Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

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EEUU no tiene moral para incluir a Cuba en lista negra de países terroristas

In Actualidad, Comunicado on 20 agosto, 2011 at 10:04

Declaración del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República de Cuba

El 18 de agosto, el Departamento de Estado incluyó a Cuba, por trigésima ocasión, en la espuria lista de “Estados patrocinadores del terrorismo internacional”, con el único propósito de desacreditar a nuestro país y continuar justificando la política cruel y repudiada de bloqueo contra Cuba.

El gobierno de Estados Unidos, que ha practicado históricamente el terrorismo de Estado, las ejecuciones extrajudiciales, los secuestros de personas, los asesinatos con aviones no tripulados, la tortura y las detenciones ilegales, que ha establecido cárceles secretas, que es responsable de la muerte de cientos de miles de civiles inocentes como resultado de sus guerras de ocupación y conquista en Iraq y Afganistán, que bombardea sistemáticamente a Estados soberanos como Libia, no tiene la más mínima moral ni derecho alguno de juzgar a Cuba, que tiene una trayectoria intachable en la lucha contra el terrorismo y que ha sido, además, sistemáticamente víctima de ese flagelo.

El gobierno de Estados Unidos actúa como si no hubiera amparado, de manera permanente, al criminal confeso Luis Posada Carriles, a quien no ha querido juzgar por cargos de terrorismo, a pesar de contar con abundantes pruebas. Posada Carriles, junto con Orlando Bosch Ávila, quien fue beneficiado por un perdón presidencial de George Bush padre, es autor del horrendo atentado contra un avión civil cubano en pleno vuelo, que costó la vida a 73 personas inocentes. También es responsable directo de la muerte del turista italiano, Fabio Di Celmo, durante los atentados con bombas en instalaciones turísticas cubanas en 1997.Hoy Posada Carriles se pasea libre e impunemente por las calles de Miami, tras haber sido absuelto en una farsa judicial en El Paso, Texas.

Al propio tiempo, como prueba irrefutable de su doble rasero, el gobierno norteamericano mantiene en injusta prisión y castiga a nuestros cinco luchadores antiterroristas, por preservar la vida de ciudadanos cubanos, norteamericanos y de otros países.

3 478 cubanos han muerto y otros 2 099 han quedado mutilados, como resultado de acciones terroristas, organizadas, financiadas y perpetradas desde territorio norteamericano, en muchos casos, con la propia complicidad del gobierno de Estados Unidos.

La manipulación política de un tema tan sensible como la lucha contra el terrorismo ofende también la memoria de las víctimas de los criminales actos del 11 de septiembre de 2001, hecho que suscitó la solidaridad y el ofrecimiento de ayuda incondicional de nuestro gobierno y pueblo.

Cuba exige al gobierno de Estados Unidos que castigue a los verdaderos terroristas que hoy residen en territorio norteamericano, libere a los Cinco Héroes y ponga fin a la política de bloqueo y hostilidad contra nuestro país, que atenta contra los intereses legítimos de ambos pueblos.


La Habana, 19 de agosto del 2011




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El drama de la democracia en el teatro del terrorismo

In Actualidad, Opinión on 20 agosto, 2011 at 0:01

Joseph S. Nye


El presidente George W. Bush era famoso por proclamar la promoción de la democracia como un eje central de la política exterior estadounidense. Esta retórica no le era exclusiva. La mayoría de los presidentes norteamericanos desde Woodrow Wilson hicieron pronunciamientos similares.

De manera que se produjo una diferenciación sorprendente cuando la secretaria de Estado Hillary Clinton prestó testimonio ante el Congreso a comienzos de este año sobre las “tres D” de la política exterior estadounidense -defensa, diplomacia y desarrollo-. La “D” de democracia estuvo manifiestamente ausente, lo que sugirió un cambio de política fundamental del gobierno del presidente Barack Obama.

