Al menos 17.000 millones de dólares que los bancos extranjeros tenían en España fueron sacados del país durante el primer trimestre de 2011, según el Banco de Pagos Internacional, la más antigua y prestigiosa de las instituciones financieras internacionales y, quizá por eso mismo, la más desconocida. Los grandes capitalistas financieros mundiales «redujeron su exposición», es decir, escapan de la más previsible quiebra del Estado español.
El mejor termómetro para medir esa desconfianza es la llamada «prima de riesgo», la tasa adicional que debe pagar España para que los inversionistas le presten dinero, que en las últimas semanas ha fluctuado entre 250 y 400 puntos. Es decir, para que los inversionistas compren su deuda, España tiene que ofrecer un interés entre 2,5 y 4% superior al que ofrece Alemania, considerado el país más solvente entre los que componen la zona Euro.
Los inversionistas, principalmente británicos y alemanes, han preferido distanciarse de la banca española e invertir en valores «refugio», como los bonos alemanes, el franco suizo, o el oro. De hecho, mientras en España se redujo la exposición de los inversionistas extranjeros a la banca, en Alemania esta exposición aumentó. Y casi en la misma proporción (-3,4% en España, +3,1% en Alemania).
Y es que, a pesar de que ha aplicado de manera disciplinada y casi inmediata los recortes sociales y laborales impuestas por el Banco Central Europeo, siguiendo las directrices del Fondo Monetario Internacional (FMI) e impuestas por los grandes oligopolios financieros, o más bien precisamente por ello, el Estado español no logra «generar confianza». Lo cierto es que, cuando más aplica las recetas de ajuste capitalista, más cae el consumo, más se enduda el país y más riesfo de bancarrota sufre.
De hecho, España sigue estando en el grupo considerado «de riesgo» junto a Italia, Irlanda, Grecia y Portugal, los coloquialmente llamados PIGS, por sus iniciales en inglés y que se traduce como «cerdos». Y aunque de oficialmente se niega esa posibilidad, los analistas del mercado financiero no descartan que algunos de estos «cerdos» serán sacrificados para evitar el contagio con el resto de la piara. En una palabra: los echarán de la zona Euro.
La preocupación de los grandes capitalistas gira en torno a la capacidad del Estado español para hacer frente a su deuda, la pública y la privada. Lo que deben los gobiernos (central, regionales y municipales) ronda el 70% del Producto Interior Bruto (la suma de todos los bienes y servicios que se producen durante un año). Es decir, por cada 10 euros que produce la economía española, el gobierno debe 7.
Pero si hablamos de deuda privada, lo que deben los ciudadanos y las empresas, sobre todo los bancos, la cifra se va a casi el 300%. O lo que es lo mismo, por cada euro que se produce en la economía española, las empresas y los bancos deben 3.
Si la economía no crece, esto es, si el PIB no aumenta en los próximos años (y no podrá aumentar si se siguen las recetas de ajuste duro y si no se nacionaliza la banca), esta deuda privada será impagable y los bancos españoles tendrán graves problemas para subsistir. Aunque los políticos hablan de confianza en la recuperación, los banqueros españoles ya advertían esta semana que «difícilmente» se alcanzarán las cuotas de crecimiento previstas por el gobierno.
De hecho, las propias necesidades de financiación del gobierno «lo hacen vulnerable a una retirada de la demanda de los bancos e inversores institucionales nacionales», según advertía el jueves el FMI. Lo que quiere decir que aquellos más de 17.000 millones de euros que se fueron de España en el primer trimestre de 2011 ni han sido ni serán los últimos.