Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

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331.800 trabajadores/as de Canarias en situación de desempleo

In Actualidad, Comunicado, Economía, Laboral on 31 julio, 2011 at 0:03

Consejo Nacional de
Unidad del Pueblo (UP)


A pesar del triunfalismo del gobierno de turno, el paro, el empobrecimiento y la pobreza siguen avanzando en Canarias.Los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística, relativos a la Encuesta de Población Activa del 2ª Trimestre del 2011, arrojan unas cifras altamente escandalosas, el 29,76% de la población activa de Canarias se encuentra en situación de desempleo (331.800 trabajadores/as) y siendo la mujer trabajadora una vez más, la más castigada, más 150.200 mujeres, se encuentran en el paro, a ello habría que añadir que más de 100.000 familias canarias tienen todos sus miembros activos en el paro.

Unidad del Pueblo, declara una vez más, la urgente necesidad de poner en pié un potente movimiento de clase unitario y de lucha, que apueste decididamente por la respuesta de la clase obrera a la crisis y levante una referencia alternativa a la burocracia sindical.

La reforma laboral, la reforma de las pensiones, de la negociación colectiva, el pacto del euro, los recortes de derechos laborales y sociales son a ¡ cambio de nada! sólo de más miseria, en espera de que en un lejano e incierto futuro de recuperación, podamos encontrar empleo, eso sí, en las condiciones del siglo XIX.

Un gobierno debilitado, el descrédito de la burocracia sindical y la presencia de una clase obrera aturdida, confundida y dispersa pero que aún no ha dicho la última palabra, auqnue es un hecho cierto que la respuesta de la clase obrera está lejísimo de estar a la altura de la dimensión del ataque que estamos sufriendo, han hecho crecer las exigencias patronales de más reformas y de mayor calado.

Unidad del Pueblo, no es pesimista, esta es la realidad pura y dura, la situación a la que nos enfrentamos es gravísima, pero al mismo tiempo esperanzadora, donde debemos volcar toda la energía revolucionaria, la creatividad combativa y la esperanza popular, articulando una respuesta popular contundente y organizada.

Unir, organizar, avanzar, hacia una Canarias Libre y Socialista






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Reflexiones políticas sobre la tragedia noruega

In Actualidad on 31 julio, 2011 at 0:02

Aslak Sira Myhre


Como cualquier otro ciudadano de Oslo, vagué por las calles y los edificios atacados. He visitado incluso la isla en la que fueron masacrados los jóvenes activistas políticos. Comparto el sentimiento de miedo y de dolor de mi país. Pero la cuestión sigue siendo por qué: esa violencia no fue ciega.

El terror en Noruega no ha venido de extremistas islámicos. Tampoco de la extrema izquierda, aunque ambos han sido acusados una y otra vez de constituir una amenaza interna para «nuestro modo de vida». Hasta ahora, incluyendo las terribles horas de la tarde del 22 de julio, el poco terrorismo que ha conocido mi país ha venido siempre de la  extrema derecha.

Durante décadas, la violencia política en este país ha sido privilegio prácticamente exclusivo de los neonazis y otros grupos racistas. En los 70 atentaron con explosivos contra librerías de izquierda y contra una manifestación del Primero de Mayo. En los 80, dos neonazis fueron ejecutados bajo sospecha de haber traicionado a su grupúsculo. En las dos últimas décadas, dos jóvenes noruegos no-blancos murieron a causa de ataques racistas. Ningún grupo extranjero ha matado o herido a personas en territorio noruego, excepción hecha del servicio secreto de Israel, el Mosad, que asesinó por error a un inocente en Lillehammer en 1973.

Sin embargo, y a pesar de esos elocuentes antecedentes, cuando ahora nos golpeó este devastador terrorismo, las sospechas recayeron inmediatamente en el mundo islámico. Eran los jihadistas. Tenían que ser ellos.

