Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

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Victoria popular: cae Mubarak

In Actualidad, África on 11 febrero, 2011 at 18:38

La revolución egipcia ha logrado su primer objetivo. Forzado por los militares, el dictador Hosni Mubarak ha abandonado la presidencia que ocupaba desde 1981. El vicepresidente, Omar Suleimán, hombre de la CIA en el país. ha anunciado que Mubarak deja el poder en manos del Ejército. El anuncio ha desatado la euforia en las calles de todo Egipto, donde millones de personas se han venido manifestando desde hace 18 días para derribar el régimen.

Omar Suleimán dijo en su declaración que «Ante las circunstancias tan difíciles que atraviesa nuestro país, el presidente Hosni Mubarak ha decidido dejar la presidencia. Él ha solicitado a las Fuerzas Armadas que supervisen el desarrollo del Estado«. A Mubarak le sucederá en el poder, hasta nueva noticia, Mohammed Hussein Tantawi, ministro de defensa en el actual Ejecutivo.

La salida de Mubarak ha llegado horas después de un decepcionante comunicado de los militares, reunidos con el ministro de Defensa, Mohamed Husein Tantaui, a la cabeza. Los generales exigían en torno al mediodía el fin de las protestas para recuperar la normalidad en el país. También se comprometían a levantar el estado de emergencia, siempre y cuando los manifestantes regresasen a sus casas.

Tras comprobar que el Ejército continuaba en la calculada ambigüedad que ha mantenido en los 18 días de protestas, la plaza de Tahir, abarrotada con centenares de miles de personas, prorrumpía en gritos de «fuera, fuera», el mensaje más repetido desde que se iniciaron las revueltas. Ríos de gente ocupaban no solo la plaza que ha servido de emblema a la protesta, sino todas las calles del centro de El Cairo, al igual que en prácticamente todas las ciudades egipcias.

En El Cairo, los opositores cercaban la televisión estatal, el Parlamento y el palacio presidencial. Pasado el mediodía, el Gobierno confirmaba que Mubarak había salido de El Cairo con su familia camino de Sharm el Sheik para pasar el fin de semana. Pero a las tres y media de la tarde (una y media hora canaria)  la televisión estatal anunciaba un nuevo comunicado.

A las 17:00 Suleimán leía el breve mensaje. El régimen había caído y el Ejército controla el país.

Lloros, abrazos, gritos y bailes. Las calles de El Cairo, de Poirt Said, de Alejandría, de todo Egipto, se han convertido en una fiesta donde se felicitan unos a otros por el éxito conseguido. «¡El pueblo ha derrotado al régimen!«, se escucha entre los egipcios. «¡Está fuera y nosotros dentro!«, «El pueblo ha acabado con el régimen«, gritan mientras se felicitan unos a otros.

Las celebraciones se extienden por todos los pueblos árabes, que sienten como suyo el triunfo de Egipto. El movimiento palestino Hamás ha celebrado la caída del presidente egipcio y pide que el nuevo Gobierno egipcio ayude a los palestinos, en especial contra el cerco israelí a Gaza. El movimiento libanés Hizbulá felicitó al gran pueblo egipcio por su glorioso triunfo.


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Fuera los dictadores, el imperialismo y el sionismo de Oriente Medio y del norte de África

In Actualidad, África, Comunicado on 11 febrero, 2011 at 0:01

Comisión Política Nacional del
Partido Comunista Brasileño (PCB)


En la estela de las protestas de las revueltas populares en Argelia, Túnez y Yemen, estalló un gran movimiento de masas en Egipto, exigiendo la inmediata deposición del dictador Hosni Mubarak, que hace treinta años gobierna el país con mano de hierro, sirviendo dócil y fielmente los intereses políticos y económicos del imperialismo estadounidense y del estado terrorista de Israel en la región.

También en Marruecos, Arabia Saudita, Omán y Jordania, países oprimidos por regímenes dictatoriales tutelados por Washington, el clima es de tensión, y la clase dominante local teme el estallido de manifestaciones de los pueblos en revuelta.

