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La Organización de Defensores Saharauis 2° Generación reclama a la UE que ponga fin a todos los tratados que puedan ser causa del robo de las riquezas del pueblo saharaui

In Actualidad, África, Comunicado on 18 diciembre, 2011 at 17:03

Organización de Defensores Saharauis 2ª Generación

Desde más de 35 años los recursos naturales del Sahara Occidental, tanto marítimos (la pesca) como mineros (fosfatos) se expolian de forma ilegal por parte del reino de Marruecos, desde que España abandono el territorio no autónomo, entregándolo a los dos países vecinos Marruecos y Mauritania bajo el llamado Tratado Tripartito de Madrid; repartiendo los recursos naturales entre los tres países del mencionado tratado.

Mauritania no estuvo mas que tres años implicada en el conflicto, ya que después del golpe de estado contra Mujtar Dadah, se retiro del Tires Occidental (parte sur del Sahara Occidental que toco a Mauritania en la repartición del territorio).

Mientras que España y Marruecos continuaron durante todas estas décadas violando la legalidad internacional por los acuerdos ilegales, sin que estén cuestionados algún día por la comunidad internacional sobre el crimen que están cometiendo contra el pueblo saharaui .

La Organización de Defensores Saharauis 2° Generación ( ODS 2°G ) ha recibido con satisfacción la decisión del Parlamento Europeo en la cual deniega la prorroga del tratado de pesca entre el reino de Marruecos y la Unión Europea.

Esta decisión expone lo que fue codiciado por todos los gobiernos españoles de la apropiación indebida de los recursos naturales de un territorio no autónomo.

Por lo que , la ODS 2°G hace un llamamiento urgente a todas las asociaciones europeas amigas del pueblo saharaui y a todas las organizaciones internacionales defensoras de Derechos Humanos, para que presionen a los gobiernos de la Unión Europea a poner fin para todos los tratados que pueden ser causa del robo de las riquezas de un pueblo que vive dividido entre exiliados en los campamentos de refugiados y dominados por la invasión marroquí en los territorios ocupados del Sahara Occidental.






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EEUU no se retira, le expulsan de Pakistán

In Actualidad on 18 diciembre, 2011 at 0:01

M K Bhadrakumar

Debido a un comentario del lunes, aparentemente inprovisado, EE.UU. convirtió la elección parlamentaria rusa del 5 de diciembre en un tema crucial para los vínculos entre EE.UU. y Rusia. La dramática escalada de la retórica disipa las continuas pretensiones de un “reajuste” de las relaciones del gobierno de Barack Obama.

En una rápida maniobra, Pekín también ha dado un paso para expresar su comprensión hacia Moscú. Las líneas de falla tendrán impacto en la situación regional e internacional respecto a una cantidad de temas en el futuro.

Recapitulemos. La secretaria de Estado de EE.UU. Hillary Clinton no tardó en comentar respecto a la elección parlamentaria rusa cuando habló al margen de la II Conferencia de Bonn en Alemania el lunes: lanzó dardos hacia el Kremlin y afirmó que estaba “preocupada” por la conducción de la votación y que “el pueblo ruso, como todo pueblo, merece el derecho de que se escuche su voz y que sus votos cuenten”.

Clinton se pronunció antes de que los resultados de la elección estuvieran totalmente disponibles. En realidad el recuento total de los votos de las vastas regiones de Rusia no estuvo disponible hasta el miércoles. Reveló que el partido gobernante Rusia Unida (RU) sufrió un severo golpe al perder hasta 77 escaños de los que tenía en el Parlamento saliente de 450 miembros. RU obtuvo apenas una mayoría simple de 238 escaños.

Clinton lo presentó como si el Kremlin hubiera orquestado una victoria de un 98% al estilo soviético de RU. Mientras, los medios occidentales se pusieron a trabajar para presentar el resultado como una gran “derrota” del primer ministro Vladimir Putin (quien se presenta como candidato a presidente en la elección del 4 de marzo), Clinton argumentó en una dirección diametralmente opuesta, como si la dirigencia del Kremlin pisoteara la opinión popular y consolidara su control del poder.

Curiosamente, Clinton no abandonó el tópico después de sus observaciones en Bonn, sino que lo retomó de inmediato al día siguiente para lanzar otra hiriente reprimenda a la dirigencia rusa desde un podio de alto perfil en el umbral de la puerta de Rusia –Vilna, Lituania– en presencia de toda la comunidad de Estados postsoviéticos y de la Vieja y la Nueva Europa. Su elección del foro de la Organización por la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) fue particularmente simbólica ya que el organismo regional es el heredero de la Guerra Fría del famoso Acuerdo de Helsinki de 1975.

