Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

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La Guerra inevitable de la OTAN (segunda parte)

In Actualidad, África on 4 marzo, 2011 at 9:49

Fidel Castro Ruz


Cuando Gaddafi, coronel del ejército libio, inspirado en su colega egipcio Abdel Nasser, derrocó al Rey Idris I en 1969 con solo 27 años de edad, aplicó importantes medidas revolucionarias como la reforma agraria y la nacionalización del petróleo. Los crecientes ingresos fueron dedicados al desarrollo económico y social, particularmente a los servicios educacionales y de salud de la reducida población libia, ubicada en un inmenso territorio desértico con muy poca tierra cultivable.

Bajo aquel desierto existía un extenso y profundo mar de aguas fósiles. Tuve la impresión, cuando conocí un área experimental de cultivos, que aquellas aguas, en un futuro, serían más valiosas que el petróleo.

La fe religiosa, predicada con el fervor que caracteriza a los pueblos musulmanes, ayudaba en parte a compensar la fuerte tendencia tribal que todavía subsiste en ese país árabe.

Los revolucionarios libios elaboraron y aplicaron sus propias ideas respecto a las instituciones legales y políticas, que Cuba, como norma, respetó.

Nos abstuvimos por completo de emitir opiniones sobre las concepciones de la dirección libia.

Vemos con claridad que la preocupación fundamental de Estados Unidos y la OTAN no es Libia, sino la ola revolucionaria desatada en el mundo árabe que desean impedir a cualquier precio.

Es un hecho irrebatible que las relaciones entre Estados Unidos y sus aliados de la OTAN con Libia en los últimos años eran excelentes, antes de que surgiera la rebelión en Egipto y en Túnez.

En los encuentros de alto nivel entre Libia y los dirigentes de la OTAN ninguno de estos tenía problemas con Gaddafi. El país era una fuente segura de abastecimiento de petróleo de alta calidad, gas e incluso potasio. Los problemas surgidos entre ellos durante las primeras décadas habían sido superados.

Se abrieron a la inversión extranjera sectores estratégicos como la producción y distribución del petróleo.

La privatización alcanzó a muchas empresas públicas. El Fondo Monetario Internacional ejerció su beatífico papel en la instrumentación de dichas operaciones.

Como es lógico, Aznar se deshizo en elogios a Gaddafi y tras él Blair, Berlusconi, Sarkozy, Zapatero, y hasta mi amigo el Rey de España, desfilaron ante la burlona mirada del líder libio. Estaban felices.

Aunque pareciera que me burlo no es así; me pregunto simplemente por qué quieren ahora invadir Libia y llevar a Gaddafi a la Corte Penal Internacional en La Haya.

Lo acusan durante las 24 horas del día de disparar contra ciudadanos desarmados que protestaban. ¿Por qué no explican al mundo que las armas y sobre todo los equipos sofisticados de represión que posee Libia fueron suministrados por Estados Unidos, Gran Bretaña y otros ilustres anfitriones de Gaddafi?

Me opongo al cinismo y a las mentiras con que ahora se quiere justificar la invasión y ocupación de Libia.

La última vez que visité a Gaddafi fue en mayo de 2001, 15 años después de que Reagan atacó su residencia bastante modesta, donde me llevó para ver cómo había quedado. Recibió un impacto directo de la aviación y estaba considerablemente destruida; su pequeña hija de tres años murió en el ataque: fue asesinada por Ronald Reagan. No hubo acuerdo previo de la OTAN, el Consejo de Derechos Humanos, ni el Consejo de Seguridad.

Mi visita anterior había tenido lugar en 1977, ocho años después del inicio del proceso revolucionario en Libia. Visité Trípoli; participé en el Congreso del Pueblo libio, en Sebha; recorrí los primeros experimentos agrícolas con las aguas extraídas del inmenso mar de aguas fósiles; conocí Bengasi, fui objeto de un cálido recibimiento. Se trataba de un país legendario que había sido escenario de históricos combates en la última guerra mundial. Aún no tenía seis millones de habitantes, ni se conocía su enorme volumen de petróleo ligero y agua fósil. Ya las antiguas colonias portuguesas de África se habían liberado.

