Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

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El agujero de la banca europea alcanza los 413.000 millones de euros

In Actualidad, Economía on 14 octubre, 2011 at 0:02

INMINENTE SUSPENSIÓN DE PAGOS DEL 60% EN GRECIA, DEL 40% EN PORTUGAL Y DEL 19% EN IRLANDA, ITALIA Y ESPAÑA

Evitar la bancarrota de la banca europea necesitará 413.000 millones de euros, de los más de 190.000 millones de euros corresponderían a la banca española, afectando principalmente a Bankia, Banco de Santander y BBVA. La inevitable suspensión de pagos de Grecia, que podría suponer una quita del 60% de su deuda, así como la más que previsible quita del 40% de la deuda portuguesa y del 19% de la irlandesa, italiana y española, arrastran al abismo a las corporaciones financieras de la Unión Europea.

En la banca española el agujero se produce fundamentalmente por su exposición al sector inmobiliario, donde se contempla una caída del suelo del 46,7% y de la vivienda del 21,9%, porcentajes muy por encima de la media de la UE.

Ahora mismo, el banco con mayor déficit de capital de Europa es el italiano Unicredit, que necesitaría 23.000 millones, seguido por Bankia con 20.000, Intesa Sanpaolo (17.000), BNP Paribas (15.000), Commerzbank (14.000), Barclays (13.600), Santander (13.400) y Société Générale (13.300).






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Por la unidad comunista sobre la base del marxismo-leninismo y el internacionalismo proletario

In Actualidad, Comunicado on 14 octubre, 2011 at 0:01

EXTRACTO DEL DOCUMENTO DE UNIDAD ENTRE EL PCPE Y UNIÓN PROLETARIA


Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE)

Unión Proletaria

Ante las agresiones del capitalismo en crisis, nuestra clase obrera debe pasar a la ofensiva incrementando su combatividad, como sucede en países como Grecia, lo que solo es posible fortaleciendo el partido revolucionario de la clase obrera, uniendo a los y las comunistas sobre la base al marxismo-leninismo y al internacionalismo proletario y garantizando la independencia organizativa, política e ideológica del movimiento obrero para orientar su lucha hacia la superación revolucionaria del capitalismo y la construcción del socialismo en España.

DEFENDER A LOS PAÍSES SOCIALISTAS Y LOS LOGROS DEL MOVIMIENTO COMUNISTA INTERNACIONAL

El movimiento comunista continúa desarrollando la valoración sobre la construcción del socialismo en el siglo XX. Los debates en torno a las causas de la derrota sufrida en la URSS y en el resto de países socialistas del este europeo no son una cuestión del pasado. Es preciso tomar posición sobre esta problemática para romper con la hegemonía burguesa y el oportunismo en las filas de la clase obrera y elevar a nuevos niveles la lucha revolucionaria. Nuestra era continúa siendo la de la transición del capitalismo al socialismo mediante la revolución proletaria, que fue inaugurada por la Gran Revolución Socialista de Octubre de 1917. Los derrocamientos contrarrevolucionarios de 1989-91 en la URSS y en los países socialistas del este europeo son sólo un retroceso temporal y no niegan el carácter de nuestra época. Reviste una gran importancia analizar, desde las categorías del socialismo científico, los errores y las desviaciones que socavaron el poder proletario. El socialismo sufrió una derrota, pero no se derrumbó, como afirman quienes esconden un interés ideológico por exculpar al imperialismo y por desacreditar ante la clase obrera mundial lo que la práctica confirmó como un hecho: la superioridad del socialismo sobre el modo de producción capitalista.

En el proceso de restauración capitalista en los países socialistas, jugó un rol determinante la erosión oportunista de algunos partidos en el poder, especialmente en la URSS. Hace 50 años, el XX Congreso del PCUS aprobó algunos cambios que debilitaron el poder obrero y crearon condiciones favorables a la restauración capitalista, jugando un papel especialmente negativo las posiciones que sostuvieron la vía parlamentaria y pacífica al socialismo y las que negaron la tesis marxista-leninista de que el periodo de transición entre el capitalismo y el comunismo no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado. Esas posiciones se fueron agravando hasta llegar a la Perestroika en los años 80, que aceleró la completa destrucción del socialismo.

