Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

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Fiebre electoral también en la izquierda

In Actualidad on 12 marzo, 2011 at 0:34

Vicente Bolaños Betancor


En el cruce de comunicados y declaraciones sobre pactos antinatura en Canarias, con escindidos de CC (NC), PSOE (SxT), y otros caciquismos insularistas como el PIL, en Lanzarote, PPF (escindidos del PP) en Fuerteventura, etc… a través de acuerdos directos con Nueva Canarias, y que se pretende gestar, con la participación también de miembros de IUC en Tenerife y la complicidad de algunas personas de IU en Madrid, según declaran estos, justificándose técnicamente para superar la barrera electoral de 6%, y que se impuso en su momento con el apoyo de Nueva Canaria, presente en el Gobierno de Canarias a través de Coalición Canaria, para que IUC no entrara en el Parlamento de Canarias.

Me cuesta creer todo esto, así como que personas que se reclaman de izquierda levanten banderas insularistas, y reproducir los viejos esquemas caciquiles, ya que sería algo muy grave de ser cierto, y que contemplaría la acción fraccional y de ruptura en Canarias de IUC, una organización política, limpia, honesta, y honrada, defensora de lo público, de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, y combativa con la corrupción.

Aplicando aquello del vísteme despacio que tengo prisa, y el vale todo siempre que te tapes la nariz y renuncies a no tener memoria, demuestra una vez más, que se equivocan los que piensan que nuestro pueblo sigue estando aplatanado y que va a una hora menos que la metrópolis. En Canarias tenemos memoria y sabemos donde ha estado cada uno en estos años de agresión del capital especulativo, siendo complacientes unos con el poder y otros apoyando muchas de sus campañas electorales, hasta el extremo de diferencial el apoyo a las personas de los proyectos políticos, graso error, ejemplos Román, Arcadio, Jerónimo, etc., en pos del llamado progreso, hay que volver a echar mano de las hemerotecas para ver donde estaban los salvadores de la pretendida izquierda ahora, ratificando una vez más que aquellos polvos nos trajeron estos lodos.

Posibilitar presuntos acuerdos con Nueva Canarias, socio de”Iniciativa por Cataluña” en la plataforma Estatal de nacionalistas periféricos “Encuentro Plural”, que nace para competir electoralmente contra IU, no es la vía, para afianzar una verdadera izquierda alternativa, transformadora ,laica, republicana y federal, ya que hay que dejar claro que ese modelo político está agotado, y que ya, se intentó en Canarias con ICAN “Iniciativa Canaria” en la que participaron los actuales dirigentes de Nueva Canarias y que terminaron conformando la actual Coalición Canaria de la que también formaron parte gobernando con el Partido Popular.

Desde IUC no se apuesta por el modelo Catalán, de una izquierda alternativa dependiente de Iniciativa, y no va a ser modelo de laboratorio para crear una izquierda subalterna del capital, y del proyecto neoliberal.

Desde IUC siempre se ha entendido el federalismo en horizontal y no en vertical, ya que no es solo una técnica jurídica ni organizativa, sino también el reconocimiento de la soberanía originaria y la autonomía, de cada una de las partes en lo que atañe a su ámbito, y en este caso, las competencias para cualquier pacto en Canarias, si no trasciende a fuerzas políticas de carácter estatal, que no es el caso, corresponde decidir a los órganos nacionales de IUC, dentro de la cohesión y la unidad de acción en Canarias de siete islas pero un solo pueblo.

En estos momentos de cambalaches políticos y prisas que se acercan las elecciones, y da igual ir con quién sea para asegurar una poltrona, tiene en justo valor, la declaración y pronunciamiento del Consejo Político de Canarias de IUC, de que en La Izquierda hay una raya roja que no se debe traspasar, la de la transparencia, honestidad y honradez política.

IUC vuelve a reiterar su compromiso, con la lucha de todos los trabajadores y trabajadoras de Canarias para transformar este sistema capitalista que genera la crisis económica y cada día más injusticia y precariedad en nuestro pueblo, con la tasa más alta de paro de todo el Estado , y con índices altísimos de pobreza, marginación y exclusión social.

También deja claro IUC, que los pactos desde la izquierda, se tienen que sustentar primero sobre bases programáticas y no personales, denunciando todos los recortes sociales y laborales y el aumento de la edad de jubilación, apoyados por el PSOE, PP, Coalición Canaria y otros grupos políticos, así como denunciar la corrupción endémica y el transfugismo político imperante también en Canarias.

