Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

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La hipocresía unitaria de los sectarios

In Actualidad, Laboral on 23 abril, 2010 at 0:01

Pedro Brenes
 

La nueva tendencia unitaria de la izquierda anticapitalista canaria ha alcanzado tal grado de desarrollo y de influencia, que hasta los más recalcitrantes sectarios y los más contumaces divisionistas se ven obligados a alinearse falsamente con la nueva mentalidad, conscientes de que la política de Unidad avanza rápidamente y se impone de manera progresiva e irreversible entre los luchadores del pueblo.

Y en este esfuerzo oportunista y camaleónico, y en el afán de conservar sus posiciones burocráticas y consolidar su propio feudo sindical excluyente, tratan por todos los medios de resistirse en sus actitudes primitivas y sectarias, empleando para ello los más absurdos y patéticos argumentos demagógicos, refugiándose obstinadamente en pretextos pueriles y en la búsqueda de culpables ajenos, acusando a otros de lo que no son más que sus propias intenciones.

Un ejemplo ilustrativo de esta pretensión de disfrazarse hipócritamente de «unitario» para seguir haciendo política sectaria y justificar sus actividades divisionistas, puede observarse en las declaraciones al digital San Borondón de Ignacio Rodríguez, portavoz de Intersindical Canaria, donde se lamenta amargamente porque, según él, la Unidad Sindical es imposible por culpa de «las prácticas de eliminación, aislamiento y hostigamiento» de Comisiones y de UGT.

Dice también que «no se puede seguir adelante con esa dosis de sectarismo y de autoritarismo con el resto de formaciones sindicales si se pretende conseguir algún día la unidad». Y a continuación afirma que «Intersindical ha promovido un llamamiento igual de amplio para la celebración del 1º de Mayo» pero que «la dificultad radica en el deterioro de las relaciones entre las organizaciones sindicales».

De esta manera expresa nuestro flamante unitario de toda la vida, su estrecha y mezquina concepción de la Unidad como un problema de «relaciones» entre burocracias rivales. Como si los trabajadores tuvieran alguna responsabilidad o ningún interés en las disputas rastreras entre las direcciones sindicales y en su feroz competencia por conseguir afiliados, cuotas, delegados, subvenciones y porcentajes de representatividad.

Más adelante señala que mientras los dos grandes sindicatos estatales «tratan de exterminar (sic) al resto de organizaciones», los pequeños sindicatos «donde se produce un sectarismo a la inversa», «han entendido que el espacio sindical que hay que disputar es el que ocupa Intersindical Canaria», por lo que «es entendible que no pueda producirse dicha unidad».

Como puede verse, en la cabeza del burócrata no cabe más que la lucha a muerte contra todos los demás chiringuitos sindicales, porque los grandes quieren «exterminarlos» y los pequeños pues… no se dejan exterminar por Intersindical.

Ante las declaraciones de Ignacio Rodríguez, cualquiera podría pensar que este sindicato se distingue por su firme política unitaria y por su lucha encarnizada contra el sectarismo. Pero nada más lejos de la realidad como demuestra, sin lugar a dudas, la carta que enviaron a los asistentes a una reciente asamblea unitaria, justificando su inasistencia y su rechazo a la unidad de la clase obrera en el Primero de Mayo, poniendo como excusa el proclamado carácter «nacionalista» (sea lo que sea que eso signifique) de su sindicato.

Por último, comenta Rodríguez que no está seguro de que valga la pena «hacer de tripas corazón» para acudir a la manifestación del Primero de Mayo con quienes, según sus propias palabras, no quieren reconocer «que Intersindical es el sindicato más implantado en las Islas».

Esto va de vísceras. Ellos son los mejores, los más implantados y los más unitarios. Pero como nadie se lo reconoce están muy enfadados y no pueden tener buenas relaciones con ninguno de ellos. Ni grandes ni chicos. Y no están dispuestos ¡faltaría más! a hacer «de tripas corazón».

Así, ellos mismos, intentando justificarse, se delatan como sectarios ciegos y cerriles que, despreciando el interés y la necesidad que los trabajadores tienen de unirse y fortalecerse frente a la brutal ofensiva de la patronal, siguen jugando a las disputas sórdidas y cicateras entre montajes sindicales burocratizados.

Y, en el colmo de la indignidad oportunista y de la miseria electoralista, el grupo reunido en torno al abogado laboralista «independiente» Quino Sagaseta, pretende utilizar la celebración del Día Internacional de la Clase Obrera para montar un nuevo acto de su precampaña electoral, ya iniciada con la «Carta Obrera» y la «Marcha Obrera». Y que, según su portavoz Meri Pita, tienen previsto continuar según un calendario que incluye el treinta de Mayo y otras efemérides.

Este grupo, dedicado a promocionar su proyecto electoral de «Otra Canarias es posible», no duda en boicotear la presencia unitaria de los trabajadores y en despreciar la necesaria imagen de unidad y de fuerza frente a la ofensiva de la patronal en el Primero de Mayo, utilizando pretextos falsos y absurdas exigencias centradas en que se conceda a su jefe el protagonismo exclusivo de la manifestación que, sin tener derecho ni haber sido acordado con el resto de los convocantes, acaparó por su cuenta el año pasado.

En estos niveles de pobreza oportunista y de electoralismo vulgar se mueven algunos todavía. Y, mientras estas bajezas ocupan las mentes de los intelectuales pequeñoburgueses y de los burócratas sindicales, a quienes traen sin cuidado los intereses generales de la clase obrera, las colas del paro no dejan de crecer.


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