Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

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El camarada Sa’adat expresa su esperanza de una nueva era para la democracia y la unidad palestinas

In Actualidad, Comunicado on 10 mayo, 2011 at 14:58

El camarada Ahmad Sa’adat, Secretario General del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), dijo en una declaración el pasado 6 de mayo, desde su celda de aislamiento en las cárceles de la ocupación, que espera que la firma de un acuerdo de reconciliación entre Fatah y Hamas lleve a un acuerdo global entre todas las facciones y fuerzas políticas y sociales para cerrar de una vez y para siempre la página de la división y de la falta de democracia.

El camarada Sa’adat envió un saludo a su hija Sumoud en el día de su cumpleaños en el mensaje, diciendo que su cumpleaños llega en un momento de grandes cambios y celebración en el mundo árabe y cerca del Día Internacional de los Trabajadores. Señaló que espera que este acuerdo marque una nueva página en las relaciones nacionales palestinas y que se refleje en la práctica un profundo nivel de democracia, para devolver la esperanza a nuestro pueblo y mejorar su firmeza y resistencia para hacer frente a la ocupación. Asimismo, expresó que la democracia completa era necesaria a fin de reconstruir las instituciones palestinas -en particular, la OLP- sobre la base de la democracia, los objetivos nacionales, el derecho al retorno y la unidad de nuestro pueblo.

El camarada Sa’adat elogió todos los esfuerzos sinceros por lograr este acuerdo por parte de las fuerzas palestinas, especialmente la juventud palestina y el movimiento revolucionario árabe, y en particular el movimiento juvenil revolucionario egipcio y el nuevo gobierno egipcio. Señaló que este acuerdo es el fruto de la revolución egipcia, y que espera ver la profundización de la democracia y la liquidación de los restos del antiguo régimen, y el establecimiento de un sistema nacional democrático que sea capaz de asumir la responsabilidad y el liderazgo en los movimiento democrático de liberación nacional árabe, y juegue un papel clave para unir a la nación árabe y elevar su desarrollo en todas las áreas.

El camarada Sa’adat también felicitó a la clase obrera palestina con ocasión del Primero de Mayo, expresando su esperanza de que el anuncio de un acuerdo de reconciliación nacional también se refleje en los progresos hacia la reconstrucción de la Unión General de Trabajadores Palestinos como una fuerza nacional militantes para lograr sus demandas de libertad y dignidad.

Hizo hincapié en la necesidad de apoyar la reconciliación nacional, el cese de las provocaciones de los medios de comunicación, y la excarcelación de todos los presos y detenidos políticos y miembros de la resistencia en las cárceles palestinas, llamando a que esto se aplique de inmediato como paso necesario para proporcionar una base significativa a la reconciliación.




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Nota informativa del Gobierno Revolucionario: Cuba desmiente la campaña sobre la muerte de Juan Wilfredo Soto García

In Actualidad, Comunicado on 10 mayo, 2011 at 10:05

En las últimas horas, una nueva campaña difamatoria se orquesta contra la Revolución. En esta ocasión, ante la muerte del ciudadano cubano Juan Wilfredo Soto García, ocurrida el pasado 8 de mayo, por una pancreatitis aguda, en el hospital Provincial Arnaldo Milián Castro, en Santa Clara.

Elementos contrarrevolucionarios, de manera inescrupulosa, fabricaron la mentira de que este deceso fue consecuencia de una supuesta golpiza que le habían propinado agentes del orden interior, lo cual fue rápidamente amplificado por los medios de la desinformación imperial, fundamentalmente de Europa y Estados Unidos, donde -incluso- algunos voceros gubernamentales han expresado presuntas preocupaciones por el hecho.

El 6 de mayo, dicho ciudadano ingresó en el citado hospital al presentar dolor abdominal intenso, provocado por una pancreatitis aguda. Posteriormente se diagnostica, además, una descompensación de otras enfermedades de base como la miocardiopatía dilatada, una hiperlipidemia (exceso de grasa en sangre), una diabetes y hepatitis crónica producto de hígado graso.