El gobierno de Estados Unidos, frente a la incuestionable movilización popular y de la solidaridad internacional con las luchas en Egipto, se apresura a defender una «transición pacífica y ordenada» con «reformas democráticas» que no amenacen el mantenimiento de su poder en la región. Los paladines de la «libertad», de la «democracia» y de los «derechos humanos» en todo el mundo nada dicen del apoyo imperialista dado hasta ahora a las dictaduras sanguinarias en el mundo árabe. Los países de la región, en su mayoría creados artificialmente por el imperialismo inglés y francés hace muchas décadas, están gobernados por monarquías, muchas de ellas absolutistas, en las que incluso existen elecciones toleradas por la democracia burguesa.

Egipto es un país muy poblado, donde la clase obrera se concentra en la industria petrolera -explotada por empresas transnacionales- y otras industrias, en la agricultura y en el sector servicios. En el período en que fue gobernado por Gamal Abdel Nasser, en los años 1950, el país recorrió un camino de desarrollo más autónomo, de carácter nacionalista, marcado por la construcción de la planta hidroeléctrica de Asuán. Los gobiernos que le sucedieron, trataron de mantener, en parte, el no alineamiento con EEUU, pero, ya en el segundo periodo de gobierno de Anwar Sadat, la clase dominante egipcia optó por firmar un acuerdo de paz con Israel por separado y por el acercamiento a Washington, traicionando así los sueños de la década de los cincuenta.

Mubarak ha sido, en las últimas tres décadas, el más sumiso de los aliados de EEUU, habiendo recibido cerca de 1.300 millones de dólares anuales como «ayuda financiera», en gran parte invertida en la compra de armamentos, porque el estado egipcio sirve de país colchón entre África y Asia, controlando el Canal de Suez y haciendo frontera con Palestina e Israel. De esta forma, garantiza la continuidad de la estrategia imperialista y del terrorismo sionista en la región.

Hay que recordar también que tanto Egipto como Túnez, con la ayuda providencial de los dictadores Mubarak y Ben Ali, en la década de 1990, ajustaron sus economías a los programas neoliberales impuestos por el FMI. A cambio de la cancelación de la deuda militar de varios millones de dólares de Egipto con EEUU, fueron aplicadas medidas como la liberalización de los precios de los alimentos y la privatización general de las empresas estatales, responsables del empobrecimiento extremo de la población y del exacerbado crecimiento del desempleo, lo que, agravado por la escasez de tierras cultivables en el país, explica también las protestas radicales en curso.

El PCB se suma a la solidaridad internacional de apoyo a las protestas por el fin de los regímenes autoritarios en esos territorios, pero señala que sólo la ruptura definitiva con la política imperialista y con el terrorismo de Estado de Israel conducirá a cambios efectivos en la región, ya que la existencia de los regímenes autocráticos y la continua degradación del nivel de vida de sus poblaciones, que han sido privadas de sus derechos más elementales, están indisolublemente vinculadas a los intereses de las poderosas potencias capitalistas en Oriente Medio y en el Norte de África.

Por la composición de las fuerzas de oposición en Egipto, se genera de inmediato la tendencia a que el cambio del régimen de Mubarak se dé mediante una salida liberal por arriba, con la institucionalización de reformas democráticas burguesas, lo que, a pesar de que puede permitir más espacio para la organización y la acción de los trabajadores, de los partidos de izquierda y revolucionarios en el país, mantendría la alianza con EEUU e Israel, profundizando el proceso de desarrollo de las relaciones capitalistas y la dependencia respecto al imperialismo.

En esto, hay en curso una política de cooptación de los líderes de los principales partidos de la oposición y de las organizaciones de la sociedad civil, implementada por la derecha y financiada por EEUU a través de fundaciones como la National Endowment for Democracy (NED) y la Freedom House (FH), vinculadas a la CIA, el Congreso y los grandes hombres de negocios estadounidenses. Estas organizaciones han actuado en la línea de facilitar la divulgación de mensajes de protesta contra Mubarak a través de Internet, difundidos principalmente por jóvenes de las capas medias egipcias.

