Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

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Tribus libias participan en marcha de reconciliación hacia Bengasi

In Actualidad, África on 25 marzo, 2011 at 14:55

Miembros de las mayores tribus de Libia se unieron a la denominada «Marcha Verde» emprendida desde esta capital hacia Benghazi por ciudadanos interesados en promover la reconciliación entre el Gobierno y los rebeldes. Banderas verdes libias, ramas de olivo y consignas a favor de la unidad de los ciudadanos de este país por encima de diferencias políticas, distinguen la movilización de los civiles que marcharán hacia la segunda ciudad, convertida ahora en capital de los opositores.

Los activistas se pronunciaron a favor de evitar la beligerancia y, sobre todo, impedir que una situación de inestabilidad o violencia incontrolable justifique la invasión militar de las potencias occidentales que bombardean desde el aire desde hace cinco días. Según organizadores del recorrido, la iniciativa pacífica podría tomar varios días pues habrá que completar un trayecto de unos mil 200 kilómetros hasta Bengasi, durante el cual se prevé se adhieran habitantes de poblados y ciudades situadas a lo largo del camino.

La idea de la marcha, que toma su nombre del color de la bandera oficial libia, fue del líder Muamar El Gadafi después que aviones y barcos militares de la coalición internacional bombardearon posiciones del Ejército regular impidiéndoles su avance hacia Bengasi. El propósito, según explicó la agencia oficial de noticias JANA, es que haya un diálogo democrático y pacífico para solucionar la confrontación y frustrar planes imperialistas, sobre todo de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, de apoderarse del petróleo.

Líderes y demás miembros de la tribu Warfalla negaron que el plan de unirse a civiles llevando ramas de olivo a través de zonas donde actualmente se registran combates sea una «proeza propagandística», y subrayaron que es un acto de lealtad a El Gadafi. Con más de un millón de integrantes, la Warfalla está diseminada por todo Libia, incluido el bastión rebelde de Bengasi, y ello le otorga un rol clave para impedir divisiones y tener una participación activa en la «Marcha Verde» hacia el oriente de la nación.

Activistas políticos advirtieron que ese clan tiene como meta promover la reconciliación y «evitar una partición de Libia al estilo coreano» que ya muchos comienzan a pensar pueda ser una pretensión solapada de la coalición internacional bajo el amparo de la ONU.

En Libia, como en muchos otros Estados árabes, las tribus son políticamente importantes para cualquier gobernante, como ocurre con la Gadadfa, a la cual pertenece El Gadafi. Dicha comunidad está aliada con la Megarha, más numerosa y cuyo bastión es Sebha, en los límites del desierto de Sahara, y sus miembros dominan la fuerza aérea y otras ramas de seguridad, mientras la Tarhuna, otra gran tribu del occidente, también respalda al gobierno.

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El Partido Comunista Japonés denuncia que el gobierno está minimizando la catástrofe y reclama una comisión independiente de los promotores de la energía nuclear

In Actualidad, Medio ambiente on 25 marzo, 2011 at 0:02

Durante un encuentro en la cumbre entre el gobierno y la oposición el 12 de marzo en la residencia oficial del primer ministro tras la Catástrofe del Gran Este japonés, el presidente del Partido Comunista Japonés Shii Kazuo solicitó que el primer ministro diese prioridad absoluta a las operaciones de socorro por encima de todo y que el gobierno hiciese todo lo que tuviera que hacer en este sentido. Shii declaró que el PCJ cooperaría en las acciones de socorro y de salvamento.

En lo que concierne a la explosión en la central nuclear Fukushima-1, declaró : “estamos extremadamente preocupados por la situación. Esperamos que el gobierno tome todas las medidas posibles para impedir que se propaguen las materias radioactivas”.

Propuso también que el gobierno distribuyese inmediatamente comprimidos de yodo a los residentes de las zonas siniestradas para impedir que la radioactividad penetrase en la glándula tiroides. El primer ministro Kan declaró que el gobierno, en cooperación con la administración de la prefectura de Fukushima, trabajaba para proporcionar yodo a los residentes.