IZQUIERDA UNIDA CANARIA tiene que seguir haciendo gala, como siempre, de sus valores de ética, justicia, igualdad, solidaridad, y en defensa del empleo, de los derechos sociales, y de lo público, así como de la construcción de un nuevo modelo de desarrollo social, económico y ambientalmente sostenible para Canarias. Por ello se requiere, seguir luchando e impulsando la organización y la movilización, con el conjunto de ciudadanos y ciudadanas que no comparten el curso de los acontecimientos, y que tenemos claro, que desde la ilusión y la participación política es posible cambiar esta situación para avanzar hacia una sociedad más justa.

(*) Vicente Bolaños Betancor es exconcejal de IUC en Las Palmas de Gran Canaria

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¿Está China exportando inflación al mundo?

In Actualidad, Economía on 12 marzo, 2011 at 0:01

Editorial de
Diario del Pueblo


Con la inflación de China manteniéndose en niveles relativamente elevados durante los últimos meses, recientemente en Occidente han surgido quejas en el sentido de que la «imprudente» expansión monetaria y el imparable aumento de los costos laborales en este país la han impulsado al alza, y además que el fenómeno estaría expandiéndose al resto del mundo.

A este respecto, economistas basados en Beijing, la capital, coincidieron en que algunas personas distorsionan y malinterpretan la economía china, y en que sus quejas no concuerdan con la realidad.

De hecho, China también es una víctima de la inflación mundial, fenómeno que, a su juicio, se debe principalmente a la política monetaria «ultra-relajada» de Estados Unidos.

Para protegerse de los impactos negativos de la crisis financiera global y evitar una eventual recesión económica brusca, China lanzó a finales de 2008 un paquete de estímulo de 4 billones de yuanes (615.000 millones de dólares), el cual abarca un gran volumen de préstamos bancarios.

Las medidas de estímulo fueron acogidas con agrado por la mayoría de los países, que las calificaron como un «oportuno empujón» no sólo para la economía china sino también para la global.

En efecto, gracias a estas medidas la economía nacional logró mantener su tendencia al alza, con crecimientos de 9,2 y 10,3 por ciento en 2009 y 2010, respectivamente. Sin embargo, también se han registrado inevitables efectos colaterales, luego de que la expansión monetaria, que incluyó más de 1.800 millones de yuanes en nuevos créditos sembrara la semilla de la inflación.

Pero, ¿es tan grave la inflación en China como para empeorar la global?

Guo Tianyong, profesor de la Universidad Central de Finanzas y Economía de Beijing, opinó que, en vista de que el yuan no es una moneda de reserva global, su expansión monetaria a nivel doméstico difícilmente podría desbordarse al exterior.

El aumento de los precios de las materias primas en el mercado internacional se debe a la política monetaria cuantitativa excesivamente laxa de Estados Unidos y a las bajas tasas de interés que adoptan algunas economías desarrolladas, sostuvo Li Daokui, un asesor sobre política monetaria del Banco Popular de China, el central.

Zhang Xiaojing, investigador de la Academia de Ciencias Sociales de China, señaló que la excesiva liquidez global no sólo contribuye al alza de los precios de las materias primas, sino que también intensifica la presión de la inflación sobre las economías emergentes, a través de la absorción de una mayor cantidad de dinero especulativo.

El pasado 24 de febrero, el precio del crudo en el mercado de Nueva York alcanzó los 103 dólares por barril, mientras que en el de Londres llegó a 119,79 dólares. Los precios del oro, el algodón y otros artículos también se dispararon.

Con el fin de contrarrestar la presión inflacionaria importada, muchos países en vías de desarrollo elevaron las tasas de interés. No obstante, la cada vez más ancha brecha de las tasas sólo ha servido para atraer más «dineros calientes».

Chen Fengying, director del Instituto de Economía Mundial del Instituto de Relaciones Internacionales Contemporáneas de China, sostuvo que culpar al país de exportar la inflación es una estrategia a la que recurren algunas naciones para evadir su responsabilidad por la inflación global.

Durante las últimas décadas, el auge económico de China se ha basado primordialmente en la mano de obra barata y el uso excesivo de sus recursos. Pero la nueva generación de trabajadores migrantes exige salarios más altos y mejores condiciones laborales, lo que, como es normal, agrega costos a los productos que el país exporta. Con todo, esto también ha sido interpretado como una de las razones para que China esté «elevando» la inflación a nivel mundial.

En referencia a este tema, Chen dijo que el aumento de los costos laborales en el país beneficia la transición de la economía nacional hacia un modelo de labor intensiva, y además contribuye a equilibrar el comercio exterior de China, lo que en últimas beneficia a la economía global.

A pesar de que China enfrenta una difícil tarea en el combate contra la inflación, varios economistas vaticinaron que ésta no se descontrolará.

