Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

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Independentismo, movilización y lucha social

In Actualidad on 1 septiembre, 2011 at 0:02

Francisco Javier González


José Martí, refiriéndose al gobierno español que colonizaba y tiranizaba a Cuba, decía que Pueblo que soporta a un tirano, lo merece”.  Yo lo traduciría para Canarias por “Pueblo que soporta seguir colonizado es porque lo merece”. La continuidad de la dependencia nos la hemos ganado a pulso con la sumisión permanente al poder colonial y a sus lacayos autóctonos, incapaces de rebelarse y perder las migajas del festín a que su servilismo les da derecho. Esa alienación es la razón fundamental por la que seguimos siendo parte del Estado Español, marginada y ninguneada pero parte, y por lo mismo partícipes  de los desafueros que sus dirigentes políticos cometan con su propia población. Además ni la metrópoli ni la colonia están fuera del mundo. Las clases sociales y su antagonismo, la explotación del hombre por el hombre son fenómenos universales aunque no iguales en todos los lugares. El capitalismo feroz y su cara más obscena y depredadora, el capitalismo financiero rebautizado como “los mercados”, capaz de crear dinero a partir del dinero sin ninguna actividad productiva, es hoy la única globalización real y el origen de una crisis sin precedentes que nos afecta por igual a todos, independientemente de que los países y naciones colonizadas sean objeto de otra sobreexplotación añadida que, en nuestro caso, conduce a las más catastróficas cifras estadísticas del estado español (paro, salarios, pobreza….)

Nadie ha regalado nada a las clases trabajadoras a lo largo de la historia. Se ha conquistado todo a base de una lucha dura y continuada. El relativo, aunque desigual, “estado del bienestar” que tenemos ha costado mucha sangre de las clases más desposeídas para alcanzarlo, muchas jornadas de luchas, muchos retrocesos como los que en el estado Español supusieron el Fascismo y el Nacionalcatolicismo que se superaron dejando más de un millón de muertos en la cuneta. Aquí, en la colonia canaria, el fascio español y sus entusiastas adeptos criollos sembraron nuestras tierras, pozos, simas, barrancos y mares de cuerpos de luchadores, desarmados e indefensos, que cometieron el grave delito de soñar con una vida libre y mejor para todos. Esa idea de libertad y de una vida con dignidad, sin explotaciones del hombre por el hombre, fue y debe seguir siendo la razón de la existencia de una corriente de pensamiento y acción que denominamos “la izquierda”.

Podríamos pensar que con un gobierno autointitulado “de izquierdas” en la metrópoli y con otro supuestamente “nacionalista” en la colonia, problemas como la defensa de los derechos de los trabajadores, la redistribución de la riqueza con un sistema fiscal progresista en que pague más quien más tiene, la acción social protectora de aquellos colectivos marginados y marginales y hasta el mismo derecho a la autodeterminación de las naciones del estado y la independencia de las colonias, estarían resuelto o en vías de solución, pero nos hemos encontrado que son estos gobierno los que han recapitalizado a unos bancos y unas cajas de ahorro en quiebra con dinero público negando la posibilidad de la nacionalización de ese sector, recortado los sueldos de los funcionarios, congelado las pensiones, incrementando la precariedad del empleo, prolongando la edad de jubilación, reduciendo la inversión en sanidad y enseñanza….todo ello con la complacencia de una derecha cerril y corrupta que espera su turno -en la metrópoli y en la colonia- como guirre al acecho del cadáver y con la anuencia de unos sindicatos que tiempo ha que han perdido su capacidad combativa en defensa de los derechos que tan duramente se han conquistado.

La última indignidad de esta nueva pinza antipopular que han establecido de facto PSOE-PP, con la abstención cómplice de comparsas segundones como el pseudonacionalismo canario y al dictado de “los mercados” famosos, del Banco Central Europeo y de personajes neoliberales como Merkel y Sarkozy, ha sido llevar y aprobar en el Congreso español una reforma exprés de la Constitución Española que consagra una política económica ultraliberal que no acepta ni el keynesianismo gringo, política que no solo impide al estado español –autonomías y colonias incluidas- endeudarse para desarrollar cualquiera acción social solidaria con los desposeídos que van en aumento o para mantener un mínimo de ese cada vez más precario estado del bienestar que habíamos conquistado. Es un delito de ataque a todo un pueblo perpetrado con alevosía y nocturnidad que alcanza su cota máxima en el apartado 3 del artículo 135 que se introduce : …los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuesto y su pago gozará de prioridad absoluta… lo que significa que ni los gastos más urgentes de seguridad social, de enseñanza o inclusive de pago de salarios al personal de la administración o de las pensiones, puedan contemplarse si previamente no se paga la deuda y sus intereses a los salteadores del capitalismo financiero, entre los que se encuentran los mismos bancos y cajas reflotados con nuestro dinero.

