Tras haber madurado el proceso unitario de los comunistas canarios, hasta refrendarse esta tendencia como la única opción y alternativa posible de los revolucionarios frente a la crisis económica capitalista y la ofensiva antiobrera, es una necesidad imperiosa extender ahora esa experiencia exitosa a la juventud comunista.
Si ya había en el ámbito laboral y estudiantil, entre otros, multitud de deficiencias, problemas y carencias para la mayoría de los jóvenes trabajadores y estudiantes, con la explosión de la crisis capitalista hace dos años, y las medidas que se van a tomar para salvar los muebles de los ricos a costa de los trabajadores en los tiempos venideros, se multiplicarán las dificultades de la juventud para encontrar un empleo digno y estable, acceder a estudios superiores, emanciparse, etc. Por lo tanto, se multiplicarán también las razones para organizar la resistencia frente a las políticas capitalistas y plantear nuestras propias alternativas al actual modelo.
Los comunistas, en este escenario, tenemos que asumir una responsabilidad especial porque, como destacamento juvenil militante, activo y consciente, tenemos que ser los encargados de crear espacios de confluencia e impulsar actividades políticas para revolucionar a toda esa capa de la sociedad crítica, progresista y anticapitalista que se encuentra dispersa y desmoralizada, e incorporarla a la lucha política por nuestros objetivos e intereses más inmediatos y más a largo plazo.
Debemos situarnos a la cabeza del movimiento juvenil, porque ya está bien de continuar absolutamente desarmados, desorganizados y en desbandada. Nuestra experiencia y actitud comunista militante tenemos que trasladarla al espectro juvenil y pensar en las amplias masas. Trabajando poco a poco, pacientemente, marcándonos en un principio objetivos alcanzables y modestos, pero sin ignorar la perspectiva.
Y en esta batalla no estamos solos. Contamos con el resto de jóvenes que participan en distintas agrupaciones partidarias o juveniles que ideológicamente son nuestros más cercanos aliados. Ya basta, también, de sectarismo y aislamiento entre compañeros y compañeras anticapitalistas en el campo político juvenil. Es hora de derribar los muros que nos separan artificiosamente, y exhibir nuestra madurez política. Es hora de recuperar a todos los camaradas que, por una razón u otra, abandonaron la militancia y participación en la actividad política, y recuperarlos en un momento histórico importantísimo.
Es en esos dos puntos donde debe centrarse actualmente nuestra tarea: en la unidad de acción comunista, y en la concurrencia con nuestros aliados. Porque, si bien es cierto que es necesario desde hace mucho tiempo afrontar esta responsabilidad, ahora la urgencia nos exige más que nunca que estemos a la altura de las circunstancias. Ya no vale echar la culpa a los jóvenes “que están embebidos por el capitalismo”, tenemos que demostrar nosotros primero que somos capaces de apechugar como nos corresponde.
Con la proposición de la patronal sobre la mesa de imponer un contrato para jóvenes que incluya el despido gratuito; con la mayor tasa de paro juvenil de todo el Estado con casi un 50%; con más del 80% de los jóvenes parados sin titulación; con la implantación del Plan Bolonia, que transformará el pésimo sistema educativo vigente hasta ahora en un modelo mercantil, elitista, tecnicista y de peor nivel; con un fracaso escolar que el último año llegó a los 5.000 alumnos que abandonaron la enseñanza secundaria obligatoria; y con el último dato del Observatorio Joven de España del segundo trimestre del 2009 de que los ingresos mínimos para adquirir una vivienda libre que tendría que tener un joven canario es de 2.283 euros netos, se pone de manifiesto que la juventud canaria no tiene derecho ni posibilidad ninguna de obtener un trabajo, estudiar y comprar una casa, que son los requisitos mínimos e indispensables para un desarrollo vital decente. Y que el sistema capitalista del que forma parte el Estado español como país de tercera, nos aboca a la ruina.
Por lo tanto, seamos consecuentes y, sin dejar de reforzar nuestro proyecto político (es más, fortaleciéndolo ahora más que nunca) volquémonos en el trabajo político orientado hacia la juventud y su problemática, para agrupar a los jóvenes más avanzados, con el fin de resistir de la forma más preparada posible y hacer que nuestras alternativas penetren en los estratos juveniles populares.