Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

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La brutal represión en Bahréin deja de momento 4 muertos y 300 heridos

In Actualidad on 17 febrero, 2011 at 15:27

La Policía de Bahréin tomó a primera hora de esta mañana por la fuerza la plaza de la perla, en Manama, donde desde hace tres días permanecen acampados grupos opositores a la dinastía Kalifa. La violencia policial ha dejado cuatro muertos y cerca de 300 heridos.

Mientras que la policía rodea la plaza, el Ejército ha desplegado vehículos blindados y ha montado algunas barricadas para impedir a los opositores continuar con sus protestas.

En un comunicado en una de las televisiones estatales recogido por la agencia EFE, los militares han pedido a los ciudadanos que se abstengan de manifestarse. «Han sido tomadas todas las medidas necesarias para mantener la seguridad, el orden público y la estabilidad», asegura la nota titulada «comunicado número uno».

En su asalto, los antidisturbios cargaron con proyectiles de goma y gases lacrimógenos, pero la cifra de muertos y los testimonios de grupos de gente que estaban en el lugar hablan de fuego real.

En los alrededores del hospital se juntaron unos 2.000 manifestantes que volvieron a ser dispersados por la policía con porras y pelotas de goma. La situación parece cada vez más inflamada en el país, donde la minoría chií protesta por el aislamiento al que les somete la dinastía.

La monarquía de Hamad bin Issa al Jaled, el emir de Bahrein, ha entrado en pánico. Sólo eso explicaría la operación policial lanzada anoche contra el millar de manifestantes que pernoctaban en la citada plaza, ocupada pacíficamente desde el martes por quienes exigían, hasta ahora, reformas democráticas, respeto por los derechos humanos, igualdad y la libertad de los presos políticos, así como el final de la discriminación del régimen suní -que sólo representa al 10% del medio millón de bahreiníes- sobre la mayoría chií, casi el 70%.

Baréin, una monarquía hereditaria bajo el mandato de la familia Al Khalifa. es el país más pequeño de la región del golfo Pérsico en Asia. Está integrado por un archipiélago de treinta y tres islas, de las cuales la mayor es la isla de Baréin. Comparte fronteras marítimas con Catar por el sur y el este, y con Arabia Saudita por el oeste y el noroeste, unidos por la Calzada del Rey Fahd.


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Elecciones del 22 de mayo: el PCPC participará para fortalecer la conciencia anticapitalista y extender un programa de avance popular

In Actualidad, Comunicado on 17 febrero, 2011 at 0:01

Comité Nacional del
Partido Comunista del Pueblo Canario (PCPC)


Las condiciones de vida del pueblo canario sufren un deterioro constante: aumento del paro a más del 30% de la población activa –afectando, especialmente, a la juventud-, reducción de salarios –más notoria en los de la mujer trabajadora-, más de diez mil viviendas que la banca ha robado en Canarias a quienes no han podido pagar su hipoteca, pérdida de protección social y otros derechos conquistados en decenios de lucha. Todo ello ha llevado a una parte importante del pueblo a una terrible situación de angustia, precarias condiciones de alimentación -cuando no simple hambre- y extensión de la pobreza entre crecientes franjas de la clase obrera (que fue quien generó toda la riqueza de los años pasados con el esfuerzo de su trabajo).

Desde el estallido abierto de la crisis, en 2008, todas las medidas adoptadas por el gobierno que han requerido grandes inversiones han favorecido a los capitalistas (cientos de miles de millones de euros para la banca o financiación de la deuda así generada pagando altísimos intereses a los mismos capitalistas -ahora los llaman “los mercados”- que se han embolsillado los beneficios de la especulación financiera). Siguiendo la dirección de no tocar los intereses de los capitalistas, el gobierno adopta continuas medidas que debilitan la capacidad de la clase obrera de defender sus intereses (disminución de sueldos a los empleados públicos, reforma laboral, ataque a la negociación colectiva y a los convenios, mayores dificultades para acceder al cobro de jubilación y menor cuantía de las pensiones, abaratamiento del despido, empeoramiento de servicios públicos como sanidad o educación empujando al pueblo hacia los negocios privados, subida de tarifas eléctricas –más del 30%-, nuevas privatizaciones –aeropuertos-, etc). A esto se suma el enorme gasto militar que requiere el despliegue del ejército -asalariado- en misiones imperialistas en varias zonas del mundo y la contratación de miles de nuevos policías y guardias civiles para cuidar los intereses del capitalismo y reprimir al pueblo.

