Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

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Ecuador: la revolución «ciudadana» y los comunistas

In Actualidad on 17 marzo, 2011 at 0:01

Ivan Pinheiro
Secretario General del Partido Comunista Brasileño (PCB)


Estuve recientemente en Guayaquil, representando al PCB en el XV Congreso del PCE (Partido Comunista del Ecuador), fundado en 1926. En el Congreso se debatieron principalmente el programa y los estatutos del Partido, sin dejar de lado las cuestiones tácticas y estratégicas, que inciden sobre los temas principales.

El momento más emocionante de la apertura fue un homenaje al joven Edwin Pérez, ex Secretario General de la JCE (Juventud Comunista del Ecuador), recientemente asesinado por un activista de derecha en medio de una elección del movimiento estudiantil.

El PCE tiene un peso razonable en el movimiento de masas. Dirige una de las cuatro centrales sindicales (CTE – Confederación de Trabajadores de Ecuador); tiene una presencia importante en la FEI (Federación Ecuatoriana de Indígenas) y en el Frente Unido de Mujeres y mantiene la JCE (Juventud Comunista del Ecuador); el PCE no tiene registro electoral, debido a las dificultades impuestas por la legislación.

Yo estaba impresionado con las posibilidades y perspectivas del PCE, en fase de reconstrucción, como el PCB y otras organizaciones revolucionarias.

Me llamó especialmente la atención una importante presencia proletaria entre los delegados, así como de militantes sindicales y sociales, jóvenes, indígenas y mujeres. Como en casi todos los partidos comunistas de América Latina, los dos mayores contingentes, por grupo de edad, son los militantes jóvenes, con menos de 30 años, y aquellos mayores de 60 años. Esto tiene que ver con las sangrientas dictaduras de los años sesenta a ochenta en la región, las clandestinidades de los partidos comunistas, las divisiones entre los comunistas y las vicisitudes por las que pasó la construcción del socialismo en la Unión Soviética y la Europa del Este.

Los debates se dieron en un ambiente unitario y fraterno, con las diferencias siendo expuestos con la firmeza y el respeto propios de los comunistas, sin grupos ni tendencias.

El papel de la juventud en la reconstrucción del PCE me parece decisivo, incluso en la calibración de la táctica y de la estrategia. Los comunistas más jóvenes no convivieron con algunos problemas y deformaciones que fueron comunes en la mayoría de los partidos comunistas del llamado (Movimiento Comunista Internacional), bajo el liderazgo del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética).

A pesar del saldo histórico sumamente creador de estos partidos en la lucha por los derechos del proletariado, contra el colonialismo, el nazi-fascismo y el imperialismo, por el socialismo, convivían con el culto a la personalidad, el burocratismo, los manuales, el acento exagerado en las alianzas con las llamadas burguesías nacionales y la necesidad de colocar la lucha por la paz mundial en el orden del día, en el nombre de la preservación de la Unión Soviética.

Sería temerario intentar hacer aquí un análisis más consistente de la actualidad ecuatoriana. En general, el PCB conoce muy poco del Ecuador, principalmente por el hecho de que nuestra presencia en este XV Congreso marcó la reanudación de las relaciones bilaterales entre nuestros partidos que siempre fueron, como son las relaciones entre los dos países de forma general, tal vez por la falta de fronteras y de relaciones sociales y culturales más fuertes.

Pero me fui con la impresión de que el PCE adopta una postura correcta frente a la realidad de su país, que es bastante distinta a la de Brasil, sobre todo en lo que respecta al desarrollo de las fuerzas productivas y, por lo tanto, del capitalismo, y del carácter del gobierno federal.

La economía ecuatoriana –sustentada básicamentev en la exportación de petróleo, frutas, flores, pescado y cereales- tiene una gran dependencia del imperialismo, sobre todo del norteamericano, generando no sólo importantes contradicciones no solo con el proletariado, sino también con sectores de la pequeña y mediana burguesía. En Brasil, estas contradicciones no tienen el mismo peso, en la fase de un capitalismo altamente desarrollado e integrado en el sistema imperialista, como parte de él, aunque de forma subalterna, combinando disputa y subordinación.

Las condiciones ecuatorianas guardan semejanza, por ejemplo, con las de Bolivia y Venezuela, países en los que hay espacio para revoluciones nacionales democráticas de contenido antiimperialista, antimonopolista y antilatifundista.

