Tatiana Delgado
Candidata a la alcaldía de Santa Cruz de Tenerife por el Partido Comunista del Pueblo Canario (PCPC)
El mayor daño que se ha hecho al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife en la amplia etapa en que Coalición Canaria ha sido la fuerza dominante en el mismo es la falta de credibilidad social, la carencia de legitimidad ciudadana. El ayuntamiento hoy es “la cueva de Alí Babá”, como reiteradamente gritan las personas que se manifiestan ante su sede. La permanencia al frente de la corporación durante casi dos décadas del multiimputado alcalde Miguel Zerolo, junto a un puñado de concejales y funcionarios también acusados de diversos delitos es la causa que ha hecho a Coalición Canaria cambiar todos los nombres de sus candidatos a integrar la próxima corporación.
Pero este no es un problema de nombres, no es un problema de personas más o menos honestas, que en todas partes pueden existir –incluso en CC, aunque nos parezca mentira–, sino es un problema de políticas. De políticas de clase. Es el problema de concebir una institución pública, como es un ayuntamiento, con una especie de finca privada al servicio de los sectores dominantes y más poderosos de la sociedad. Es el problema de confundir el servicio y el provecho públicos con la especulación y el provecho privados.
El capitalismo infecta todo lo que toca, incluso las instituciones que en principio deberían representar sin cortapisas la voluntad y el interés de los ciudadanos y ciudadanas. Desde el Gobierno del Estado, que, como se viene demostrando reiterada y claramente, actúa bajo los designios de los grandes bancos y entidades financieras, hasta las más humildes instituciones locales, pasando por los parlamentos y las corporaciones intermedias como cabildos y diputaciones. Todas están infectadas del virus de sistema, todas obedecen a los intereses de las castas dominantes, con las que se confunden los políticos del régimen, muchos de ellos salidos también de sectores más privilegiados y minoritarios de la sociedad.
Por eso el mal no está sólo en Zerolo y sus congéneres, aunque sí es verdad que ellos se han “quemado” tanto en sus ansias de servir a las clases dominantes, que su presencia en el ayuntamiento se ha vuelto perjudicial para los intereses de esas mismas clases –los Plasencia, González, Coviella, Rodríguez de Acero, etcétera–, que hasta ahora los han sostenido. Urge, pues, un cambio de fachada y para ello nada mejor que José Manuel Bermúdez y su nueva plancha electoral, donde a diferencia de otros lugares –en las listas de CC tenemos varios ejemplos– no figuraba ningún imputado, hasta que se descubrió el pastel de Ángela Mena, la esposa de Paulino Rivero. Pero, desengañémonos, Bermúdez es un Zerolo con otro nombre, pues el partido en cuya lista aspira a la alcaldía es el mismo, sus intereses son los mismos y su falta de respeto al pueblo es el mismo.
Hace falta un cambio radical de las políticas municipales, hace falta que la izquierda real llegue a las corporaciones. El Partido Comunista del Pueblo Canario se plantea un proyecto que abra camino a cambios políticos profundos en la correlación de fuerzas dentro del sistema capitalista, pues sólo impulsando este cambio habrá posibilidades de que la clase obrera y los sectores populares mejoren su situación.
Promoveremos que sean los vecinos y vecinas quienes marquen los debates y las propuestas municipales con la creación de comités de distrito, que articulen el poder del pueblo y su participación en la gestión pública, sustituyendo a los actuales tagorores que no son más que pantallas de los propios partidos burgueses que desgobiernan el consistorio. Comités cuya primera tarea sería la retirada inmediata del Plan General de Ordenación Urbana y realización de otro nuevo, contando de verdad con las aportaciones de los vecinos.
Nuestra política en el Ayuntamiento y en todas las instituciones donde pudiéramos tener presencia pasa en primer lugar por la defensa del sector público frente a las privatizaciones, con rescate de lo privatizado (en Santa Cruz, sin ir más lejos, la empresa de abastecimiento de aguas EMMASA, por ejemplo) para que la propiedad pública revierta al servicio del pueblo. Fomentaremos, por tanto, el transporte colectivo de gestión y titularidad públicas y la socialización de los suelos urbanizables, para combatir la especulación y la corrupción urbanística, en la que tanto se han distinguido los regidores de Coalición Canaria, y bajar el precio de las viviendas, construyéndolas en régimen cooperativo.
Frente al planteamiento neoliberal que ha implementado el empresario-concejal, Ignacio González, hijo, en el Área de bienestar social del Ayuntamiento de Santa Cruz, los comunistas proponemos la instauración de políticas sociales públicas para la asistencia de las personas más vulnerables a la crisis, que nunca más vuelva a morir gente abandonada en las calles –con el de hoy, ya son seis los sin-hogar fallecidos-, que nadie pase hambre ni pierda su vivienda, ni se le corte la luz o el agua por falta de pago.
Le prestaremos un trato preferencial al fomento del empleo, dando prioridad a las obras que más trabajadores necesiten, que puedan ser realizadas por pequeñas y medianas empresas y que vayan encaminadas a paliar el déficit en equipamientos que sufren todos los barrios populares (bibliotecas, guarderías, parques…).
Por todo ello, reclamamos también una Política fiscal progresiva, rebajando impuestos y tasas municipales a los sectores obreros y populares y aumentándolos a la burguesía acomodada. Cero Impuesto de Bienes Inmuebles para las viviendas populares de primera residencia.
Sólo con estas u otras medidas similares podrá el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife recuperar la credibilidad social que ha perdido. El Partido Comunista del Pueblo Canario llama al pueblo trabajador a hacer de la convocatoria electoral del 22 de mayo una batalla política más para su emancipación y para organizar sus fuerzas, enfrentándose a las políticas de la oligarquía dominante, que está descargando las consecuencias de la crisis que ella misma ha provocado sobre las espaldas de la clase obrera y el pueblo.