Se denunció sin tardanza un ataque a Noruega, a nuestro modo de vida. Tan pronto se conoció la noticia, muchachas vestidas con hijabs y de apariencia árabe fueron acosadas por las calles de Oslo.

Natural. Durante al menos 10 años se nos ha contado que el terror viene del Este. Que un árabe es, por serlo, sospechoso; que todos los musulmanes están marcados. Regularmente, vemos cómo la seguridad aeroportuaria examina a gente de color en cuartos aparte; hay infinitos debates sobre los límites de «nuestra» tolerancia. En la medida en que el mundo islámico se ha convertido en «el Otro», hemos empezado a pensar que lo que les distingue a «ellos» de «nosotros» es la capacidad para matar civiles a sangre fría.

Hay, huelga decirlo, otra razón para que todo el mundo esté pendiente de al-Qaeda. Noruega ha sido parte en la Guerra de Afganistán durante 10 años, durante algún tiempo intervinimos también en la Guerra de Irak y ahora tiramos bombas sobre Trípoli. Cuando participas durante tanto tiempo en guerras foráneas, puede llegar un momento en que la guerra te visite a domicilio.

Mas, aun cuando todos sabíamos eso, apenas se mencionó la guerra cuando sufrimos el ataque terrorista. Nuestra primera respuesta arraigaba en la irracionalidad: tenían que ser «ellos». Yo temía que la guerra que librábamos en el exterior pudiera llegar a Noruega. ¿Y entonces, qué? ¿Qué pasaría con nuestra sociedad? ¿Con nuestra tolerancia, con nuestro debate público, y sobre todo, con nuestros inmigrantes y sus hijos nacidos en Noruega?

Pero no fue así. Una vez más, el corazón de las tinieblas anida en lo más hondo de nosotros mismos. El terrorista era un varón blanco nórdico. No un musulmán, sino un musulmanófobo.

Tan pronto quedó eso claro, la carnicería comenzó a ser discutida como obra de un loco; dejó de verse como un ataque a nuestra sociedad. Cambió la retórica; los titulares de los periódicos desplazaron el foco. Nadie habla ya de guerra. Se habla de un «terrorista», en singular, no en plural: un individuo particular, no un indefinido grupo fácilmente generalizable para incluir a simpatizantes o a cualquiera que caiga bajo una fantasía arbitraria. El terrible acto es ahora oficialmente una tragedia nacional. La cuestión es: ¿habría ocurrido igual de ser el autor un loco, pero de origen islámico?

Yo también estoy convencido de que el asesino está loco. Para cazar y ejecutar a adolescentes en una isla durante una hora, tienes que haber perdido la chaveta. Pero, lo mismo que en el caso del 11 de septiembre de 2001 o en el caso de las bombas en el metro de Londres, se trata de locura con causa, una causa que es tanto clínica como política.

Cualquiera que haya echado un vistazo a las páginas Web de los grupos racistas, o seguido los debates online de los periódicos noruegos, se habrá percatado de la furia con que se difunde la islamofobia; del odio venenoso con que escritores anónimos escupen contra los «pijoprogres» antirracistas y contra toda la izquierda política. El terrorista del 22 de julio participaba en esos debates. Ha sido un miembro activo de uno de los grandes partidos políticos noruegos, el partido populista de derecha Partido de Progreso noruego. Lo abandonó en 2006 y buscó su ideología en la comunidad de grupos antiislamistas de Internet.

Cuando el mundo creía que esto era obra del terrorismo islamista internacional, todos los hombres de Estado, desde Obama hasta Cameron, dijeron que estaban al lado de Noruega en nuestra lucha contra el terrorismo. Y ahora, ¿en qué consiste la lucha? Todos los dirigentes occidentales tienen el mismo problema dentro de sus fronteras. ¿Librarán una guerra contra el creciente extremismo de derecha, contra la islamofobia y el racismo?

