Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

En el tercer aniversario del PRCC

In Actualidad, Efemérides on 1 septiembre, 2011 at 0:01

Pedro Brenes


Como nos recuerda Marx en «El Capital», el filósofo griego Aristóteles, una de las mentes más geniales que ha dado la Humanidad, estuvo a punto de descubrir, hace más de dos mil años, la Ley del Valor, base fundamental de la ciencia económica marxista.

Sin embargo, sus prejuicios de clase le impidieron aceptar la idea de que el Valor de cualquier mercancía nace exclusivamente del trabajo humano invertido en su producción, lo que llevaba a la conclusión, inaceptable para un esclavista como él, de que eran los trabajadores sometidos a servidumbre forzada los que creaban el Valor que determina, en último término, las proporciones relativas de los intercambios en el mercado. Proporciones a las que normalmente llamamos «precios».

Esta misma ceguera ideológica padecen hoy los economistas burgueses, incluyendo entre ellos a varios premios Nobel, cuando se niegan obstinadamente a aceptar las conclusiones lógicas de sus propios datos y análisis, que demuestran que con la actual crisis de su sistema financiero, productivo y estatal, el capitalismo monopolista ha llegado definitivamente a su límite histórico y es totalmente incapaz de frenar su marcha imparable hacia la decadencia y la ruina.

Estos pretenciosos académicos están atados ideológicamente a las ideas dogmáticas y seudocientíficas con las que nos bombardean a diario, cual sacerdotes de la fe supersticiosa en la «autorregulación» de los «mercados», mientras defienden fanáticamente la rígida regulación estatal de los recortes sociales y laborales y la contención del déficit, con la inevitable secuela de la contracción del consumo, la disminución de la producción y la destrucción de empleo que provoca el ciclo infernal de la destrucción económica.

Por eso no pueden admitir que el capitalismo monopolista se ha convertido en un obstáculo para el progreso de la economía y de la sociedad ni que, según la Ley de la Correspondencia entre el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y el carácter de las relaciones sociales de producción, está condenado a ser sustituido por un nuevo y superior sistema económico y político en el que desaparecerán para siempre el Poder de los monopolios financieros, la especulación improductiva y la obscena concentración de la riqueza en manos de una minoría de banqueros irresponsables y magnates especuladores.

En este nuevo contexto social, provocado desde hace tres años por la repentina explosión de la crisis general del capitalismo en los Estados Unidos y en Europa, a los luchadores del pueblo y particularmente a los comunistas de Canarias, se nos ha planteado la necesidad de enfrentarnos a las trascendentales tareas de reafirmar nuestra estrategia, actualizar nuestras tácticas y renovar nuestros métodos y nuestro estilo de trabajo para adaptarlos a la nueva situación y, como consecuencia de todo ello, resolver y completar exitosamente, en el plazo de tiempo más corto posible, los objetivos ineludibles de la reunificación de los comunistas y el reagrupamiento de todas las fuerzas políticas, sindicales y sociales que mantienen consecuentes posiciones antimonopolistas y antiimperialistas.

Y nos hemos visto obligados a mantener una lucha decidida contra el sectarismo simplista, el burocratismo reformista, el nacionalismo interclasista fascistoide, los cantos de sirena que llaman a la desorganización «apolítica» y los intentos de retrasar la Unidad de todo el pueblo con el fin de dividirnos y debilitarnos sirviendo, consciente o inconscientemente, a los intereses de la burguesía capitalista y de los monopolios nacionales e internacionales.

Por supuesto que en esta batalla ideológica y política para organizar la resistencia de los trabajadores ante la ofensiva general de la oligarquía financiera no sólo participan los comunistas del PRCC, que nació precisamente con el inicio de la crisis capitalista y, quizás por esta circunstancia casual, con una influencia menor de la inercia de las formas y las tácticas propias de la anterior etapa, sino que rápidamente se han incorporado a la promoción y la defensa de la política unitaria muchos camaradas de los demás grupos comunistas y numerosos compañeros que militan en todos los colectivos obreros y populares.

Porque es indudable que sin la participación activa de los sectores más conscientes y avanzados del pueblo del Archipiélago, que comprenden claramente que la Unidad es la única alternativa revolucionaria en esta época de destrucción de los derechos conquistados por generaciones de trabajadores en durísima lucha contra la explotación capitalista, no se habría podido avanzar hasta la situación actual, que contrasta claramente con la que existía hasta hace poco tiempo en la izquierda canaria.

Maduran ya de forma acelerada las condiciones para la creación del Frente Unido de Resistencia. Progresivamente van apareciendo iniciativas y movimientos unitarios en los distintos campos ideológicos de la izquierda. Se impone, cada vez con más fuerza, la idea de alcanzar un acuerdo programático que recoja las aspiraciones y las reivindicaciones de los sectores políticos que defienden, frente a la agresión de los bancos, las grandes empresas monopolistas y sus testaferros políticos e ideológicos, los derechos y los intereses de los trabajadores asalariados, los autónomos y los pequeños empresarios.

No será tarea sencilla y el tiempo apremia. Pero tampoco es conveniente intentar saltarse las etapas, ni suplir con negligencias y pasos en falso el necesario rigor y el orden indispensable que debe impulsar la confección de un proyecto de sólidos cimientos, basado en el acuerdo sobre un Programa en el que todos se reconozcan y se sientan representados.

Pues la tarea del momento es la redacción común de un Programa democrático popular, antimonopolista y antiimperialista contra la crisis, el paro y los recortes sociales.

Ahora empieza lo más difícil.


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