Por otro lado, surge la posibilidad de una alternativa aparentemente más radical, con el establecimiento de un Estado teocrático musulmán, que no combatiría las desigualdades sociales, pudiendo o no presentarse como una fuerza antiimperialista. El mayor segmento de la oposición está compuesto por los Hermanos Musulmanes que, de hecho, no suponen una amenaza directa a los intereses económicos y estratégicos del imperialismo en la región.

Es remota la posibilidad de una revolución democrática nacional, porque la debilidad de los partidos revolucionarios en el país -muchos de los cuales han sido diezmados y se encuentran en la clandestinidad- y el hecho de un movimiento sindical y social que fue violentamente reprimido en los años 1980 y 90, hace poco probable esta alternativa. Sin embargo, los la firme actuación del Partido Comunista Egipcio y de otras organizaciones de izquierda en este proceso indican que las fuerzas representativas de los trabajadores y de las capas populares están vivas, en condiciones plenas de acumular nuevas energías para futuros y decisivos embates.

La verdadera revolución social ocurrirá si se adopta un programa anticapitalista y antiimperialista para el país, con el desmantelamiento de las políticas neoliberales, la destrucción de las bases militares proimperialistas, la ruptura con el terrorismo sionista y la conformación de un Estado soberano capaz de desarrollar la democracia y la política social en la dirección del socialismo.

Sea cual sea el resultado, el PCB valora la capacidad de movilización y la combatividad de los pueblos en lucha en la región, no sólo porque descubrirán su fuerza, sino porque verdaderamente la experiencia dejará claro que solo el socialismo podrá llevar a la emancipación y la resolución de los problemas de la mayoría de la población. Incluso si el imperialismo consigue contener el movimiento revolucionario en marcha, nada será como antes: no han sido sólo los pueblos los que habrán descubierto su fuerza: sus enemigos también.

El ascenso del movimiento de masas en la región apunta, inevitablemente, a un nuevo nivel de lucha de clases, en el que las organizaciones populares y revolucionarias tienden a despuntar como la gran novedad en el proceso histórico, trayendo consigo una renovada combatividad de la lucha socialista.

Febrero de 2011.


Saludo a la heroica resistencia del pueblo egipcio

In Actualidad, África, Comunicado on 11 febrero, 2011 at 0:00

Secretaría Nacional de
Vía Democrática


El mundo asiste a la utilización de los medios más inhumanas por los regímenes dictatoriales para continuar su monopolio de la violencia contra el pueblo y perpetuar su tiranía. En efecto, el régimen egipcio, en un esfuerzo para detener la irreversible revolución popular, continúa arruinando el país y matando a la gente con todos los medios: ataque a los manifestantes pacíficos con munición real, con coches, caballos y camellos, utilizando los recursos del Estado para oprimir al pueblo que demanda la libertad, la dignidad y la democracia.

Al mismo tiempo, la resistencia y el coraje del pueblo egipcio concita la simpatía, la consideración y el apoyo de todos los pueblos; a pesar de la opresión y el terrorismo del régimen egipcio, el proceso revolucionario se radicaliza, se diversifica y avanza inexorablemente.

La Secretaría Nacional de Vía Democrática:

• Saluda con respeto el sacrificio de los mártires de la revolución popular egipcia, desea una pronta recuperación a los heridos y expresa su plena solidaridad con sus familias.

• Saludamos la resistencia del pueblo egipcio y su lucha por la democracia y contra la tiranía del régimen de Mubarak, y especialmente a los héroes de la plaza Tahrir, por su determinación de sacrificar todo por la revolución.

•Condena al tirano que se aferra al poder, a pesar del rechazo popular total, y continúa saboteando el país y matando a la gente.

• Condena la violencia del régimen egipcio, que aterroriza a los manifestantes y al pueblo egipcio y que es el único responsable de estos crímenes abjectos.

• Expresa su confianza en la revolución popular egipcia, en su éxito en la liquidación del régimen despótico y todas sus estructuras y símbolos y la realización de las tareas de la liberación nacional y de la construcción de la democracia.

•Llama a intensificar y diversificar el movimiento de solidaridad con el pueblo egipcio en su lucha contra la opresión y la tiranía.

Casablanca, 3 de febrero de 2011