Unas horas después de estallar la bomba, el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, dijo que nuestra respuesta al ataque debería de ser más democracia y más apertura. Si se compara con la respuesta de Bush a los ataques del 11 de septiembre, hay razones para sentirse orgullosos. Pero tras la más terrible experiencia que haya conocido Noruega desde el final de la II Guerra Mundial, a mí me gustaría ir más lejos. Es necesario tomar pie en este trágico incidente para lanzar una ofensiva contra la intolerancia, el racismo y el odio, crecientes no sólo en Noruega, no sólo en Escandinavia, sino en toda Europa.


(*) Aslak Sira Myhre es un escritor noruego, director de la Casa de Literatura en Oslo y exdirigente de la Alianza Electoral Roja noruega.  


[Traducción para www.sinpermiso.info: Mínima Estrella]






El “poder disuasivo de Internet” es un juego peligroso

In Actualidad on 31 julio, 2011 at 0:01

Yu Xiaoqiu


El Departamento de Defensa estadounidense divulgó recientemente su Estrategia de Acción en el Ciberespacio. Se trata del primer plan y táctica para orientar su estrategia militar en Internet. También es un importante paso en la concreción de la Estrategia Internacional en el Ciberespacio dada a conocer por el gobierno de EE.UU. en mayo de este año. Los hechos demuestran que ese país básicamente ha completado su tarea de inspección y reconocimiento a fondo de la seguridad en Internet, y ha pasado a la etapa de acción.

En el breve espacio de dos meses, EE.UU. presentó sucesivamente dos programas de políticas relativas al ciberespacio. Pasando de una “estrategia internacional” a “operaciones militares”, han desplegado una serie de actividades diplomáticas acerca del ciberespacio además de realizar tareas de preparación y despliegue militar a través de Internet. Esto muestra plenamente que EE.UU. ha comenzado a adoptar medidas paralelas en lo diplomático y militar, para promover su “proyecto” en el ciberespacio.

En la estrategia de acción se incluye por primera vez al ciberespacio como un “área de operaciones”, paralela a los campos terrestre, marino, aéreo y espacial, como base para que el ejército lleve a cabo preparaciones y entrenamiento. Esto significa que Internet se convertirá en uno de los futuros frentes de batalla para EE.UU. Entre los conceptos clave de la estrategia de acción, el de “defensa activa” y “disuasión de la red” son los que llaman más la atención. La seguridad de Internet pasará de ser una “defensa pasiva” a ser “activa”, es decir: de la defensiva a la ofensiva para formar un poder disuasivo de internet más fuerte.

El subsecretario del Departamento de Defensa de EE.UU., William Lynn, señaló que el ataque a través de internet será una parte importante de cualquier conflicto futuro. Ya se trate de otro país o de organizaciones terroristas, habrá que estar preparados para responder a cualquier ataque enemigo que venga a través de Internet. En la estrategia de defensa activa, “la disuasión será el punto central que acabe con todo [el problema]”. El vicepresidente del Estado Mayor Conjunto, el general James E. Cartwright, expresó claramente que para mejorar la seguridad de Internet, el ejército de EE.UU. se centrará en el plano defensivo, y el énfasis irá cambiando progresivamente hasta la disuasión estratégica. En los próximos 10 años, no sólo se abocarán a fortalecer el firewall, sino también a detectar activamente los autores de posibles ataques, para prevenir o llevar a cabo represalias. EE. UU. usará todas las fuerzas de ataque convencional de cada sector militar. En caso de recibir un fuerte ataque cibernético, será contrarrestado con fuerzas militares convencionales, y a través de una guerra física se enfrentará y destruirá al enemigo responsable del ataque virtual.