Así como nos parece correcto que los comunistas participen, con independencia política y críticamente, en los procesos de cambios en Bolivia y en Venezuela, parece correcto hacerlo en el Ecuador, a pesar de que el proceso en ese país todavía no presente el mismo grado de radicalidad. Por otro lado, estos tres países los comunistas participan y luchan por la radicalización del proceso de cambios, pero no ocupan posiciones en los gobiernos y no los defienden acríticamente, levantando bien alto la bandera del socialismo.

El largo discurso del Ministro de Asuntos Exteriores de Ecuador en el Congreso del PCE fue muy importante para comprender el significado de la expresión «revolución ciudadana», usada por el gobierno de Rafael Correa. Se trata de un reformismo asumido. Se basa en lo que llaman el “socialismo del buen vivir», que básicamente propone la armonía entre el hombre y la naturaleza (la Pacha Mama), fundamentado en principios éticos y humanísticos, conceptos como el “comercio justo”, la defensa de las cooperativas, las pequeñas y medianas empresas, la agricultura familiar, etc. Presentan este proceso como un socialismo nuevo, el socialismo del siglo XXI. En Bolivia, el discurso es similar, si bien Evo Morales verbaliza la lucha por el fin del capitalismo y no subestima la base de apoyo político que le asegura el movimiento de masas.

Pero lo que llama la atención en Ecuador es la violencia de la derecha política contra el gobierno. Como en Venezuela, los medios de comunicación burgueses son el mayor partido de oposición, con la ayuda de las asociaciones empresariales, los partidos conservadores y ONG`s financiadas por la USAID, bajo la dirección de la embajada norteamericana.

A fin de cuentas, Rafael Correa, a pesar de las limitaciones, ha promovido algunos cambios. Comenzó con una auditoría de la deuda externa, que reconoce apenas un 30% del total hasta entonces cobrado por los acreedores. A través de una Constituyente libre y soberana, independiente del parlamento, propició una nueva Constitución (promulgada en julio de 2008) avanzada en términos de derechos sociales. Determinó la retirada de la gran base militare de EEUU que estaba ubicada en Manta. No cedió al estado terrorista colombiano cuando éste invadió el espacio aéreo de Ecuador para asesinar cobardemente al comandante Raúl Reyes (de las FARC) y otros militantes, en una acción en combinación con la CIA y el Mossad.

Correa también viene nacionalizando gradualmente la industria petrolera, con la creación de un nuevo marco regulador, en el que Ecuador retoma su soberanía sobre parte de sus riquezas y el usufructo de sus beneficios. Esto llevó a las empresas extranjeras a retirarse del país, incluida Petrobras, que pasa por la falsa idea de ser un empresa estatal brasileña, pero que tiene la mayoría de sus acciones en manos privadas, vendidas en la Bolsa de Nueva York, y que se comporta como cualquier multinacional.

En este nuevo marco, la actual estatal PETROECUADOR se va a dedicar únicamente a la gestión de la política gubernamental para el sector. Están creándose dos empresa estatales más, la PETROAMAZONAS -que va a explotar los campos de petróleo, incluyendo el área resultante de la expulsión de la empresa norteamericana OXY- y PETROPACÍFICO, que se hará responsable del refino y la comercialización de los derivados del petróleo.

En el mismo sentido, Ecuador cambió la forma subalterna y corrupta que los políticos burgueses tradicionales se relacionaban con las empresas extranjeras, lo que llevó incluso a la expulsión del país de Odebrecht, la más famosa contratista brasileña en América Latina, apoyada por el gobierno Lula a través de un banco de desarrollo estatal.

Pero la más grave transgresión a los dictados e intereses del imperialismo fue ser uno de los países fundadores de ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), conjuntamente con Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Para hacerse una idea, la adhesión al ALBA -que viene promocionando una integración soberana y antiimperialista entre los países de la región- fue el principal motivo del golpe de Estado en Honduras.

Ahora mismo el gobierno viene siendo violentamente atacado por hber convocado un plebiscito para el próximo mes de abril, una consulta popular con diez preguntas, entre ellas sobre medidas contra la corrupción, la evasión fiscal, los monopolios de medios de comunicación y de capital financiero y la lentitud y complicidad de la justicia con los intereses del capital.