Tanto Bill Clinton como George W. Bush solían referirse a los beneficios de la democracia para la seguridad. Mencionaban investigación en el área de las ciencias sociales que demostraba que las democracias rara vez se enfrentan entre sí en una guerra. Pero los académicos han comprobado, y manifestado en términos más meticulosos, que las democracias liberales casi nunca se enfrentan entre sí en una guerra. De hecho, podría ser que una cultura constitucional liberal sea más importante que el mero hecho de llevar a cabo elecciones competitivas.

Si bien las elecciones libres y justas son importantes, la democracia liberal es más que una “electocracia”. Las elecciones en ausencia de restricciones constitucionales y culturales pueden producir violencia, como en Bosnia o la Autoridad Palestina. Y las democracias liberales por cierto han ido a la guerra entre sí no hace mucho, como sucedió con Ecuador y Perú en los años 1990.

A los ojos de muchos críticos, en Estados Unidos y en el exterior, los excesos de la administración Bush empañaron la idea de la promoción de la democracia. La invocación de la democracia por parte de Bush para justificar la invasión de Irak implicaba que la democracia se podía imponer a punta de pistola. La democracia llegó a asociarse con su particular variante estadounidense, y adoptó una connotación imperialista.

Es más, la retórica exagerada de Bush muchas veces estaba en desacuerdo con su práctica, lo que dio lugar a acusaciones de hipocresía. A Bush de alguna manera le resultaba más fácil criticar a Zimbabue, Cuba y Birmania que a Arabia Saudita y Pakistán, y rápidamente le bajó el tono a su reproche inicial a Egipto.

Sin embargo, existe el peligro de reaccionar exageradamente ante los fracasos políticos de la administración Bush. La democracia no es una imposición estadounidense y puede tomar muchas formas. El deseo de una mayor participación aumenta conforme las economías se desarrollan y la gente se adapta a la modernización.

Tampoco la democracia está en retirada. Freedom House, una organización no gubernamental, enumeró 86 países libres al inicio de los años Bush, un total que aumentó ligeramente a 89 al concluir su mandato.

La democracia sigue siendo un objetivo digno y generalizado, que debería distinguirse de los medios elegidos para alcanzarlo. Existe una diferencia entre promoción autoritaria de la democracia y un respaldo más moderado. Evitar la coerción, las elecciones prematuras y la retórica hipócrita no descarta una política paciente de asistencia económica, diplomacia moderada y esfuerzos multilaterales para respaldar el desarrollo de la sociedad civil, el régimen del derecho y el apoyo a elecciones bien administradas.

Igualmente importantes para los métodos de política exterior utilizados para respaldar la democracia en el exterior son las maneras en que la practicamos en casa. Cuando intentamos imponer la democracia, la empañamos. Cuando vivimos según nuestras mejores tradiciones, podemos fomentar la emulación y generar el poder blando de la atracción. Este enfoque es lo que Ronald Reagan llamaba la “casa iluminada de la colina”.

Por ejemplo, muchos tanto dentro como fuera de Estados Unidos se habían vuelto cínicos respecto del sistema político estadounidense, con el argumento de que estaba dominado por el dinero y cerrado a los de afuera. La elección de Barack Hussein Obama en 2008 sirvió de mucho para restaurar el poder de atracción de la democracia estadounidense.

Otro aspecto de la práctica doméstica de una democracia liberal por parte de Estados Unidos que hoy se está debatiendo cómo el país hace frente a la amenaza del terrorismo. En el clima de extremo temor que siguió a los atentados del 11 de septiembre de 2001, las interpretaciones legales atroces que hizo la administración Bush del derecho internacional y doméstico opacaron la democracia estadounidense y redujeron su poder blando.

Afortunadamente, una prensa libre, un poder judicial independiente y una legislatura contenciosa ayudaron a llevar estas prácticas al debate público. Obama proclamó que cerrará las instalaciones de detención de Guantánamo en el lapso de un año, y desclasificó los documentos legales que fueron utilizados para justificar lo que hoy se considera ampliamente como tortura de los detenidos.

Sin embargo, el problema de cómo hacer frente al terrorismo no es sólo una cuestión del pasado. La amenaza sigue entre nosotros y es importante recordar que la gente en las democracias quiere tanto libertad como seguridad.

