Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

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Seis manifestantes muertos a manos de la policía en Omán

In Actualidad, Represión on 28 febrero, 2011 at 15:46

Las protestas democráticas se extiende al sultanato de Omán, en el Golfo Pérsico. Manifestantes omaníes que demandan reformas políticas bloquearon este lunes una carretera que va hacia el principal puerto exportador y refinería del país. La represión policíaca ha provocado la muerte de seis personas.

Cientos de manifestantes bloquearon la entrada a la zona industrial de la ciudad costera de Sohar, que incluye un puerto, una refinería y una fábrica de aluminio. Obligaron a replegarse a cuatro vehículos militares que habían estado observando la escena.

«Queremos ver que el beneficio de nuestra riqueza petrolera sea distribuido de forma equitativa entre la población«, gritó un manifestante con un altavoz cerca del puerto. «Queremos ver menos inmigrantes en Omán para que haya más empleos para los omaníes«, declaró.

Los disturbios en Sohar, el principal centro industrial de Omán, fue un inusual choque en el sultanato normalmente adormecido que ha sido administrado durante cuatro décadas por el sultán Qaboos bin Said, y se produce tras una ola de protestas a favor de la democracia en el mundo árabe.

En un intento por calmar las tensiones, el Gobierno de Omán prometió el domingo crear nuevos empleos y entregar beneficios a los desempleados.

Un importante supermercado de Sohar estaba en llamas el lunes después de haber sido saqueado.

Los manifestantes irrumpieron el domingo en la estación de policía de la ciudad para tratar de liberar a detenidos, antes de incendiarla. También prendieron fuego a dos oficinas estatales.

Además de protestas en las afueras de la zona industrial, también había disturbios en la rotonda Globe, con manifestantes enojados después de que la policía abrió fuego el domingo para afrontar a activistas que les lanzaban piedras, exigiendo reformas políticas, más empleos y mejores salarios.

Un grafiti pintado en una estatua decía: «La gente tiene hambre«. Otro mensaje se leía: «No a la opresión al pueblo«.

Cerca, las aceras estaban llenas de vidrios rotos de ventanas. Soldados omaníes fueron desplegados en la ciudad, pero no estaban interviniendo para dispersar a los manifestantes.

«No hay trabajo, no hay libertad de opinión. La gente está harta y quiere dinero. La gente quiere terminar con la corrupción«, dijo a la prensa extranjera Ali al-Mazroui, un joven desempleado de 30 años.

El tráfico naviero y las exportaciones de productos refinados de crudo desde el puerto de Sohar, que envía 160.000 barriles por día de una serie de productos, continuaban a pesar de que el flujo de camiones hacia el puerto estaba bloqueado, dijo una portavoz del gobierno.

«Es verdad que los manifestantes están llevando adelante una protesta sin violencia«, dijo la portavoz. «El tráfico naviero de salida e ingreso no ha sido afectado por el momento«, aseveró.

Un médico en el principal hospital de Sohar dijo que la cifra de muertos se había elevado a seis.

Testigos señalaron previamente que había dos fallecidos y un funcionario del Gobierno sostuvo que una persona pereció en los choques del domingo. Algunos dijeron que la policía disparó municiones reales, mientras que otros vieron balas de goma.


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La movilización popular provoca la caída del primer ministro interino de Túnez

In Actualidad, África on 28 febrero, 2011 at 1:08

El presidente interino de Túnez, Fuad Mebaza, ha nombrado nuevo primer ministro a Beyi Said Essebsi, de 84 años, antiguo decano del Colegio de Abogados del país, en sustitución de Mohamed Ghanuchi, quien había sido miembro del gobierno de la dictadira desde 1999, y que dimitió este domingo tras diez años en el cargo y que permanecía al frente del Ejecutivo de transición que se formó tras la salida del poder del presidente Zine El Abidín Ben Alí, el pasado 14 de enero.

Beji Caid-Essebsi desempeñó el papel de ministro de Relaciones Exteriores, de 1980 a 1986, durante el gobierno del expresidente Habib Bourguiba, considerado el «padre» de la independencia tunecina, fue derrocado por Ben Ali en 1987.