Una gran polémica que se ha instalado en la sociedad ecuatoriana es si hubo o no un intento de golpe y de asesinato de Rafael Correa el 30 de septiembre del año pasado. Todo lleva a creer que, igual que si hubiera un plan preestablecido, la derecha se aprovechó de una rebelión de policías para intentar provocar un golpe de Estado y un asesinato. Por otro lado, la impresión es que la movilización de los sectores populares que apoyan el Presidente fue decisiva para frustrar el intento golpista.

Por lo que todo indica, Rafael Correa, carismático y mediático, ha sabido extraer del episodio un gran gancho político, que le aseguró el mayor índice de aceptación popular desde que asumió el cargo y, sobre todo, mejor condiciones de gobernabilidad.

De los diversos informes y opiniones a los que tuve acceso, es cierto que no fueron todos los sectores populares los que dieron su solidaridad al Presidente en aquel momento. Las razones residen en las limitaciones de un revolución nacional y democrática hegemonizada por sectores de la pequeña y mediana burguesía y no por el proletariado. Los cambios no llegan a las relaciones entre capital y trabajo lo que, comprensiblemente, decepciona segmentos populares con respecto a la «revolución ciudadana», en la que los ciudadanos son los titulares de derechos formalizado en la Constitución, pero no sienten ningún cambio en sus condiciones de vida.

Además, el Estado no sufre cambios significativos, funcionando como aparato represor de las clases dominantes y fundamentalmente al servicio de ellas.

La mayor virtud de un proceso como este es que hace evidente la lucha de clases, contraponiendo los intereses del capital a los del proletariado, de los trabajadores y de los sectores de las capas medias. Esto no ocurre en procesos atenuados, de conciliación de clase, como en Brasil, en que los gobiernos y los partidos que se dicen de izquierda que les apoyan no movilizan a las masas y no se enfrentan ideológicamente al capitalismo, porque tienen como principal objetivo de hacer de Brasil una potencia capitalista mundial.

La mayor debilidad del proceso ecuatoriano es la falta de un instrumento político y de una organización de masas que impulse los cambios en el sentido de una revolución verdaderamente socialista, que vaya en la dirección del poder popular y de la ruptura gradual con el estado burgués.

Aquí reside el «talón de Aquiles» del proceso. El Presidente se comporta como un caudillo de izquierda, en un relación directa con las masas, subestimando la importancia de la organización y la movilización popular y la construcción de
un frente revolucionario.

La toma del poder político por parte de la mayoría del pueblo nunca fue ni será una concesión generosa de las clases dominantes. El sistema de explotación que fusiona los intereses de las llamadas burguesías nacionales con los del imperialismo no «cae de podrido» ni por el paso del tiempo. Los explotadores no entregan voluntariamente el poder a los explotados, ni aun cuando sectores representativos de estos últimos ganan una elección, en el marco de la democracia burguesa. A veces, se ven obligados, a disgusto, a entregar el gobierno a los sectores populares, pero estos sólo alcanzan el poder popular con luchas muy duras, acumulando fuerzas y golpeando el Estado burgués, usando métodos y formas de lucha de lo más diversas (institucionales e insurgentes), adaptadas a las circunstancias, teniendo especialmente en cuenta la correlación de fuerzas entre las clases en lucha.

Sea cual sea la vía de conquista del gobierno, el camino al socialismo solo puede construirse con la movilización y la acción de las masas y bajo la dirección de una vanguardia revolucionaria, no a través de un partido único, sino de un frente.

El PCE está atento a las limitaciones y los desafíos del proceso. En la última nota política del Comité Central anterior al Congreso, el Partido propuso, para la actual etapa del proceso ecuatoriano “RADICALIZAR, PROFUNDIZAR Y PINTAR DE PUEBLO EL PROCESO”, levantando varias banderas, tales como agilizar la reforma agraria, consolidar una política externa soberana, desmantelar las instituciones burguesas del aparato estatal y fortalecer la unidad de todas las fuerzas sociales y políticas revolucionarias.

En las Tesis del XV Congreso del PCE, en este particular aprobadas por el Plenario, se dice en el punto LA ESTRATEGIA DE LA REVOLUCIÓN ECUATORIANA que «la lucha del pueblo ecuatoriano es contra el imperialismo, las oligarquías y los latifundistas«.

