Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

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Los rescoldos de la Memoria

In Actualidad, Efemérides on 20 noviembre, 2011 at 0:11

Juan Peña García
Comisión Organizadora del Centenario del 15 de Noviembre de 1911


Ayer sábado, en un acto sencillo y recoleto, con una ofrenda floral se rindió homenaje a seis hijos del pueblo y del trabajo; jornaleros portuarios y vecinos de la ciudad, víctimas de la primera matanza de obreros en Canarias.

Pareciera que la Historia sólo pudiera ser protagonizada por los grandes personajes, los ilustres, los poderosos y los adinerados. Nuestra ciudad de hoy se ha construido también con el esfuerzo de silenciosos y anónimos héroes civiles, del pueblo llano y de sus clases trabajadoras. El sacrificio de nuestros antepasados merece nuestro reconocimiento. Y es de personas bien nacidas ser agradecidas.

La memoria histórica es un saber que no necesita justificación utilitaria. Forma parte de nuestra cultura, pues conocer nos enriquece. Constituye parte de los cimientos de la sociedad, ya que no se puede vivir el presente y encarar el futuro sin asumir el pasado.

La vida es un continuo hacer memorias. Decía San Agustín que el recorrido por los vericuetos de la memoria puede llevarnos a deambular por oscuras cavernas o luminosos palacios. El dilema de toda memoria es: olvido o recuerdo.

Durante la denominada Transición los cementerios se convirtieron en espacios públicos de memoria, en cuanto escenarios de duelo popular con el regreso de los restos de los republicanos exiliados. El Cementerio de Vegueta es un lugar de memoria, en cuanto condensación simbólica del espíritu de la sociedad palmense.

Nuestro primer cementerio custodia un legado escultórico y arquitectónico importante, donde late la historia del poder terrenal. Desde que fueran construidos allá por 1811, los muros de este viejo guardián de la memoria encierran doscientos años de historia y narran lo que ha sido la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria en los últimos dos siglos.

Esta necrópolis es testigo de las diferencias de clases, manifiestas en panteones, mausoleos, nichos y lápidas. Entre sus singulares rincones ocultos o desapercibidos, con miradas de mármol que desafían el paso del tiempo y vigilan los rescoldos del recuerdo que no somos capaces de avivar, destaca una llamativa lápida en el centro de la zona norte, la del ensanche. Aquí se localizan las tumbas de quienes no podían erigir mausoleos y panteones.

Tal día como ayer sábado, hace 100 años, el domingo 19 de noviembre tuvo lugar en la ciudad una manifestación de duelo, presidida por los directores de los periódicos locales y los presidentes de las sociedades obreras, depositándose coronas en las tumbas de los obreros fallecidos. Acudió la población en masa y en silencio para colocar coronas sobre los sepulcros de las víctimas.

Fue un acto imponente, en el cual todas las clases sociales populares se mezclaron para significar el inmenso dolor que causaron los incalificables hechos. Expresión popular de duelo que no volverá a conocer la ciudad sino hasta el verano de 1980 con los funerales por la muerte de la joven isleteña Belén María, hija de un estibador portuario cuyo colectivo laboral mantenía en aquel momento una huelga.

En noviembre de 1916, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria aprobó por unanimidad “ceder un nicho del Cementerio de esta ciudad para conservar en él los restos de los 6 honrados obreros que fueron víctimas inocentes de los dolorosos sucesos que ensangrentaron nuestras calles el 15 de noviembre de 1911”.

Sus restos son inhumados y trasladados al nicho nº 943 del Cementerio de Vegueta, donde estaba enterrado Juan Vargas, el último sepultado. Hoy figura una lápida donde se lee: “A la memoria de los obreros Pedro Montenegro González, Cosme Ruiz Hernández, Juan Torres Luzardo, Vicente Hernández Vera, Juan Pérez Cruz y Juan Vargas Morales, inmolados a la ambición del caciquismo leonista. 15 noviembre 1911”.

La realización de una ofrenda floral en el Cementerio de Vegueta constituye un evento que se inscribe en la tradición obrera y ciudadana de la ciudad palmense de homenajear cada 15 de noviembre este luctuoso suceso, hasta el año 1935 Costumbre recuperada por los viejos republicanos federales durante los primeros años de la restauración democrática. Y que duró hasta que el último de ellos murió.