En Angola habíamos luchado durante 15 años contra las bandas mercenarias organizadas por Estados Unidos sobre bases tribales, el gobierno de Mobutu, y el bien equipado y entrenado ejército racista del apartheid. Éste, siguiendo instrucciones de Estados Unidos, como hoy se conoce, invadió Angola para impedir su independencia en 1975, llegando con sus fuerzas motorizadas a las inmediaciones de Luanda. Varios constructores cubanos murieron en aquella brutal invasión. Con toda urgencia se enviaron recursos.

Expulsados de ese país por las tropas internacionalistas cubanas y angolanas hasta la frontera con Namibia ocupada por Sudáfrica, durante 13 años los racistas recibieron la misión de liquidar el proceso revolucionario en Angola.

Con el apoyo de Estados Unidos e Israel desarrollaron el arma nuclear. Poseían ya ese armamento cuando las tropas cubanas y angolanas derrotaron en Cuito Cuanavale sus fuerzas terrestres y aéreas, y desafiando el riesgo, empleando las tácticas y medios convencionales, avanzaron hacia la frontera de Namibia, donde las tropas del apartheid pretendían resistir. Dos veces en su historia nuestras fuerzas han estado bajo el riesgo de ser atacadas por ese tipo de armas: en octubre de 1962 y en el Sur de Angola, pero en esa segunda ocasión, ni siquiera utilizando las que poseía Sudáfrica habrían podido impedir la derrota que marcó el fin del odioso sistema. Los hechos ocurrieron bajo el gobierno de Ronald Reagan en Estados Unidos y Pieter Botha en Sudáfrica.

De eso, y de los cientos de miles de vidas que costó la aventura imperialista, no se habla.

Lamento tener que recordar estos hechos cuando otro gran riesgo se cierne sobre los pueblos árabes, porque no se resignan a seguir siendo víctimas del saqueo y la opresión.

La Revolución en el mundo árabe, que tanto temen Estados Unidos y la OTAN, es la de los que carecen de todos los derechos frente a los que ostentan todos los privilegios, llamada, por tanto, a ser más profunda que la que en 1789 se desató en Europa con la toma de la Bastilla.

Ni siquiera Luis XIV, cuando proclamó que el Estado era él, poseía los privilegios del Rey Abdulá de Arabia Saudita, y mucho menos la inmensa riqueza que yace bajo la superficie de ese casi desértico país, donde las transnacionales yankis determinan la sustracción y, por tanto, el precio del petróleo en el mundo.

A partir de la crisis en Libia, la extracción en Arabia Saudita se elevó en un millón de barriles diarios, a un costo mínimo y, en consecuencia, por ese solo concepto los ingresos de ese país y quienes lo controlan se elevan a mil millones de dólares diarios.

Nadie imagine, sin embargo, que el pueblo saudita nada en dinero. Son conmovedores los relatos de las condiciones de vida de muchos trabajadores de la construcción y otros sectores, que se ven obligados a trabajar 13 y 14 horas con salarios miserables.

Asustados por la ola revolucionaria que sacude el sistema de saqueo prevaleciente, después de lo ocurrido con los trabajadores de Egipto y Túnez, pero también por los jóvenes sin empleo en Jordania, los territorios ocupados de Palestina, Yemen, e incluso Bahrein y los Emiratos Árabes con ingresos más elevados, la alta jerarquía saudita está bajo el impacto de los acontecimientos.

A diferencia de otros tiempos, hoy los pueblos árabes reciben información casi instantánea de los sucesos, aunque extraordinariamente manipulada.