A todas estas, desde la izquierda nacionalista canaria, salvo un artículo de Manolo Marrero de Intersindical Canaria y un comunicado de la propia IC exigiendo un Referéndum para que se pueda perpetrar el atentado y una dura condena de la Asamblea del Movimiento Estudiantil Canario (AMEC) con llamada a la movilización incluida, no conozco reacciones ante este ataque que nos concierne de lleno. De la derecha independentista o del llamado “interclasismo” tampoco ha habido señales de vida, posición esperable vista las posiciones adoptadas por la burguesía dependiente. El debate más frecuente hoy en los foros y la prensa digital independentista es si el Día de la Bandera Nacional, el 22 de octubre, deberá celebrarse unificadamente por todas las posiciones políticas –izquierdas, derechas e indeterminadas- o por separado, mientras el nudo corredizo de la realidad social sangrante se aprieta cada vez más al cuello de los canarios de la calle. ¿Qué hacer? No creo que ningún Referéndum específico resuelva el problema de base. El problema es la propia Constitución monárquica española, carcelera de pueblos y ahora cómplice de la explotación capitalista más dura y que, por lo mismo, no puede ser aceptada por el nacionalismo canario. En todo caso nuestra lucha por la libertad nacional puede y debe confluir con los sectores que desde el Estado cuestionen esa Constitución en su globalidad, pero un sentido de la urgencia inmediata nos lleva a pedir el apoyo incluso a esos sectores que limitan su objetivo a esta reforma concreta.

La izquierda independentista se ha fraguado y crecido con las movilizaciones populares respondiendo a los ataques del poder colonial y local. Fueron las manifestaciones, la toma de la calle, la que nos llevó en un tiempo a liderar la vanguardia de la lucha por la libertad y el progreso social y hoy parece que hemos renunciado definitivamente a ella. Hay que retomar esa senda, retomar nuestra historia. No podemos faltar con nuestras banderas, nuestras consignas y con nuestra propia visión en ninguna movilización que se haga para enfrentar este desaguisado perpetrado en el Congreso español. Solo cabe la rebelión ciudadana y el nacionalismo canario de izquierdas no puede ser ajeno a ella.

Si no lo hacemos así la frase de Martí será de plena aplicación a nosotros como parte de este pueblo y podrá ponerse de epitafio a la desaparición de toda una idea.


Gomera a 31 de agosto de 2011






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En el tercer aniversario del PRCC

In Actualidad, Efemérides on 1 septiembre, 2011 at 0:01

Pedro Brenes


Como nos recuerda Marx en «El Capital», el filósofo griego Aristóteles, una de las mentes más geniales que ha dado la Humanidad, estuvo a punto de descubrir, hace más de dos mil años, la Ley del Valor, base fundamental de la ciencia económica marxista.

Sin embargo, sus prejuicios de clase le impidieron aceptar la idea de que el Valor de cualquier mercancía nace exclusivamente del trabajo humano invertido en su producción, lo que llevaba a la conclusión, inaceptable para un esclavista como él, de que eran los trabajadores sometidos a servidumbre forzada los que creaban el Valor que determina, en último término, las proporciones relativas de los intercambios en el mercado. Proporciones a las que normalmente llamamos «precios».

Esta misma ceguera ideológica padecen hoy los economistas burgueses, incluyendo entre ellos a varios premios Nobel, cuando se niegan obstinadamente a aceptar las conclusiones lógicas de sus propios datos y análisis, que demuestran que con la actual crisis de su sistema financiero, productivo y estatal, el capitalismo monopolista ha llegado definitivamente a su límite histórico y es totalmente incapaz de frenar su marcha imparable hacia la decadencia y la ruina.

Estos pretenciosos académicos están atados ideológicamente a las ideas dogmáticas y seudocientíficas con las que nos bombardean a diario, cual sacerdotes de la fe supersticiosa en la «autorregulación» de los «mercados», mientras defienden fanáticamente la rígida regulación estatal de los recortes sociales y laborales y la contención del déficit, con la inevitable secuela de la contracción del consumo, la disminución de la producción y la destrucción de empleo que provoca el ciclo infernal de la destrucción económica.

Por eso no pueden admitir que el capitalismo monopolista se ha convertido en un obstáculo para el progreso de la economía y de la sociedad ni que, según la Ley de la Correspondencia entre el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y el carácter de las relaciones sociales de producción, está condenado a ser sustituido por un nuevo y superior sistema económico y político en el que desaparecerán para siempre el Poder de los monopolios financieros, la especulación improductiva y la obscena concentración de la riqueza en manos de una minoría de banqueros irresponsables y magnates especuladores.