En momentos de extremo temor, el péndulo de las actitudes oscila hacia el extremo de la seguridad de ese espectro. Abraham Lincoln suspendió el derecho de habeas corpus durante la Guerra Civil, y Franklin Roosevelt confinó a los ciudadanos norteamericanos de origen japonés durante los primeros años de la Segunda Guerra Mundial.

Cuando hoy se les pregunta a algunos de los miembros más razonables de la administración Bush cómo pudieron haber adoptado las posturas que adoptaron en 2002, mencionan los ataques con ántrax posteriores al 11 de septiembre, los informes de inteligencia de un ataque inminente con materiales nucleares y el temor público generalizado de un segundo atentado. En esas circunstancias, la democracia liberal y la seguridad están en tensión.

El terrorismo es una forma de teatro. No funciona por simple destrucción, sino más bien dramatizando actos atroces contra civiles. Es como jiu jitsu: el adversario más débil gana apalancando el poder del más fuerte en su contra.

Los terroristas esperan crear un clima de miedo e inseguridad que haga que las democracias liberales se dañen a sí mismas cercenando su calidad en términos de sus propios valores. Prevenir nuevos ataques terroristas y al mismo tiempo entender y evitar los errores del pasado será esencial si queremos preservar y respaldar la democracia liberal tanto en el país como en el exterior. Ese es el debate que la administración Obama hoy está llevando a cabo en Estados Unidos.


(*) Joseph S. Nye es profesor de la Universidad de Harvard. Fue catalogado por una encuesta reciente como el académico más influyente en la política exterior estadounidense.


[Fuente: Diario del Pueblo]






La Comisión Trilateral domina el gobierno de Obama

In Actualidad on 20 agosto, 2011 at 0:00

Patrick Wood


En sus primeros diez días, Barack Obama escogió de la Comisión Trilateral a once miembros claves que pasarían a formar parte de su administración gubernamental. Así introdujo una potente fuerza exterior en el liderazgo de su gobierno, pero con una agenda básica que más bien perjudica a los ciudadanos de EEUU.

Además de estos nombramientos, Obama llevó a la Casa Blanca a miembros relevantes de la Trilateral, como su principal consejero en política exterior Zbigniew Brzezinski, cofundador de la Comisión junto con David Rockefeller en 1973.

La Comisión Trilateral tiene gran responsabilidad en el estado actual del mundo. Se constituyó en 1973 como un centro mundial de supuestos pensadores que diseñaron el giro multinacional del capitalismo hacia el llamado neoliberalismo, que ha sido una radicalización a la derecha -neo conservadora- de la concepción keynesiana más clásica de la economía, del rol del Estado, la intensificación de la explotación mundial del trabajo y la hegemonía militar mundial de los países más ricos del planeta y sus corporaciones transnacionales.

La Trilateral es una suerte de gran partido político mundial de derecha. Según su sitio web, fue formada por ciudadanos particulares de Japón, Europa (países de la Unión Europea) y Norteamérica (Estados Unidos y Canadá) para fomentar una colaboración más estrecha entre las áreas industrializadas democráticas relevantes del mundo [en oposición al campo socialista de entonces] para compartir responsabilidades en la dirección en un sistema internacional más amplio.

Según la lista oficial, la Comisión Trilateral posee 424miembros, pero sólo 87 pertenecen a EEUU y otros 337 provienen de otros países. Así, en sus primeras dos semanas, Obama nombró la cuota de representantes gubernamentales, que constituyen el 12% de la representación de EEUU en la Comisión, aunque conserva muchos otros vínculos con la Trilateral, por ejemplo la membrecía permanente de William Jefferson Clinton, el esposo de la Secretaria de Estado Hillary Clinton. Las once designaciones de Obama recayeron en los siguientes personajes:

- Tim Geithner, Secretario de Hacienda
- Susan Rice, Embajadora en Naciones Unidas
- General James L. Jones, Consejero de Seguridad Nacional
- Thomas Donilon, Consejero Comisionado de Seguridad Nacional
- Paul Volker, Presidente del Comité de Recuperación Económica
- Almirante Dennis C. Blair, Director de Inteligencia Nacional
- KurtM. Campbell, Secretario de Estado Auxiliar – Asia y Pacífico
- James Steinberg, Comisionado de la Secretaria de Estado
- Richard Haass, Enviado Especial del Departamento de Estado
- Dennis Ross, Enviado Especial del Departamento de Estado
- Richard Holbrooke, Enviado Especial del Departamento de Estado

La administración Obama y la Comisión Trilateral tienen muchos otros vínculos. A manera de ejemplo, el grupo informal de consejeros del Secretario de Hacienda Tim Geithner incluye a los miembros de la Comisión E. Gerald Corrigan, banquero, ex presidente de la Reserva Federal (RF); Paul Volker, ahora cabeza de la recuperación económica de Obama; Alan Greenspan, el anterior jefe de la RF y Peter G. Peterson, prominente banquero e inversionista. El primer empleo de Geithner después de salir de la universidad fue al servicio del trilateralista Henry Kissinger en la oficina Kissinger y Asociados.

El trilateralista Brent Scowcroft, que de tendero se convirtió en banquero, ha sido consejero oficioso de Obama y fue mentor del actual Secretario de Defensa Robert Gates (VerTema Nº 07). También es miembro de la Comisión Robert Zoelick, ex Secretario de Comercio y presidente actual del Banco Mundial designado por la administración GeorgeW. Bush.

El sitio web afirma: «La membrecía de la Comisión Trilateral está compuesta por cerca de 400 líderes distinguidos en los negocios, medios de información, academia, servicio público (excluyendo ministros de gabinetes nacionales actuales), sindicatos y otras organizaciones no gubernamentales de las tres regiones. Los presidentes regionales, vicepresidente y directores constituyen la dirección de la Comisión Trilateral, junto con un Comité Ejecutivo que incluye cerca de otros 40 miembros».

Desde 1973, la Comisión Trilateral se reúne regularmente en sesiones plenarias para discutir manifiestos políticos desarrollados por sus miembros. Las políticas se debaten hasta alcanzar consensos. Los miembros respectivos regresan a sus propios países a instrumentar consistentemente las políticas acordadas en esos consensos.

El propósito original de la Comisión Trilateral fue la creación de un «Nuevo Orden Económico Internacional» [es decir, la llamada globalización]. Su declaración actual fortalece incentivar una «colaboración más estrecha entre éstas áreas industrializadas democráticas dominantes del mundo con responsabilidades compartidas en la dirección de un sistema internacional más amplio».

Desde la administración Carter, los trilateralistas ha llevado a cabo estas influyentes posiciones desde cargos claves controlados por el gobierno de EEUU: seis de los ocho últimos presidentes del Banco Mundial; los presidentes y los vicepresidentes de Estados Unidos (a excepción de Obama y Biden); más de la mitad de todos los Secretarios de Estado de EEUU; y tres cuartas partes de los Secretarios de Defensa.

Durante el trienio 2009-2012, la agenda de la Comisión será guiada por dos grandes convicciones. Primero, la Comisión Trilateral seguirá siendo más importante que nunca para preservar la dirección compartida de los países ricos en un sistema internacional más amplio. Segundo, la Comisión «ensanchará su marco para reflejar cambios más amplios en el mundo».

De esta manera, el Grupo Japonés se convirtió en Grupo Asia Pacífico, que incluye a miembros de China e India, y añadieron a miembros mexicanos al Grupo Norteamérica (Canadá y EEUU). El Grupo Europeo continúa ensanchándose conforme a la ampliación de la Unión Europea.

ACTUALIZACIÓN DE PATRICK WORD (de August Review.com)

El concepto «influencia indebida» se nos presenta al considerar el número de miembros de la Comisión Trilateral en [altos cargos de] la administración Obama. Tienen el control de las áreas de nuestras necesidades nacionales más urgentes: crisis financiera y económica, seguridad nacional y política exterior.