Sin embargo, el portavoz del principal sindicato, la Unión General de los Trabajadores Tunecinos (UGTT), manifestó en una canal privado de televisión que no reconocía a Essebsi como primer ministro, dado que el presidente interino del país había decidido su nombramiento de manera unilateral y sin contar con el resto de las fuerzas políticas y sociales de Túnez.

Ghanuchi se ha visto forzafo a dimitir por las movilizaciones populares que exigen la liberación de los presos políticos, todavía en las cárceles de la dictadura, y la garantía de que las futuras elecciones serán libres y justas.

Desde la mañana de este domingo, la policía lanzó gases lacrimógenos e hizo disparos de fuego real contra manifestantes que pedía un nuevo gobierno y una nueva Constitución. Pese a la prohibición de circular para personas y automóviles, vigente desde este sábado en la céntrica avenida Habib Burguiba, decenas de miles de tunecinos habían tomado la principal arteria de la capital y sus calles adyacentes.

El viernes y sábado, los manifestantes contra el gobierno realizaron manifestaciones para pedir la dimisión de Ghanuchi, en las que murieron cinco personas a manos de la policía.


Si lloviera petróleo

In Actualidad, Economía on 28 febrero, 2011 at 0:01

Katia Monteagudo


La era de los hidrocarburos comienza a declinar, pero el mundo sigue girando como si en la tierra lloviera petróleo.  El crudo abundante y fácil de extraer no es la norma, y muchas voces alertan sobre la pronta llegada del día en que los combustibles fósiles dejarán de ser la locomotora del planeta. Hoy el barril supera, como promedio, los cien dólares, y los pronósticos no resultan halagüeños, como consecuencia de las explosiones sociales en países del Medio Oriente y el norte africano, donde se bombea un tercio del crudo mundial.

El oro negro barato quedó atrás, insiste Fatih Birol, el economista en jefe de la Agencia Internacional de Energía.

En lo adelante la oferta será cada vez más cara -dice-, concentrada en las naciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que aportarán dentro de 25 años más de la mitad del suministro mundial.

Aunque aún no hay consenso de cuándo ocurrirá con exactitud el publicitado y temido pico petrolero, sí está demostrado que la producción global está a punto de llegar a ese cénit, para luego estancarse y declinar definitivamente.

Según el UK Energy Research Centre es muy probable que eso suceda antes de 2030, con un riesgo significativo de acontecer entre el 2015 y el 2020.

Por su parte, el Departamento de Ingeniería del Petróleo, de la Universidad de Kuwait, estima que en el 2014 el crudo tocará su máximo productivo, aunque en los países miembros de la OPEP esta cima se alcanzará en el 2026.

En este grupo se concentran hoy las tres cuartas partes de las reservas mundiales de hidrocarburos, que están agotándose a un ritmo anual del 2,1 por ciento, según los análisis kuwaitíes.

Los estudios sobre el cénit del petróleo coinciden en que habrá mayores precios en lo adelante para cada barril, y por ende superiores costes en todo lo que dependa de estos.

Para mantener una sociedad de tipo industrializado como la actual, según cálculos de la Universidad norteamericana de Boston, se necesita obtener un rendimiento de cinco barriles por cada barril equivalente consumido en la extracción.

Hoy esa tasa ronda los 10 por uno, y seguirá cayendo por la dependencia en ascenso de los crudos nos convencionales, como los obtenidos en la minería a cielo abierto o costa afuera.

Sin embargo, la era petrolera perdurará unos cien años más a lo sumo, extrayendo incluso desde las aguas profundas, las arenas bituminosas y hasta del mismísimo Océano Ártico.

Para los expertos hoy lo menos importante es la fecha exacta del último día de la dinastía petrolera.

Lo más crítico, a su entender, es que ese final resulta un hecho irreversible en términos históricos y sus consecuencias serán desastrosas para toda la actividad humana en el planeta, si no se adecua.

El impacto podría ser mayor para el transporte, que consume casi el total de los derivados, la generación de electricidad y sobre todo para la agricultura y los alimentos.

Un buey de 567 kilogramos en los Estados Unidos, según la revista National Geographic, necesita para su crianza mil 71 litros de crudo. A nivel global cada kilo de esta carne requiere 6,25 litros de combustible fósil.