Las pruebas patológicas practicadas al occiso, arrojaron una muerte de tipo natural, estableciéndose como causa preliminar: “shock multifactorial por fallo multiorgánico, debido a una pancreatitis”. No se observaron signos de violencia internos o externos.

Al ciudadano Juan Wilfredo Soto García, de 46 años, le constan varios antecedentes delictivos, como alteración del orden, hurtos y lesiones graves, por lo que cumplió sanción de privación de libertad durante dos años.

En los últimos tiempos se vinculó a elementos contrarrevolucionarios, que lo usaron para sus actividades provocadoras. La última de ellas tuvo lugar el 5 de mayo en un parque de Santa Clara, por alteración del orden, ocasión en que fue conducido a una unidad policial y liberado tres horas después sin incidencia alguna.

Cuando se ratifica el amplio apoyo popular a los resultados del VI Congreso del PCC y el pueblo se empeña en la implementación de los Lineamientos aprobados, los enemigos externos e internos intentan desvirtuar la realidad cubana y socavar el prestigio internacional de la Revolución y su fortaleza moral.

Como expresara el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, en el Informe Central al VI Congreso del PCC:

Hemos soportado pacientemente las implacables campañas de desprestigio en materia de derechos humanos, concertadas desde Estados Unidos, y varios países de la Unión Europea, que nos exigen nada menos que la rendición incondicional y el desmontaje inmediato de nuestro régimen socialista y alientan, orientan y ayudan a los mercenarios internos a desacatar la ley”.

La Revolución siempre se ha defendido con la verdad y la fuerza invencible del pueblo, que confía en la fortaleza de las ideas de justicia que la hicieron posible.




Año electoral. Uno menos para lograr la independencia.

In Actualidad, Opinión on 10 mayo, 2011 at 0:02

Francisco Javier González


El único plagio admisible es el que se hace uno mismo, la “autocopia”, y aún así solo es admisible si la repetición de lo escrito sigue teniendo la misma validez que tuvo en su día. Este es, a mi juicio, el caso de este escrito, con el agravante de que es multirepetido. Esta versión la escribí hace tres años –en enero 2008- en un momento preelectoral, pero en este 2011 electoral, sigue teniendo idéntica vigencia por lo que, como explico en esta entradilla, lo reproduzco sin más variación que la adaptación del inicio y del final.

Es innegable que el nacionalismo revolucionario lleva tiempo atravesando una etapa de reflujo ideológico y organizativo en el prolongado camino, muchas veces sinuoso, que ha llevado a Canarias y a los canarios desde la colonización y esclavitud, impuestas tras un siglo entero de cruenta guerra de conquista española, hasta el día de hoy, con un régimen pseudoautonómico dentro del marco del Estado Español, y que nos llevará mañana a constituir un Estado soberano, camino que viene marcado por puntos de inflexión, irreversibles, que constituyen etapas sucesivas del proceso de toma de conciencia de la necesidad de nuestra autoliberación y construcción nacional.

