Las fuerzas de seguridad argelinas se han empleado de forma brutal este sábado para dispersar por la fuerza la manifestación convocada por la oposición al régimen de Abdelaziz Buteflika, presidente desde 1999, en la capital. La policía ha arremetido con palos y con porras contra los miles de participantes en la protesta en su punto de partida en el centro de la ciudad. Nada menos que 30.000 agentes fueron movilizados hacia Argel para la represión.
Cerca de 3.000 manifestantes continúan todavía intentando mantener la protesta. Las fuerzas policiales cargaron de nuevo durante la tarde cerca de la plaza del Primero de Mayo, en el centro de Argel, y los dispersaron por varias calles adyacentes al tiempo que practicaban decenas de detenciones.
Entre los centenares de detenidos hay dirigentes de la Coordinadora Nacional por la Democracia y el Cambio (CNDC), la convocante de la manifestación, así como comunistas, sindicalistas y periodistas.
Con cánticos como «Buteflika lárgate» o «Estamos hartos de este poder», los manifestantes, en su mayoría jóvenes, portaban pancartas con lemas como «abajo el sistema» o «queremos un país gestionado por los jóvenes y no por los viejos». También se grita insistentemente el cántico de «poder asesino», especilmente cuando la policía ha hecho varios conatos de intervenir con la fuerza.
La policía empleó porras para perseguir a los manifestantes y éstos respondieron con el lanzamiento de piedras. Se produjeron intercambios de golpes y, tras unos momentos de extrema tensión, los agentes lograron que los manifestantes volvieran a las calles adyacentes, donde permanecieron concentrados.
Las protestas se han extendido a otras localidades del país, como Bejaia, Constantina, Anaba y Orán, la segunda ciudad argelina, donde también se produjeron varios heridos y decenas de detenciones, informaron fuentes de la Coordinadora Nacional por la Democracia y el Cambio (CNDC), convocante de las manifestaciones.
Entre los manifestantes se infiltraron muchos policías uniformados y de civil que en pequeños grupos trataban de dispersar a los concentrados, que han denunciado la presencia de saboteadores y provocadores.
La policía había bloqueado el acceso a numerosos lugares de la capital poco antes de las manifestaciones masivas convocadas por la oposición en Argel y en la segunda mayor ciudad del país, Orán. Las autoridades anularon el transporte ferroviario y cerraron numerosas calles y carreteras al tráfico, según informo el diario ‘El Watan’ en su edición online.
Camiones equipados con lanzadoras de agua a presión, tanquetas y agentes con metralletas en la mano se apostaron en torno a los edificios oficiales o sedes gubernativas del centro de Argel.
En total, cerca de 30.000 policías se han movilizado, muchos de ellos trasladados desde otras regiones del país en autobuses civiles, para controlar la situación en Argel. Además, varios helicópteros sobrevuelan la plaza del Primero de Mayo.
Tanques acorazados y todoterrenos de las fuerzas de seguridad estaban apostados desde esta mañana en muchas partes de la ciudad. Y también en la plaza del 1 de mayo, punto de arranque de la marcha de protesta no autorizada, patrullaban decenas de policías.
El diario Al Watan había señalado en su edición de este sábado que la capital se encontraba en estado de sitio. «Es un verdadero despliegue de terror, la ciudad está desierta», señalaba. En las calles solo se apreciaban las guaguas y los camiones de la policía, así como a numerosos agentes repartidos por la ciudad y armados con fusiles kalashnikov.
Al caer la noche del viernes, las furgonetas repletas de antidisturbios ya habían tomado posiciones en la capital, Argel, cerca de la plaza del Primero de Mayo. La policía había establecido controles en las estaciones de guaguas para impedir que los habitantes de la capital recibieran refuerzos de Cabilia, la región más rebelde del país.
El Gobierno Civil de Argel prohibió el lunes la movilización. El estado de emergencia, que prohíbe las manifestaciones, está vigente desde hace 19 años. El presidente Abdelaziz Buteflika prometió la semana pasada que lo levantará pronto, pero no en la capital, donde, «por razones de orden público», seguirán vetadas las protestas.
La última gran manifestación en el país fue el 14 de junio de 2001, cuando centenares de miles de manifestantes tomaron las calles de la capital en protesta por la represión en la región de la Cabilia, en lo que se convirtió en la mayor manifestación de la historia del país.
La marcha, que degeneró en graves disturbios y enfrentamientos con la Policía y se saldó con dos muertos y centenares de heridos, provocó que se prohibiesen desde entonces las manifestaciones en la capital, aunque, según la oposición, esa medida se adoptó sin ninguna base legal y en contra de los derechos recogido en la Constitución.
Desde que la revuelta tunecina consiguió echar del poder al presidente Ben Alí el pasado 14 de enero, son ya más de 25 los argelinos que han intentado quemarse a lo bonzo en todo el país en desesperada protesta por su precaria situación económica y social.
En ningún otro país del mundo árabe se han registrado tantos casos de este tipo como en Argelia, cuya lista de suicidas incluye a dos mujeres y a un adolescente, y suma ya al menos cuatro muertos y varios heridos graves con quemaduras de tercer grado.
Esta semana cientos de desempleados en la región de la Cabilia y en Anaba, en el extremo oriental del país, cortaron carreteras y se enfrentaron con las fuerzas policiales en demanda de puestos de trabajo.
El personal sanitario, integrado por unas 100.000 personas en todo el país, mantiene desde el miércoles una huelga indefinida con un seguimiento del 90%, según el sindicato convocante.
También los estudiantes de enseñanzas medias y de algunas importantes universidades y escuelas superiores han convocado paros y protestas esta semana.