La crisis del capitalismo imperialista euronorteamericano entra en un punto de no retorno. La Unión Europea afronta sus horas más bajas. A la caída en picado de la fiabilidad de pagar sus deudas de Grecia, Irlanda y Portugal, se unen ya, en la práctica, las de España e Italia, cuyos «rescates» supondrían movilizar 600.000 millones y 1 billón de euros, respectivamente. El problema es que de donde no hay no se puede sacar.
Mientras los ministros de Finanzas de la Unión Europea discuten infructuosamente cómo enfrentar el capítulo griego de la crisis, las dudas sobre la capacidad de Italia para hacer frente a los vencimientos de deuda se han traducido en movimientos especulativos contra ese país.
España y el resto de las economías de la periferia europea también se tambalean. Las ventas de los bonos de deuda y acciones estuvieron seguidas por alzas en el riesgo país: las tasas de interés en esas economías alcanzaron sus máximos valores históricos en los últimos diez años. La cotización de la moneda europea cedió dos centavos frente a la moneda estadounidense para cerrar en 1,40 dólar y las principales Bolsas del mundo cerraron en rojo.
La deuda externa de Italia alcanza al 120% del PIB. Se trata de la segunda cifra más alta de la UE después de Grecia. El gobierno de Silvio Berlusconi anunció un nuevo e inmediato plan de “austeridad” por 62.000 millones de dólares hasta 2014, la segunda iniciativa de ajuste fiscal desde que estalló la crisis en Europa.
Así, los títulos de deuda a largo plazo de Italia y España se dispararon a sus niveles más altos desde la creación de la Zona Euro. Las tasas de interés de los bonos españoles a 10 años alcanzaron 6,23%, su máximo desde 1997, y los italianos 6%, aunque bajaron al final del martes por la compra masiva de bonos por parte del Banco Central Europeo. El oro, el franco suizo y los bonos alemanes fueron el refugio de los capitalistas que se deshacían de sus inversiones en papeles de esos países.
Mientras, los ministros de Finanzas de la Eurozona y los responsables del Banco Central Europeo no se ponen de acuedo en el rediseño del segundo plan de rescate para Grecia que contaría con participación de los acreedores privados. Sin demasiadas precisiones, se comprometieron a la flexibilidad y alcance del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera para asistir a países con problemas de financiamiento, como aumentar los plazos de devolución y bajar los intereses aplicables a los préstamos de los países “rescatados” tales como Portugal, Irlanda y Grecia. Sin embargo, no explicaron cómo ni cuándo se abordarán estas medidas y sólo afirman que “se presentarán propuestas en breve”.
Alemania, potencia hegemónica en Europa, mantiene con mano férrea su política de negarse a la quita («reestructuración») de la deuda de Grecia y otros países «rescatados», para impedir que esas pérdidas perjudiquen a los bancos alemanes, con el poderoso Deutsche Bank a la cabeza, principales acreedores de los países del sur.
Hasta ahora, la postura de Berlín, respaldada ferozmente por el Banco Central Europeo, se resume en las palabras de su ministro de Finanzas, Wolfgang Schaüble, que tras la reunión de ministros del economía del eurogrupo este lunes no dudó en asegurar que no había prisa para aprobar el nuevo tramo de ayuda a Grecia y que éste recibiría la luz verde en septiembre.
Sin embargo, la posición de Italia y España al borde del precipicio de un «rescate» puede obligar a aceptar lo inevitable. Un «rescate» a estos dos países, la tercera y la cuarta economía de la eurozona, respectivamente, es algo inasumible con la dotación actual del fondo de rescate.
«En este momento estamos tratando de ganar tiempo en la esperanza de evitar un contagio a otros países débiles«, ha declarado recientemente un diputado del partido de Merkel. «La verdad es que para Grecia lo que estamos buscando realmente es el lugar adecuado para estrellar en avión. No debería ser en una ciudad, mejor en el campo«, decía.
LA BANCARROTA DE EEUU
Mientras tanto, la economía de Estados Unidos no solo no despega sino que parece que cada vez aumentan más las dificultades. El último informe sobre el empleo indica que la tasa de desempleo aumentó de 9,1 a 9,2% entre mayo y junio de este año.
Al mismo tiempo el Congreso y el presidente Barack Obama están en medio de una discusión sobre el nivel de la deuda del país sobre el presupuesto en general. El sector de los republicanos quiere recortes al gasto público, especialmente en la atención sanitaria, y se opone a aumentar el techo de la deuda pública público del país, que está en 14,3 billones de dólares.
Según el propio Fondo Monetario Internacional, la deuda pública de EEUU representa el 92.7% de su Producto Interno Bruto (PIB); su déficit fiscal (gasto por encima de sus ingresos sin contar préstamos) para 2011 será de aproximadamente 11% de su PIB, y su balanza comercial (exportaciones menos importaciones) durante años ha sido enormemente negativa (entre un 4 y un 6% de su PIB).La nueva directora gerente del FMI, la francesa Christine Lagarde, advirtió hace unos días que un cese de pagos en EEUU por la incapacidad de llegar a un acuerdo sobre la deuda dejaría «secuelas graves y reales» en todo el mundo.