Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

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Intervención de Carmelo Suárez (PCPE) en el 13º Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros

In Actualidad on 14 diciembre, 2011 at 1:39

Reproducimos la intervención del camarada Carmelo Suárez, Secretario General del de los Pueblos de España (PCPE) en el  Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros celebrado en Atenas del viernes al domingo pasados.

Estimados camaradas:

El PCPE siempre ha considerado que el avance de la coordinación del movimiento revolucionario internacional es un elemento imprescindible de su propio proyecto político. Por ello para nosotros es de una gran importancia participar en este 13º Encuentro Internacional. Consideramos que es un acierto el título elegido para esta ocasión, pues sin duda el Socialismo es el futuro, el único futuro que puede garantizar la dignidad del conjunto de la clase obrera y los sectores populares del planeta.

Asimismo, consideramos que es de suma importancia que de este 13º Encuentro podamos salir con acuerdos y avances concretos, puesto que la situación a la que nos enfrentamos es realmente grave.

Han transcurrido 20 años desde el triunfo de la contrarrevolución en la URSS y en el conjunto del bloque socialista europeo y estamos siendo testigos hoy de que el sistema capitalista, que se creyó invencible entonces, hoy está sufriendo una brutal crisis fruto de sus dinámicas internas y de sus propias leyes de desarrollo. La crisis general del capitalismo no desapareció al desaparecer el bloque socialista, sino que se ha agravado y amenaza gravemente la propia supervivencia de la Humanidad.

Los Partidos aquí presentes, que procedemos de los países miembros de la Unión Europea, nos encontramos ante un reto de la mayor importancia: la ilusión generada durante años en las masas trabajadoras de nuestros países, fundamentada en un capitalismo de rostro humano que recibió el hipócrita nombre de “Estado del Bienestar”, se está desmoronando ante la presión que ejercen los capitalistas para tratar de mantener la tasa de ganancia. Ese “Estado del Bienestar” que se apoyó en las organizaciones socialdemócratas para convencer a la clase obrera de que no hacía falta la toma del poder, que sirvió de freno a las aspiraciones revolucionarias tras la victoria contra el nazifascismo, jamás supuso una negación del modelo capitalista, jamás abandonó los criterios de desarrollo y acumulación capitalistas, jamás supuso otra cosa que una forma refinada de dictadura del capital. Hoy, cuando la crisis espolea a los capitalistas y les hace conscientes de que las autolimitaciones pactadas con la socialdemocracia no sirven para reanudar el ciclo de reproducción ampliada del capital, avanzan rápidamente hacia un modelo más descarnado, más violento, que pone en duda incluso el propio mecanismo de la democracia formal burguesa.

La pregunta que hemos de hacernos es ¿cuál es la tarea de los y las comunistas ante esta situación? ¿Hemos de encabezar la lucha por recuperar un modelo obsoleto como es el Estado del Bienestar, sin poner en duda las bases mismas del capitalismo y diciéndole a la clase obrera y a los sectores populares que lo que planteamos es una gestión mejor bajo el capitalismo? O por el contrario ¿vamos a encabezar la lucha por el derrocamiento del capitalismo moribundo, diciéndole a la clase obrera y los sectores populares que no puede haber una vida digna bajo el capitalismo, ya que es el propio capitalismo, como sistema, el que ha provocado la crisis y la pauperización de grandes masas trabajadoras y que lo va a seguir haciendo mientras exista? Es decir, la pregunta que hemos de hacernos es ¿queremos gestionar la dictadura del capital o queremos ejercer la dictadura del proletariado?

De la respuesta que demos a esta pregunta depende nuestra credibilidad como organizaciones revolucionarias ante las masas, no sólo en nuestros países, sino en todo el mundo. Por ello no es un tema que haya que discutir sólo en unos u otros ámbitos regionales de lucha, sino que se trata de un debate que afecta a todo el Movimiento Comunista Internacional en su conjunto, porque la estrategia de los partidos comunistas y obreros ha de ser coordinada, ha de ser consensuada, pero sobre todo ha de ser revolucionaria y no puede perder nunca de vista la tarea histórica de la clase obrera, que no es otra que la construcción del Socialismo-Comunismo. Quienes caracterizamos la época actual como la de transición del capitalismo al socialismo no tenemos dudas de cual es nuestra tarea.

Ésta es la tribuna desde la que debemos señalar y recordar estos importantes asuntos. Los partidos y organizaciones aquí presentes somos comunistas, no otra cosa. Como partidos comunistas, representamos y organizamos a un sector específico y mayoritario de la sociedad, la clase obrera, y hemos de buscar alianzas con otros sectores sociales, pero jamás hemos de perder de vista ni nuestra naturaleza, ni la naturaleza clasista de la sociedad y el Estado. Nunca debemos perder de vista esa realidad, ni tratar de camuflarla recurriendo a viejas posiciones ideológicas que tanto daño han hecho a nuestro movimiento y a la clase obrera internacional.