Lo peor para el estatus quo de los sectores privilegiados es que los porfiados hechos están coincidiendo con un considerable incremento de los precios de los alimentos y el impacto demoledor de los cambios climáticos, mientras Estados Unidos, el mayor productor de maíz del mundo, gasta el 40 por ciento de ese producto subsidiado y una parte importante de la soya en producir biocombustible para alimentar los automóviles. Seguramente Lester Brown, el ecologista norteamericano mejor informado del mundo sobre productos agrícolas, nos pueda ofrecer una idea de la actual situación alimentaria.

El presidente bolivariano, Hugo Chávez, realiza un valiente esfuerzo por buscar una solución sin la intervención de la OTAN en Libia. Sus posibilidades de alcanzar el objetivo se incrementarían si lograra la proeza de crear un amplio movimiento de opinión antes y no después que se produzca la intervención, y los pueblos no vean repetirse en otros países la atroz experiencia de Iraq.

Final de la Reflexión.

Marzo 3 de 2011
10 y 32 p.m.


La Guerra inevitable de la OTAN (I)


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Los descabalgados del PSOE, Los Verdes e IU Tenerife se coaligan electoralmente bajo el paraguas de Nueva Canarias y el PIL

In Actualidad on 4 marzo, 2011 at 1:53

Los últimos derrotados en las trifulcas internas del PSOE, Socialistas por Tenerife (SxT), Los Verdes de Canarias e Izquierda Unida de Tenerife (el ala más derechista de la coalición) anunciaron este jueves un acuerdo «de largo recorrido» para concurrir juntos en las elecciones  de mayo en la Isla, tanto al cabildo como a nivel municipal, al que piensan poner un «broche de oro» pactando con Nueva Canarias (NC), coaligada con el PIL, para el parlamento autonómico.

Su propuesta incluye la reforma de la ley electoral canaria, las energías alternativas, las nuevas tecnologías, la apuesta por el empleo y la vivienda digna, reenfocar el turismo, la publicación en Internet de las listas de espera y las licencias urbanísticas, la mejora de la movilidad, la paralización del desmantelamiento del sistema público sanitario, la formación y la sostenibilidad, todo ello aunado en la premisa: «colocar a las personas y sus intereses en el centro de la actuación política».

El portavoz de Los Verdes, Arturo Méndez, afirmó que esta coalición une la izquierda con la ecología política.

Acerca de la concurrencia al parlamento autonómico, Ignacio Viciana (SxT) explicó que dialogan con Nueva Canarias para aprovechar «sinergias» para contrarrestar las barreras electorales y lograr un diputado en el parlamento autonómico.

Ramón Trujillo (IU) calificó esta unión como la “mayor articulación de la izquierda, con un programa de izquierdas, en muchos años, a la vez que reiteró que su propuesta “responde a las demandas de tantos progresistas que pedían un esfuerzo unitario”. Trujillo no hizo referencia a Somos Más Frente Amplio, proyecto en el que supuestamente confluían en Tenerife IU, PCPC y UC.

Tanto Méndez como Viciana y Trujillo afirmaron que “nos encantaría” que Santiago Pérez (PSOE) se uniera a su proyecto político “si así lo desea”.

Por su parte, Santiago Pérez ha anunciado este viernes su abondono del PSOE y su apoyo y voto a la candidatura de SxT, Los Verdes e IU Tenerife, que pretende superar la barrera electoral del 6% con NC y PIL.


El Comité Central aprueba el documento de Línea Política a debatir en el 14º Congreso del Partido Comunista de Venezuela

In Actualidad on 4 marzo, 2011 at 0:02

De conformidad con el calendario del 14º Congreso Nacional del Partido Comunista de Venezuela (PCV), el Comité Central ha sometido a la consideración del conjunto del partido y del pueblo venezolano en general, el proyecto de Línea Política que será discutido, enriquecido y adoptado en el marco de este Congreso, que discutirá y aprobará también la actualización del Programa y la reforma de los Estatutos del PCV.

