La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) acordó cerrar siete de sus cuarteles generales y centros de operaciones, como parte de un ajuste para reducir gastos, pero mantiene invariable su política belicista. En una reciente reunión en Bruselas, sede de la Alianza, los 28 ministros de Defensa del bloque militar también decidieron reducir su plantilla en un 36 por ciento.
Entre las bases que concluirán sus prestaciones figura el Cuartel General de Retamares (Madrid), uno de los dos únicos mandos del componente terrestre de la OTAN en Europa. También cerrará el enclave situado en Heidelberg (Alemania), así como la estación naval emplazada en la sureña región italiana de Nápoles. La medida incluye además el cierre del mando conjunto en Lisboa y la transformación de la base aérea de Izmir, en Turquía, en un comando de tierra.
Esas reformas, planeadas desde junio de 2010 durante la cumbre de la Alianza Atlántica celebrada en Lisboa, suponen una disminución de cerca de 13 mil puestos en los cuarteles generales, de acuerdo con un comunicado de la propia Alianza.
Los planes restrictivos llegan en medio de fuertes críticas por parte de analistas políticos y militares como consecuencia de los elevados montos presupuestarios destinados a la defensa en todos los países occidentales, mientras otras partidas reciben reducciones a causa de la crisis económica mundial.
PLANES MILITARES INVARIABLES
Pese a las reformas, el bloque castrense persiste en mantener sus incursiones armadas. Una de las más recientes tiene lugar en Libia, bajo amparo de la ONU con el propósito de derrocar al líder de ese país, Muamar El Gadafi.
Según el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, los aliados seguirán bombardeando a los leales a El Gadafi «todo lo que sea necesario para lograr un rápido final de la crisis«.
Con ese propósito, los ministros de Defensa reunidos a inicios de junio en Bruselas, ratificaron la decisión de prolongar la operación 90 días más, cuando en un inicio se puso plazo hasta el 27 de este mes.
De otro lado, Rasmussen pidió a los 28 miembros no emprender una retirada apresurada de Afganistán, una vez que Estados Unidos comience a repatriar parte de su contingente militar en julio próximo. Todos los países seguirán comprometidos con las operaciones en ese país, aseguró Rasmussen.
Las tropas invasoras en la nación centroasiática rebasan la cifra de 130 mil hombres, de ellos unos 100 mil de Estados Unidos, además de los mercenarios que participan como empleados de empresas contratistas, estimados en más de 70 mil.
LAGUNAS DE LA OTAN AL DESCUBIERTO
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, admitió que la falta de contribución de algunos países de la OTAN podría comprometer la eficacia de su misión en Libia. Existe poca voluntad política y de aportación de recursos militares por parte de algunos países aliados a la operación contra el Estado norafricano, afirmó Gates.
En esa línea, el jefe del Pentágono criticó a algunos miembros que solo se limitan a supuestas operaciones humanitarias, mientras otros son responsables de las misiones de combate.
Con esas apreciaciones también coincidió Rasmussen, al admitir que la disminución de los gastos de defensa en los países miembros amenaza con debilitar la Alianza. Si los europeos no ponen la mano en el bolsillo corremos el riesgo de crear una alianza a dos niveles, dijo la máxima autoridad de la OTAN. Consideró que las diferencias en el financiamiento generaría un abismo entre las capacidades tecnológicas de Estados Unidos y las de otros miembros de la Alianza, lo cual afectaría acciones ulteriores.
Recientemente, la OTAN pidió el envío de más medios militares para reforzar la operación armada contra Libia, pero esa demanda cayó en el vacío ya que varios estados aliados se niegan a ampliar su contribución y otros barajan retirar la actual. De los 28 estados aliados, solo nueve participan en los bombardeos contra el país magrebí. Algunos se comprometieron con el envío de aviones de combate pero no intervienen en la ofensiva militar. Noruega, por ejemplo, quiere recuperar sus seis cazas F-16 a finales de mes.
De otro lado, España rechazó las presiones de Reino Unido al asegurar que no ampliará el contingente ni el equipamiento militar desplegado en Libia. Contraria a la invasión, Alemania aseguró que seguirá al margen de la operación, aunque podría participar en una misión civil, aclaró Christian Schmidt, funcionario del Ministerio de Defensa germano.
En esas circunstancias, la Alianza podría enfrentar un futuro sombrío en Libia si parte de su membresía renuncia a invertir con suficientes medios militares, en momentos en que el bloque está implicado a la vez en dos campañas bélicas: en la nación magrebí y en Afganistán, sin una solución inminente.
(*) Pablo Osoria Ramírez es periodista de la Redacción Europa de Prensa Latina.