Rescatemos para la memoria colectiva de la ciudad el recuerdo de lo sucedido el 15 de noviembre, momento en el que también hunden sus raíces nuestra personalidad colectiva. Volvamos a colocar esta efeméride en la agenda de celebraciones histórico-culturales de Las Palmas de Gran Canaria. No para vivir entre fantasmas ni anclarnos en el pasado como estatuas de sal, sino para que sirva de espacio de encuentro y momento de unión de la ciudadanía palmense.

Como generación presente mantengamos vivos los rescoldos de la memoria. Respondamos al envite que nos hace la Historia.


15nov1911@movistar.es






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Culpar a otros no resuelve problemas económicos de EEUU

In Actualidad, Economía on 20 noviembre, 2011 at 0:01

Editorial de
Diario del Pueblo

El presidente estadounidense Barack Obama volvió a culpar a China de los problemas económicos generados por el propio Estados Unidos y se quejó de que Beijing «no ha hecho lo suficiente» para revaluar su moneda. «Ha habido una ligera mejoría respecto al año pasado pero no ha sido suficiente», declaró Obama en referencia al tipo de cambio del yuan frente al dólar USA, durante una conferencia de prensa ofrecida el domingo luego de la reunión de líderes de economía del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Honolulu, Hawai.

Sin embargo, no mencionó el hecho de que el yuan se ha apreciado alrededor de 30 por ciento frente al dólar en los últimos seis años.

En el comercio internacional, se supone que cada país aprovecha sus ventajas competitivas. China tiene una ventaja en costos labores en su comercio con Estados Unidos. Pero es desconcertante que mientras Washington se queja de su déficit comercial con China, se niega a vender a China productos de alta tecnología, área en la que Estados Unidos tiene ventaja.

Para muchos, la obsesión de Estados Unidos sobre el asunto del tipo de cambio del yuan es simplemente otro acertijo. Con base en los hechos de años recientes, es evidente que forzar la apreciación del yuan sólo generará una quiebra masiva de pequeñas y medianas empresas chinas, y aún asi quedará sin resolver el problema del déficit comercial de Estados Unidos.

El presidente chino Hu Jintao dijo a Obama el domingo que la apreciación del yuan no ayudará a Washington a resolver sus problemas, tales como los déficits comerciales y el desempleo. En realidad, la política de cambio de China es responsable, señaló Hu.

En una cumbre de Directores Generales de APEC, Hu prometió que China otorgará igual importancia a las importaciones que a las exportaciones y centrará más su atención en aumentar las importaciones a la vez que mantiene un nivel estable de exportaciones. Esto probablemente impulsará las exportaciones estadounidenses hacia China, lo cual generará empleos en Estados Unidos.

A Estados Unidos le corresponde poner en orden su casa antes de reprender a otros.

Desde el desencadenamiento de la crisis hipotecaria en Estados Unidos en 2007, los problemas económicos internos estadounidenses fueron los que provocaron una desastrosa crisis financiera que se extendió por todo el mundo.

Muchos años de excesivos gastos aumentaron las deudas. Sumado a eso, las industrias tradicionalmente fuertes como las de finanzas y la automotriz fueron devastadas por la crisis, lo que hizo crecer el desempleo.

Frente a esos graves problemas internos que probablemente podrían generar un nuevo tsunami económico global, muchos políticos estadounidenses parecían preocuparse solamente de cuántos votos podían conseguir, sin pensar en absoluto en el tipo de responsabilidades globales que el país debe asumir.

No debe ser una sorpresa que los enfurecidos manifestantes de «Ocupa Wall Street» pidan la eliminación de los timadores políticos en Washington.

Presionar a China, especialmente sobre el yuan, es una vieja artimaña empleada en época de campaña electoral presidencial en Estados Unidos. La táctica de señalar chivos expiatorios puede atraer la atención de algunos electores, pero definitivamente no responde a los problemas reales de Estados Unidos.