En la cita de una parte de las tesis del Congreso, con la cual cierro esta sencilla contribución, queda claro que el PCE no se hace ilusiones con una revolución nacional libertadora en alianza con la burguesía que se dice nacional. Sitúan claramente que la contradicción fundamental de la sociedad ecuatoriana «se expresa en dos formas: la contradicción entre nuestra nación, nuestro pueblo y el imperialismo, en particular el norteamericano, y la creciente contradicción entre el capital y el trabajo, entre las fuerzas productivas que luchan por desarrollarse y las relaciones sociales de producción basadas en la explotación de los trabajadores de la ciudad y del campo«.

La lucha entre los beneficiarios del actual orden de cosas y las masas empobrecidas del pueblo ecuatoriano nos llevan a definir como tarea histórica del momento actual un proceso de liberación social y nacional que nos lleve a través de cambios ininterrumpidos al establecimiento del régimen socialista en Ecuador, como parte integrante de la etapa histórica de transición del capitalismo al socialismo.


Marzo de 2011

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Wisconsin y la eutanasia de la clase media en América del Norte y en Europa: un plan para robárselo todo y vender como esclavas a las poblaciones trabajadoras

In Actualidad, Economía, Laboral on 17 marzo, 2011 at 0:01

Michael Hudson y Jeffrey Sommers


El pasado miércoles, de atardecida, en lo que iba a constituir una verdadera noche de los cuchillos largos, la integridad de Wisconsin fue brutalmente violada en el Capitolio del estado de Wisconsin. El 9 de marzo, la integridad y la confianza construidas durante un siglo fueron arrasadas cuando los senadores del estado de Wisconsin se apresuraron a invertir el rumbo y sajaron por la mitad su «ley presupuestaria de reparación» del déficit presupuestario. Los asuntos financieros requieren un cuorum; de modo que la negociación colectiva se sacó de esa ley presupuestaria de reparación del déficit, a fin de permitir su votación inmediata por separado. Aun así, se violaba la Ley estatal de reuniones abiertas, que exige un plazo de 24 horas para asegurar la transparencia. Los senadores republicanos del estado de Wisconsin sacaron adelante la nueva legislación sin previo aviso en plazo; se pusieron manos a la obra, dejando a un solo y estupefacto legislador demócrata –Peter Barca— predicar en el desierto leyendo en alto la Ley de reuniones abiertas para evitar que los senadores se aprestaran a votar. Pero el Senado votó, haciendo cas omiso a sus objeciones.

El estilo de Wisconsin siempre se ha centrado en la integridad. Y en efecto, esa es la única ventaja comparativa que ese estado federado podía revindicar. Ya no. Abolida la negociación colectiva, una muchedumbre de asuntos de enorme importancia queda fuera del control de los trabajadores. La privatización de activos públicos está ahora en la agenda política con la ley presupuestaria de reparaciones aún por votar.

Wisconsin es un estado que inventó la Era Progresista dominada por el Partido Republicano en el siglo XIX y comienzos del XX, bajo la égida de populistas progresistas como Robert LaFollette. Bajo su mandato, la búsqueda de rentas privadas extraídas del dominio público y análogas corruptelas dimanantes de información interna ventajista fueron combatidas y frenadas por un robusto sector público anclado en la integridad. La larga historia de ese estado federado en materia de reformas fue el suelo nutricio de una próspera clase media, y convirtió a su territorio en un modelo de gobierno limpio, sólidas infraestructuras, sindicalismo organizado e industria de alto valor añadido gestionada por socialistas y progresistas del tipo de LaFollette.

Tan distintos de Scott Walker hoy. Representante de una nueva cepa inasimilable a los republicanos de antaño en Wisconsin, Walker busca el renacimiento del latrocinio de activos que caracterizó a la Era de la Codicia [en la posguerra civil norteamericana]. Una plaga de buscadores de renta busca ganancias rápidas por la vía de privatizar el sector público y erigir por doquiera rentables peajes de acceso a las carreteras, a las plantas de energía y a otras infraestructuras básicas.