EL GOBIERNO ESTÁ MINIMIZANDO LOS DAÑOS CAUSADOS POR EL ACCIDENTE EN LA CENTRAL NUCLEAR

Sobre la explosión que tuvo lugar hacia las 15 h. 30 m., el 12 de marzo, en la central nuclear de Fukushima-1, el presidente del Partido Comunista Japonés declaró lo siguiente : “el primer ministro y el jefe de gabinete deberían darse cuenta de la gravedad de la situación, y tomar enseguida las medidas necesarias para la protección de las vidas humanas”.

Preguntado por los periodistas sobre la reacción gubernamental en relación con el accidente, Shii afirmó : “Es un problema que el g0obierno anunciase el hecho de la explosión dos horas y media después de que la explosión tuviera lugar y que el gobierno no fuera claro y franco en lo que concierne a la situación en su conjunto”.

Shii añadió : “Le dije por teléfono al asistente del primer ministro Kato Koichi que este tipo de reacción no ayudaría en nada a los residentes que se encuentran en las cercanías y que sufren una extrema ansiedad. Le dije que el primer ministro y el jefe del gabinete eran responsables, que deben darse cuenta de la gravedad de la situación en su conjunto, comunicar los hechos a la población, y tomar inmediatamente medidas para limitar los daños, incluso procediendo rápidamente a evacuaciones de urgencia y la distribución de preparados de yodo para eliminar la radioactividad presente en el cuerpo”.

UN EQUIPO DE EXPERTOS INDEPENDIENTES DE LOS PROMOTORES DE LA ENERGÍA NUCLEAR DEBE OCUPARSE DE LA CRISIS

El presidente del Partido Comunista Japonés Shii Kazuo ha propuesto que el gobierno otorgue un mandato a la Comisión de seguridad nuclear, que es independiente de los promotores de la energía nuclear, para gestionar la crisis nuclear actual.

Durante una conferencia de prensa celebrada el 14 de marzo, Shii subrayó que la Agencia para la Seguridad Nuclear e Industrial, organismo que se ocupa actualmente de los accidentes nucleares, forma parte del ministerio de Economía, de Comercio e Industria, pro-nuclear.

Citando el hecho de que el gobierno no ha informado al público de la explosión del reactor número 1 de la central de Fukushima-1, el 12 de marzo, hasta cinco horas y media después de la explosión, Shii afirmó : “Debo decir que fue una reacción irresponsable. El gobierno debería comunicar rápidamente los hechos exactos al público y informarle de la forma en que el gobierno pretende gestionar en el curso de los acontecimientos el peor de los escenarios posibles”.

En lo que concierne a la explosión que siguió del reactor número 3 de la misma central, el 14 de marzo, Shii declaró : “El reactor número 3 utiliza plutonio. Si se propaga en el aire, los daños serán enormes.

En cuanto al corte de corriente eléctrica del 14 de marzo, Shii criticó a la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) por haber cortado la electricidad sin haber explicado claramente cuáles serían las zonas sometidas al apagón, cuándo comenzaría el apagón o lo que sucedería en los centros sanitarios o a las personas que necesitan oxigeno en su domicilio.

Señaló que es posible que se hayan producido graves problemas de salud y de seguridad en este caso y declaró : “El PCJ exige que el gobierno de orden a la TEPCO de utilizar los protocolos establecidos antes de proceder a un corte premeditado de corriente eléctrica”.

[Fuente: L’Humanité en español]

El triunfo militar en Libia será otro fiasco político de Occidente en el tercer mundo

In Actualidad, África on 25 marzo, 2011 at 0:01

Armando Pérez


La operación militar “Odisea del amanecer” emprendida la semana pasada por Francia, Inglaterra y Estados Unidos contra las tropas del líder Muamar Gadafi en el territorio de Libia se perfila como una victoria brillante desde el punto de vista militar, pero será otro fiasco político de Occidente en el tercer mundo como ocurrió en Iraq y Afganistán.

Al comentar el desarrollo de la incursión aérea, apoyada con misiles Tomahawk lanzados desde buques, los expertos rusos pronostican que en los próximos días, las fuerzas de la coalición internacional confirmarán su absoluta superioridad bélica en ese teatro de acciones de guerra, mientras que el coronel Gadafi quedará seriamente debilitado al perder su aviación, los sistemas clave de defensa antiaérea y los centros de mando para controlar el ejército de tierra.