Hora de despertar

In Actualidad on 20 noviembre, 2011 at 0:00

Gustavo Esteva


¿Cómo se hace la revolución? ¿Cómo la gente se vuelve capaz de hacer la revolución y detener la fuerza destructiva de los de arriba? No lo sé. Pero hoy, en Grecia, se despliega desobediencia popular en todos lados. Vivimos dentro de su sistema, vivimos entre ellos, pero pensamos, actuamos y respiramos como si estuviéramos más allá de su mundo cerrado. Nos sentimos más libres. Rompemos todos los días la disciplina que intentan imponer. Negamos cada minuto las nuevas reglas que nos quieren convertir en una sombra. Vivimos entre ellos y sin ellos, trabajando por la mañana y participando en marchas, protestas, asambleas en la tarde, restableciendo la confianza entre nosotros. Ellos no nos escuchan y nosotros no los queremos ver. Creamos en cada barrio pequeños grupos de apoyo para no pagar los impuestos, para reconectar la luz en las casas que no pueden pagar, para ocupar los espacios de trabajo, para reaprender a hacer las cosas a nuestra manera, para no sentirnos solos. Luchamos para liberarnos de ellos y de esta lógica con la que vivimos los últimos años, creyendo sus mentiras. Ellos siguen en el poder, siguen tomando decisiones contra nuestra existencia, siguen la violencia y los golpes, pero ya no los reconocemos. Hemos girado la cabeza hacia el otro lado, hacia nosotros mismos”.

Así describe K. N. sus emociones este 28 de octubre, día de fiesta nacional en Grecia. En el desfile acostumbrado los estudiantes y los soldados pasaron frente a las autoridades levantando pañuelos negros y en vez de ver hacia ellas volvieron la cabeza al otro lado, hacia la gente. (youtube.com/watch?v=H5BAxTNhT_o)

Vivimos en situación radical. En todas partes. Necesitamos reconocerla.

Una situación radical es un despertar colectivo que emana de una condición general. No es un resultado espontáneo, una ocurrencia. Está la condición misma, lo que afecta negativamente a mucha gente. Está la evidencia de que la respuesta convencional agrava esa condición y conduce a callejones sin salida. Y está, finalmente, la ruptura. La gente desgarra los velos encubridores de la mentalidad dominante.

La situación radical que hoy vivimos emana de la condición general en que la inmensa mayoría de la población siente en riesgo su modo de vida, aunque sólo una minoría vea directamente amenazada su supervivencia. Se pierden los empleos, los haberes, las expectativas. Sólidas seguridades que eran argamasa de la vida social se desvanecen en el aire.

En una situación radical hay efervescencias y precipitaciones. La gente aprende en una semana más que en años de estudios sociales oconcientización. Desconocidos que en condiciones normales no se dirigirían la palabra ni el saludo entran en animada conversación. Personas que no sólo no se conocían antes, sino que tienen ideales y proyectos políticos muy diferentes, forjan en poco tiempo consensos inesperados. Todo esto ocurre repentinamente, de un día para otro. Pero el despertar colectivo que caracteriza una situación radical requiere tiempo para madurar. Su propio tiempo. Su calendario y su geografía.

Al iniciarse el despertar colectivo, cuando la gente se despereza apenas y no acaba de salir de su sueño, puede ser presa fácil de los demagogos. Algunos militantes del Tea Party empiezan a sentirse incómodos dentro de la camisa de fuerza que impusieron a su despertar.

A veces el despertar resulta efímero. Drogas administradas por políticos hábiles restablecen el adormecimiento colectivo. Jóvenes argentinos que hace siete años proclamaron: ¡Que se vayan todos! anunciaron hace unos días su deslinde: Nosotros no somos indignados; somos felices.

En una situación radical, empero, las iniciativas autónomas tienden a predominar sobre los demagogos y los aguafiestas competentes. Se despiertan imaginaciones largamente reprimidas. Lo que era visto como normal parece ahora andar de sonámbulo. Mis sueños no caben en tus urnas, dijeron en la Plaza del Sol. La desnudez del emperador se hace de pronto evidente.

Llamados de alerta aparecen casi siempre en el origen de una situación radical. Esa función habría cumplido El Despertador Mexicano, el periódico del EZLN, cuyo ¡Basta ya! reapareció entre los okupas de Wall Street como señal de identidad. Fue un llamado reforzado en el camino con fórmulas como el ¡Estamos hasta la madre!, de Sicilia, o el ¡Indígnense!, de Kessel.

Una situación radical es un surtidor de novedades. Produce aquí y allá construcciones bien asentadas, que pueden ser destruidas, pero no corrompidas. Produce también improvisaciones fascinantes que a menudo se vuelven duraderas. Pero el cauce de la protesta que ofrece evidencia del despertar y lo contagia es impredecible, hasta en los casos, como ahora, en que resulta casi imposible permanecer dormido y el despertar empieza a tomar la forma de rebeldía.


gustavoesteva@gmail.com


[Fuente: La Jornada]