Solo la ganadería demanda una larga lista de insumos, como gasóleo para la maquinaria y los sistemas de bombeo e irrigación; herbicidas y plásticos elaborados por la industria petroquímica; fertilizantes derivados del gas natural, entre otros productos.

A estos gastos se añaden los que deben llegar a las granjas, transportados por camiones desde cientos o miles de kilómetros, incluyendo los piensos industriales para la ceba animal.

La conexión petróleo-alimentos ha hecho afirmar a más de un experto que la era de los comestibles baratos también ha llegado a su fin.

Los costos de producción y los precios de los alimentos han escalado a tal punto que con un dólar se compra hoy un tercio menos que un año atrás.

Una persona en Nigeria, según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, gasta el 73 por ciento de sus ingresos en comida; en Viet Nam el 65, y en Indonesia el 50.

Esta situación se agudiza con más velocidad en la medida que el área cultivable también se destina a los agrocombustibles y el cambio climático disminuye los rendimientos, vía sequías o inundaciones, y son más los estómagos a llenar.

Miguel A. Altiere, profesor de la University of California, Berkeley, y miembro de la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología, afirma que sobre el actual modelo agroalimentario recaerán las repercusiones más graves del cénit petrolero.

Se debe, afirma, por dos factores principales: la forma de producción y la de distribución/comercialización.

Si el mundo no abandona este barco, se hundirá y arrastrará a toda su población, al hacerse imposible lograr alimentos por el habitual sistema petrodependiente industrializado.

Lo sensato es cambiar ahora que todavía estamos a tiempo, aseguran muchas voces, y fomentar paradigmas alternativos de desarrollo agrícola para sacarle frutos a la tierra de manera ecológica, sustentable y socialmente justa, así llueva otra vez petróleo.


(*) Katia Monteagudo es redactora de Temas Globales de Prensa Latina.


Lo que une a Tahrir con Madison

In Actualidad on 28 febrero, 2011 at 0:00

Ángel Guerra Cabrera

No es una extrapolación caprichosa de los activistas en los dos lugares comparar a la plaza del Capitolio en Madison, capital de Wisconsin, en Estados Unidos, con la Plaza Tahrir, de El Cairo. Las une mucho más de lo que las separa: la identidad universal del ser humano, el amor a la libertad, el ansia de justicia social y democracia, los derechos de los trabajadores, la solidaridad entre los que luchan no importa dónde.

El ingeniero Muhammad Saladin Nusair levantó una pancarta en la Plaza Tahrir, ya famosa entre los manifestantes de Madison, que decía: Egipto apoya a los trabajadores de Winsconsin-un mundo, un dolor. En Winsconsin se enarbolan estas: De Egipto a Winsconsin nos levantamos; gobernador Walker, nuestro Mubarak.

Cuenta la luchadora estadunidense Medea Benjamin, que luego de informar a los estudiantes que ocupan junto a los trabajadores el Capitolio de Madison sobre las prácticas que observó en la Plaza Tahrir, comprobó al día siguiente que al igual que en esta, los de Madison limpiaban hasta dejar relucientes los pisos de mármol de la Legislatura estatal. Aprendemos rápido, le dijo una estudiante.

En la plaza Tahrir continúa la lucha por la liberación de Egipto, que es mucho más que la salida de Mubarak, el viernes después de la oración la veremos llenarse de nuevo. En Madison los trabajadores del sector público del estado de Wisconsin pugnan por impedir la aprobación por la legislatura estatal con mayoría republicana de una iniciativa de ley del gobernador Scott Walker (del Tea Party) que suprimiría el derecho del sindicato de empleados públicos a la negociación del contrato colectivo de trabajo salvo en cuanto a salarios, y recortaría sus sueldos y pensiones.

Anteriormente Walker disminuyó los impuestos a los ricos y corporaciones privando a las arcas públicas de ese sustancial ingreso y ahora pretende cubrir el déficit a costa de suprimir miles de puestos de trabajo y de aumentar las contribuciones a la salud y al retiro de los maestros, médicos y enfermeras, trabajadores de salubridad, policías y bomberos. Amenaza, además, con usar la Guardia Nacional si los sindicatos ponen obstáculos a su iniciativa.

