran mayoría burguesa en el parlamento brasileño, sólo la presión de la opinión pública puede revocar el acuerdo.
Quedan unos días para que el cuadro se vuelva más claro, pero mientras debemos movilizarnos a través de la más amplia denuncia de los acuerdos en marcha.
Río de Janeiro, 11 de abril 2010