¿Qué provocó el ataque estadounidense? Una explicación simple podría ser que Clinton aprovechó una oportunidad de vilipendiar a Putin y de hacer que su candidatura a la presidencia en el Kremlin en la elección presidencial rusa del 4 de marzo sea difícil y controvertida.

PRIMAVERA EN PLENO INVIERNO

Por cierto, hubo suficientes indicios en las últimas semanas de que Washington se siente molesto ante la alta probabilidad de que Putin vuelva como presidente de Rusia en un período formativo en la política Mundial. Putin significa una Rusia asertiva, una Rusia que negociará duro para influir en los acontecimientos mundiales, una Rusia que reforzará su cooperación y coordinación con China, una Rusia que se opondrá con fuerza al crucial proyecto de EE.UU. en Medio Oriente de restablecer su hegemonía sobre la región en las nuevas condiciones de “democracia”.

El Ministerio de Exteriores ruso ridiculizó rutinariamente la observación de Clinton, pero la reacción de Moscú recién tuvo lugar cuando Putin habló el miércoles después de dejar que la secretaria de Estado de EE.UU. dijera todo lo que tenía que decir. Dijo:

Consideré la primera reacción de nuestros colegas estadounidenses. La secretaria de Estado no tardó en evaluar las elecciones, y dijo que son injustas e inicuas, incluso antes de recibir el material de los observadores de la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos (OSCE). Marcó las pautas para algunos actores en nuestro país y les dio una señal. Oyeron esa señal, y comenzaron su trabajo activo con el apoyo del Departamento de Estado de EE.UU.

Luego Putin siguió afirmando que “cientos de millones” de dinero extranjero se han utilizado para influenciar el resultado de las elecciones de Rusia y que Rusia debe proteger su soberanía.

Cuando dinero del exterior se invierte en actividades políticas dentro de otro país, es algo que nos preocupa… No nos oponemos a que los observadores extranjeros monitoreen nuestro proceso electoral. Pero cuando comienzan a motivar a algunas organizaciones del país, que afirman que son internas pero que en realidad están financiadas por extranjeros… es algo inaceptable. Tenemos que pensar en la mejora de nuestras leyes a fin de responsabilizar a los que cumplen las tareas de un Estado extranjero para influenciar nuestros procesos [políticos] internos.

No cabe duda de que la respuesta es dura, y hay que señalar cuatro cosas. Primero, ha sido una rara acusación personal de la propia Clinton a fin de suscitar inestabilidad en Rusia. Segundo, Putin identificó al Departamento de Estado de EE.UU. dentro del gobierno de Barack Obama por trabajar según un plan de acción. Tercero, Putin dejó entrever que existe evidencia concreta de interferencia estadounidense en manos de los servicios de inteligencia rusos. Finalmente, indicó que Moscú no guardará un perfil bajo en este asunto.

Clinton no se puede quejar de que Putin haya usado un tono personal. La campaña del Departamento de Estado contra Putin había asumido últimamente un tono negativo incluso según los estándares de las tumultuosas relaciones rusas-estadounidenses. Hace una quincena Radio Libertad/Radio Europa Libre (RFE/RL) presentó un informe sobre la vida personal de Putin, con la intención aparente de animar un tsunami contra Putin en la red de los medios sociales en Rusia.

No se puede recordar ninguna circunstancia en la que los medios oficiales rusos hayan llegado a un grado tan profundamente repugnante como para atacar a Bill Clinton durante el clímax del escándalo sexual de Monica Lewinsky. En retrospectiva, EE.UU. parece haber anticipado que los servicios de inteligencia rusos están en posesión de evidencia concreta que apunta a la interferencia estadounidense en la política rusa. El comentario de RFE/RL parece haber sido una táctica de distracción para sacar al águila de la trampa tendida al oso.

El intento de Clinton parece haber ido en general en la misma dirección cuando adoptó una postura moralista y convirtió la elección en Rusia en un tema que marcha un hito en el progreso de la democracia en el Siglo XXI. Desde ese momento, en realidad, al gobierno de Obama no le quedó otra alternativa que la ridícula de animar una erupción parecida a la de la plaza Tahrir en Moscú.