Esta política antipopular ha sido y sigue siendo respondida con numerosas luchas populares, siendo la más importante de ellas la huelga general del 29 de septiembre. Manifestaciones, asambleas, mítines, huelgas han venido propiciando un desarrollo de la fuerza popular para enfrentar el ataque del gran capital y su gobierno. Es la movilización lo que une y fortalece a la clase obrera, la que hace retroceder a la patronal y su gobierno. Sostener la movilización y trabajar, en todos los niveles, para procurarle amplios apoyos sociales es la prioridad del momento. Por ello, el pacto social ante el que han claudicado, una vez más, CCOO y UGT es enormemente perjudicial, pues fortalece la posición de la patronal y su gobierno, que están aprovechando la crisis para llevar adelante una política agresiva de supresión de los derechos laborales, sociales y democráticos conquistados por el pueblo, camino que no tiene vuelta atrás, pues es el único que puede seguir el capitalismo para mejorar la menguante tasa de beneficios. Ese camino lo siguen y lo seguirán todos los partidos del sistema (PSOE, Coalición Canaria, PP, Nueva Canarias, PNV, CiU, …). Ninguno se enfrenta ni se enfrentará al mandato de sus patrones: Lopesan, Plasencia, Botín, Koplowitz…

La única posibilidad de cambiar esta línea de actuación política y enfrentar la crisis capitalista realizando políticas a favor del pueblo y de la clase obrera es organizando la fuerza de todo el pueblo para luchar por un programa político a favor de los intereses de las mayorías. Es el camino para que la crisis capitalista la paguen los ricos. El otro, el del pacto social, es una traición a los trabajadores y las trabajadoras, que ha de recibir contundente crítica, rechazo y pasos prácticos para superar la división obrera mediante la organización de Comités para la Unidad Obrera como plataformas de encuentro, coordinación, impulso y fortalecimiento de la militancia sindical combativa sin distinción de siglas.

Desde el lado popular, la crisis capitalista hay que enfrentarla con una propuesta de superación revolucionaria del capitalismo. Esa es la línea del PCPC, que trabaja día a día para concienciar al pueblo de la necesidad de seguirla, abandonando toda posición de resignación. Fortalecer esa conciencia anticapitalista es el imperativo del momento y a lograrla dedica el PCPC todo su esfuerzo en todos los ámbitos, porque sabemos que sólo la lucha nos dará nuestros derechos.

La vida demuestra que se puede crear riqueza sin empresarios, pero no se puede crear riqueza sin trabajadores y trabajadoras. El PCPC llama a la clase obrera y sectores populares, que con su esfuerzo crean la riqueza que hay en Canarias, a luchar por una salida popular a la crisis desplazando del poder a la burguesía y sus representantes. Este objetivo demanda de los sectores organizados del pueblo método, programa y táctica en la dirección de elevar la capacidad popular de incidir en la lucha de clases acumulando fuerzas y ganando posiciones que permitan un largo recorrido, lo que requiere seguir un trazado coherentemente anticapitalista, base sobre la que se forja la fuerza unida del pueblo, necesaria para la victoria.

En las elecciones del 22 de mayo, las candidaturas del PCPC defenderán esta línea política y continuarán la creación de conciencia para levantar la lucha popular reclamando, entre otras medidas:

– Seguro de paro indefinido. Renta de protección social y de la infancia. Reforzamiento de la negociación colectiva. Pensiones dignas. Políticas para la libertad e igualdad.