En un balance de las primeras 48 horas de hostilidades, el jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército de EEUU, almirante Michael Mullen, reportó complaciente el logro exitoso de todos los objetivos planteados, que bajo ninguna circunstancia incluye el derrocamiento o la aniquilación física de Gadafi.

Pero la mayoría de los corresponsales occidentales acreditados en Trípoli en sus reportajes del domingo describieron con detalle la destrucción de uno de los palacios de Gadafi, en el complejo residencial de Bab el-Aziziya( en el sur de Trípoli).

Como explicaron posteriormente fuentes del Pentágono, el palacio es un objetivo militar porque en su interior funcionaba un centro de control de tropas del ejército libio, a pesar de su apariencia de residencia personal del líder libio.

Y a lo mejor esos militares estadounidenses tienen razón, porque Gadafi (al menos durante su viajes al exterior) se aloja en una carpa de beduino fabricada de piel de camello, y para destruir ese tipo de vivienda, no es necesario un tomahawk, sino un puñado de granadas.

A propósito, entre las instalaciones destruídas en el palacio de Bab el-Aziziya, algunos reportajes de la prensa occidental incluyeron una tienda de beduino similar a la que utiliza el líder libio.

Mullen declaró categórico que “la zona de exclusión está funcionado” porque desde el inicio de la operación “no ha despegado un solo avión libio”, y las tropas de Gadafi ya no avanzan sobre la ciudad de Bengasi, bastión de las fuerzas rebeldes, aunque la prensa internacional informa lo contrario.

En resumidas cuentas, la operación occidental para defender al pueblo libio promovida por Francia, Inglaterra, EEUU, Italia, Bélgica y España presenta muchas contradicciones, y al observador común le cuesta comprender la necesidad de emprender otro conflicto armado en el planeta.

Expertos rusos consideran que al ocultar sus verdaderas intenciones, los gobiernos de la coalición en Libia repiten la misma estrategia de incongruencia legal y desinformación utilizada en otras operaciones bélicas como los bombardeos contra Serbia, y en la guerra para apoderarse del petróleo de Iraq, con el pretexto de que el presidente de ese país, Sadam Husein, estaba fabricando arma de destrucción masiva.

Según Vitali Churkin, representante de Rusia en la ONU, al poner en marcha la operación “Odisea del amanecer” los países de la coalición hicieron una interpretación unilateral de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la imposición de una zona de exclusión aérea en Libia.

Es decir, optaron exclusivamente por la variante militar, descartando de plano el más mínimo intento de solución política al conflicto en Libia, como propusieron algunos países, latinoamericanos, africanos y de Oriente Medio.

La aprobación del documento (resolución 1973) no correspondió a las prácticas establecidas en el Consejo de Seguridad”, dijo Churkin, al subrayar que muchos interrogantes expuestos por Rusia y otros países quedaron sin respuesta, sobre todo en asuntos relacionados con los mecanismos para establecer la zona de exclusión y las restricciones al empleo de la fuerza por parte de los países extranjeros.

Observadores moscovitas indican que en el texto de la resolución quedaron incluidas cláusulas que allanan el camino a una intervención militar de grandes proporciones en Libia, una perspectiva que está objetivamente en contra de los intereses nacionales y en conjunto de los países miembros de la Liga Árabe, entidad que propuso ante el Consejo de Seguridad la imposición de la zona de exclusión en el territorio libio.

Tras la destrucción de objetivos civiles en las ciudades de Trípoli, Tarhuna, Maamura y Jmeil, la víspera la cancillería de Rusia en un comunicado exigió poner fin a los ataques “indiscriminados” de aviación extranjera y la Liga Árabe también se manifestó en contra de la operación “Odisea del amanecer”.

Expertos del diario Estrella Roja, órgano de difusión del Ministerio de Defensa de Rusia, destacaron que desde el punto de vista del comando militar, la operación presenta ciertos interrogantes ya que formalmente, la ejecución está a cargo de Francia e Inglaterra pero técnicamente la ejecuta el mando de EEUU en África (AFRICOM).