Los manuales de economía y los telediarios de la cadena Fox, de consuno con agresivos locutores radiofónicos, propagan el mito de que se ganan fortunas productivamente invirtiendo en equipo de capital y empleando trabajo para producir bienes y servicios que la gente quiere comprar. Puede que sea así cómo prosperan las economías, pero no es así cómo se hacen fortunas del modo más fácil. Basta leer al novelista decimonónico Balzac para saber que detrás de cada fortuna familiar hay un gran robo, a menudo olvidado desde hace mucho o aun sin descubrir.

¿Pero a quién se roba? El grueso de las riquezas registradas en la historia fueron adquiridas, o bien mediante la conquista armada de tierras, o bien a través de la información política ventajista interna, como fue el caso en los obsequios de terreno público para la construcción de los ferrocarriles en los EEUU del siglo XIX. Las grandes fortunas norteamericanas se fundaron en el despojo al dominio público de tierras, empresas y derechos de monopolio: porque en el dominio publico es dónde se hallaban los activos.

A lo largo de la historia, las economías más exitosas han sido las que han logrado frenar este tipo de acumulación primitiva. La economía norteamericana de nuestros días trastabilla en muy buena medida porque sus tradicionales barreras protectoras frente a los buscadores de renta se han quebrado.

En ningún lugar se puede ver esto en marcha de manera más perturbadora que en Wisconsin. Hoy, Milwaukee –la mayor ciudad de Wisconsin, y otrora la más rica de los EEUU— se halla entre las cuatro grandes ciudades más pobres de los EEUU. Wisconsin es sólo el caso más reciente de un rimero de grandes atracos. «Etapa final» de la doctrina neoliberal, propio gobierno de los EEUU y sus agencias regulatorias están siendo privatizados.

Basta un somero vistazo a la llamada «Ley presupuestaria de reparación» del Gobernador Walker para descubrir un verdadero muestrario de horrores, que son todo lo contrario de una verdadera «reparación» del déficit. Entre los puntos enumerados por la ley hasta el miércoles por la noche había privatizaciones liquidadoras de plantas públicas de generación de energía, en contratos sin subastas, obviamente favorecedores del ventajismo con información política interna.

Las 37 plantas que Walker pretende vender por liquidación producen calefacción y refrigeración a bajo coste a las universidades y a las cáceles del estado. La ley presupuestaria de reparación las liquida a bajo precio, presumiblemente a favor de contribuyetes a su campaña electoral, como las industrias Koch, y luego carga a perpetuidad la factura de producir esa energía a mayores precios a los contribuyentes de Wisconsin. ¡Y todo eso se vende como un plan de «alivio al contribuyente»! Inexorablemente, eso dará paso a una ulterior legislación, una vez que se desvíe la atención respecto de la disputa actual.

La ley presupuestaria planea también la demolición del Sistema de Jubilación de Wisconsin (WRS). Esto no es Nueva Jersey, en donde una sucesión de gobiernos corruptos ha terminado en la subfinanciación (léase: robo) del sistema estatal de pensiones, a fin de desplazar recursos para cubrir los agujeros presupuestarios en la recaudación general causados por los recortes fiscales a favor de los ricos. No; el WRS es uno de los sistemas públicos de pensiones más estables, mejor financiados y mejor gestionados de la nación. Aunque Wisconsin no es un gran estado, el WRS ha llegado a atesorar 75 mil millones de dólares en reservas, y paga puntualmente generosas pensiones a sus funcionarios retirados, sin necesidad de subsidios públicos. La ley de Walker está redactada con un lenguaje a propósito para demoler este sistema, asaltando sus activos para pagar ulteriores recortes fiscales para los ricos (especialmente los propietarios) y arrojando, luego, a los tiburones de Wall Street buena carnaza, a medida que los empleados públicos pasarán a los planes 401k [planes de jubilación privados] manejados por gestores de dinero que trabajan a comisión.

En una propuesta separada, el Gobernador Walker empezaría el proceso de privatización de los dos campus estrella, subvencionadores de doctorados, de la Universidad de Wisconsin. Irónicamente, las universidades estatales a las que el Estado federal concedió [en el último tercio del XIX] terrenos federales para su construcción –entre las que la de Wisconsin descolló— fueron creadas por los republicanos proteccionistas del siglo XIX para promover visiones alternativas a la doctrina británica del libre mercado, que dominaba en las prestigiosas y muy anglófilas universidades de la Ivy League [las ocho grandes universidades privadas del noroeste de los EEUU, encabezadas por Harvard]. Esas universidades estatales públicas establecidas en terrenos federales cedidos a los estados, como sus semejantes en Alemania, enseñaban una nueva política económica de gestión estatal y empresa pública que formó la base del subsiguiente desarrollo norteamericano y alemán.