El Partido Comunista de los Pueblos de España y Unión Proletaria defienden con firmeza los logros y avances de la construcción socialista hasta nuestros días, restableciendo la memoria revolucionaria de la clase obrera desde el hilo rojo del marxismo-leninismo, premisa necesaria para elevar la conciencia de clase en la actualidad e intensificar la lucha obrera en la perspectiva de la Revolución Socialista. Consideramos necesario confrontar con las diferentes corrientes oportunistas que manipulan y distorsionan la edificación socialista del siglo XX, atacando los 70 años de historia de la URSS y específicamente el periodo en el que se sentaron las bases del socialismo.

POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA EN ESPAÑA

Declaramos abiertamente que nuestro objetivo y nuestro deber es el derrocamiento del capitalismo español, a través de la Revolución Socialista; la organización de la dictadura del proletariado en nuestro país como forma superior de democracia popular, estableciendo una República Socialista cuyos medios de producción sean socializados y cuya organización de la economía se base en la planificación central.

Nuestras organizaciones proclaman la necesidad de desarrollar una permanente lucha teórica e ideológica contra el oportunismo y el revisionismo. Sólo esa lucha, vinculada a una práctica política consecuente, permitirá ganar entre la clase obrera y los sectores populares una posición hegemónica para la línea revolucionaria. Esta lucha requiere un constante desarrollo de la lucha de las masas por la defensa de sus intereses cotidianos, siendo primordial unir esta lucha a una sistemática propaganda anticapitalista y a favor del socialismo.

Hace ya más de 30 años que finalizó la etapa de la dictadura del capital en la que los dirigentes burgueses de nuestro país se sublevaron contra la Segunda República y recurrieron al fascismo y a lo más reaccionario de la Iglesia Católica para mantener su dominación. Durante esta etapa, se completó el desarrollo capitalista de la sociedad. Desde aquel momento, España se ha convertido en un país imperialista, por lo que la revolución pendiente sólo puede tener un carácter socialista proletario. Sin embargo, cuando maduró la crisis política del franquismo, las organizaciones comunistas hicieron frente a la misma, no luchando por el socialismo, sino sobre la base del viejo programa de la revolución democrático-burguesa, por una “ruptura democrática”, lo que facilitó que la oligarquía impusiera sus intereses.

La burguesía supo incorporar a cierta ‘izquierda’ al barco de lo que llamaron “transición democrática”, particularmente al PCE-PSUC, que había adoptado años atrás una “política de reconciliación nacional”, por la que acabaría traicionando no solamente el socialismo, sino incluso la república. A pesar de que el grueso de la militancia del PCE dijera claramente “no” al eurocomunismo, Carrillo lo sistematizó a fondo, convenciendo a muchos luchadores de que la monarquía constitucional y la Unión Europea eran la garantía de la democracia en el Estado Español. Por añadidura, los Pactos de la Moncloa fueron la gran mordaza que frenó las importantísimas luchas obreras de los años 70 e inicios de los 80, y permitió empezar el gravoso camino de los pactos sociales. La clase obrera y los principales movimientos populares fueron manipulados por el reformismo, que fue ayudado por el simulacro de golpe de estado de 1981. Esto contribuyó decisivamente a que se perdiera el Referéndum sobre la entrada en la OTAN o los referentes a la Unión Europea. La tibia oposición de Izquierda Unida, que se ha entregado al proyecto reformista europeo a través del Partido de la Izquierda Europea (PIE), ha ayudado al régimen burgués a aparentar una legitimidad democrática y una libertad de militancia política que contradicen su verdadera naturaleza y su historia golpista. La pérdida del internacionalismo proletario, a la que contribuyó decisivamente la Perestroika, se plasmó en la grave decisión de CCOO de abandonar su pertenencia a la FSM (Federación Sindical Mundial) en los años 80, aunque hoy están regresando a su seno algunos de los sectores más combativos del sindicalismo de clase español.