– Devolución de todas las viviendas robadas por los bancos por imposibilidad de pago de la hipoteca. Ni un robo más. Moratoria de pago para personas sin suficientes ingresos.

– Nacionalización de la banca. Política de crédito para promover el empleo y la economía productiva.

– Imposición fiscal progresiva. Fin a la política de embargos por impago de servicios básicos por no disponer de ingresos suficientes. Devolución de la RIC acumulada y eliminación de este privilegio empresarial.

– Defensa del patrimonio público y reversión de todo lo privatizado (Unelco, Emalsa, Iberia, Telefónica, etc.).

– Defensa de la sanidad y la educación públicas. Anulación de las políticas de concertación con los negocios privados. Incompatibilidad laboral absoluta.

– Socialización del suelo urbanizable y de todo el suelo protegido. Urbanismo al servicio de las necesidades colectivas. Persecución de la especulación. Protección y regeneración del medio. Fin a la política de grandes infraestructuras innecesarias.

– Reducción del gasto militar. Retirada de todas las tropas en misiones imperialistas. Salida de la OTAN. Desmilitarización de Canarias. Política activa de solidaridad, cooperación y paz.

– Democratización de la ley electoral de Canarias. Fortalecimiento del autogobierno. Eliminación de la estructura competencial que divide al pueblo canario. Por una Canarias libre y socialista.

Canarias, 15 de febrero de 2011

Egipto: Fin de la primera temporada

In Actualidad, África on 17 febrero, 2011 at 0:00

Jorge Gómez Barata

La teatral renuncia del presidente egipcio y el desplazamiento tanto de El Baradei como del vicepresidente Suleimán, parecen formar parte de la concertación para administrar la crisis y evitar el derrumbe. La estrategia es clara: sacrificar un peón menor para preservar al Estado. Cuando estuvo claro que la suerte de Mubarak estaba echada, lo principal era apuntalar al sistema y el ejército, en el Tercer Mundo la principal institución del Estado, se convirtió en el fiel de la balanza.

No obstante, la partida de Mubarak más que el final es el comienzo de un proceso político cuya evolución, para Estados Unidos, es de pronóstico reservado, entre otras cosas por la presencia de factores que escapan a su control, entre ellos: las masas, los mandos intermedios del ejército y las organizaciones islámicas.

Los países islámicos son 25, veintidós árabes más Turquía, Irán y Afganistán. Lo que está en juego no es un país, sino un reajuste político regional que puede salirse de las madres y desencadenar el temido conflicto de civilizaciones.

No obstante lo delicado de la situación, nadie debe creer que Washington carece de margen de maniobra: las masas son susceptibles de radicalizarse aunque también pueden ser neutralizadas; los oficiales jóvenes pueden retomar el enfoque patriótico/nacionalista de Nasser, cosa que no es necesariamente incompatible con el sistema. Donde parece ubicarse el “nudo gordiano” es en tratar de impedir que los Hermanos Musulmanes asuman posiciones influyentes.

Obviamente no se trata de cuestiones de fe o de cultura, sino de fenómenos históricos, tan antiguos como las Cruzadas, el fin de la dominación otomana que no condujo a la liberación árabe y conllevó a la introducción del laicismo en el mundo islámico por Kemal Atartürk que proclamó la república, puso fin al califato y al poder teocrático, a la dominación colonial anglo-francesa y al error estratégico que significó el derrocamiento de Muhammad Mossadeg, una oportunidad perdida para introducir la democracia liberal en el Medio Oriente.

La restauración de la monarquía en Irán y la entrega del poder al sha Muhammad Reza Pahlavi abrió el camino al ayatola Ruhollah Jomeini. A la luz de esa experiencia, más que a los nacionalistas y los reformistas, Estados Unidos teme a las proyecciones políticas de las organizaciones islámicas y las dimensiones panárabes de esa fe.