Walker pretende liquidar esa tradición y ofrecer la producción intelectual al mejor postor.

Otras propuestas sugieren la venta de los bosques septentrionales públicos de Wisconsin, rebosantes de minerales y riqueza maderera. Y se dice que en preparación hay mucho más.

De modo que la de Walker no es sólo una guerra contra los Demócratas y los trabajadores; es una guerra también contra las instituciones de la Era Progresista de Wisconsin. Su política amenaza con la pauperización del estado y amaga con un golpe de gracia a las instituciones de la Era Progresista y, por lo mismo, con la proletarización de las clases medias de ese estado. Contra la gentil sugerencia de John Maynard Keynes de proceder a la «eutanasia del rentista», a quien se quiere eutanasizar ahora, en toda la América del Norte y en toda Europa, es a la clase media.

FED, lo que viene es peor

In Actualidad, Economía on 17 marzo, 2011 at 0:00

Santiago Brugal Almanza


Comienza a escucharse la palabra “estanflación”, algo definido como estancamiento económico con inflación, considerada como “el peor escenario posible”, pero lo que parece estar produciéndose es todavía mayor: una contracción económica con inflación o “contracflación”.

En reciente serie de artículos The Wall Street Journal (WSJ) aborda diferencias de opinión de los presidentes de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), donde se manifiestan contradicciones irreconciliables.

Señaló que el presidente de la FED de Dallas, Richard Fisher, dijo que los precios más altos del petróleo podrían motivar al banco central a retirar su enorme estímulo monetario para evitar un brote de inflación.

Contrariamente, el presidente de la FED de Atlanta, Dennis Lockhart, argumentó que podrían necesitarse más estímulos (QE3), para evitar otra recesión, después la segunda flexibilización cuantitativa (QE2) dispuesta por el Gobierno, que vence en junio venidero.

Con esas inyecciones de liquidez, otros estímulos y la emisión de deudas, se ha estado manteniendo artificialmente la economía estadounidense, provocando burbujas financieras (flujos de capitales especulativos) y dando una falsa sensación de “efecto riqueza”.

El problema, entre otros, es que el aumento de los precios puede llevar a un incremento en la inflación si el crecimiento es fuerte y las empresas elevan el valor pecuniario de sus productos y servicios para contrarrestar los mayores costos de las materias primas, o una recesión al perjudicar el gasto de los consumidores si la economía es débil.

Fisher señaló que el factor crucial para determinar si se acelerará la inflación general será la capacidad que tengan las compañías para trasladar a los consumidores los mayores costos de los insumos a través de precios más altos.

El presidente de la FED de Atlanta destacó que las aerolíneas ya están trasladando los costos más altos de los combustibles a los consumidores, y el transporte terrestre podría imitarlas. Otras materias primas, también están golpeando a las empresas, recordó.

Anteriormente el presidente de la FED de New York, William Dudley, reconoció la existencia o convivencia y confrontación, tanto de las tendencias deflacionarias, como de las presiones inflacionarias o sea algo nuevo: deflación con inflación.

Dijo que el rol prominente de las presiones en los precios sobre la economía ha despertado algunos temores sobre un retorno de la estanflación, es decir, una alta inflación acompañada de crecimiento débil y alto desempleo.

Es poco probable que la economía crezca lo suficiente para cambiar el curso de la política económica en los próximos meses, si bien los crecientes precios de los bienes básicos justifican una mayor vigilancia en el frente inflacionario, agregó Dudley.

“La capacidad ociosa en nuestra economía aún es muy grande, y esto seguirá siendo un factor que presiona a la baja los precios”, dijo aunque reconoció que los precios están “aumentando rápidamente” y “algunas de estas presiones podrían elevar la inflación básica”.

La inflación básica o subyacente, excluye de la general los componentes energía y alimentos, que tienden a ser volátiles, por lo que es una medición más objetiva, utilizada por la FED para valorar los cambios en la política monetaria.