Es decir, los militares británicos y franceses no tienen un comando establecido y actualmente, según el secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates, se estudia la variante de transferir esa función a un comando de la OTAN, pero después de ciertos ajustes jurídicos, porque oficialmente la operación no es una actividad de la alianza atlántica.

Y aunque estos detalles son importantes a diplomáticos y expertos, parte de la opinión pública rusa piensa que Occidente en Libia puso en marcha otra aventura bélica con objetivos muy diferentes a la defensa de los intereses del pueblo libio.

En Rusia, son muchos los rusos que desconfían de las palabras del presidente francés, Nicolas Sarkozy cuando dijo que defendía “a los hermanos árabes” al anunciar el inicio de los ataques aéreos contra Libia.

La preocupación de Sarkozy por los libios es incompatible con el credo político que demostró el presidente galo cuando expulsó a los gitanos rumanos de Francia, que en la escala de los desvalores de cualquier nacionalista, están muy por encima de la estima que pueda tener un ciudadano libio en Europa.

La revolución egipcia: diez años de gestación

In Actualidad, África on 25 marzo, 2011 at 0:00

Hossam el-Hamalawy


En la década de 1990 el nombre de Hosni Mubarak sólo podía pronunciarse entre susurros. Se evitaba hablar de política o gastar bromas de ese tenor en las llamadas telefónicas. Este año, millones de egipcios lucharon durante dieciocho días contra su anciano dictador, haciendo frente a los contingentes de policía que les lanzaban gases lacrimógenos, balas de goma y fuego real. El pueblo de Egipto ha perdido el miedo, pero eso no fue algo que sucediera de la noche a la mañana. En lugar de surgir súbitamente de la nada el 25 de enero de 2011, la revolución egipcia es resultado de un proceso que llevaba gestándose a lo largo de la década anterior, una reacción en cadena a las protestas del otoño de 2000 en solidaridad con la Intifada palestina.

El gobierno con puño de hierro de Mubarak y el inicio de la guerra sucia entre el régimen y los militantes islamistas en la década de 1990 supuso la muerte de la disidencia en las calles. Se prohibieron reuniones públicas y protestas callejeras, reprimidas por la fuerza si llegaban a producirse. Se utilizaba fuego real contra los huelguistas y los sindicatos quedaron bajo control del gobierno.

Sólo después de que se desencadenara la Intifada palestina de septiembre de 2000 se echaron como protesta a las calles decenas de miles de egipcios, probablemente por vez primera desde 1977. Aunque esas manifestaciones se producían en solidaridad con los palestinos, pronto alcanzaron una dimensión contraria al régimen y apareció la policía para sofocar esas pacíficas protestas. Sin embargo, el presidente siguió siendo tema tabú y rara vez pude oír lemas contrarios a Mubarak.

Recuerdo la primera vez que oí a quienes protestaban masivamente gritar contra el presidente en abril de 2002, durante los disturbios propalestinos en los alrededores de la Universidad del Cairo. En liza con las tristemente célebres fuerzas centrales de seguridad, los manifestantes coreaban en árabe:»Hosni Mubarak, lo mismo que Sharon.»

La ira explotaría a una escala aún mayor con el estallido de la guerra de Irak en marzo de 2003. Más de 30.000 egipcios se enfrentaron a la policía en el centro del Cairo, ocupando la Plaza Tahrir durante un breve espacio de tiempo mientras quemaban vallas con la efigie de Mubarak.

Las escenas retransmitidas por Al Yasira y otras redes por satélite de la revuelta palestina o la invasión de Irak dirigida por los Estados Unidos estimularon a los activistas a demoler el muro del temor piedra a piedra. Fue en 2004 cuando quienes hacían campaña en favor de Palestina y en contra de la guerra lanzaron el movimiento de Kefaya, que se enfrentó al presidente y su familia.

Aunque no consiguió arrastrar a una masa de seguidores entre la clase trabajadora y los pobres de las ciudades, el uso por parte de Kefaya de los medios de comunicación tanto sociales como convencionales contribuyó a desplazar la cultura política del país. Millones de egipcios pudieron contemplar desde sus hogares cómo los audaces activistas jóvenes se burlaban del presidente en el centro del Cairo, alzando pancartas con lemas inimaginables una década antes.

