No es que en realidad los gitanos supongan un problema para gobiernos como el italiano o el francés, como no lo suponían para la Alemania hitleriana (tampoco lo eran los judíos). Más bien son una solución: la forma de desviar los temores y la atención practicando la vieja política de divide et impera.
Un divide y vencerás que les viene como anillo al dedo en la época de la crisis agónica del capitalismo. Nada mejor que fraccionar a los trabajadores entre esos “privilegiados” con empleo frente a los millones de parados. Y encima van a ir a la huelga a defender sus prebendas, “olvidándose” de ser “solidarios” con los desempleados.
Y qué decir de los funcionarios, esos gordos acomodados que reciben un sabroso sueldo por no hacer otra cosa que ir a estupendos despachos a leer el periódico. Sí, tal propaganda es simplona, pero se trata precisamente de dirigirla a los que menos razonan (o a los que se quiere que no razonen).
Cristianos contra musulmanes. Hispanohablantes contra quienes hablan otros idiomas. ¡Hasta contra catalanes, enanos, que no hablan castellano! E hispanohablantes con acento “correcto”, españolísimo, contra hispanohablantes con acentos “raros”, que nos tienen invadidos y no puede salir uno a la calle…
Trabajadores parados contra trabajadores con empleo, aunque sea con los salarios más bajos de la Unión Europea. Trabajadores del sector privado contra trabajadores del sector público. Y todos contra los inmigrantes: ecuatorianos, nigerianos, senegaleses, chinos, rumanos… Que no es que seamos racistas, oye, sino que se tienen que “integrar” y cumplir con nuestras leyes. Cosa que, por lo visto, no es aplicable a los “nacionales”, que son buenos por definición.
Aún más: dividámoslos según a que sindicato estén afiliados. USO buenos. UGT y CCOO malos, que estos años atrás han estado pactando con nosotros en vez de defenderlos a ustedes: ¡como se van a fiar ahora de ellos! A lo Groucho Marx: ni yo mismo me fiaría de un tipo que ha pactado conmigo, cómo será la cosa. Y más: trabajadores “patriotas” contra trabajadores “españolistas”, con contrato indefinido contra eventuales, y así hasta la náusea.
Estos catequistas de la derecha recuerdan la fábula de Samaniego sobre el perro y el cocodrilo: “Bebiendo un Perro en el Nilo, / al mismo tiempo corría. / «Bebe quieto», le decía / un taimado Cocodrilo. / Díjole el Perro prudente: / «Dañoso es beber y andar; / pero ¿es sano el aguardar / a que me claves el diente?» / ¡Oh qué docto Perro viejo! / Yo venero su sentir / en esto de no seguir / del enemigo el consejo”. Triste cosa, en efecto, que los capitalistas y sus lacayos a sueldo nos aconsejen a los asalariados sobre qué sindicatos nos vienen bien, o si nos conviene o no ir a la Huelga General.
Y esto no es nada. Preparémonos para la siguiente división: los trabajadores buenos, serios y “responsables” que “ejercieron su derecho a trabajar (así, sin reírse ni nada) y los revoltosos irresponsables que se lo dificultan con algaradas y piquetes. No te digo nada si en el piquete hay algún gitano. Pero claro, qué podemos esperar de ellos y su propaganda.
Y cuando digo ellos me refiero al Banco Santander, al BBVA, a Endesa, a Telefónica, a FCC, a Volkswagen, a Monsanto, a British Petroleum, a Fenosa, a sus servidores del PSOE, del PP… Porque nosotros somos Manolo, Safiya, Carmen, María, Antonio, Bao, Rocío, Yeray, Bavol, Guacimara, Kingsley, Mohamed, Jonathan… Uno mismo, porque yo también soy gitano (pobre), y sudaca (pobre) y subsahariano (pobre) , y magrebí (pobre), y chino (pobre), y afgano (pobre). Incluso canario (pobre), no les digo más. Un paria, vamos. Y encima huelguista, por si fuera poco.
Fascistiza e impera. Que vienen tiempos difíciles y el proletariado se nos puede subir a las barbas. O al Registro de la Propiedad, y eso no se puede consentir: primero el Fin del Mundo. De su mundo, o sea.