Según la tabulación del New York Times, el jueves por la tarde más de 32.000 personas habían hecho clic en una página de Facebook para decir que se reunirían cerca del Kremlin. El diario lo evaluó cuidadosamente: “Incluso si apareciera la mitad de esa cifra, sería la mayor protesta política desde la caída de la Unión Soviética”.

Pero la llegada de la Primavera Árabe en medio del invierno ruso en Moscú solo puede tener consecuencias previsibles. Pekín también observa ese fenómeno antinatural. Si el New York Times siente que “Putin tiene dificultades para recuperar su base después que su partido, Rusia Unida, sufrió grandes pérdidas en las elecciones del mundo”, los observadores en Pekín han llegado a una conclusión diferente.

ES PUTIN, ¡ESTÚPIDO!

Incluso mientras Clinton hablaba en Bonn el lunes, el portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Hong Lei, extrajo conclusiones exactamente opuestas. Dijo: “Nosotros [China] creemos que la elección será beneficiosa para la unidad social, la estabilidad nacional y el desarrollo económico de Rusia”. Dijo que China respeta la voluntad del pueblo ruso y trabajará con los rusos para impulsar la “exhaustiva cooperación de coordinación” entre los dos países.

China tomó una decisión deliberada de adoptar ya el lunes una posición clara aunque el revés sufrido por RU en la elección se conocía en Pekín. La agencia noticiosa Xinhua incluso había agregado una nota de advertencia en un conciso comentario con fecha del lunes en Pekín:

A pesar de que es muy probable que gane la elección parlamentaria, muchos desafíos esperan a Rusia Unida de Vladimir Putin, mientras enfrenta una mayoría considerablemente reducida. Algunos analistas citan el lamentable estado de la economía de Rusia como motivo de la baja en el apoyo. Muchos consideran también que el partido ha fracasado en la reducción de la corrupción y no ha cumplido sus promesas de mejorar la eficiencia del gobierno. También ha habido un gran número de críticas al gobierno de Putin en sitios de chateo en Internet y foros en línea.

El martes, sin embargo, Xinhua publicó un comentario completo que rechaza enérgicamente las afirmaciones de EE.UU. y la “descripción caricaturesca” de la “conclusión anticipada de que el partido gobernante en Rusia, Rusia Unida, dirigido por el primer ministro Vladimir Putin, ha ganado las elecciones a la Duma estatal”.

El comentario estima con pequeños matices que el tema crucial no era la ‘democracia’ en Rusia, sino Putin:

Se dice que la visión del mundo de Putin es ‘anti-occidental’… Los políticos estadounidenses no están interesados en ver al ‘hombre fuerte’ en el cenit del poder ruso… la Casa Blanca no se pondrá contenta ante la perspectiva de encarar de nuevo al ‘espinoso’ presidente Putin… La elección en Rusia se ajusta solo a su propio interés, lejos de hacerse eco de las necesidades de los países occidentales. La reacción de la señora Clinton parece comprensible.

Xinhua señaló que las políticas de Rusia no concuerdan siempre con sus propios intereses y que a veces Moscú ha preferido actuar ante algunos temas en línea con la “práctica occidental”, pero incluso entonces, semejantes actos “no podrían constituir un acoplamiento preciso” a la agenda occidental, y por eso continúan las presiones occidentales sobre Rusia. El comentario, a propósito, fue atribuido al columnista del People’s Daily, Li Hongmei.

Es bastante obvio que China considera el gran cuadro de la dinámica del poder en la escena mundial. Pekín nunca ocultó enteramente su alta consideración por Putin como defensor consecuente de los imperativos de los lazos estratégicos entre China y Rusia. Pero la actual acrimonia en las relaciones entre EE.UU. y Rusia también tiene lugar en una coyuntura crucial para China.

En diversos frentes, la coordinación con Rusia se ha convertido en un aspecto muy vital de la política regional china. No menos de cuatro veces, altos funcionarios del Ministerio de Exteriores chino viajaron a Moscú para consultas durante el mes de noviembre.

La coordinación rusa-china está en su punto más alto. Su veto “conjunto” en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en la resolución respecto a Siria no tiene paralelo. Luego bloquearon la transmisión al Consejo de Seguridad en Nueva York de una resolución adoptada por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra. Pekín ayudó a Moscú a lograr que el BRICS adoptara la posición de Rusia respecto a Siria como posición común.