Hace años, en un debate en Gran Canaria, un asistente –Antonio Quintero- opinaba que la historia del nacionalismo canario nació cuando un guanche le tumbó, por primera vez, los dientes a un invasor de una pedrada, pero, aunque nuestra historia está repleta de episodios de este tipo y cuajada de motines y alzamientos, desde la Rebelión de Los Gomeros, la sublevación del Mencey Ichasagua o los Pleitos de la Aldea de Artevirgo, hasta la misma Guerra de España, han sido más bien las actitudes estrictamente políticas las que marcan los puntos sin retorno en que se cimenta el moderno nacionalismo canario. Los albores de este nacionalismo de hoy hay que buscarlos en el pensamiento más progresista del XIX, en el entorno de los diputados doceañistas en las Cortes gaditanas, cuando en La Laguna el mahorero Agustín Peraza Bethencourt exhorta al Cabildo a sublevarse contra la metrópoli y se detiene a Fernando Llarena Franchy por una «conspiración separatista» en la que, entre otros, se involucra a Key Muñoz. La continuidad está en el “nacionalismo literario” alrededor de la Imprenta Isleña, fundada por D. Pedro Ramírez en 1840, la revista “La Aurora”, el semanario “El Guanche”, la “Revista de Canarias” y la larga nómina de escritores e intelectuales que se movieron a su alrededor. La formulación política concreta de este nacionalismo ascendente se la va a dar Secundino Delgado desde “El Guanche” caraqueño y con la fundación, en el entorno de las primeras organizaciones sociales y el inicio de la prensa obrera, del Partido Popular Autonomista en el interior de la patria. La bandera heptaestrellada que, años más tarde, se iza en el Ateneo de Aguere va ser recogida, desde La Habana, por los colaboradores de Secundino: Cabrera Díaz, Gómez Wangüemert, Guerra Zerpa…..con la fundación del PNC hace ahora 84 años. Esta formulación política se reafirma en el Pacto del FUR, Frente Único Revolucionario, en la Canarias de la de la Segunda República española con la más que probable inspiración –según su hermana Blanca- de Guillermo Ascanio, y, aunque el paroxismo franquista -que asesinó a Ascanio y a muchos otros luchadores canarios- marcó luego un sangriento paréntesis, rebrotó con fuerza en el MCL, el MPAIAC, el PTC, PRAIC, PCC(p), FREPIC, PCU….y sus correspondientes correlatos en los campos sindical, cultural y social; abriendo una nueva etapa de nuestra historia reciente.

En los últimos años, en los que se inicia el reflujo, se produce un nuevo fenómeno con escasos referentes anteriores. Junto a una progresiva atomización de las organizaciones nacionalistas -en la que intervienen por igual causas endógenas y exógenas, contando, eso sí, con la permanente ayuda de la larga mano de la administración metropolitana- los residuos de la derecha españolista y proestatal del franquismo, con el apoyo interesado de una buena parte de las burguesías isleñas que ya habían sido socios privilegiados y sostenedores de la dictadura, se reconvierten, desde un insularismo desaforado inicial a un regionalismo que, tratando de aprovechar un terreno ya sorribado, abonado, y sembrado por los nacionalistas, se reviste de un ropaje pseudonacionalista. Nacen así las AIC, modelo alrededor del que se va a vertebrar la CC para disputar el poder regional a las opciones estatales predominantes. A la operación se suman formaciones borrosamente autodeterministas como AM, excrecencias del carrillismo mezcladas con cristianos autogestionarios como ICAN, y partidos con historia y militancia nacionalista, pero ambiguos socialmente, con erráticos planteamientos tácticos, y con un único objeto cifrado en las migajas de poder que el conjunto les permita, como el PNC. Los innegables éxitos electorales de CC y el encastillamiento en posiciones maximalistas, el indeterminismo ideológico y las batallas personales del disgregado nacionalismo real, cuyos elementos más marginales han sido succionados por la coalición, han conducido a una situación en que, falseando los conceptos, CC pasa por ser representante y referente justamente de aquello que ni es ni quiere ser: nacionalista.

