Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

Cambios y permanencia del Tíbet

In Actualidad on 29 mayo, 2011 at 0:00

Ye Xiaowen


Para muchas personas, el Tíbet es un lugar oriental de leyenda al que denominan shangri-la (término Tíbetano que significa “el sol y la luna en el corazón”), un paisaje pintoresco de nieves, lengua, cultura y religión clásicas, las que, como su geografía, siguen inmutables.

Los registros históricos muestran que el Tíbet de hace 60 años era una sociedad de servidumbre bajo la bárbara, cruel y tenebrosa dominación de los señores feudales.

Tras la liberación pacífica del Tíbet, hace 60 años, China ha protegido la cultura Tíbetana, adaptando sus cuidados a las demandas del desarrollo, el progreso, la unidad y felicidad del Tíbet. Nunca la ha considerado fósil viviente que debe restringrirse o aniquilarse. Se busca continuar la civilización Tíbetana simultáneamente con el desarrollo económico y el mejoramiento de la vida, protegiendo las peculiaridades étnicas y cultura religiosa y evitando que la etnia Tíbetana decaiga y retroceda a su antiguo estado de atraso feudal.

En los 60 años transcurridos, el Tíbet ha entrado en una nueva sociedad, en la que todos gozan de una vida modestamente acomodada, progreso, justicia, igualdad y la apertura. Con el apoyo de las demás zonas del país, los cuadros y masas populares del Tíbet han trabajado con ahínco. Como resultado, la economía se ha desarrollado de manera rápida y sostenible, anotándose éxitos en la construcción infraestructural de comunicaciones y energía y en la edificación cultural. Lo mismo han ocurrido en la esfera social y medioambiental, como evidencian las mejoras en el nivel de vida de los habitantes. Se ha construido el ferrocarril Qinghai-Tíbet. La conexión de la red de suministro eléctrico regional con la nacional ha resuelto el problema de la electricidad en la región y ha contribuido a promover el desarrollo socio-económico sostenible del Tíbet.

Pero si algo no cambia es el budismo Tíbetano. La felicidad del paraíso a que aspiran los budistas Tíbetanos no contradice el mundo real de que gozan, aunque son diferentes los modos de búsqueda, sea por la vía religiosa o secular, o según se vea desde el enfoque oriental u occidental. Las personas de miras estrechas consideran estas diferencias como antagonismo. Olvidan que el espíritu de magnanimidad preconiza la existencia de diferencias, de diversidad, dentro de las cuales habitan la unidad y armonía. En su proceso de rápido desarrollo, el Tíbet protege la libertad total de culto, creando condiciones para la existencia de la cultura y el budismo Tíbetanos. Desde luego, la religión también se adapta al ritmo de desarrollo, reforma y progreso de la región.

El Tíbet de hoy aprecia y mantiene sus peculiaridades. Shangri-la no cambia, en esencia, pero se esfuerza por superar la ignorancia y el atraso, avanzando hacia la felicidad y un futuro mejor.

El Tíbet sigue siendo una tierra perpetua y serena, un lugar apartado e idílico, dotado de montañas nevadas, templos suntuosos y misteriosos, lagos serenos rodeados por bosques, praderas pintorescas y rebaños de ganado. Según China se integra al mundo moderno, el Tíbet hará realidad sus aspiraciones de progreso y prosperidad.


(*) Ye Xiaowen es comentarista especial del Diario del Pueblo y subdirector de la Asociación de Protección de la Cultura Tíbetana de China






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