ANTE LA CRISIS DEL CAPITALISMO, LUCHAR CON LA CLASE OBRERA POR EL COMUNISMO

La actual crisis del capitalismo, la mayor de su historia, está arrasando derechos históricos de la clase obrera, por medio de las políticas de la Unión Europea, de la OTAN, de EE.UU., del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y de los gobiernos nacionales. Está sirviendo para desvelar en carne viva la naturaleza verdadera del sistema capitalista. Sus dramáticas consecuencias abren una perspectiva que permite a los y las comunistas salir de la actual situación de arrinconamiento, permitiéndonos recuperar terreno e influencia en el seno de la clase obrera.

El capitalismo agonizante no tiene otra vía para sobrevivir que el aumento de la explotación de la clase obrera y la multiplicación del saqueo, el intercambio más desigual y, directamente, el robo. El capital se abalanza hoy sobre la fuerza de trabajo, haciendo retroceder todos sus derechos y reduciendo su precio, para mantener la tasa de ganancia.

En un escenario de profunda crisis económica y con la emergencia de nuevos competidores (China, Brasil, India, etc.), se agudizan las contradicciones y las disputas por los mercados y las materias primas. La guerra, que es parte consustancial del capitalismo senil hasta su desaparición histórica, es empleada para acabar con las fuerzas productivas “sobrantes” y para seguir acumulando capital a través del complejo militar-industrial. El capital seguirá aprovechando cualquier pretexto para atacar los procesos revolucionarios socialistas y antiimperialistas. La todavía insuficiente respuesta internacional de las fuerzas revolucionarias y antiimperialistas, así como la colaboración de cierta “izquierda”, no hace más que facilitar la puesta en práctica de esta nueva fase de la violencia del capital.

La oligarquía de nuestro país también trata de hacerse un hueco en el expolio internacional, motivo por el cual España se ha sumado desde hace años a las políticas de guerra del imperialismo, integrándose sin reservas en las estructuras militares imperialistas. Por su parte, la UE acelera su configuración como polo imperialista subordinado al eje París-Berlín, mediante el cual Francia y Alemania se unen para el expolio de potencias más débiles, a la vez que se enfrentan por el dominio de la UE. Las dificultades económicas de distintos países (Grecia, Portugal, Irlanda, etc.) son aprovechadas por este eje para dominarlos, forzando políticas privatizadoras y de recortes de derechos de la clase obrera. Además, en la propia UE y en el resto de países imperialistas, el sistema de libertades formales que acompañaba la democracia burguesa se convierte hoy en un serio obstáculo para el proceso de acumulación capitalista, razón por la cual se afirma la tendencia a la reacción y al control ideológico de masas en esos Estados.

Ante estas agresiones y amenazas imperialistas, los comunistas consideramos fundamental la conformación de un Frente Mundial Antiimperialista, orientado hacia el socialismo, que pase en un primer momento por la articulación de iniciativas regionales: en nuestro caso, la realidad viene determinada por la pertenencia de España a la Unión Europea. En esta tarea tendrán importancia primordial el fortalecimiento de organismos como el Consejo Mundial por la Paz, la Federación Democrática Internacional de Mujeres, la Federación Mundial de la Juventud Democrática, así como de la Federación Sindical Mundial (FSM) como referente del sindicalismo de clase internacional. Para el éxito de este trabajo, el papel de los partidos comunistas es fundamental. Por ello, es tarea de primera importancia seguir avanzando en la coordinación internacional a todos los niveles entre partidos comunistas, impulsando su recuperación marxista-leninista a través de la Revista Comunista Internacional, así como seguir contribuyendo al desarrollo de los Encuentros de Partidos Comunistas y Obreros y del Seminario Comunista Internacional de Bruselas.