El atropello que intenta el gobernador ha levantado una ola de solidaridad y movilización de los estudiantes universitarios, de secundaria y preparatoria, trabajadores del sector privado, organizaciones religiosas y comunitarias en casi todos los distritos de Wisconsin y luego se ha ido extendiendo a todo el país.

Este estado, con antiguas tradiciones progresistas y el primero donde el sindicato de empleados públicos ganó el derecho a la negociación colectiva en 1959, ha visto, como muchos otros en los últimos años, esfumarse el american dream: cierre de miles de empresas, alargamiento de la jornada laboral, aumento imparable del desempleo, empeoramiento de las condiciones de vida de la mayoría y la reducción a la nada de las expectativas de la gente común.

Lo que se juega en Wisconsin es mucho más que un asunto laboral de carácter local. Es allí donde el movimiento sindical ha decido decir ¡basta ya! a la guerra de clases contra la clase obrera iniciada hace tres décadas bajo la presidencia de Ronald Reagan y sostenida desde entonces por los ocupantes, republicanos o demócratas, de la Casa Blanca.

El ejemplo más reciente es el presupuesto antipopular presentado por el presidente Barak Obama al Congreso, que empobrecerá aún más a los de abajo y continuará otorgando jugosos contratos al complejo militar-de seguridad-industrial y cuantiosas ganancias a Wall Street.

Paradójicamente los trabajadores de Wisconsin han contado con el apoyo del Partido Demócata y de Obama puesto que las contribuciones económicas de los sindicatos y el voto de sus miembros es necesitada desesperadamente por los demócratas para las elecciones de 2012.

El hecho es que el movimiento iniciado en Wisconsin se ha extendido ya a Ohio, Indiana, Pensilvania y otros estados donde gobernadores republicanos tienen en cartera similares iniciativas. Incluso en grandes estados con astronómicos déficit presupuestarios, como California y Nueva York, gobernados por demócratas, se preparan medidas un poco más benignas del mismo corte.

Noam Chomsky comentó al programa Democracy Now (David Brooks, La Jornada, 17 de febrero) que lo que ocurre en Wisconsin tal vez es el inicio de lo que verdaderamente necesitamos aquí (en Estados Unidos): un levantamiento de democracia; ya que la democracia aquí ha sido casi eviscerada.


Incendian las viviendas de los saharauis en los territorios ocupados por Marruecos

In Actualidad, África, Represión on 27 febrero, 2011 at 13:44

Plataforma de Apoyo al Pueblo Saharaui


Las fuerzas de ocupación marroquí en el Sáhara Occidental están utilizando a cientos de colonos para asaltar las viviendas de la población saharaui en los territorios ocupados, según noticias de última hora que nos llegan desde Dakhla (antigua Villa Cisneros), Bojador, Smara y El Aaiún.

Las viviendas saharauis son incendiadas utilizando bombonas de gas, igualmente son destrozados los negocios y los vehículos de los saharauis. Los colonos están actuando coordinados por las fuerzas policiales, que, en lugar de proteger la integridad de la población autóctona, como es la obligación de cualquier fuerza ocupante de un territorio pendiente de descolonización, incitan a los colonos, los organizan para los ataques y actúan como fuerza de retaguardia para garantizar la impunidad de los asaltantes.

Estos acontecimientos se están produciendo en unas ciudades del Sáhara Occidental que habían sido militarizadas en los días previos con unidades especiales, dotadas de vehículos blindados y artillados de fabricación española, en lo que es la especial y macabra contribución del rey de Marruecos, Mohamed VI, a la conmemoración de los treinta y cinco años de la proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática, el 27 de febrero.

Es inaceptable el silencio que mantiene el gobierno español, impulsor de un plan de autonomía que, como quedó meridianamente claro desde el brutal desalojo del campamento de la dignidad el pasado 8 de noviembre, exige para su puesta en marcha la desaparición de la población saharaui.

Este silencio es especialmente grave cuando el ocupante marroquí está utilizando material militar español, sin ningún género de dudas, como se puede ver en los numerosos videos que las organizaciones de defensa de los derechos humanos en el Sáhara Occidental están poniendo a disposición de los medios de comunicación.