Respecto a Irán, también, los dos países están frustrando las iniciativas de EE.UU. de imponer sanciones adicionales (el enviado ruso ante las Naciones Unidas, Vitaly Churkin, sugirió que es hora de que el Consejo de Seguridad reduzca incluso el régimen de sanciones existente). Respecto a Asia-Pacífico, Rusia está junto a China de acuerdo con la declaración conjunta de los dos países adoptada el año pasado en septiembre.

Rusia y China se oponen ambas al establecimiento de bases militares de EE.UU. y la OTAN en Afganistán. Están interesadas en realzar la autonomía estratégica de Pakistán. Trabajaron juntas en la reciente conferencia de Estambul (2 de noviembre) para descarrilar el proyecto favorito de Clinton de la Nueva Ruta de la Seda. Probablemente se llegará a un nuevo nivel máximo cuando el enviado a la OTAN de Rusia, Dmitry Rogozin, viaje a Pekín (y Teherán) para discutir el programa de defensa de misiles (ABM) de EE.UU., que plantea un importante obstáculo en las relaciones entre EE.UU. y Rusia.

Pekín ha estado observando de cerca, pero silenciosamente, el juego de las sombras entre EE.UU. y Rusia respecto a ABM y las consultas de Rogozin deben basarse en silenciosas señales de que Pekín quiere discutir las cosas. Rusia y China tienen intereses específicos respecto al tema de ABM, pero cualquier grado de coordinación, por provisional que sea, formaría un nuevo patrón en la seguridad internacional.

Sobre todo, Pekín cuenta con Putin para que asegure de alguna manera que las negociaciones pendientes respecto a un acuerdo de billones de dólares sobre el gas se concluyan rápidamente. Ante el establecimiento por  parte de EE.UU. de una base militar en Australia y el fortalecimiento de su presencia en Singapur y también su actividad para unir a los países asiáticos a fin de que ayuden a revitalizar su papel de liderazgo, las preocupaciones de seguridad energética de China se están agudizando.

Resumiendo, la trayectoria de la actual acrimonia entre EE.UU. y Rusia y el éxito de Putin al superar el furioso ataque estadounidense contra su carrera política son de extrema importancia para China. Si el águila ha sido realmente atrapada en una trampa que pensaba haber tendido al oso, sería un motivo de alegría para el dragón.

(*) M. K. Bhadrakumar fue diplomático de carrera del Servicio Exterior de la India. Ejerció sus funciones de embajador en la extinta Unión Soviética, Corea del Sur, Sri Lanka, Alemania, Afganistán, Pakistán, Uzbekistán, Kuwait y Turquía.

[Fuente: Rebelión, tomado de Asia Times. Traducción de Germán Leyens.]

Fin del «capitalismo»

In Actualidad, Economía on 18 diciembre, 2011 at 0:00

AMERICAN CURIOS

David Brooks

Menos y menos de los que contribuyeron al éxito de nuestra economía… se beneficiaron de ese éxito. Aquellos en la punta de la cima se volvieron más ricos que nunca con sus ingresos e inversiones. Pero todos los demás batallaron con los costos que crecían mientras las quincenas no, y demasiadas familias acumularon más y más deuda… Esto no se trata de lucha de clases. Esto se trata del bienestar del país.

Estas palabras que se escucharon por todo el país no provenían del movimiento Ocupa Wall Street y sus simpatizantes. No eran de un economista progresista, ni de uno de esos intelectuales que han insistido que la desigualdad económica destruye el modelo económico. “Este país sólo prospera cuando todos tienen una oportunidad, cuando todos ponen su parte y cuando todos juegan bajo las mismas reglas… Lo que está en juego es si éste será un país donde la gente trabajadora puede ganar lo suficiente para mantener una familia, construir un ahorro modesto, ser dueño de un hogar, y asegurar su jubilación”, subrayó el vocero de este nuevo mensaje «populista» en el sentido estadunidense: en defensa del hombre común ante los poderosos.

El orador fue el presidente Barack Obama. El discurso ofrecido a mediados de la semana pasada fue considerado como un giro «populista» con vistas a la relección del presidente en 2012. Analistas y editorialistas afirmaron que el discurso fue notable por su enfoque sobre la desigualdad como el gran tema del momento. Pero tal vez lo más notable fue que el discurso comprobó el extraordinario logro de Ocupa Wall Street en cambiar la «narrativa» nacional. En poco más de dos meses, el enfoque oficial ha cambiado de la reducción de déficit federal y la deuda nacional a uno sobre la desigualdad económica y sus injusticias, o sea, para ponerlo en los nuevos términos, lo del uno por ciento y el 99 por ciento.