Las dificultades por las que pasa el capitalismo español colocan a la oligarquía ante la necesidad de lanzar un duro ataque contra la clase obrera y los sectores populares. Su objetivo principal es el abaratamiento de la fuerza de trabajo y el desarme ideológico de la clase obrera para conseguir encorsetar su capacidad de lucha. Las privatizaciones permiten además suministrar a la oligarquía nuevos capitales para amortiguar sus dificultades.

La debilidad del movimiento sindical de clase y la colaboración sumisa de los dirigentes de los sindicatos mayoritarios colocan a la clase obrera en una difícil situación para enfrentar estos ataques. El reformismo juega un papel determinante para mantener los necesarios consensos sociales que faciliten estas brutales contrarreformas. Por ello, la lucha contra el oportunismo y el reformismo es fundamental a fin de ganar a las masas obreras y populares para la revolución socialista. El desarrollo del Partido Comunista en el seno del movimiento obrero es la garantía principal para la recuperación del sindicalismo de clase. El Partido Comunista trabajará en todas las organizaciones sindicales en las que haya masas obreras e impulsará un espacio unitario para el reagrupamiento y desarrollo del sindicalismo de clase: los Comités de Unidad Obrera. Su capacidad de interlocución directa con la clase obrera es el elemento que determinará en el próximo futuro el aumento de la capacidad para confrontar con la dominación de la oligarquía y para conformar el bloque obrero y popular que abrirá el camino hacia la revolución socialista y el comunismo, mediante un proceso de incorporación masiva de la clase obrera a la lucha política en la que reviste una importancia esencial la mujer trabajadora, confrontando abiertamente contra toda forma de opresión patriarcal.

ACELERAR EL FORTALECIMIENTO DEL PARTIDO COMUNISTA

Los y las comunistas del PCPE y de UP concebimos el desarrollo y fortalecimiento del Partido Comunista como un proceso que, sustentado en los principios marxistas-leninistas, se desarrolla a través del centralismo democrático como herramienta que garantiza la fortaleza organizativa, política e ideológica del Partido. El Partido Comunista se constituye en el Partido de vanguardia de la clase obrera por su ideología marxista-leninista, por su modelo organizativo, por su programa revolucionario y por su capacidad práctica de dirección del movimiento obrero. Un Partido que tiene una propuesta científicamente fundamentada para la emancipación de la clase obrera y que, por ello, dirige y empuja a las masas a la acción política y revolucionaria. Un Partido en el que, mediante la actividad política interna y externa y la formación política e ideológica, se posibilite la promoción de cuadros comunistas. Un Partido en el que se organice el combate político práctico a partir de la crítica y la autocrítica, de la discusión colectiva de la realidad social y en el que no cabe ni el individualismo, ni la ausencia de rendición de cuentas. Un Partido que tiene una sola política para la revolución en España y que, teniendo en cuenta todas las expresiones concretas de la lucha de clases en un estado plurinacional como el español, y partiendo de una política de principios en la defensa del derecho de autodeterminación, se articula como una organización centralizada en la que su política la marcan los congresos, las conferencias y los acuerdos del CC que vinculan a todo el Partido y se aplican por igual en todo el estado.

El PCPE y UP apuestan decididamente por la unificación orgánica como un paso más en el camino de la unidad comunista en España. Con este importante paso de unificación comunista no cerramos la tarea inconclusa de unir a todos y a todas los/as marxistas-leninistas del Estado Español en un único Partido Comunista. El camino de la unidad sigue abierto tras la unidad PCPE–UP y nuestro objetivo es hacer de este proceso un espejo en el que se puedan mirar la totalidad de los/as marxistas-leninistas.