Altos funcionarios militares de EE.UU. presentaron la llamada «red de disuasión«, idea muy similar al principio de «disuasión nuclear» de años anteriores. Es decir, bajo la premisa de no debilitar la capacidad ofensiva, se procura tener la capacidad de salir victorioso a través de destruir o realizar una represalia difícil de soportar por el enemigo. Gracias al gran poder disuasivo de las armas nucleares, los países que las poseen pueden lograr un “equilibrio a través del terror nuclear”. Sin embargo, la situación de Internet evidentemente es más compleja. Para EE.UU., “la fuerza disuasiva de Internet” no tiene más que tres componentes: primero, un ejército virtual con capacidad de ofensiva y defensiva; segundo, desarrollar armas de ataque virtual, como “bombas digitales”, etc.; y tercero, en caso de necesidad, llevar a cabo un ataque militar físico contra un enemigo virtual. Es difícil que sólo EE. UU. o algunos pocos países posean este programa, pues los primeros dos puntos pueden ser logrados incluso a nivel individual. En la seguridad de internet siguen existiendo la características de la asimetría, penetración mutua y conversión entre el ataque y la defensa.

La estrategia de acción también muestra sus peculiaridades. Los Estados Unidos temen que en el futuro tengan lugar conflictos virtuales basados en el estilo de confrontación en grupos de la Guerra Fría, y propuso crear una “red de defensa colectiva” con la OTAN y otros aliados. De esta manera, se lograría fortalecer la línea de defensa virtual de EE.UU. a nivel internacional, con lo que se aseguraría la superioridad de los países occidentales en lo que respecta a la seguridad de Internet. El ciberespacio se convertirá en el nuevo campo de batalla. La mentalidad de la Guerra Fría probablemente reaparecerá y traerá al mundo un nuevo factor de inestabilidad.

La estrategia de acción ayudará a aumentar la militarización del ciberespacio. Se podría predecir que en el futuro el ciberespacio se convertirá en un nuevo terreno o campo de batalla en el que se medirán las fuerzas los ejércitos del mundo. Es difícil de evitar una carrera armamentística por Internet, lo cual influirá en un problema vital, como lo es la seguridad nacional. Para evitar que ésta resulte amenazada o dañada, un problema aún más prominente será el grado de autonomía y seguridad de las aplicaciones y los productos tecnológicos que usen la red. Lo más importante es que la estrategia de acción no ha sido dirigida hacia ningún país, sino a cualquier amenaza proveniente de Internet. De hecho, ataques virtuales suceden todos los días. Frente a esto es importante cómo definir estas amenazas, pues, si una acción personal puede elevarse hasta ser considerada como proveniente de un país determinado, es muy probable que se caiga en la ciénaga de una “guerra sin sentido”.


[Fuente: Diario del Pueblo]






El cuchillo de Murdoch en el corazón del periodismo

In Actualidad on 31 julio, 2011 at 0:01

Saul Landau

Al fin Rupert Murdoch recibió su merecido -debido al “hackeo” de sus empleados, no por contribuir al prolongado asesinato del periodismo en lengua inglesa. Guerras, revoluciones, hambrunas y desastres ocurrían y los “periodistas” de Murdoch yuxtaponían morbosas fotos “disolutas” de “Fulanas” medio desnudas que se divorciaron de “Fulanos” para casarse con “Menganos”.

Las noticias acerca de la pobreza, el desempleo y las ejecuciones de hipotecas son eclipsadas por reportes de Lindsay y Britney realizando videos Clase X antes de de ingresar en la rehabilitación. Y millones compraban sus periódicos y veían -y creían– sus “noticias” en TV.

En nombre de la libertad de prensa, Noticias Fox de Rupert y sus comentaristas vomitaban veneno verbal en nociones sospechosas de pensamiento socialista, “rojillo” o liberal –como cobrar impuestos para billonarios y regular su comportamiento financiero o bancario. Es más, la gente de Fox promueve que los billonarios no paguen impuestos como un ejemplo de virtud y libertad. “Ustedes no desean que su gobierno derroche el dinero de los contribuyentes”. Claro, imagínense la vida sin policías, bomberos, escuelas, servicio de reparación de calles, etc.

El New York Post y el Sun de Murdoch venden emociones por carambola -leer acerca de las aventuras sexuales y de drogas de los famosos, lo cual implica que es mejor y menos riesgoso que ustedes tengan sus propias aventuras. Murdoch vendía sexo como noticias para ganar dinero e influencia política. Tuvo éxito.