Camaradas, nuestra lucha es una lucha política, pero también es ideológica. Las situaciones de relativa debilidad que podemos sufrir ante los ataques del capitalismo en todos los ámbitos no pueden hacernos dudar de los elementos esenciales que configuran al partido de la revolución, ni los objetivos que perseguimos los comunistas.

América Latina, que durante tantos años ha sufrido el saqueo y el expolio por parte de las potencias imperialistas de la Unión Europea y de EEUU se encuentra hoy en una situación bien distinta a la europea: los procesos populares avanzan y los partidos comunistas se refuerzan, pero existe una fuerte confusión ideológica inducida por sectores que no quieren que la clase obrera tome el poder, que los procesos avancen todo lo que tienen que avanzar para poner fin a la principal contradicción, que sigue siendo entre capital y trabajo. Desde la humildad y el apoyo a los procesos libertadores de América, pedimos a los partidos hermanos presentes y ausentes que no cejen en la batalla ideológica, que no se vean apresados por concepciones ideológicas ajenas, que mantengan su perfil autónomo en esos procesos para que, cuando la contradicciones estallen, la clase obrera con su partido comunista al frente pueda dar el paso definitivo hacia la toma del poder.

El sistema imperialista es enemigo de todos los pueblos. El sistema imperialista no son sólo lo representan los EEUU, sino también otras estructuras como la UE, la OTAN, el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. Nuestra lucha no es contra el imperialismo en abstracto, sino contra sus mecanismos y su herramientas. El caso de Libia, o los actuales acontecimientos en Siria, están demostrando que algunas organizaciones comunistas no analizan consecuentemente la naturaleza y la forma de actuar de las potencias imperialistas. Hay momentos en los que no se puede adoptar una posición intermedia, puesto que esa posición intermedia no demuestra la autonomía del partido de la clase obrera, sino todo lo contrario, demuestra el temor a contradecir abiertamente la posición ideológica dominante, que no es otra que la de la clase dominante. La guerra es parte consustancial de la estrategia de dominación del imperialismo mundial, la lucha contra la guerra imperialista requiere de una acción coordinada de masas de todo el movimiento comunista internacional.

Camaradas, tenemos ante nosotros la oportunidad histórica de aprovechar la crisis estructural del capitalismo para demostrar a la clase obrera y a amplios sectores sociales los límites históricos del capitalismo. Es una tarea de gran responsabilidad y de gran importancia, que exige que estemos lo más coordinados posible, pero que también estemos lo más unidos ideológicamente, sobre la base del marxismo-leninismo. El PCPE está dispuesto a dar los pasos que sean necesarios para avanzar en esa unidad.

Desarrollar acciones coordinadas a nivel mundial y/o regional por parte del Movimiento Comunista Internacional es una prioridad, y hemos de avanzar cuanto antes en esa dirección. Acciones coordinadas contra la guerra imperialista, por la salida de la UE, contra los ataques a la clase obrera por parte de los gobiernos de la burguesía que aprueban una reforma laboral tras otras. Todas estas acciones tienen que ser respondidas bajo la dirección de los comunistas y en dirección a la revolución socialista.

Comencemos a crear estructuras organizativas para hacer posible esta intervención en la realidad inmediata del desarrollo de la lucha de clases internacional.

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Irlanda busca nuevas prensas para su propia libra por si se rompe el euro

In Actualidad, Economía on 14 diciembre, 2011 at 0:01

Algunos bancos centrales de la actual «zona euro» ya están preparando un plan de acción por si finalmente la moneda única salta por los aires no quedarse en fuera de juego, según publicaba el jueves pasado The Wall Street Journal. De hecho, ese mismo día el ministro de Asuntos Europeos de Francia, Jean Leonetti, avisaba que «el euro puede explotar y deshacer Europa«.

The Wall Street Journal apuntaba que las primeras señales que ponen de manifiesto que algunos bancos centrales se están preparando para lo peor es que están pensando como resucitar sus divisas a través de notas bancarias que no se han impreso desde que los primeros euros entraron en circulación en enero de 2002.

Es el caso de Banco Central de Irlanda, que está estudiando la necesidad de asegurarse nuevas prensas en el caso de que finalmente tengan que emitirse nuevas notas bancarias para apoyar el renacimiento de la libra irlandesa.

