Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

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Españolistas y traidores

In Actualidad, Laboral on 14 abril, 2010 at 0:01

Teodoro Santana

En un viejo chiste, un tipo vende a otro un caballo del que aseguraba tenía habilidades maravillosas: iba a por la compra, barría, fregaba, planchaba y hacía de comer. Al poco tiempo, el comprador vuelve a encontrarse con el vendedor e, indignado, le increpa a gritos recriminándole la basura de caballo que le había vendido, que ni barría, ni fregaba, ni nada de nada. A lo que el otro le responde: “Tú sigue así, que vas a vender pronto el caballo…”

Algunos compañeros se comportan como el comprador del caballo. Despotrican de nuestro pueblo (“¡este pueblo!”) al que acusan de no seguirles en sus auténticas, acertadísimas y “revolucionarias” posiciones. Reflejan así su propia incapacidad para ganarse la voluntad de la mayoría de los trabajadores. Pero, es evidente, con tal actitud  no van a conquistar ni el corazón ni la mente de nuestra gente.

El problema de tales actitudes, que son explicables –que no justificables– por décadas de retroceso, debilidad y aislamiento, es que persisten en el tiempo a pesar de que estemos ya en una fase histórica diferente. Marcada tanto por la brutal ofensiva contra el empleo y los derechos laborales que supone la crisis general del imperialismo capitalista, como por la necesidad, cada vez más sentida entre el conjunto de los trabajadores, de la unidad de acción de la clase obrera y de la izquierda anticapitalista.

Llega el 1º de mayo. Una fecha importante no sólo para las  trabajadoras y los trabajadores, sino también para la clase capitalista, pues en ella evalúan la capacidad de movilización y el estado de ánimo de la clase obrera. Evidentemente, corresponde dar una respuesta lo más amplia y unitaria posible, convirtiendo la fecha en una demostración de fuerza y de disposición a luchar de los trabajadores. Lo peor que podemos hacer es transmitir a los capitalistas –y a nuestra propia clase– una imagen de división y, en consecuencia, de debilidad.

Sin embargo, hay compañeros que siguen en clave de un periodo histórico que ya ha terminado y, por ello, insisten en mantener la división de la clase obrera en función de a qué sindicato se esté afiliado. Preocupados por lo difícil que es defender tal postura, nos reprochan amargamente que vayamos al 1º de mayo con “españolistas y traidores”, en referencia a CCOO y UGT.

Con respecto a lo de “españolistas”, poco hay que decir: los comunistas canarios no tenemos nada en contra de los trabajadores españoles. Bien al contrario: las trabajadoras y trabajadores de todos los países son nuestras hermanas y hermanos, parte de una misma clase mundial. Pero tampoco han reflexionado lo suficiente cuando obvian que los afiliados canarios a UGT y CCOO (y CoBas, y CGT, y CNT, y USO, y…) no son precisamente de Valladolid o Murcia. Salvo que quieran dar la razón a cierto “cantautor” que, como convocante de una reciente manifestación, aseguró que “los únicos canarios auténticos son los independentistas” (lo que por otra parte obligaría a algunos a expulsar al 99% de sus afiliados).

Con respecto al término “traidor”, no seremos nosotros los que les quitemos razón en lo que se refiere a las cúpulas de CCOO y UGT. Basta con entrar en la sección Movimiento Obrero de nuestra web para comprobar lo duras –y hasta feroces– que han sido nuestras críticas a esas cúpulas sindicales. Pero nosotros no estamos llamando a que las direcciones de todos los sindicatos se manifiesten juntas. Llamamos a que los trabajadores, independientemente del sindicato en que estén, se manifiesten juntos.

Claro que hay severas diferencias con las cúpulas de UGT y de CCOO. Pero, dado que ellos  mueven a la mayoría de los trabajadores que se movilizan, vamos a ir sin miedo a defender allí –y no “a salvo” en otra parte– nuestras posiciones y nuestras consignas. Precisamente porque queremos ganarnos a la mayoría y no nos conformamos con que las cosas queden como están, renunciando a ganar la voluntad y la inteligencia de los delegados y afiliados de las dos centrales mayoritarias. Ni más ni menos valentía pedimos al resto de organizaciones con influencia en el movimiento obrero.

Algunos contraponen “sindicalismo traidor” a “sindicalismo revolucionario”. Habría que decir que, si bien hay políticas sindicales de clara traición a la clase obrera, no existe en ningún lado un sindicalismo “revolucionario”. Por mucho que se nos llene la boca con la palabra, ni es tarea de los sindicatos la revolución, ni en ninguna parte la han hecho  lo que no son sino organizaciones, imprescindibles pero primarias, de pura lucha económica. Y lo mismo cabe decir del sindicalismo “independentista”.

Por muy radicales que sean los discursos de las direcciones de tal o cual central sindical, la realidad es que los trabajadores se afilian para tener una gestoría y un despacho de abogados que les resuelva sus conflictos cotidianos.

Bajo el fascismo, uno de los grandes aciertos de los comunistas fue meterse en el “sindicato” vertical. Ni CCOO ni UGT son fascistas –a pesar de algunas barbaridades que hemos llegado a oir–, ni pedimos a nadie que se afilie a estas centrales sindicales, ni respaldamos en absoluto las políticas de sus cúpulas. Por si no se ha terminado de entender: lo que queremos es que los trabajadores, sea cual sea nuestra afiliación sindical, nos manifestemos juntos el 1º de mayo.

Comprendemos, no obstante, que los reflejos de supervivencia basados en el atrincheramiento y en la defensa a ultranza del propio espacio sindical, hagan brotar los temores de no poder diferenciarse, de verse “contaminados” por las políticas sindicales aún mayoritarias. Pero estos temores, que pertenecen ya al pasado, tienen fácil solución: mantener a la clase obrera unida y diferenciar dentro de la marcha las distintas políticas sindicales (en bloques distintos).

Soluciones hay sin dividir a la clase obrera y desmovilizarla con convocatorias diferentes. Los compañeros que insisten en duplicar las convocatorias son lo suficientemente inteligentes para entenderlo. Les pedimos la capacidad de rectificación y la flexibilidad táctica para demostrarlo. Y contribuir al éxito de este próximo 1º de mayo, convirtiéndolo en más rojo, más unitario y más movilizador que nunca.



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