El pueblo saharaui lanzó el grito de libertad que hoy se extiende por todo el norte de África. No podemos permitir que ese grito sea ahogado en sangre por un régimen como el marroquí, equiparable con cualquiera de los regímenes norteafricanos que ahora, hipócritamente, descubren los gobernantes europeos que son dictaduras.

La Plataforma de Apoyo al Pueblo Saharaui, exige al gobierno español y a la Unión Europea que, si quieren tener la menor credibilidad en sus manifestaciones de apoyo a los movimientos de los pueblos del Norte de África, cesen en la venta de armamento a Marruecos y le exijan que no utilice contra la población civil el que ya se le ha vendido.

Igualmente, que retiren el trato de nación más favorecida a Marruecos pues, a las múltiples violaciones de los derechos humanos que han cometido hasta ahora los esbirros de la dictadura, añaden el uso de paisanos organizados como milicias paramilitares para agredir a los habitantes del Sáhara Occidental.

Reiteramos la exigencia de que, bajo ningún concepto se incluyan ni el territorio ni las aguas del Sáhara Occidental en cualquier tratado que se pueda suscribir con Marruecos.

Por último, exigimos al gobierno español y a la Unión Europea que insten a las Naciones Unidas la consideración de delitos contra la humanidad y de genocidio a la sucesión de crímenes que viene perpetrando el régimen marroquí en el Sáhara Occidental con el objetivo evidente de proceder a la limpieza étnica de la población autóctona saharaui, y que los responsables de estos crímenes sean llevados ante el Tribunal Penal Internacional.


El Medio Oriente no cabe en China

In Actualidad on 27 febrero, 2011 at 0:01

Editorial de
Diario del Pueblo


A seguido de la “Revolución de los jazmines” en Túnez, el mundo árabe ha sido barrido por protestas populares, circunstancia que algunos han aprovechado para concluir que la onda expansiva llegaría en breve a China. Sin embargo, tamaño despropósito no conducirá a más que a un no menos descomunal desengaño.

Algunos medios informativos occidentales andan a la caza del menor indicio de “Revolución de los jazmines” al estilo chino. Con una población colosal, es inevitable que haya disidentes en China, y que los mismos se sientan alentados por las rebeliones públicas en el Medio Oriente, al punto de incitar a protestas, o incluso a una revolución, en China. De que los hay, los hay, sobre todo en las grandes ciudades.

Hace poco días, un grupo de periodistas occidentales se congregaron en un lugar público previamente designado, para ser testigos de una versión local en “performance” de la revolución de marras, interpretada por varios chinos. El número de periodistas y curiosos allí presentes superaba al de los participantes en la protesta. Sin embargo, algunos medios de prensa extranjeros informaron del hecho como si se tratara de un movimiento popular masivo, y a duras penas ocultaron sus expectativas de que China sea presa de la agitación.

Sus informaciones se inclinaron más a un fotorreportaje posado que al periodismo investigador. A nadie resulta ajeno que a la sociedad china, caracterizada por su estabilidad, le resulta harto ajena una revolución de jazmines.

No es menos cierto que en China abundan todo tipo de problemas y conflictos, como son el desequilibrio del desarrollo y la amplia brecha de riquezas, los cuales generan un notable cúmulo de quejas en la sociedad. Pero no menos cierto es que la nación dispone de la firme voluntad política de abordar y solucionar estos problemas.

Para el grueso de la sociedad china no es válido recurrir a una revolución para propiciar soluciones a sus carencias. Muchos recordamos las traumáticas experiencias que legaron las turbulencias sociales hace apenas unas décadas. De ahí que el fiel de la balanza se incline inequívocamente a fomentar las fuerzas de la reforma y del desarrollo. No tenemos por qué quedar entrampados en un nudo gordiano.

El éxito es la mejor teoría, y no hay sabiduría que pueda cuestionar al éxito. La China actual es testigo y escenario de progreso económico y social, factores que la han convertido en centro de la atención mundial durante la primera década del siglo XXI. Independientemente de que se les aplauda o se les cuestione, estos logros ya son jalones de nuestra historia, la misma historia que, a escala universal, reserva para los agoreros del desastre chino su más acogedor basurero.