Incluso fuera de los 17 países de la zona euro, muchos bancos centrales se están preparando para adoptar medidas defensivas destinadas a protegerse contra una ruptura del euro, incluida Suiza, y la competencia que va a surgir para remplazarlas como punto de referencia o para mantener su valor estable.






La cooperativa espera su momento

In Actualidad, Economía on 14 diciembre, 2011 at 0:00

José Alejandro Rodríguez

Con el fomento y la expansión del trabajo por cuenta propia, que ya da señales ostensibles de diversidad y fortalezas en el mercado de oferta y demanda, Cuba desactiva el dogma de la monolítica hegemonía estatal en su economía socialista.

Si bien la propiedad estatal seguirá siendo el eje central, sobre todo en los sectores estratégicos del desarrollo, se amplía cada vez más el margen a la iniciativa ciudadana en  el comercio, los servicios, la gastronomía y tantos oficios y menesteres cotidianos que trasuntan sentido de pertenencia, y nunca pudieron progresar bajo la verticalista égida de empresas y ministerios.

Tal es el cambio descentralizador que, según estimados oficiales, ya para 2015 el sector no estatal concentrará el 35 por ciento de los empleos en el país.

La preponderancia estatal durante décadas, apenas fue quebrada por la excepcional autorización oficial de la pequeña propiedad de campesinos y cooperativistas en el agro cubano, los cuales a la larga demostraron más flexibilidad y resultados productivos que las sobredimensionadas y extensivas granjas estatales.

Tal ha sido el contraste, que en el 2009, según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, las cooperativas de créditos y servicios (CCS) y de producción agropecuaria (CPA), con solo el 24,4 por ciento de las tierras cultivables del país,  producían el 57 por ciento de los alimentos.

Aún así, el movimiento cooperativo en la agricultura cubana, no ha dejado de sufrir los excesivos tutelajes del Estado, que les ha restado autonomía y las ata con una sobrecarga de controles y supeditaciones. Incluso, la radical reforma de los años 90, que entregó gran parte de la tierra del fondo estatal a las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC), lo que hizo fue legar a estas nuevas formas de propiedad las deudas, los métodos centralizados y los escollos verticalistas de las extinguidas empresas agrícolas que les dieron lugar.

Aún con todas esas limitaciones, el movimiento cooperativo ha demostrado en el campo cubano, la pujanza, el sentido de pertenencia y el dinamismo que brillan por su ausencia en  granjas, planes y empresas estatales del agro, tan burocratizados.

Sin embargo, ya fuera por copias del llamado socialismo real que dio al traste en Europa, o por dogmas y prejuicios extremistas con lo que se consideró un germen de ansias capitalistas, el cooperativismo, tan fundamentado por los clásicos del marxismo y por el genial plasmador Vladimir Ilich Lenin como una forma socialista de gestión, no ha podido traspasar el límite de los campos cubanos, y extenderse a otros sectores productivos y de servicios.

Ya al menos, luego de un debate popular que generó más de 700 mil propuestas de lo más diverso para dejar atrás los lastres que anquilosan el socialismo insular, los resultantes Lineamientos Económicos y Sociales del Partido Comunista de Cuba, consideran por primera vez la factibilidad de crear cooperativas “como forma socialista de propiedad” en diferentes sectores de la economía; lo que ha sido considerado como el anuncio de la extensión de esa figura económica.

Pero aún el gradual y cauteloso cronograma de la “actualización” económica, concentrado en consolidar no pocos ajustes y transformaciones que ya se hacen sentir, no ha dado luz verde a esta colectiva y democrática forma de gestión; aunque es vox pópuli que sobrevendrá, luego de ciertas modificaciones en la legislación, pues hasta la Carta Magna cubana solo prescribe la cooperativa en la producción agropecuaria.

Entusiastas estudiosos y defensores del cooperativismo en tanto fórmula socialista, como la investigadora del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana, Camila Piñero Harnecker, se preguntan impacientes: “¿Qué esperamos para promover la creación de cooperativas de todo tipo?”. Y argumentan que estas estructuras pueden ser más compatibles con la democracia socialista; más solidarias, colectivistas y comprometidas con las comunidades que el trabajo por cuenta propia.

Llegan incluso a defender que la fórmula cooperativa es más afín al ideal socialista, porque opera por acuerdo colectivo de sus integrantes y principios de distribución más justos, y no se basa en la contratación de fuerza laboral, siempre necesitada de control en el socialismo, para evitar los excesos y desvíos de su ideal.

Al final, la intuición popular canaliza su esperanza de una manera mucho más sencilla y expedita: si están en los Lineamientos, vendrán en la implementación. El cuándo y el cómo, aún no se saben. Tiempo al tiempo.


[Fuente: Progreso Semanal]