Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

Es hora de que Occidente se baje del pedestal

In Actualidad, Economía on 25 octubre, 2011 at 0:00

Zhong Sheng


Los mercados emergentes no pueden salvar al mundo”, “las economías emergentes no pueden mover el carro de la economía mundial”… A medida de que las noticias negativas se suceden una tras otra en los países desarrollados, algunos medios occidentales que no se cansaban de elogiar a los países emergentes han cambiado de tono.

Los elogios sólo tenían la finalidad de hacer que las economías emergentes contribuyeran más. Decir ahora que son “incapaces de salvar al mundo” sólo satisface una necesidad psicológica de Occidente que es “sentirse líder”. En este mundo solamente cuenta lo que dice Occidente y si Occidente se encuentra en problemas, las economías emergentes no son lo suficientemente fuertes.

Esperar que las economías emergentes salvaran al mundo, era un sinsentido. Por ahora no hablemos de cuán grande es el poder de estas economías para enfrentar la situación económica actual. A mi parecer, la clave para resistir la crisis económica está en la cooperación. La base de la cooperación es que todos los países, sin importar si son desarrollados o en vías de desarrollo, hagan sus tareas como corresponde y no hablen del papel que tendrían que desempeñar los otros.

En los últimos años, las economías emergentes se han estado desarrollando bastante rápidamente por diferentes razones, aunque hay algunos puntos en común: todos estos países han crecido sobre bases económicas bastante débiles, incluso algunos de ellos no han solucionado completamente los problemas de alimentación y vestimenta de sus poblaciones. Sin embargo, las dimensiones de los mercados de estos países son considerables y su crecimiento económico tiene una significación universal. Es precisamente este crecimiento económico acelerado y continuo el que está equilibrando la economía mundial. La red de lazos comerciales de las economías emergentes entre sí y con los países desarrollados es más amplia y resistente que nunca, lo cual también hace que las bases de la economía y el comercio mundial sean aún más sólidas.

Los riesgos que enfrenta la economía mundial en la actualidad son un poco diferentes de los de la crisis financiera internacional del 2008. Entonces, cada país adoptó políticas de estímulo casi por unanimidad, para evitar una interrupción en la liquidez mundial y tratar de no caer en un abismo. En respuesta a la crisis, las economías emergentes jugaron un papel sumamente importante al mantener un ritmo de desarrollo económico rápido, dándole confianza y vitalidad a la economía mundial. En la crisis actual, los desafíos que enfrenta cada economía son bastante diferentes, tanto en su gravedad como en su manifestación. Cada país también se encuentra en un estadio económico diferente, por lo cual es necesario un “tratamiento” distinto para cada “enfermedad”. En el caso de Estados Unidos y Europa, la medicina no sólo debe ser para tratar el problema económico, sino también para el problema político del cambio social.

No importa qué medida tomen, el principio es el mismo: en primer lugar resolver los problemas propios. Una vez resueltos, sólo entonces será posible llevar a cabo una cooperación más eficaz. Las economías emergentes podrán ayudar a los países desarrollados en la medida de sus posibilidades. Por su parte, las economías desarrolladas deberán igualmente adoptar medidas más eficaces para eliminar las barreras de cooperación con los países emergentes. El problema más grande de la economía mundial en el presente no es determinar si las economías emergentes podrán llevar la locomotora de la economía mundial, sino más bien la necesidad de que los países desarrollados tomen medidas valientes para resolver sus propios problemas. Quejarse el uno del otro no ayuda a nadie, como tampoco es beneficioso pasarse la bola de la crisis.


[Fuente: Diario del Pueblo]






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