Por su propio origen y por su desarrollo posterior CC, con una ingente capacidad para aglutinar los más diversos intereses particulares con el disfraz de colectivos, capaz de convertir episodios vergonzosos de rapiña como lo sucedido en Tahodio y Las Teresitas en arma electoral presentándolos como supuestos «ataques al pueblo de Santa Cruz», mutar la destrucción del medio ambiente en “progreso” o el dinamitado de nuestra identidad como Tindaya en “cultura” es, hoy por hoy, el baluarte más importante para el mantenimiento del modelo neocolonial que Canarias tiene dentro del Estado Español y, subsidiariamente, dentro de la UE, lo que la convierte, de facto, en el obstáculo más importante para el desarrollo del nacionalismo. De aquí que cualquier acuerdo, por nimio que sea, que signifique una potenciación de CC –o de sus hijuelas interesadas como CCN y Nueva Canaria- es, se quiera o no, una colaboración al mantenimiento de la explotación foránea de nuestra tierra y un retroceso en el camino de la construcción nacional canaria. Es esa también la razón de la oposición de muchos nacionalistas al uso por la coalición pseudonacionalista de la bandera nacional canaria o la manipulación interesada y mixtificadora de reivindicaciones históricas como la Ley de Residencia, vaciándola de sentido y dirigiéndola contra la inmigración más desamparada y desesperada, al tiempo que protege y fomenta la neocolonización hispana y europea, o proponiendo modificaciones en el «Estatuto de Dependencia» -nombre real del que ellos denominan como «de Autonomía»- que imposibiliten, o al menos dificulten, las salidas políticas hacia la autodeterminación hasta llegar a utilizar, últimamente, la confusa propuesta “independentista/insularista” de “El Día” como arma arrojadiza frente a ese “Madriz”, que no se sabe bien que es cuando se plantea desde posiciones íntimamente ligadas a las del españolismo más reaccionario y clerical del PP adobadas con un flirteo fenicio con el PSOE en el poder estatal.

Los nacionalistas estamos hoy en la obligación de reconstruir nuestras organizaciones políticas y sociales, con un claro objetivo que debemos cifrar en la Independencia y el Socialismo ya que, precisamente nuestra historia reciente y el fenómeno de Coalición Canaria y sus hijuelas debe enseñarnos que solo desde posiciones de clase y revolucionarias podemos avanzar, rebasando el reflujo de estos últimos tiempos. Creo, personalmente, que así será, y que superaremos también esta nueva sinuosidad del camino de la constitución de Canarias como una Nación en pleno uso de sus derechos y que, entre todos, estamos comenzando a marcar un nuevo punto de inflexión en esta lucha liberadora ya secular pero que, indefectiblemente, se acerca a su fin.

En esta construcción de una necesaria izquierda nacional canaria los procesos electorales tienen que jugar un papel dinamizador de propagación ideológica, aún a sabiendas de su intrínseca esterilidad –al menos en este estado de la correlación de fuerzas- teniendo claro que cualquier opción política que se pronuncie claramente por la independencia patria es susceptible de converger en ese objetivo en un futuro no lejano siempre que previamente logremos cohesionar y fortalecer esa izquierda nacional.

No espero celebrar muchos años electorales más sin una izquierda nacional capaz de aprovecharlos para avanzar.

Canarias, mayo 2011. Año electoral y de construcción.




Intervenciones, el mismo perro

In Actualidad on 10 mayo, 2011 at 0:01

Marta Gómez Ferrals


Algunas potencias se arrogan hoy el derecho de realizar intervenciones militares en otras naciones en nombre de una supuesta defensa de los derechos humanos. No hay tal altruismo, ni tampoco novedad alguna, afirman expertos y ciudadanos conscientes del mundo. Se trata de una nueva modalidad del histórico afán de conquista y colonización de los poderosos.

Guerras de dominación e intervenciones militares signan la evolución de las civilizaciones y culturas desde tiempos remotos, según consta en documentos y crónicas.

Más próximos a nuestra hora, durante el siglo XIX varias potencias coloniales e imperiales europeas mataron el tiempo, entre otras cosas, realizando aventuras interventoras fuera de sus mares.

Francia ocupó Siria en 1860 «para salvar la vida de unos seis mil cristianos maronitas», porque según París estaban siendo masacrados por los drusos.

La entonces llamada Gran Bretaña, Austria, Rusia y Prusia realizaron ocupaciones similares en Grecia, Bosnia, Macedonia y Bulgaria, respectivamente, también en el XIX.

Estados Unidos llegó en Cuba, Puerto Rico y Filipinas a fines del citado siglo con las banderas de la guerra e intervención, en la primera en 1898.

Nunca quiso irse definitivamente, consecuente con la doctrina de sus próceres, e instauró la modalidad neocolonial, de triste desempeño.