Enseñó a su personal a definir “dar una noticia” como cualquier idiosincrasia personal de una persona famosa -en especial lo relacionado con el uso no convencional de órganos reproductivos (incluyendo los dedos de los pies)- o la ingestión de cualquier sustancia tabú.

El magnate nacido en Australia descubrió que las represivas culturas protestantes de Inglaterra, exportadas a algunas de sus antiguas colonias  como Estados Unidos, son grandes mercados para la venta de noticias sexuales como un servicio público.

Sin embargo, detrás de la chabacana estética editorial de Murdoch, hay un monótono imperativo político y económico; destruir cualquier forma de regulación al capital . Para lograr ese objetivo y expandir su gigantesco imperio editorial y de difusión, Murdoch cortejó, extorsionó e intimidó a los poderosos, mientras apoyaba sus guerras “patrióticas”.

Fox y sus hermanas británicas perpetraron la ficción de que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva y relaciones con Al-Qaeda. Nunca pagaron por ese pecado periodístico. Hasta contrataron a la desacreditada reportera bribona de The New York Times, Judy Miller, quien promovió esa porquería engañando a sus editores hasta colocarla en primera plana del periódico del Establishment.

Varios miembros del Congreso han pedido a las autoridades que investiguen si Noticias del Mundo también había hackeado a ciudadanos norteamericanos, familiares de las víctimas del 11/9. ¿Pero han preguntado los periodistas si la operación Fox de Murdoch copió a su hermana británica? Después de todo, los  medios “noticiosos” de Murdoch comparten los valores de correr rumores, calumniar y ridiculizar que el magnate ha cultivado en su lujuria por el poder y las ganancias que dan los medios. Él ha sobrepasado a William Randolph Hearst -”Consíganme las fotos y yo les proporcionaré la guerra”, fue el dictamen de Hearst para ayudar a iniciar la guerra hispano-norteamericana- en la práctica del periodismo amarillo. El escándalo de hackeo puede que al final haya desprestigiado a la corrupción.

La investigación acaba de comenzar, pero ya las payasadas de sus empleados amenazan con eclipsar al escándalo Watergate. Como presidente, Nixon ordenó que se cometieran delitos. Murdoch ni siquiera puede invocar las dos palabras sagradas, “seguridad nacional”, como pretexto por los delitos  de sus “periodistas” y editores de Noticias del Mundo.

Los supuestos periodistas de Murdoch hackearon miles de mensajes telefónicos privados, incluso aparentemente del Primer Ministro Cameron, el actor Hugh Grant y el príncipe William -y muy posiblemente de la reina (¿alguien que no fuera su esposo le chupó los dedos de los pies?) La vida íntima de víctimas de asesinato y sus familiares, así como la familia de soldados muertos también se convirtieron en pasto de “noticias”.

Los reporteros han comenzado a hacer las preguntas de Watergate -no acerca del difunto Nixon, sino del Murdoch de 80 años de edad. ¿Qué sabía él y cuándo lo supo? (Bostezos.) Él fue quien creó la atmósfera perfecta para las actividades criminales y las llamó “libertad de prensa”. Vender periódicos, obtener influencia política, comprar u obtener protección de la policía -¡a buscarlos

Aparentemente lo que preocupa en realidad a Murdoch no es el daño que los métodos de sus empleados hayan causado en la vida de personas, el debilitamiento de la confianza pública, su manipulación del gusto popular de lo banal a lo grosero; en su lugar, se inquieta por la posibilidad real de que esta indignidad le cueste una gran adquisición muy lucrativa -el contrato del satélite Sky de comunicaciones (BSkyB).