La Línea Política es el documento que dicta las guías generales para la acción del Partido en el corto a mediano plazo, en correspondencia dialéctica con los conceptos y las orientaciones de carácter más estratégico y más largo plazo que establece el Programa. La Línea Política, mucho más específica y concreta que el Programa, considera con mayor detenimiento y detalle las circunstancias particulares de la actualidad política y los acontecimientos y desarrollos recientes de la vida del país, a fin de ajustarse a éstos sin perder de vista el horizonte estratégico programático.

Deseamos a los camaradas del PCV un buen trabajo y los mayores éxitos en su Congreso.

LÍNEA POLÍTICA (14º Congreso del PCV)


La Bolivalogía (VI)

In Cultura, Historia, Opinión on 4 marzo, 2011 at 0:01

victor1Víctor J. Rodríguez Calderón


El mundo colonial en derrumbe y el reino de la libertad en camino. Recorremos el camino inicial del colonialismo con todo su peso dependiente, esclavista, divisionista, ese al que hoy se suele llama “tercer mundo” o mejor tildado después de la segunda guerra mundial como “países en proceso de desarrollo” para no humillarnos y llamarnos: “QUEDADOS”, “IDIOTAS”.  Por ahora procesamos aquella Venezuela colonial a la que poco a poco le fue llegando su momento político para sacudirse del yugo y combatir por su libertad y exportarla luego a los hermanos latinoamericanos.

Observamos la penetración del pensamiento en la gente, aun cuando en realidad sintieran y vivieran la verdad de aquella monstruosidad, vemos como con aquellos conquistadores exportamos las ideas de la clase dominante que hoy, por épocas, aún ejercen el poder ideológico, espiritual y material que nos signó a una esclavitud de por vida y que solo convirtiendo el pensamiento bolivariano en una ciencia, podemos alcanzar la verdadera independencia.

LA COMPAÑÍA GUIPUZCOANA

Este monopolio comercial vigente desde 1728 y 1781, inicia el malestar en aquellas élites regionales, tanto así, que aumentan las distancias frente al trono imperial.

Producto de la desatención del tráfico mercantil durante la guerra española de sucesión, con la presencia de los vascos se pretende fomentar el real erario y controlar la riqueza provincial de manera profunda. Es así, como la corona permite a la compañía Guipuzcoana disfrutar de mayores privilegios comerciales, exonerándoles impuestos y otorgándoles mayor autoridad para la persecución del contrabando, fiscalización de los negocios de los mantuanos y el ataque de los tratos ilícitos con las potencias extranjeras. Por supuesto, esto provoca resquemores y el inicio de las protestas ante lo que la clase criolla consideró como un despotismo inadmisible.

Desde 1730 se opone el cabildo a la intervención de los guipuzcoanos, mediante documentos que no tienen ninguna acogida en Madrid. La adquisición de productos tan cotizados como el cacao al precio que ellos establecieron para negociarlos posteriormente con inmensas utilidades en el extranjero, disminuyó las ganancias de los agricultores locales y el movimiento de su comercio hecho por los criollos. Una de las principales rutas comerciales de estos, como fue la de Nueva España, no demoró en provocar el interés del monopolio vasco, que pugnó hasta arrinconar a los productores y transportistas venezolanos. Los cosecheros, los minoristas y los mayoristas se unieron para iniciar las protestas contra esta compañía sin llegar a la violencia, pero mostrándose cada vez más incómodos con las ingerencias “extranjeras” y más dispuestas a apoyar a quienes propusieren salidas enfáticas ante la situación.

Los detentadores del monopolio señalaban que habían aumentado el prestigio y el valor del tabaco de Barinas, que habían favorecido la disminución de los precios agrícolas en la península e incrementado el tráfico de esclavos, argumentos que irritaron a lo mantuanos y que como consecuencia traen una serie de motines contra esta compañía, destacándose la rebelión encabezada por Juan Francisco de León.