Ya en el siglo XX, incursionó a sangre y fuego en Honduras, Nicaragua, Panamá, Haití y República Dominicana, bajo diferentes pretextos, que no lograron ocultar sus intenciones injerencistas y de subordinación.

Tales intervenciones en Centroamérica y el Caribe empezaron a ocurrir desde principios de esa centuria.

Volvieron con fuerza a la zona a partir de los 60, mediante la invasión mercenaria a Bahía de Cochinos, Cuba (1961), con el fin de derrocar a la Revolución triunfante el 1 de enero de 1959.

Así, los marines hollaron además República Dominicana (1965), invadieron Panamá y declararon una guerra ilegal a Nicaragua en la década de los 80, cuando también ocuparon la isla caribeña de Granada.

El intervencionismo de Estados Unidos en América Latina ha ido más allá de las ocupaciones militares y ha calado hondo en esferas muy amplias de distintas sociedades.

De acuerdo con el estudioso estadounidense Noam Chomsky, Estados Unidos encarna como nadie el ejemplo de nación que irrumpe en el mundo con violencia, rechazando las leyes internacionales y actuando unilateralmente.

Según él, los gobernantes de esta nación han respaldado siempre la comisión de atrocidades y crímenes en cualquier lugar del mundo, cada vez que convenga a sus intereses.

Interviene «en defensa de la democracia y los derechos humanos», cuando los dictadores o gobernantes no son de su confianza o la han perdido.

Nada ha cambiado, afirma el famoso académico.

El espíritu de la guerra es el mismo espíritu del intervencionismo, parecen reiterarnos también los sucesos desde el pasado.

«INTERVENCIONES HUMANITARIAS»

Es evidente que las potencias de Occidente están intentando dar nuevos afeites y hasta algunos cambios técnicos a su habitual modus operandi imperial y colonizador.

Especialistas señalan la década de los noventas del pasado siglo como una etapa en que cobró auge el intervencionismo militar en el mundo, luego de la caída del muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética.

La diplomacia de las cañoneras empezó a invocar con mayor frecuencia la defensa de los derechos humanos y la democracia en una época en la cual sus mentores habían declarado el repliegue de las ideologías e incluso el fin de la historia.

Empezó a oírse el asunto de las intervenciones humanitarias, eso sí, siempre llevadas a cabo por las tradicionales grandes potencias capitalistas en países pobres, «inseguros e ingobernables».

Como de costumbre, utilizaron prolijamente sus poderosos medios de comunicación y potenciaron la órbita de acciones diplomáticas, encaminadas a socavar las leyes internacionales.

También aguzaron las presiones y el manejo de organismos de la ONU, en especial su Consejo de Seguridad, donde han llevado voz cantante.

Hay que reconocer que el término de «intervenciones humanitarias» fue duramente criticado por la comunidad internacional y sufrió un grave descrédito a partir de la injerencia violenta de la OTAN en países africanos como Liberia, Ruanda y Somalia, en los 90.

También, la brutal agresión de la OTAN a Kosovo, en 1999, aumentó la condena mundial contra esta práctica, que lejos de resolver problemas, los agudizaba, como se vio en ese escenario.

De modo que los habituales conquistadores del mundo debían ponerse a tono con las nuevas circunstancias y actualizarse.

Con tales ajetreos al menos consiguieron que en el 2005 se aprobara el informe «Necesidad de proteger», elaborado por una comisión liderada por Canadá para tratar el tema.

Con ello la ONU aplicó reformas jurídicas, que muchos consideran violatorias de artículos esenciales de la Carta fundacional aprobada en San Francisco.

Se acordó, suscintamente, que cada Estado tenía la obligación de proteger a su ciudadanía de la violencia e irrespeto de los derechos humanos, y si no podía o no quería hacerlo, la llamada comunidad internacional tenía el derecho de actuar.

Quedaba muy claro, según analistas, que la actuación de la comunidad internacional debía responder a circunstancias extraordinarias y contar con la autorización del Consejo de Seguridad, luego del agotamiento de otras vías.