La prensa que no es de Murdoch inunda a sus lectores, televidentes y radioescuchas con noticias acerca del negocio de $13,6 mil millones, como si saber la cantidad de dinero que el astuto vejete iba a invertir a fin de ganar más de alguna manera nos hiciera  funcionar mejor como ciudadanos. Es más, el público observa el drama de  Murdoch como otro escándalo, en vez de como otro ejemplo de disfunción institucional.  Naciones suspenden pagos, bancos y otras importantes compañías de inversiones llegan a su fin sin aviso previo y los gobiernos discuten acerca del tope de la deuda mientras millones buscan infructuosamente empleo, maestros y policías son despedidos, y la salud pública y otros servicios se deterioran.

Mientras tanto, a medida que la TV por cable indujo los programas de noticias durante 24 horas los siete días de la semana, hechos a la medida para los medios de Murdoch, el público fue inundado de chismes y noticias sin sentido de rebeldes libios que ganan, pierden, liberan, saquean, sin informar jamás la identidad de esos rebeldes que “nosotros” apoyamos. Al igual que los dudosos y misteriosos “insurgentes” y “militantes” del Medio Oriente, nuestros “buenos” se ven envueltos en lenguaje blando. Solo los detalles sobresalientes de los chismes acerca de los famosos son reportados escabrosamente con pelos y señales.

La temperatura aumenta, los ríos continúan desbordándose, los tsunamis amenazan mientras funcionarios gubernamentales se pelean por los presupuestos y los medios se dan un festín con el lloriqueo de Murdoch.

Algo está podrido, y no solo en Dinamarca. Pero los padres ingleses airados por la revelación de materiales privados obtenidos del teléfono de una muchacha muerta protestaron e instigaron el ataque al meloso Imperio Murdoch. Pidamos acciones similares en otros frentes que lo necesitan también.


[Fuente: CubaDebate]






El gobierno fascista checo intentará abolir el Partido Comunista

In Actualidad, Represión on 30 julio, 2011 at 0:02

El Gobierno de la República Checa presentará a final de año al Tribunal Administrativo Superior una denuncia, la primera en su historia democrática, para abolir el Partido Comunista de Bohemia y Moravia (KSCM).

La denuncia estará lista en el otoño, y después será presentada por el Ejecutivo al Tribunal Administrativo Superior. Sin embargo, Interior expresó que «será difícil«, sobre todo después de un dictámen de hace unos años en el que el propio ministerio reconoció que «no teníamos posibilidades de éxito, y no lo intentamos«.

La antigua república socialista, que estuvo durante cuatro décadas sometida a los dictados de la Unión Soviética, que llegaban a través del Partido Comunista Checoslovaco, y que desde el retorno a la democracia en 1989 no castigó los crímenes y atropellos cometidos por el régimen totalitario, intentará por primera vez poner fuera de la ley a la organización izquierdista.

En las pasadas elecciones de mayo de 2010, el KSCM obtuvo 26 diputados, lo que supone el 13 por ciento de los escaños de la Cámara baja, y fue el cuarto partido más votado, por detrás de socialdemócratas (CSSD), conservadores (ODS), conservadores liberales (TOP 09).

El Ministerio del Interior ilegalizó en 2006 el «Konsomol» o Agrupación de Juventudes Comunistas (KSM), por ir en contra de la propiedad privada y en favor de la colectivización de los medios de producción.

La prohibición fue impugnada por las Juventudes Comunistas mediante un recurso de casación ante el Tribunal Administrativo Superior, y los juzgados de primera instancia fallaron a favor de KSM en enero de 2010, con lo que se reanudó su actividad.


[Fuente: La República]






El Estado desnudo

In Actualidad on 30 julio, 2011 at 0:01

Teodoro Santana


La burguesía presenta su Estado como un “contrato social”, un ente jurídico emanado de forma espontánea del consenso entre los “ciudadanos” de la “nación”. Y a partir de ahí, en escuelas, universidades, medios de comunicación y las propias leyes, todo es embellecer el Estado. Adoctrinado en esa forma de ver el mundo, poco resquicio queda al simple mortal para plantearse otra cosa.