En diciembre de 2006, los trabajadores del mayor centro textil de Oriente Medio, situado en la ciudad de Mahalla, en el delta del Nilo, se declararon en huelga. Esta acción se produjo tras dos décadas de tregua en la lucha sindical a causa de la represión y de un agresivo programa neoliberal que contaba con las bendiciones del FMI y el Banco Mundial. Después de su victoria, que recibió amplia cobertura por parte de los medios, el sector textil se vio inundado por una oleada de huelgas en la que los trabajadores de otras fábricas exigieron lo mismo que habían logrado los de Mahalla. La militancia sindical pronto se extendió a otros sectores de la economía. Las imágenes de las huelgas, retransmitidas por medios tanto sociales como convencionales, vinieron a significar que millones de trabajadores pudieran vencer gradualmente sus temores y organizar protestas inspiradas por las noticias de victorias huelguísticas de otros sectores. En mi condición de periodista que cubrió la oleada de huelgas de 2007, oí con frecuencia afirmar a los huelguistas: «Nos animamos a movilizarnos al enterarnos de lo ocurrido en Mahalla.»

Aunque hubo quien despreció la ola de huelgas, creyéndola únicamente económica, ésta era en esencia política. En abril de 2008, tuvo lugar una minirevuelta en la ciudad de Mahalla ocasionada por el precio del pan. Las fuerzas de seguridad aplastaron el levantamiento en un par de días, dejando al menos tres muertos y cientos de detenidos y torturados. Las escenas de lo que lo llegó a conocerse como «Intifada de Mahalla» pueden haber constituido un ensayo general de lo que ha pasado en 2011, con los manifestantes tirando abajo carteles de Mubarak, enfrentándose a las fuerzas de policía y desafiando los símbolos del odiado Partido Nacional Democrático. Poco después se produjo una revuelta similar en la ciudad de El-Borollos, al norte del delta del Nilo.

Aunque dichos levantamientos fueran sofocados, el país siguió siendo testigo prácticamente casi a diario de huelgas y sentadas de los trabajadores, así como de manifestaciones más reducidas de activistas en el centro del Cairo y en provincias. Los trabajadores que se manifestaron en la primavera e invierno de 2010 ocuparon la zona que rodea el Parlamento, en lo que los columnistas locales describieron como «el Hyde Park del Cairo».

Esas luchas políticas y económicas del día a día contra el Estado significaron una rápida corrosión de la legitimidad del régimen de Mubarak, suponiendo que alguna vez existiera ésta.

Para octubre de 2010 ya se respiraba decididamente algo en el ambiente. Se hizo normal toparse con huelgas aquí o allá de camino al trabajo. Los funcionarios que volvían a casa se cruzaban con activistas que llevaban a cabo pequeñas protestas en el centro del Cairo. Miraban y, muy ocasionalmente, reaccionaban. Pero eran testigos de un despliegue visual de disidencia cotidiana.

Y entonces atravesó Túnez su propia revuelta, derribó a un tirano, y lo que es más importante, la revolución se televisó a la vista de millones de espectadores de Egipto y otros lugares, de nuevo en buena medida a través de Al Yasira. No fue más que uno de los numerosos catalizadores: los diarios incidentes de brutalidad policial proporcionaron muchos más.

El levantamiento que se inició el 25 de enero de 2011 fue el resultado de un largo proceso en el que el muro del temor se derrumbó trozo a trozo. La clave de todo ello consistió en que las acciones sobre el terreno se transmitieron visualmente a la mayor audiencia posible. Nada contribuye tanto a la erosión del propio miedo como saber que hay más gente en otros lugares que comparte el mismo deseo de liberación y ha empezado ya a actuar.


NOTA

[1] Kefaya y el-Hamla el-Shabiya organizaron su primera manifestación cairota contra Mubarak frente al Tribunal Supremo el 12 de diciembre de 2004.


(*) Hossam el-Hamalawy es un periodista independiente egipcio radicado en El Cairo. Su página web es www.arabawy.org.