En este nuevo contexto social, provocado desde hace tres años por la repentina explosión de la crisis general del capitalismo en los Estados Unidos y en Europa, a los luchadores del pueblo y particularmente a los comunistas de Canarias, se nos ha planteado la necesidad de enfrentarnos a las trascendentales tareas de reafirmar nuestra estrategia, actualizar nuestras tácticas y renovar nuestros métodos y nuestro estilo de trabajo para adaptarlos a la nueva situación y, como consecuencia de todo ello, resolver y completar exitosamente, en el plazo de tiempo más corto posible, los objetivos ineludibles de la reunificación de los comunistas y el reagrupamiento de todas las fuerzas políticas, sindicales y sociales que mantienen consecuentes posiciones antimonopolistas y antiimperialistas.

Y nos hemos visto obligados a mantener una lucha decidida contra el sectarismo simplista, el burocratismo reformista, el nacionalismo interclasista fascistoide, los cantos de sirena que llaman a la desorganización «apolítica» y los intentos de retrasar la Unidad de todo el pueblo con el fin de dividirnos y debilitarnos sirviendo, consciente o inconscientemente, a los intereses de la burguesía capitalista y de los monopolios nacionales e internacionales.

Por supuesto que en esta batalla ideológica y política para organizar la resistencia de los trabajadores ante la ofensiva general de la oligarquía financiera no sólo participan los comunistas del PRCC, que nació precisamente con el inicio de la crisis capitalista y, quizás por esta circunstancia casual, con una influencia menor de la inercia de las formas y las tácticas propias de la anterior etapa, sino que rápidamente se han incorporado a la promoción y la defensa de la política unitaria muchos camaradas de los demás grupos comunistas y numerosos compañeros que militan en todos los colectivos obreros y populares.

Porque es indudable que sin la participación activa de los sectores más conscientes y avanzados del pueblo del Archipiélago, que comprenden claramente que la Unidad es la única alternativa revolucionaria en esta época de destrucción de los derechos conquistados por generaciones de trabajadores en durísima lucha contra la explotación capitalista, no se habría podido avanzar hasta la situación actual, que contrasta claramente con la que existía hasta hace poco tiempo en la izquierda canaria.

Maduran ya de forma acelerada las condiciones para la creación del Frente Unido de Resistencia. Progresivamente van apareciendo iniciativas y movimientos unitarios en los distintos campos ideológicos de la izquierda. Se impone, cada vez con más fuerza, la idea de alcanzar un acuerdo programático que recoja las aspiraciones y las reivindicaciones de los sectores políticos que defienden, frente a la agresión de los bancos, las grandes empresas monopolistas y sus testaferros políticos e ideológicos, los derechos y los intereses de los trabajadores asalariados, los autónomos y los pequeños empresarios.

No será tarea sencilla y el tiempo apremia. Pero tampoco es conveniente intentar saltarse las etapas, ni suplir con negligencias y pasos en falso el necesario rigor y el orden indispensable que debe impulsar la confección de un proyecto de sólidos cimientos, basado en el acuerdo sobre un Programa en el que todos se reconozcan y se sientan representados.

Pues la tarea del momento es la redacción común de un Programa democrático popular, antimonopolista y antiimperialista contra la crisis, el paro y los recortes sociales.

Ahora empieza lo más difícil.


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Occidente necesita una transformación política

In Actualidad on 1 septiembre, 2011 at 0:00

Zhong Sheng


Japón va a cambiar de primer ministro una vez más. Con “siete primeros ministros en diez años”, el reemplazo frecuente de jefes de gobierno se ha convertido en un norma en la política japonesa. Del mismo modo, la atención de la opinión pública internacional ha disminuido considerablemente. Sin embargo, “convertirse en japonés” ha vuelto a ser una frase para describir la política en los países occidentales. Este es un fenómeno que merece una reflexión profunda.

En la portada de la revista británica The Economist del 30 de julio aparecían Barack Obama y Angela Merkel vestidos con quimonos. El título del artículo era: “convertirse en japonés”. Esta frase se hizo popular durante los años ochenta debido a una canción británica, que decía: “Creo que me estoy convirtiendo en japonés, realmente creo que es así”. Las letras de la canción hacían referencia a la ansiedad interna que experimentaban los jóvenes de esa época. Esta vez se ha usado la frase para ridiculizar la inquietud e indecisión de los hacedores políticos de Washington y Berlín. Se puede decir que el efecto es muy visual.