Así como el cristianismo ejerce un liderazgo espiritual en occidente, el Islam lo hace en el Medio Oriente y África del Norte, con la diferencia de que hace 250 años los cristianos acataron la separación del Estado y el clero, mientras que elementos radicales del islam trabajan por unirlos. No se trata de que el Islam, que es la fe legítima de aproximadamente mil millones de personas, sea una religión mejor o peor que otras, sino de la proyección política de algunas de sus corrientes. Según un vocero: “El islam es religión y es Estado, libro y espada, el islam es una forma de vida”.

Con unos 100 años de existencia (unos 1300 menos que el islam), los Hermanos Musulmanes, entidad fundada en Egipto entre 1920 y 1930, por un maestro de escuela llamado Hassan el Banna, es la mayor y más influyente organización islámica con presencia en todo el mundo árabe, el Magreb y África del Norte.

Frente a la ocupación británica la Hermandad Musulmana fue un proyecto liberador; mientras que, ante el laicismo de Atartürk asumió posiciones conservadoras aspirando a la restauración del califato y el sultanato. Cuando junto a otras fuerzas árabes se vinculó a la causa palestina e intervino en la confrontación militar contra Israel, adquirió una preparación, una presencia y un perfil incomodo para los gobiernos árabes.

En realidad, no es común que los estados toleren la existencia de organizaciones armadas que actúen por su cuenta. La posición beligerante de los Hermanos Musulmanes en Egipto llevó a su ilegalización cuando Nasser daba sus primeros pasos y más adelante, determinadas actitudes e incidentes de naturaleza política, dieron lugar a desencuentros que provocaron la represión de la Hermandad que adoptó diversas estrategias de supervivencia, incluyendo cierta moderación confesional y la renuncia a la violencia como método de lucha.

Aunque los Hermanos Musulmanes son de confesión suní, cosa que los distingue, los distancia y circunstancialmente puede oponerlos a los chiitas; el triunfo de aquellos en Irán y el establecimiento de un poderoso estado islámico, obró a favor de un relanzamiento, no sólo de los Hermanos Musulmanes sino de otras organizaciones islámicas, entre ellas el Talibán, Hezbolá y Hamas que han llegado al poder en Afganistán, Gaza y más recientemente en el Líbano.

A todo ello se suma la errónea estrategia desplegada por las administraciones del presidente George W Bush que, a partir del 11/S, que no hacen las debidas distinciones entre organizaciones terroristas como Al-Qaeda y otras entidades islámicas que procuran alcanzar sus objetivos confesionales y políticos por vías legítimas. Como era de esperar la islamofobia provocó actitudes defensivas equivalentes al ataque y que, al desplegarse sobre un fondo histórico con antecedentes sumamente violentos, condujo a tensiones que pudieron ser evitadas.

Estados Unidos no teme tanto a los gobiernos nacionalistas o reformistas con los que puede lidiar en el mundo árabe, pero rechaza con violencia a todo lo que cuestione su hegemonía. No se trata de preocupaciones por los pueblos árabes ni de rechazo a las prácticas del Islam sino de intereses imperiales; ya una vez Bush declaró que de ser necesario enviaría tropas a Dinamarca.

Por otra parte se afirma que las preocupaciones acerca del pretendido extremismo de los Hermanos Musulmanes egipcios son injustificadas, pues en sus filas dominan los sectores moderados proclives a experiencias como las de Turquía que, sin desmentir la fe musulmana, forma parte de la OTAN y aspira a ingresar a la Unión Europea.En todas partes cuecen habas.

Más de medio siglo después de que los jóvenes oficiales derrocaran al rey Faruk, los militares vuelven al poder en la tierra de los faraones donde, de un modo incruento el pueblo, no sólo se ha puesto fin a un régimen impopular, sino que puede haber abierto el camino para la integración del mundo árabe a la era global; es exactamente lo que quiere Estados Unidos. Mañana les cuento.