Esta rebelión se considera como uno de los resortes mediatos a la liberación, su origen se basa en la destitución del canario Juan Francisco de León, de su cargo de Teniente Cabo de Guerra en Panaquire, hecho ocurrido en 1749, la cual representó una acción con raíces más profundas contra el monopolio vasco.

La destitución de este señor se convirtió en un movimiento de masas dispuesto a imponer justicia por la fuerza frente a los tiránicos procedimientos que se venían sufriendo desde 1728. Desde Caracas, los mantuanos auparon los hechos de Panaquire y animaron sigilosamente al cabecilla. La acción combativa creció uniéndose gran cantidad de seguidores, tanto así, que el gobierno se vio obligado a negociar. Un ejército de 8.000 hombres se logro levantar contra las injusticias de los factores vascos. Se despertó un entusiasmo colectivo y se apoyó, la aristocracia local hizo temer un enfrentamiento de vastas proporciones.

De inmediato respondió la Audiencia de Santo Domingo enviando 1.500 hombres, infantes leales al gobernador y con un decreto de indulto general a lo levantados que, aparte de atacar a los detentadores del monopolio, se atrevieron a utilizar el vocablo de “patria” en todos sus documentos. En principio la Audiencia de Santo Domingo aceptó la libertad de comercio requerida por de León, y la fluctuación del precio del cacao por la cual se protestaba, pero un nuevo gobernador, Felipe de Ricardos, cambió el avenimiento por la represión.

Esta provocación trajo de nuevo un levantamiento, de León, fue hecho prisionero y condenado a la muerte, los principales seguidores también fueron capturados. En 1751, Juan Francisco de León fue condenado a severos servicios en el extranjero a cambio de su vida, sus bienes se confiscaron, su casa derrumbada y sembrada de sal como muestra de la animadversión implacable del rey. En verdad fracasó, pero las raíces quedaron, aumentó las distancias entre los agricultores y comerciantes criollos frente a la política española, creó un clima de desestabilización poco común e hizo ver a los criollos la necesidad de pensar con mayor profundidad en planes de autonomía ante los intereses imperiales.

Corrió el tiempo, en 1795 en Coro estalla otra insurrección que se considera fundamental como reactivo de la emancipación, el zambo José Leonardo Chirino, se levanta contra el incremento de los impuestos y contra las trabas colocadas al comercio comarcano, es apoyado por esclavos, algunos aborígenes y gentes humildes, en la cuales influyen las ideas de la revolución francesa que divulgaban los esclavos fugados de las posesiones extranjeras, así como la peculiar interpretación de un documento regio de 1795, llamado Código Negro, que supuestamente decretaba la abolición de la esclavitud. Un dirigente de la región llamado José Caridad González, promociona las acciones subversivas lo que trae como respuesta el asesinato de los habitantes de una hacienda y al ataque de propiedades privadas. Chirino ordena el asalto a Coro, pero fracasa por carencia de logística armamentista.

Chirino es capturado por las tropas españolas, condenado a muerte y sometido a procedimientos infames. Los criollos reaccionan como si aquel levantamiento hubiese sido un virus contra ellos, no soportaron que las capas desposeídas se violentaran y se alarmaron de manera asombrosa. Pero continuaban aquellas raíces y la inestabilidad generada y la influencia de ideas libertarias y justas le dieron históricamente el punto de considerarlo como base inicial para desarrollo de las acciones que en el futuro van a conducir a la independencia.

(…Continuará)


La Bolivalogía (V)

La Bolivalogía (IV)

La Bolivalogía (III)

La Bolivalogía (II)

La Bolivalogía (I)


(*) El venezolano Víctor Rodríguez Calderón es politólogo, periodista, escritor, poeta, director de empresas y experto en Planeación de Organizaciones. Recomendamos su blog El Victoriano.


