Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

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EEUU y Europa deben cargar con la responsabilidad política de reactivar la economía mundial

In Actualidad, Economía on 11 agosto, 2011 at 0:01

Zhong Sheng


Cuando la economía mundial se encuentra en una “segunda caída” debido a la crisis de la deuda en EEUU y Europa, algunos medios de comunicación y académicos occidentales volvieron a jugar la carta de “halagar a China”, aludiendo que China tiene en sus manos la receta para resolver la crisis. Esto no es nada nuevo. En lo últimos años, cada vez que la economía mundial se encuentra en apuros, en Occidente siempre hay dos posturas: o bien culpar a China de “exportar la crisis”, o bien, a través de halagos, exigirle que tome la responsabilidad. Ambas actitudes ocultan el mismo propósito: quitarse la responsabilidad.

La crisis de deuda en Europa y los EEUU ha trastornado el ritmo de recuperación de la economía mundial. Pero en comparación con la crisis financiera que golpeó en 2008, los bancos europeos y estadounidenses no han caído en la misma situación que Lehman Brothers. La deuda soberana de Grecia, Irlanda y Portugal, respaldada por los 10 mayores bancos europeos no supera el 1% del capital. La economía alemana y de una parte de los países del norte de Europa se encuentran en la recuperación. A pesar de que EEUU ha caído en una crisis profunda a causa de su deuda, sin embargo su economía este año todavía da señales de recuperación. Incluso en Japón que parece haber caído en una recesión, las ganancias de sus empresas en el exterior han aumentado…

Lo que se encuentra en el borde del acantilado no es la economía mundial, sino la política de Washington. Desde que estalló la crisis estadounidense, la opinión pública internacional casi unánimemente declaró que era una “farsa”, pues Washington no había caído en un pantano económico, sino en una trampa política. Lo que está sucediendo en Washington es esencialmente una crisis política, más que económica. La prolongada crisis de la deuda en Europa, hasta cierto punto, refleja el conflicto entre las políticas de la Unión Europea y la toma de decisiones a nivel nacional, a lo que se le suman los conflictos políticos al interior de cada país. Standard & Poors (S&P) rebajó el crédito soberano de los EEUU, lo cual también proviene de la preocupación sobre el porvenir político. El 5 de agosto, S&P explicó mediante un comunicado que, dada la profunda divergencia entre las políticas fiscales de ambos partidos, se sentía pesimista frente a “la posibilidad de que al cabo de esta semana el acuerdo entre el Congreso y el gobierno se transforme en un programa de consolidación fiscal más amplio y que ayude a estabilizar la deuda lo más pronto como sea posible.

La “farsa” aún no ha terminado. Mientras que EEUU y otros países comienzan a entrar en el período de elecciones generales, el panorama político se muestra aún más inestable y probablemente podrían surgir movimientos populistas o conservadores. La preocupación acerca del poder de toma de decisiones políticas de los países occidentales está aumentando, lo cual también influye en la confianza de los inversores de todo el mundo con respecto a la recuperación económica global y exacerba la turbulencia de los mercados.

Los hechos dan cuenta que superar la recesión y encaminarse hacia una recuperación no es un problema sin solución. Sin embargo, la clave para acabar con ella está en una suficiente conciencia y determinación política en cada país. Muchas de las problemáticas pueden ser resueltas, pero lo que ha sucedido es que se ha postergado la cura y se perdió el momento propicio. Muchas de las políticas podrían ser útiles, pero terminan sin ser implementadas, porque se las descarta a través del voto político. Por eso, la dificultad que enfrenta occidente en la actualidad no es un desafío en cuanto a las medidas económicas, sino más bien se trata de una prueba al sistema político.

La gente no se olvida de que en medio de la crisis financiera de 2008, los mercados emergentes, incluida China, se mostraron gradualmente más fuertes. En un momento clave, China jugó un papel importante cuando, con gran determinación, implementó un plan de estímulo de la economía doméstica, con el fin de impulsar la recuperación de la economía mundial. Al mismo tiempo, inmediatamente salió a la ayuda y promovió la cooperación internacional. Al enfrentar el problema de la economía mundial que se encontraba en plena efervescencia, China repetidamente acentuó la necesidad de reforzar la cooperación internacional, para asegurar una recuperación de la economía fuerte y sostenible, promover eficazmente una reforma en las estructuras de gobernanza económica a nivel mundial y establecer gradualmente un nuevo orden económico internacional más justo y racional. Lo que debemos mirar es si lo países desarrollados como EEUU y Europa no toman su responsabilidad y entorpecen el desarrollo estable de la economía mundial a causa de sus intereses egoístas. Incluso si China y otros nuevos mercados emergentes logran mantener su nivel de crecimiento económico, no se puede garantizar un desarrollo económico mundial libre de obstáculos.