Obama «dejó claro que finalmente está preparado para concursar en la elección sobre los temas de la desigualdad de ingreso y la obligación de ambosm, el gobierno y el sector privado, de ampliar la cada vez más encogida clase media de la nación«, opinó el New York Times en un editorial sobre el discurso.

Que el joven movimiento Ocupa ya cambió la óptica del debate nacional no es poco, pero aún está por verse si eso lleva a cambios en el terreno real de la vida cotidiana del 99 por ciento.

El hecho es que casi 3 millones han perdido su vivienda, y se calcula que otros 3.6 millones enfrentarán lo mismo en los próximos dos años. Y aunque la tasa de desempleo por fin bajó de 9 a 8.6 por ciento, por lo menos la mitad de esa reducción se debe no a la generación de empleo, sino el abandono de decenas de miles de la fuerza laboral, o sea, gente que ya se dio por vencida para encontrar una chamba. Hay más hambre y más desesperanza por todo el país.

A la vez que Obama y su equipo hablen en nombre del 99 por ciento no necesariamente convencerá a todos. Hay ciertos detalles que provocan más bien dudas, entre ellos que el sector financiero continúa siendo uno de los principales contribuyentes a la campaña electoral del presidente, aportando hasta la fecha un tercio de sus fondos recaudados para esta próxima elección (en 2008, Obama recibió más fondos de Wall Street que su contrincante republicano).

Otro es el hecho incómodo (políticamente) de que Obama y su gabinete pertenecen al 1 por ciento. Ocho de los 10 integrantes del gabinete, incluido el presidente, analizados por el Center for Responsive Politics son millonarios. Hillary Clinton, la secretaria de Estado, es la más rica con un valor neto promedio de 31 millones de dólares, seguida por William Daley, jefe del gabinete, con 28 millones. Obama tiene un valor neto de 7.3 millones. Los bancos preferidos por los integrantes del gabinete más ricos para sus cuentas personales son JPMorgan Chase y Wells Fargo. Clinton, Daley, Rahm Emanuel (su ex jefe de gabinete) y Obama tenían un total combinado de más de 50 millones en cuentas de JP Morgan Chase en 2010, según análisis de datos públicos por el Center for Responsive Politics.

También está el hecho de que hasta que estalló el movimiento Ocupa Wall Street, el presidente, su gabinete y gran parte de la cúpula política (con notables excepciones) no abordaba el tema de la desigualdad económica. No hablaban de que la desigualdad en el ingreso en Estados Unidos está en su nivel más alto desde los años 20. No indicaban que por primera vez desde 1927, el 10 por ciento más rico tenia 50 por ciento del ingreso nacional.

O el dato que provocó gran atención esta semana cuando se reveló que los Walton, los seis herederos de la fortuna Wal-Mart, habían acumulado un tesoro personal equivalente al valor neto combinado de 30 por ciento de los estadunidenses en la base de la pirámide económica, según datos de 2007 (o sea, podría ser aun mayor hoy día).

El movimiento Ocupa, al provocar el debate sobre la desigualad documentado por todos estos datos y hechos incómodos, también genera preocupación entre los republicanos que, en público, descartan como flojos y rojos a los manifestantes (el multimillonario republicano Donald Trump denunció esta semana que Obama creó el movimiento Ocupa). «Yo estoy tan asustado de este esfuerzo antiWall Street. Estoy asustado a muerte«, afirmó Frank Luntz, uno de los estrategas nacionales más reconocidos del Partido Republicano en una reunión de gobernadores republicanos del país. Indicó que «están teniendo un impacto sobre lo que el pueblo estadunidense piensa del capitalismo«, reportó Yahoo News. Entre sus recomendaciones a los políticos republicanos que enfrentan preguntas de sus bases sobre la desigualdad económica y otros temas que surgen del movimiento Ocupa: no usen la palabra capitalismo. “Estoy intentando remover esa palabra y sustituirla con ‘libertad económica’ o ‘libre mercado. El público … aún prefiere capitalismo que socialismo pero creen que el capitalismo es inmoral. Y si nos perciben como defensores de ‘Wall Street’, tendremos un problema”.

Mientras el presidente y otros millonarios afirman representar al 99 por ciento y el uno por ciento propone evitar el uso de la palabra «capitalismo», parece que el movimiento Ocupa ha logrado, por lo menos, dejar claro que el emperador está desnudo.


[Fuente: La Jornada]