Guerra de clases en Wisconsin

In Actualidad on 4 marzo, 2011 at 0:00

Jeffrey Sommers

Presentamos al gobernador Scott Walker. Al mes de haber asumido el cargo ya estaba dispuesto a establecerse como el nuevo sheriff en la ciudad, repitiendo en el Estado de Wisconsin, las fórmulas de la presidencia de Ronald Reagan. Siguiendo el guión a la letra, Scott Walker emuló a Reagan en su primer ataque, enfrentándose a los trabajadores.

Pero el momento cumbre de Walker (al quebrar la resistencia del sindicato de controladores de tránsito aéreo) ha demostrado haber sido un exceso. Walker, quien se presenta como un personaje sacado de un reparto de Frank Capra, se encontró con que las recetas de Reagan producen resultados diferentes en la actualidad. Después de 30 años de declive económico, los trabajadores de los Estados Unidos reconocen la quiebra de estas políticas, y se están defendiendo.

Todos hemos visto las cifras. Mientras que la economía estadounidense ha crecido en los últimos tres decenios, la mano de obra ha sido golpeada en la barbilla. Al mismo tiempo, los gerentes de corporaciones y los de los sectores FIRE han visto crecer sus ingresos por múltiplos, a menudo subsidiados por los contribuyentes, aun cuando sus acciones irresponsables dejaron un caos económico a su paso.

Todo el tiempo, los trabajadores han sido sermoneado sobre cómo son los responsables de la crisis económica del país y cómo los ricos deben seguir capturando más y más rentas para que la economía prospere. Incluso si no les gusta, les dicen a los trabajadores, invocando a Margaret Thatcher, «no hay alternativa.»

La semana pasada, sin embargo, los trabajadores públicos sorprendieron a todos, incluso a sí mismos y a sus dirigentes sindicales al tomar la iniciativa en estas manifestaciones y obligar al liderazgo del sindicato de maestros a seguirles. El pasado martes, los maestros de la capital anunciaron su intención de salir a la calle y llevar a sus estudiantes consigo. En Milwaukee, la ciudad más grande de Wisconsin, los profesores desafiaron las invocaciones de los administradores de escuelas y sus propios sindicatos de permanecer en el trabajo. El miércoles pasado marcharon en Madison, en tal número que su dirigencia sindical se vio obligada a unírseles. Así, 35 distritos escolares tuvieron que cerrar, a medida que miles de maestros y otros trabajadores del sector público caminaban hacia el centro de la ciudad.

Francamente, la mayoría de las protestas de las últimas décadas, si bien organizadas por personas bien intencionadas, han sido muy aburridas. Salimos a la calle por causas buenas, sí, pero prefiriendo estar en otro lugar; y hemos puesto en duda la eficacia de todo el ejercicio, por lo general secretamente, pero a veces abiertamente.

Esta vez es diferente. Para los veteranos de las protestas en las últimas décadas, esta vez había un ambiente totalmente diferente. La escena ha sido, al mismo tiempo, creativa, de buen humor, alegre y pacífica, pero también, enojada. Este movimiento no tuvo portavoces: la gente se organizó, tomó decisiones sobre el terreno, y actuó consecuentemente, y sus acciones e instintos dieron resultado, si vemos los acontecimientos posteriores.

El alcance del movimiento es amplio. A los estudiantes y profesores y otros empleados públicos se les se unieron bomberos y policías, cuyos derechos de negociación colectiva no están bajo amenaza inmediata y que, por lo tanto, se hicieron presentes en demostración de una notable solidaridad. Juntos, han adoptado una nueva alianza y han puesto de lado una historia de antagonismo que data de los años 1960.

En este nuevo mundo, los policías ofrecen comida y café a manifestantes estudiantiles sentados en el suelo de la rotonda del Capitolio. Los bomberos, que llegan vestidos con sus trajes oscurecidos por el hollín o en faldas escocesas, tocan sus gaitas en apoyo a sus hermanos empleados públicos y estudiantes. Envolverse en la bandera -¿quien más puede hacerlo sin verse cínico o tonto?- los bomberos han devuelto este poderoso símbolo a la clase obrera organizada.