El presidente de la Reserva Federal de St. Louis, James Bullard, dijo que quieren llevar la política monetaria hacia un perfil más normal y “finalizar el programa un poco antes de lo que se pretendía inicialmente, para luego tomar una pausa por un tiempo”.

En tanto, el presidente de la Reserva Federal de Richmond, Jeffrey Lacker, admitió que los precios del petróleo podrían afectar los del productor, y tendrán un efecto de filtración hacia el consumidor, lo que podría detonar la inflación básica.

A su vez, el Libro Beige de la FED, un resumen de la actividad económica, examinó las condiciones en sus 12 regiones sobre la base de información obtenida hasta el 18 de febrero y expone:

Los informes de los 12 distritos de la Reserva Federal sugirieron que la actividad económica general continúo expandiéndose en enero e inicios de febrero a un ritmo entre modesto y moderado”.

Agregó que, “las empresas manufactureras en muchos distritos expresaron que estaban trasladando los mayores costos de los insumos a los clientes o que planeaban hacerlo en un futuro cercano”.

El WSJ opinó que: “En el peor escenario posible, esto puede provocar ambas cosas: una economía débil con alto desempleo y elevada inflación, conocido por los economistas como estanflación.”

Pero lo que se está produciendo, es un fenómeno nuevo, peor y más complejo que la estanflación, pues es estructural, sistémico e irreversible, acelerado por la crisis y que no tiene solución bajo las leyes del capitalismo.

Es la contracción de las economías desarrolladas y no un peligro de nueva recesión o de estancamiento con inflación, mientras los países emergentes crecen impetuosamente, como han venido mostrando todos los indicadores macro globales.

Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo en su última previsión a la baja que en el 2011 el PIB de Estados Unidos se desacelerará hasta el 2,7 por ciento y en la eurozona, en torno al 1,5 por ciento.

Para los países en desarrollo, revisó al alza su previsión para 2011, situándola en 6,5 por ciento.

El PIB de los países desarrollados continúa bajo presión, el desempleo sigue alto y las situaciones de estrés agravadas en los países periféricos de la eurozona continúan siendo un factor negativo adicional para la economía mundial”, resumió Dominique Strauss-Kahn, director gerente del Fondo Monetario Internacional.

Vemos que la recuperación continúa, pero muy desigualmente: rápida en Asia y América Latina, incierta en EE.UU. y lenta en Europa”, indicó.

El FMI también reconoció que los países emergentes han estado bajo amenaza debido a la excesiva liquidez global del dólar y la apreciación de las monedas locales, lo cual ha afectado la competitividad de sus productos en el extranjero.

Parte del problema puede ser atribuido a flexibilización cuantitativa en Estados Unidos, pero desde otro punto de vista que puede ser necesario porque todos dependemos del crecimiento de la economía estadounidense”, dijo.

O sea, para Strauss-Kahn el mundo debe soportar los efectos nocivos de la invasión de los mercados con emisiones de dólares cada vez más devaluados (o efecto dólar) porque “todos dependemos de Estados Unidos”.

Tal afirmación resulta una paradoja porque en realidad ocurre que no solo Estados Unidos, sino la Unión Europea y Japón, están dependiendo cada vez más de los emergentes, especialmente de China.

Pero esos flujos de capitales especulativos que se están sumando a los otros componentes de la inflación, sobre todo en los mercados emergentes, comienzan a regresar a Estados Unidos a través del alza de los costos de las materias primas.

Los precios siguen con tendencia al alza, por lo que la FED está considerando modificar el balance inflación-recesión, (subir los tipos de interés), como anunció el Banco Central Europeo (BCE) para mantener bajo control la inflación en la zona del euro.

Evidentemente la FED, está dividida y reconociendo que las herramientas para atacar la inflación provocan más contracción y las utilizadas contra la deflación, generan más inflación y ésta a su vez contracción, por lo que están atrapados en un círculo vicioso.

Conducir la política monetaria con creciente inflación, contracción económica, alto desempleo y extremo endeudamiento (que se dirige a la cesación de pagos o default) y crecientes gastos militares, parece ser una tarea imposible para el banco central estadounidense o sea, que la FED perdió la fe en si misma.


(*) Santiago Brugal Almanza es periodista, jurista y colaborador de Prensa Latina. Fue diplomático y miembro de la Comisión Económica de la Asamblea General de la ONU.