Para enfrentar los desafíos de la economía mundial, se debe reforzar considerablemente la coordinación entre miembros de la comunidad internacional y el G20, más que ser un mecanismo eficaz para lidiar con la crisis financiera internacional, debe convertirse en una plataforma importante para promover la cooperación económica internacional. Se puede decir que la situación actual es muy diferente de la de 2008. Sólo cuando los países occidentales no eludan sus responsabilidades arbitrariamente, tengan la determinación y el coraje de coger el toro por las astas,y fortalezcan la coordinación de políticas con los países en desarrollo, sólo entonces la economía mundial tendrá la esperanza de embarcarse en un camino de recuperación estable.

La confianza viene de un juicio correcto de la realidad, y también viene de una firme determinación política.


[Fuente: Diario del Pueblo]






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Un deber ineludible para el G20

In Actualidad, Economía on 11 agosto, 2011 at 0:00

Zheng Xiwen

Las economías desarrolladas que emiten divisas de reserva internacionales deben ser capaces de asumir sus responsabilidades fiscales. El 1 de agosto, el callejón sin salida en que se hallaba la deuda de EEUU se abrió a última hora, después de meses de forcejeo partidista. EEUU podrá seguir pidiendo prestado en lo adelante, para evitar caer en impagos o cerrar agencias estatales.

Sin embargo, el tema de la deuda de EEUU está lejos de haber sido resuelta.

Según compromiso alcanzado a última hora entre los republicanos y los demócratas, el Gobierno de EEUU prometió recortar sus gastos a cambio de elevar el límite de deuda.

Para noviembre queda pendiente entonces el plan de reducción del déficit. Sin embargo, no es difícil ver que ninguno de los dos partidos tiene propuestas concretas específicas para aumentar los réditos del Gobierno, o ideas prácticas de cómo salir del atolladero de la deuda. El acuerdo actual es solamente un arreglo temporal para ganar tiempo. Cuando llegue la hora de definir los detalles fundamentales, el problema volverá a acaparar las primeras planas de los diarios.

Las cosas han cambiado mucho en el mundo en el siglo XXI. Hubo un tiempo en que el dólar era equivalente al oro, los bonos de Hacienda de EEUU se consideraban libres de riesgo y los activos del país se percibían como “refugio seguro”. Ahora, asombrosamente, el Gobierno de EEUU bien podría disponer de menos efectivo que el fabricante de los populares iPad e iPhone.

Según algunos informes, la cantidad de dinero con la cual cuenta el Gobierno de EEUU antes alcanzar el techo de la deuda es de unos $73.800 millones, cerca de $2 mil millones menos que las reservas de Apple inc., que ascienden a $76.200 millones en efectivo y acciones.

De hecho, EEUU no está solo en la lucha con el problema de la deuda. Algunos países de la Eurozona y Japón también están sufriendo por la misma causa. La deuda japonesa equivale a 200 por ciento de su PIB y sigue aumentando. Por su parte, la crisis de la deuda soberana en la Unión Europea no hace sino empeorar.

El G20 está llamado a desempeñar un papel fundamental, que permita a los países abordar la crisis financiera internacional de una manera cooperativa. Muestra de ello es la transformación del grupo en activo mecanismo económico global capaz de regular la gobernanza. De cara a las implicaciones globales que generan los problemas de la deuda de los países desarrollados, el G20 no debe hacer la vista gorda.

En la 6ta cumbre anual del G20 en Cannes, Francia, en noviembre próximo, el G20 deberá exhortar a EEUU y a otras potencias emisoras de de monedas de reserva internacional a adoptar políticas monetarias y fiscales responsables, para proteger los intereses de los acreedores y hacer esfuerzos comunes que garanticen una sólida base para la recuperación económica mundial.


(*) Zheng Xiwen es un analista de temas internacionales.

[Fuente: Diario del Pueblo]