Pero, a despecho de la propaganda capitalista, el Estado, como todo constructo social, tiene un origen y una realidad histórica, por mucho que esté tuneado para que no percibamos la realidad bajo la pintura y los cromados. Lo cierto es que el Estado no es más que una maquinaria de coerción, una estructura de violencia organizada, en régimen de monopolio, de una clase sobre otras para la defensa de sus intereses. Así surgió y así sigue siendo.

Claro que, en momentos de “normalidad”, en situaciones “pacíficas”, la mayoría de la gente no lo percibe así. No estamos todos los días tropezando con el hueso del Estado. La gente –es decir, la población de los países del “primer mundo” donde existía el llamado “Estado del bienestar”– lo ha percibido hasta ahora en forma de escuelas, de atención sanitaria, de ordenación del tráfico, de pensiones, etc. Es decir, de su aspecto más “benéfico”.

Ese “Estado del bienestar” servía además de colchón. Por un lado, frente a una clase obrera, como la europea, con una larga tradición de organización y sindicación. Y por otro lado, frente a los países socialistas de la URSS y el este europeo, garantizando unas expectativas de nivel de vida a los trabajadores superiores a las del modelo soviético.

Los recursos económicos para hacerlo posible provenían de la sobreexplotación de los países del tercer mundo, neocolonizados hasta la exasperación, haciendo así partícipes a los trabajadores europeos (y de EEUU, Canadá, Japón…) de las migajas del saqueo imperialista. Alejadas pues las tentaciones revolucionarias, el Estado podía permitirse el lujo, hasta cierto punto, de ser benefactor, amable,  democrático y “firme defensor de los derechos humanos”.

Pero hete aquí que la fábula del capitalismo imperialista se viene abajo. En primer lugar, los países pobres –en América Latina, en África, en Asia– han empezado a defender sus riquezas naturales, con revoluciones populares y gobiernos patrióticos.  Y ello haciendo frente al permanente riesgo de invasión militar, opción a la que no renuncia el imperialismo euro norteamericano, a pesar del coste cada vez más elevado de sus agresiones.

En segundo lugar, el derrumbe del socialismo de tipo soviético hace innecesarias las concesiones sociales y laborales, convencidos de que el socialismo y el comunismo estaban definitivamente derrotados.

Y en tercer lugar, la propia dinámica de acumulación incesante ha llevado a una crisis económica insoluble dentro del sistema capitalista. Primero quebró el sistema financiero. Luego, por rapiñar las arcas públicas para “rescatar” las corporaciones bancarias, quiebran los Estados, cada vez más hundidos en una espiral de deudas imposibles de pagar. ¿De dónde sacar más dinero para pagar los intereses de las deudas?

A los capitalistas –y a sus lacayos en el aparato del Estado– no se les cabe en la cabeza otra cosa que volver a los viejos hábitos: apretar más a los asalariados para exprimirles más plusvalía (bajando sueldos y recortando los salarios indirectos) y reducir los “gastos innecesarios” (sanidad, educación, cobertura social, pensiones). Es lo que llaman “políticas realistas”, que ahogan el consumo y agravan aceleradamente la crisis.

Así pues,  nos enfrentamos a un Estado cada vez más despojado de adornos y de aspectos “útiles”, más descarnado. La mayoría de la gente puede preguntarse ahora que, si no me garantiza el empleo, la atención sanitaria, la educación y ni siquiera las pensiones, ¿para qué puñetas quiero el Estado?

Por si aumenta el número de los que se hacen semejante pregunta, siempre queda el Estado desnudo: policía, jueces, ejército, leyes represivas, palo y tentetieso. Para eso sí que no hay “recortes”.

A medida que avanza la crisis, asoma más el carácter violento y opresivo del Estado. Pero, a la vez, se cae la máscara “humana” del monstruo: cada vez les va a ser más difícil que nadie crea en su propaganda y sus mentiras. A eso es a lo que estamos asistiendo.