Estos cambios, aunque aparentaban seguir dando la razón a la contención, la mesura y la legalidad, ampliaron la brecha del intervencionismo militar, ahora sin el molesto apellido de humanitario.

Sin embargo, no ha dejado de oírse en sordina, sobre las motivaciones generosas y humanistas de los bombarderos y sus aliados.

Según la lógica de esta propaganda, ellos ya no son los mismos -eso es historia pasada- y ya no les interesa para nada controlar el petróleo y otros recursos naturales de otras naciones.

Una característica del nuevo matiz del intervencionismo al estilo de Estados Unidos y la OTAN, es que cada vez actúan en mayor concierto, con la cooperación de varias naciones a la vez, aunque las agresiones siguen respondiendo a un mando único.

El caso de la agresión que ahora mismo está sufriendo el pueblo libio es un ejemplo. Bombardeos, asesinatos, conspiraciones, ataques selectivos y a civiles, se cometen a la vista de todos, mientras se nos dice que se cumple con un mandato de la ONU.

Cada vez se alzan más voces que condenan las extralimitaciones y desafueros cometidos contra el pueblo Libio, no contemplados en las acciones previstas en la Resolución 1973 sobre la zona de exclusión aérea.

Un estudio divulgado en 2005 señala que durante la Guerra Fría (1946-1989) de los 68 conflictos civiles registrados en el mundo, 41 fueron objeto de intervenciones, 35 de ellos de forma unilateral y 9 multilateral.

A partir de esa época, de los 37 casos reportados hasta 2005, se realizaron 26 intervenciones, con mayoría de las efectuadas mediante concilio internacional.

La moral de los que hoy invocan razones humanitarias para llevar a cabo sus agresiones es frágil y descalificada por su horrible historial, opina Chomsky.

En recientes declaraciones, el autorizado estudioso ha lanzado una inquietante pregunta:

Si están tan preocupados por los derechos humanos ¿por qué no han creado una zona de exclusión aérea en Gaza para proteger a la población palestina tantas veces masacrada por Israel?


[Fuente: Prensa Latina]




¿La segunda muerte de Bin Laden?

In Actualidad on 10 mayo, 2011 at 0:00

Juan Gelman


La velocidad con la que Osama bin Laden fue sepultado en el mar y cierto escepticismo por las afirmaciones de gobiernos de EE.UU. que han mentido mucho para justificar sus guerras, alimentan las teorías conspirativas en torno de su desaparición. Altos funcionarios estadounidenses insistieron en que el rápido destino del cadáver guardaba una consonancia absoluta con las prácticas islámicas (www.cbsnews.com, 2-5-11). Líderes de la fe mahometana señalaron, en cambio, que la tradición había sido violada de manera humillante: sólo se arroja al mar a quien fallece en una nave, y el que no debe ser enterrado con la cabeza hacia La Meca (AP, 2-5-11). Es la ley.

Otra cuestión que levanta suspicacia es el tema de la foto del rostro del terrorista finado. No faltan diarios europeos, como The Guardian, que han publicado artículos en los que se afirma que la única conocida hasta el momento de escribirse estas líneas fue trucada. Funcionarios de la Casa Blanca, por su parte, declararon que se han tomado muestras de ADN del cadáver y que hay “virtualmente un ciento por ciento de coincidencia” con las de familiares de Osama (www.latimes.com, 2-5-11). Se debe de haber descubierto un método ultramoderno para llevar a cabo la prueba en menos de 24 horas y el descreimiento persiste. Los Angeles Times reproduce lo que Cindy Seehan, madre de un soldado muerto en Irak y convertida luego en activista por la paz, asentó en su página de Facebook: “Lo siento, pero si usted cree en la nueva muerte de OBL, usted es un estúpido”.