En la actual crisis económica en Occidente, lo que más preocupa a los medios de comunicación no es si dos motores económicos como EEUU y Alemania pueden bajar la velocidad, sino más bien las decisiones políticas en ambas potencias y si es posible que se cambie de líderes al igual que en Japón: “de manera incompetente, ineficaz e irresponsable”.

De hecho, después de la guerra fría, el ambiente político en EEUU y Europa ha experimentado grandes cambios. Por ejemplo, en EEUU el poder de dirección del presidente y el poder ejecutivo se debilitó en cuestiones como las relaciones exteriores y la seguridad, entre otras. Sin embargo, comparado con eso, la Casa Blanca ha registrado un alto grado de control a la hora de tratar los asuntos internos del país.

Con la expansión de la globalización económica, los problemas internos de EEUU se han entrelazado con los problemas mundiales. Los problemas económicos y sociales, entre otros, son cada vez más complejos. Con el surgimiento de la generación X, el retiro gradual de los “babyboomers” y el aumento del impacto de los medios de comunicación en la sociedad, la opinión pública se muestra heterogénea y dispersa. La dificultad de formar una opinión pública más unificada es mayor. Esto también ha producido un agudo antagonismo entre los dos grandes partidos políticos. En este contexto, la Casa Blanca difícilmente puede formular un conjunto de medidas que reciban el respaldo amplio de la sociedad norteamericana. El conflicto entre la realidad social y el sistema de toma de decisiones se ha hecho más evidente con la búsqueda urgente de una salida frente al golpe de la crisis financiera.

Nadie negará el sistema político de los países occidentales, pero los problemas que han estallado en en el escenario político son cada vez más evidentes: una ruptura de la situación general de desarrollo nacional y de los intereses a largo plazo, en favor de los intereses electorales. El agudo antagonismo entre los partidos políticos ha provocado que el debate de muchos proyectos importantes se haya convertido en una maratón de dimes y diretes. Tan solo en el 2008, el partido republicano utilizó o amenazó con utilizar el “obstruccionismo político” y paralizó el tratamiento del 80% de importante proyectos de leyes. Justo como advirtió un político europeo, los gobiernos se están convirtiendo en “corderos de la opinión pública”.

Cuando la “enfermedad japonesa” de cambiar frecuentemente de primer ministro se convierte en un síntoma típico, es fácil dudar de la credibilidad y el prestigio de los gobiernos occidentales. Si están ocupados pensando de qué manera pueden quedarse en el puesto de presidente o primer ministro por unos días más, ¿cómo van a tener la energía suficiente para idear un plan general de desarrollo nacional? ¿Cómo van a tener la suficiente voluntad para mantener los intereses comunes de los países del mundo?

No hay dudas acerca del valor de la democracia. Sin embargo, ésta no puede y no debe convertirse en un sinónimo de ineficiencia en donde los políticos sólo saben culparse unos a otros. Si las diferencias de opinión pública de algunos países son difíciles de superar y el gobierno carece de liderazgo y capacidad de ejecución, la gente tiene razón al hacer esta pregunta: ¿Puede ser que haya un problema en el sistema político de estos países? Esos países, sobre todo aquellas potencias que actualmente tienen “privilegios” en el orden económico y político internacional, ¿podrán pasar la prueba que supone encontrar una solución a las problemáticas mundiales?

En la cabeza de muchas personas está arraigada la idea que el sistema político occidental es el mejor y el más ventajoso, e incluso se ha convertido en una “verdad política” indiscutible. De acuerdo con esta lógica, todos los problemas de los países en vías de desarrollo han surgido a partir del sistema político, pero en cuanto a los problemas de Occidente hay todo tipo de causas probables, pero no tienen ninguna relación con el sistema político.

En un mundo en rápido desarrollo, otros países actúan con rapidez y visión, pero nuestro gobierno (EEUU) sin embargo está paralizado. Es muy bueno decir sin parar que tenemos el sistema más grande de toda la historia mundial, pero al continuar diciendo esto cuando ha perdido su función, nos parecemos mucho a esas porristas sin cerebro”. Esta idea del presentador de CNN, Fareed Zakaria, tiene cierta lógica.

En el mundo no hay un sistema político que sea perfecto y sin defectos que no necesite avanzar con los tiempos. Igualmente, los países occidentales también necesitan una transformación política y no deben señalar los desperfectos de las reformas políticas de otros países, haciendo la vista gorda a sus propias deficiencias. La crisis de la deuda en EEUU y Europa y la difícil situación en la que se encuentran esos países para tratar de resolverla, ilustran justamente este punto.


[Fuente: Diario del Pueblo]