María Puig Barrios
Secretaria General del Partido Comunista de Canarias (PCC)
Como mujer de izquierda, con 32 años de militancia en el PCE, y como trabajadora asalariada inmersa en un mundo laboral que se ha ido endureciendo para favorecer la acumulación capitalista, lo menos que deseo es perder energías en dimes y diretes con determinados “cargos” federales.
Estas personas, de cuyos nombres no quiero acordarme, andan por ahí explicando lo inexplicable, obviando que las dimisiones en pleno de un Consejo Político de una Federación se debió a la imposición de pactos con la derecha nacionalista o insularista (Nueva Canarias y PIL), con dirigentes y cargos públicos implicados en casos de corrupción política, detenidos o encarcelados por la misma razón (Caso Unión, entre otros).
A falta de argumentación política, buenas fueron las explicaciones ideológicamente confusas sobre pactos “técnicos”, la imposición de “packs” electorales que incluían pactos a las municipales a cambio de no presentarse a las autonómicas para promover las candidaturas de Nueva Canarias (no en vano, el “pack” es un envase que reúne varias unidades de un mismo producto comercial). En este caso, no sólo podemos enumerar lo que contiene este “pack” electoral pragmático sino también las actas de diputados que se han favorecido (que conste que las palabras entrecomilladas son de quienes suscribieron los pactos).
No reconocen las personas en cuestión que las actas de concejales obtenidas son mayoritariamente de Socialistas X Tenerife y quién ha logrado sus objetivos son Nueva Canarias y el PIL que ahora que han entrado en el Parlamento autonómico barajan otras alianzas, de acuerdo con su trayectoria política de toda la vida: posibilidad de acuerdos con Coalición Canaria, posibilidad de apoyo al nuevo Gobierno español, sea del PSOE o sea del PP. Y es que lo importante para una fuerza nacionalista, según ellos, es conseguir cosas para “Canarias”. Claro que para Coalición Canaria, y Nueva Canarias que formó parte integrante de la anterior, “Canarias” es simple y llanamente su élite económica, para la que han conseguido muchas “cosas” (grandes subvenciones públicas, fuertes desgravaciones fiscales, crecimiento del sector privado por las privatizaciones del sector público, importantes beneficios), porque las y los trabajadores de estas Islas teníamos, antes de la crisis propiciada por el capitalismo, y seguimos teniendo en la actualidad, un nivel de paro muy superior a la media estatal, un alto nivel de precariedad, y salarios y pensiones muy inferiores a la media estatal.
Mientras Nueva Canarias persigue sus propios objetivos, los elementos de cuyos nombres no quiero acordarme (por sus hechos los reconocerán) profundizan en su “trabajo”: actuaciones antiestatutarias, reuniones clandestinas, golpes de mano, designación a dedo de “nuevos” cargos, cargos que la militancia no ha elegido, ni tan siquiera conoce, organizaciones paralelas con militantes despolitizados y algún pragmático que nos tacha de puristas, intentos de legitimar en la sede, sin la militancia, lo que ya se ha decidido en otros sitios, también sin la militancia, juegos de pirómanos que luego pretenden pasar por bomberos.
¿Eso es abrir la organización a la sociedad? ¿Eliminando a la militancia más coherente, en un lugar y en otro? ¿Acosándola, asfixiándola, sancionándola, sustituyéndola, traicionándola? Durante años… ¿Para qué? ¿Para poder dar entrada a gente como la de Nueva Canarias, aquí, y otros elementos light de EQUO, allá? ¿Para conseguir su apoyo en las elecciones generales y convertirlos en los referentes en las Federaciones, cambiando la militancia para poder cambiar el proyecto? ¿Voladura de la organización? Sí, es la voladura de las ideas de izquierda, de las ideas de transformación social, del pensamiento fuerte y coherente de izquierda como propuesta alternativa al capitalismo.
Como mujer de izquierda, como trabajadora, pienso dedicar mis energías, junto con otros y otras, al debate con la sociedad, a la acción política contra las políticas de ajuste duro y de privatizaciones del Gobierno, dela Unión Europeay del Fondo Monetario Internacional, que ataca los derechos de la clase trabajadora. Hoy más que nunca hay que trabajar para la transformación social.
Las propuestas de Julio Anguita (la creación de una banca pública tras la nacionalización de la privada, las nacionalizaciones de los sectores estratégicos de la economía, la persecución del fraude fiscal, con los instrumentos creados para ello y la reforma fiscal en el sentido de una auténtica progresividad, la paralización inmediata de los procesos y procedimientos contra las personas acusadas de impago de la hipoteca de su vivienda – primando el derecho constitucional a una vivienda digna – la pensión mínima equiparada al Salario Mínimo Interprofesional, el que queden sin efecto los recortes en los salarios de los funcionarios y la congelación de las pensiones, entre otras) son propuestas por las que vale la pena debatir, organizarse, pegarse al terreno, actuar, luchar.
Cuando hay contradicción entre la acción y la concepción del mundo, la acción no puede ser consciente ni coherente. Será una acción desarticulada, rebeliones desesperadas y pasividad, extremismo y oportunismo. La acción coherente exige ser guiada por una concepción del mundo. Los individuos se agrupan por intereses y aspiraciones comunes formando las clases, las naciones. La clase trabajadora, el pueblo. Desde abajo. No sólo para unos pocos grupos intelectuales, y mucho menos para grupos políticos maleados por su trayectoria de políticas de derechas. Las y los trabajadores somos millones. Somos las y los que podemos transformar una realidad social y económica capitalista que nos explota, ser el elemento consciente, vivo, fecundo, creador del desenvolvimiento histórico. Debemos saberlo. Y el saberlo nos hará fuerte. Esa es la labor a la que debemos dedicar todas nuestras fuerzas los hombres y las mujeres que nos reclamamos de la izquierda transformadora: explicar, debatir, organizar, luchar, desde la acción consciente y coherente.
(*) María Puig Barrios fue Coordinadora General de Izquierda Unida Canaria hasta la imposición de los pactos electorales con Nueva Canarias y el PIL.