El Índice de Precios al Consumidor, el principal barómetro de la inflación, se situó en enero en 4,9 por ciento, muy cerca del 5,1 por ciento registrado en noviembre pasado, el nivel más alto en 28 meses.

El economista jefe del Buró Nacional de Estadísticas, Yao Jingyuan, sostuvo que la posibilidad de que se produzca una hiperinflación en China es escasa, pues el país ha registrado cosechas abundantes en los últimos siete años, goza de un relativo equilibrio de su mercado industrial y también cuenta con una capacidad excesiva de producción en algunos sectores.

Chen, por su parte, remató con un interrogante: «Si la inflación no es tan alta como para agravar las cosas a nivel interno, ¿cómo podría extenderse al resto del mundo?«.


¡Californícate!: el plan de los hermanos Koch para destruir a los sindicatos obreros en Wisconsin

In Actualidad, Laboral on 12 marzo, 2011 at 0:00

Jeffrey Sommers

Los hermanos Koch le dieron instrucciones a Scott Walker de ir por la victoria total y el Gobernador de Wisconsin quiere darles el gusto. Pero, ¿qué significa la victoria total?

Los Estados Unidos han tenido tres grandes crisis económicas el siglo pasado. La última fue en la década de 1970 y representó lo que el difunto científico de Harvard y asesor político para los EEUU, Samuel Huntington, llamó la «crisis de la democracia». Para Huntington «crisis» significaba que había demasiada democracia, tanto económica como política. Dándole la vuelta a la expresión de Bob LaFollete, (o de Al Smith, en 1928, ambos candidatos demócratas a la presidencia) de que la «cura para los males de la democracia es más democracia», Huntington argumentaba que la democracia era el problema, en alusión directa al Segundo Tratado de John Locke sobre el Gobierno, publicado en 1690, según el cual el gobierno popular debía ser sólo ejercido por los ricos como clase. Para Huntington, los reclamos del público para aumentar la igualdad, tanto económica como política, eran el gran peligro.

El mensaje parecía resonar entre las élites en el mundo anglo-americano. Mientras los EE.UU. se tambaleaban para salir de la crisis de 1970, quedó claro que una mayor inversión en la verdadera economía productiva costaría demasiado. En otras palabras, el precio de restaurar la competitividad económica era demasiado alto. No había dinero rápido en ello. Había que encontrar otra forma. La manera más rápida hacia la bonanza, para los ricos, sería quedándose con los beneficios del crecimiento económico de los Estados Unidos para ellos solos. Esto representó un gran cambio. Desde Roosevelt, el Nuevo Pacto había estipulaba que los trabajadores estadounidenses recibirían una parte de los beneficios del crecimiento económico.

Hasta que llegó California. Robert Brenner, de UCLA, argumentó que la solución las elites políticas de los Estados Unidos al problema de que la clase media trabajadora de estadounidense mantuviera expectativas de participación en el crecimiento económico sería distraer al público. A finales de la década de 1970, esto significaba desviar la atención del capital y ponerla contra el gobierno.

Es realmente muy simple. Si los sueldos de la gente están estancados o disminuyendo, has que dejen de pensar en los empresarios que no pueden o no quieren aumentar los salarios y enfócales la mente sobre los impuestos. Aunque una perspectiva completamente miope, era algo que el público podía entender.

«Si no puedo conseguir un mayor salario, pues que me reduzcan los impuestos, para así aumentar la cantidad de dinero en mi bolsillo«.

«La sindicalización es un trabajo duro y los empleadores tienen muchas herramientas a su alcance para impedirla. Pero lo que sí puedo hacer es votar a favor de la reducción de impuestos«.

Así se formó una especie de acuerdo Molotov/Ribbentrop contra el gasto social y los servicios públicos entre parte de la clase media blanca trabajadora y las élites empresariales.

Esto funcionó bien por un tiempo. Todo lo que debía hacer el movimiento conservador era exacerbar los prejuicios ya existentes en las mentes de la gente para que vuelquen su ira contra los pobres como causantes de sus problemas económicos. Así, en California se puso en marcha la Proposición 13, que dio inicio a la «reforma tributaria» en los EEUU. El resultado era previsible. Los californianos tuvieron por un tiempo un poco más de dinero en sus bolsillos, mientras su sector público moría de hambre. Sin embargo, el precio fue alto. El estado, con el tiempo, pasó de tener las mejores escuelas del país a tener algunas de las peores. Su sistema universitario pasó de ser gratuito para residentes, a cobrar elevadísimas matrículas, lo que ató a miles de sus estudiantes a enormes deudas que les hacen los más pobres y más propensos a exigir mayor alivio tributario, creando así un círculo «virtuoso» de demandas de mayores reducciones de impuestos a medida que sus residentes se hacían más pobres. Y así, el estado pasó de ser el «California Dreamin» de la prosperidad a una pesadilla de deudas, instituciones quebradas y creciente desigualdad.