El conflicto de intereses resulta patente. Con el 75% de membrecía de individualidades no estadounidenses en la Trilateral ¿qué influencia sigue teniendo esta contundente mayoría sobre el 25% restante?

Por ejemplo, cuando Chrysler sometió su quiebra bajo la protección y control de la administración Obama, rápidamente se decidió que el fabricante italiano de automóviles FIAT asumiría el control de esa compañía. La persona designada para el trato fue el secretario del Tesoro o Ministro de Hacienda, Timothy Geithner, miembro de la Comisión Trilateral. ¿Les sorprendería saber que el presidente de FIAT, Luca di Montezemolo, también es un camarada miembro?

El Congreso debió detener este trato en el momento en que fue sugerido. Muchos miembros europeos de la Comisión Trilateral son también jefes máximos de la Unión Europea. ¿Qué oscilación política y económica tienen a través de sus contrapartes estadounidenses? Si se lo preguntaran en alguna encuesta, la gran mayoría de los estadounidenses diría que los negocios de EEUU son suyos propios, y deben mantenerse cerrados a la interferencia de extranjeros con agendas no-estadounidenses. Pero la inmensa mayoría de los estadounidenses no tiene ninguna idea sobre qué es la Comisión Trilateral, mucho menos del enorme poder que ha usurpado desde que en 1976 Jimmy Carter fue el primer miembro trilateral que resultó electo presidente. (Tema del Proyecto Censurado Nº 1, 1976).

A la luz de la crisis financiera sin precedente de hoy, los trilateralistas serían aborrecidos si realmente leyeran la declaración de Zbigniew Brzezinski (cofundador de la Comisión con David Rockefeller) estampada en su libro de 1971 «Entre dos edades: El papel de EEUU en la era tecnotrónica», que dice así: «La nación-estado como unidad fundamental de la vida organizada del hombre ha dejado de ser la principal fuerza creativa: Los bancos internacionales y las corporaciones transnacionales son [ahora] actores y planificadores en los términos que antiguamente se atribuían los conceptos políticos de nación-estado». [Es decir, envió al cuarto de los juguetes en desuso los conceptos básicos de estado nación, soberanía de las naciones y papel del Estado en la sociedad, para promover un mundo gobernado por los bancos y las corporaciones transnacionales].

Con todo, esto es exactamente lo qué está sucediendo. Los bancos y las corporaciones globales son círculos que aprietan alrededor de la nación-estado, incluyendo a Estados Unidos. No tienen ningún respeto por el debido proceso, el Congreso o la voluntad de los pueblos.

¿Por qué han mantenido a los estadounidenses en la oscuridad con respecto a un tema tan grande que sacude nuestro país en su misma base?

LA TRILATERAL CONTROLA LOS GRANDES MEDIOS DE COMUNICACIÓN

La respuesta es simple: El liderazgo principal de los grandes medios de información también está saturado de miembros de la Comisión Trilateral, quienes pueden suprimir selectivamente las noticias que deberían cubrirse, por ejemplo:

- David Bradley, presidente de AtlanticMedia Company.
- Karen Elliot House, ex vicepresidente sénior de Dow Jones & Company, y editora del The Wall Street Journal, propiedad de Rupert Murdoch.
- Richard Plepler, copresidente de HBO.
- Charlie Rose, de PBS, Servicio Público de Radio y TV de EEUU.
- Fareed Zakaria, redactor de Newsweek.
- Mortimer Zuckerman, presidente de U.S. News &World Reports

Existen muchas otras conexiones con el nivel superior de los medios de información originada por la membrecía o participación en las direcciones corporativas y la propiedad accionaria común. Para más información, consultar el libro publicado originalmente en 1978 por este escritor, “Trilaterals Over Washington”, que está disponible [en inglés] en formato electrónico y sin ningún costo en www.AugustReview.com.

Este sitio también tiene muchos trabajos que analizan diversos aspectos de la hegemonía de la Comisión Trilateral en Estados Unidos y en otras partes del mundo, puesto que fue fundada en 1973.


[Fuente: Voltairenet.org]