La incredulidad no es, claro, general, como se ha visto a través de la cámara fija instalada en la Casa Blanca después de que el presidente Obama anunciara el éxito de la operación comando, pero se recuerdan algunos hechos curiosos. La CNN reveló que el día anterior al atentado del 11/9 Osama estaba en diálisis en un hospital paquistaní y meses después la misma cadena informaba que “las fuentes creen que los guardaespaldas de Bin Laden fueron capturados en febrero (del 2002), es probable que el hombre más buscado del mundo esté muerto” (edition.cnn.com, 23-7-02).

A esta versión le dio peso el propio Musharraf, entonces dictador de Pakistán, quien subrayó que el terrorista había importado dos máquinas de diálisis de Afganistán y que muy posiblemente había muerto de una afección renal (archives.cnn.com, 21-1-02). Nadie ha confirmado la primera aseveración, pero Bin Laden fue hombre de la CIA contra la invasión soviética de Afganistán y es difícil suponer que la Agencia no conociera su paradero en uno y otro caso. Dada la infiltración en Al Qaida de los servicios de seguridad de EE.UU., es igualmente difícil que no supiera de la construcción de la verdadera fortaleza donde Bin Laden fue muerto: se encuentra en Abbottabad, a dos horas de Islamabad, capital de Pakistán, y muy cerca de la Academia Militar paquistaní.

Hay fuentes más entendidas en la materia. Dale Watson, jefe de la unidad antiterrorista del FBI, dijo en el curso de una conferencia que impartió a sus agentes en el 2002: “¿Está vivo o muerto (Bin Laden)? No estoy seguro de la respuesta… Personalmente pienso que probablemente ya no está entre nosotros, pero no tengo pruebas” (www.cbsnews.com, 17-7-02). El ex funcionario de la CIA Robert Baer fue categórico seis años después: “¡Claro que está muerto!”, exclamó por la Radio Pública Nacional (prisonplanet.com, 2-10-08). Si así fuere, la invasión de Afganistán carecería de justificación, así como la guerra de Irak: nunca se encontraron las armas de destrucción masiva que Hussein supuestamente poseía.

¿Y por qué EE.UU mantendría la leyenda de Osama vivo? ¿Para continuar la guerra en su busca? Llama la atención que ningún portavoz de Al Qaida haya dado cuenta del deceso. ¿Para erigir una ficción aglutinadora de los terroristas? Lo cierto es que Obama se ve frente a una disyuntiva: si Osama murió, ¿para qué seguir en Afganistán y/o bombardear Pakistán? Hillary Clinton proclamó que la guerra continuará (www.usatoday.com, 2-5-11), entonces, ¿por qué Barack anuncia la muerte del jefe de Al Qaida precisamente ahora? Las especulaciones también abundan alrededor del tema.

Algunas son benignamente inmediatas: la popularidad del mandatario estadounidense está en declive y lo que calificó de “triunfo antiterrorista” seguramente la incrementará. Una primera encuesta del Pew Research Center y el Washington Post así lo muestra, sólo que el avance es “rápido pero limitado” (www.washingtonpost.com, 3-5-11): su índice de aprobación pasó de 47 por ciento en abril a 56 al día siguiente de la muerte de Osama; el 72 por ciento de los encuestados se declara “aliviado”; el 60, “orgulloso”; el 58 “feliz”; apenas el 16 por ciento “con miedo”. Sin embargo, la crisis económica y el desempleo castigan fuerte y una encuesta de CNN encontró que el 51 por ciento de los votantes registrados se pronunciará “probable o definitivamente” contra Obama en las presidenciales del 2012 y sólo el 46 a favor.

Otras interpretaciones del gesto de la Casa Blanca son más densas: anunciar seguras represalias de Al Qaida serviría para que continuara el flujo de ganancias al complejo militar-industrial y para recortar aún más las libertades civiles en EE.UU. Así lo piensa el Dr. Paul Craig Roberts, ex subsecretario del Tesoro con Ronald Reagan y ex columnista del Wall Street Journal y del Business Week (www.lewrockwell.com, 2-5-11). Considera que la muerte de Osama “es útil”.


[Fuente: Página 12]