Ese mismo programa es el que se repitió ahora en Wisconsin. Los residentes de Wisconsin son cada vez más pobres. El TLCAN, el radicalismo de libre mercado, la ausencia de una política industrial, y una política fiscal que suele subvencionar la deslocalización de los puestos de trabajo han dejado un estado con bajos salarios (que alguna vez estuvieron entre los más altos en los años 1950 y 1960: piense en la serie «Happy Days» y todos eso). En el 2008 la crisis inducida por Wall Street golpeó duro a Wisconsin, y, de hecho, los ingresos de los wisconsinenses continuaron cayendo durante el resto de la década mientras que el país prefirió invertir en la locura de la guerra en lugar de en la rehabilitación de la industria.

¿Qué hacer? Los pobres ya no podían seguir siendo usados como chivos expiatorios (los afro-americanos en particular) como lo fueron en la década anterior, cuando prácticamente se eliminaron las políticas de bienestar en gran parte de los años 1990, cortesía de Bill Clinton. La respuesta fue muy inteligente: culpar a los trabajadores del sector público por los problemas del estado (y por tanto de la gente). El finado robber baron (en alusión a los barones del caucho) financista ladrón, Jay Gould, una vez declaró: «Puedo contratar a una mitad de la clase obrera para matar a la otra mitad«.

Esto es precisamente lo que está sucediendo hoy en Wisconsin. Los hermanos Koch y otros grandes intereses especiales están utilizando Wisconsin como experimento para ver si pueden ir a por la victoria final.

No muchos años atrás, los maestros, los veteranos de las fuerzas armadas, ingenieros de la ciudad, estaban grabados en la mente de los estadounidenses como los retrataba Norman Rockwell. En sólo unos pocos años, se ha rediseñado completamente la percepción para parecerse más a la del chivo expiatorio de ayer, la «reina» del bienestar social. Los trabajadores del sector privado se han vuelto contra sus hermanos del sector público. Los primeros han sido duramente golpeados, especialmente teniendo en cuenta sólo el 6% tienen representación sindical. Sin los sindicatos, ha sido como la cacería de patos de Dick Cheney desde detrás de la ventana polarizada de una Hummer («baja la ventana, hijo, ¡y trata de evitar las balas mientras disparo!«). Los trabajadores simplemente no tienen ninguna posibilidad de defenderse a medida que el anciano es conducido alrededor de ellos con su trabuco.

Sin sindicalización ni vacaciones ni días de enfermedad pagados, han desaparecido los beneficios para la atención de la salud y las pensiones decentes, dejando a la clase media trabajadora, tanto menos segura y más pobre. Estaban haciendo las preguntas correctas sobre lo que ocurrió en el otoño de 2008. Sin embargo, la falta de voluntad del Presidente Barak Obama para hacer frente a las causas reales del problema económico de Estados Unidos en vez de sólo rescatar a Wall Street, dejó a la clase media abierta a otras alternativas de explicación de lo que les había ocurrido.

Y el sector público era un blanco tentador. Sindicalizados, gozando aún tienen de los beneficios que muchos en el sector privado habían disfrutado antes. Desde el punto de vista de los hermanos Koch, ese era un muy mal ejemplo. Y así respondemos a la pregunta de ¿qué es una victoria total? La victoria total es la destrucción final del Nuevo Pacto entre Roosevelt y la clase media trabajadora. Los trabajadores del sector privado están determinados a aplastar a los del sector público con la esperanza de acabar con la laboral, y abrir el potencial de explotación de una vez por todas. Una vez que la laboral sea totalmente derrotada, el capital también podrá dominar por completo al gobierno, sin reductores de velocidad en su eterna búsqueda de mayores beneficios, como vemos actualmente con la Ley de Reparación de Presupuestos de Wisconsin que le permite al Gobernador vender las generadoras eléctricas del estado a través de contratos directos, sin licitación.

Tres décadas después de la Proposición 13, en California queda muy poco del legado del Nuevo Pacto. Ahora, vemos la inminente californicación de Wisconsin. Pronto sabremos si los hermanos Koch han alcanzado la «victoria total».


(*) Jeffrey Sommers es codirector del Baltic Research Group en el ISLET y profesor visitante en la Stockhol School of Economics de Riga.