Ya el sábado, el número de manifestantes se había incrementado a más de 60.000, mientras que los adherentes del Tea Party del gobernador pudieron reunir apenas unos cuantos miles. Esto a pesar de contar con el apoyo de financeros multimillonarios como los hermanos Koch que crearon gigantescas páginas web, como «Stand for Walker», implorando a los wisconsineses a salir a las calles para apoyar al gobernador.

Pero, a pesar de toda esta buena energía y del éxito obtenido, no todo está bien. Los trabajadores están seriamente divididos. La derecha política ha hecho grandes inversiones para poner a los empleados del sector privado en contra de sus contrapartes del sector público. Y lo han logrado. Después de tres décadas de guerra contra los sindicatos del sector privado, sólo el 7% de los trabajadores no públicos están protegidos. Como era de esperar, esto se ha traducido en una erosión casi completa de los programas de salud, anteriormente en manos y planes de pensiones de los que alguna vez disfrutaron.

Y como resultado, los trabajadores del sector privado estadounidense se han visto forzados a aceptar horarios de trabajo al estilo japonés. Sus planes de salud les brindan atención de calidad inferior, a menudo teniendo que navegar por soporíferas burocracias, sólo para que les digan «cobertura denegada». Sus empleadores ya no pagan las pensiones. La mayoría está por su propia cuenta a la hora de la jubilación. O si tienen suerte, pueden tener un empleador generoso que aporta la mitad hacia un plan 401k [sistema de ahorro para la jubilación] que sólo alimenta a los operadores de Wall Street, mientras que nunca obtiene rendimiento suficiente para financiar su jubilación.

En resumen, es otra vez la temporada de caza. Brevemente, en 2008, esta frustración se dirigió contra los republicanos. Sin embargo, los demócratas no sacaron ningún beneficio tangible para los trabajadores desde que asumieron el poder y, ahora, la derecha ha sabido desviar la ira de la clase trabajadora, de Wall Street hacia los profesores y los empleados públicos. Hábilmente ejecutada, la táctica ha llevado a los trabajadores del sector privado sin beneficios a culpar a todo aquel que sí tiene beneficios como la causa de su privación.

En lugar de ver las ganancias que ofrecen los sindicatos, los trabajadores del sector privado se han tragado la noción de que estos beneficios, de alguna manera, fueron obtenidos a costa suya – al mismo tiempo que hacen caso omiso del engorde que continúa sin disminuir en Wall Street.

La nueva guerra de clases, como de hecho es percibido este conflicto, no es entre los trabajadores y el capital, sino entre los trabajadores del sector público y los del sector privado, éstos últimos azuzados por multimillonarios derechistas como los hermanos Koch. Uno puede incluso imaginarse al señor Burns, de Los Simpsons, tramando algo así, en su caricaturesca representación del capital; pero esto es la vida real, y pocos parecen reconocer la ironía.

El feriado del lunes fue quizás la última de las grandes protestas de esta semana, ya que, cuando convocan a decenas de miles de personas, no son sostenibles. Los trabajadores públicos están bajo la presión de sus empleadores y los sindicatos de maestros, para regresar a trabajar. Si el Gobernador Walker se niega a transigir, la única arma que queda en el arsenal de los trabajadores es una huelga general y no se sabe si existe suficiente decisión para poner en marcha una.

Este movimiento se inició por las acciones de Scott Walker y probablemente terminará por ellas. El siguiente paso hacia una huelga general dependerá de sus decisiones en los próximos días y si va en busca de un compromiso o de inflamar aún más a los trabajadores, al atacar su derecho democrático a organizarse

Walker, hijo de un predicador, siempre ha sido ciego a las sombras de gris. Sus acciones pasadas sugieren un camino fundamentalista por delante.


(*) Jeffrey Sommers es codirector del Baltic Research Group en el ISLET y profesor visitante en la Stockhol School of Economics de Riga.