En la construcción de la unidad comunista y en el fortalecimiento y desarrollo del Partido Comunista, tanto valor tiene el aporte del camarada o el grupo de camaradas que se incorpora ahora desde las filas orgánicas del reformismo, como el de los que hemos defendido el marxismo-leninismo y el internacionalismo proletario desde distintas expresiones organizativas. La solidez de la unidad que fragüemos PCPE y UP contribuirá, sin duda, a que, más pronto que tarde, se produzca la definitiva unificación de todos los marxistas-leninistas en España, cuyo referente juvenil marxista – leninista son los Colectivos de Jóvenes Comunistas (CJC). Nos imponemos la obligación de encontrar las vías de acuerdo que se conviertan en la referencia a seguir por todos los y las comunistas que aun no participan de este proceso que ahora iniciamos.


Madrid, 10 de septiembre de 2011.






Robo a plena luz del día, te presentamos al robo de noche

In Actualidad, Economía on 14 octubre, 2011 at 0:00

Naomi Klein


Me la paso escuchando comparaciones entre las revueltas de Londres y las ocurridas en otras ciudades europeas –las ventanas estrelladas en Atenas o las hogueras de coches en París–. Y, seguro, hay paralelismos: la chispa plantada por la violencia policiaca, una generación que se siente olvidada.

Pero estos actos estuvieron caracterizados por una destrucción masiva; el saqueo fue menor. Ha habido, sin embargo, otros saqueos masivos en años recientes, y quizá también deberíamos hablar acerca de ellos. Estuvo Bagdad, tras la invasión estadunidense (un frenesí de incendios y saqueo que vació las librerías y los museos). Las fábricas también fueron afectadas. En 2004 visité una que antes hacía refrigeradores. Sus trabajadores se habían llevado todo lo valioso, luego le habían prendido fuego tan concienzudamente que la bodega era una escultura de hojas de metal torcidas.

En aquel entonces, la gente de los canales de noticiarios pensaba que el saqueo era marcadamente político. Dijeron: esto es lo que pasa cuando un régimen no tiene legitimidad ante los ojos de la gente. Después de que durante tanto tiempo miraron a Saddam Hussein y sus hijos servirse a sí mismos de lo que fuera y de quien fuera, muchos iraquíes comunes sentían que habían ganado el derecho a tomar algunas cosas para sí mismos. Pero Londres no es Bagdad, y el primer ministro británico David Cameron no es precisamente Saddam, así que seguramente no hay nada que aprender ahí.

¿Qué tal un ejemplo democrático, entonces? Argentina, circa 2001. La economía iba en caída libre y miles de personas que vivían en barrios bravos (que habían sido prósperas zonas manufactureras antes de la era neoliberal) asaltaron las tiendas pertenecientes a extranjeros. Salieron de ellos empujando carritos de supermercado que se desbordaban con productos que ya no podían comprar –ropa, equipos electrónicos, carne–. El gobierno llamó a un estado de sitio para restaurar el orden; a la gente no le gustó y tumbó al gobierno.

El saqueo masivo de Argentina se llamó El Saqueo [en español, en el original. N de la T]. Eso era políticamente significativo porque era la misma palabra usada para describir lo que las elites de ese país habían hecho al rematar los bienes nacionales, en descaradamente corruptos acuerdos de privatización, esconder su dinero en el exterior, y luego pasarle la cuenta a la población a través de un brutal paquete de austeridad. Los argentinos comprendieron que el saqueo de los centros comerciales no hubiera pasado sin el saqueo mayor del país, y que los verdaderos gánsteres eran los que estaban a cargo.

Pero Inglaterra no es América Latina, y sus revueltas no son políticas, o al menos eso es lo que escuchamos una y otra vez. Simplemente se trata de jóvenes delincuentes que se aprovechan de una situación para tomar lo que no es suyo. Y la sociedad británica, nos dice Cameron, aborrece ese tipo de comportamiento.

Esto se dice con toda seriedad. Como si nunca hubieran ocurrido los masivos rescates bancarios, seguidos por los desafiantes bonos, los más altos de la historia. Seguidos por las reuniones de emergencia del G-8 y el G-20, cuando los dirigentes decidieron, colectivamente, no hacer algo para castigar a los banqueros, ni hacer nada serio para prevenir que volviese a ocurrir una crisis similar. En vez, todos volverían a casa, a sus respectivos países, e impondrían sacrificios a los más vulnerables. Harían esto mediante despedir a trabajadores del sector público, echarle la culpa a los maestros, cerrar bibliotecas, subir las colegiaturas, revertir los contratos sindicales, realizar aceleradas privatizaciones de bienes públicos y disminuir las pensiones –mezcle el coctel para donde usted viva–. Y, ¿quién está en la televisión sermoneando acerca de la necesidad de renunciar a estosderechos? Los banqueros y los administradores de los fondos de cobertura [hedge funds], claro.

Este es el Saqueo global, son tiempos de grandes despojos. Nutrido por un patológico sentido de que tienen derecho a hacerlo, este saqueo se ha llevado a cabo con las luces prendidas, como si no hubiera algo que esconder. Sin embargo, algunos miedos persisten. A principios de julio, The Wall Street Journal citó una nueva encuesta y reportó que 94 por ciento de los millonarios tenía miedo dela violencia en las calles. Resultó ser un miedo razonable.

Claro, las revueltas de Londres no fueron una protesta política. Pero la gente que comete los robos de noche por supuesto que sabe que sus elites han estado cometiendo robos a plena luz del día. Los saqueos son contagiosos.

Los tories (conservadores) tienen razón cuando dicen que las revueltas no tienen que ver con los recortes. Pero tienen mucho que ver con lo que esos recortes implican: aislarlos. Encerrarlos en una cada vez más amplia clase marginada, cuyas pocas rutas de escape que antes se le ofrecían –un empleo sindicalizado, una asequible buena educación– rápidamente son cerradas. Los recortes son un mensaje. Le dicen a sectores completos de la sociedad: estás atorado donde estás; muy parecido a los migrantes y los refugiados que rechazamos en nuestras cada vez más fortificadas fronteras.

La respuesta de David Cameron a las revueltas fue hacer que este cierre fuese literal: desalojos de la vivienda pública, amenazas de cortar las herramientas de comunicación y escandalosas penas en prisión (cinco meses a una mujer por recibir unos shorts robados). De nuevo se envía el mensaje: desaparece y hazlo de manera callada.

El año pasado, durante la cumbre de la austeridad del G-20 en Toronto, las protestas se convirtieron en motines y varios coches de policía fueron incendiados. No se compara con Londres 2011, pero de todos modos fue escandaloso para nosotros los canadienses. La gran controversia en aquel momento era que el gobierno había gastado 675 millones de dólares enseguridad para la cumbre (sin embargo, aun así parecía que no podían apagar esos fuegos). En esos días, muchos de nosotros señalamos que el costoso arsenal nuevo que la policía había adquirido –cañones de agua, cañones de sonido, gas lacrimógeno y balas de goma– no sólo estaba destinado a los manifestantes en las calles. Su uso de largo plazo sería disciplinar a los pobres, quienes en la nueva era de la austeridad tendrían peligrosamente poco que perder.

Esto fue en lo que se equivocó David Cameron: no puedes reducir el presupuesto de la policía y al mismo tiempo recortar todo lo demás. Porque cuando le robas a la gente lo poco que tiene, para proteger los intereses de aquellos que tienen más de lo que cualquiera se merece, debes esperar que haya resistencia, ya sea mediante protestas organizadas o saqueo espontáneo.

Y eso no es política. Es física.


[*Copyright Naomi Klein 2011. El artículo fue publicado en The Nation. Traducción: Tania Molina Ramírez.]

http://naomiklein.org –http://twitter.com/NaomiAKlein

[Fuente: La Jornada]