Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias

Iglesia Católica en Irlanda: la pederastia y la tortura como norma

In Actualidad, Cultura, Represión on 29 noviembre, 2009 at 0:01

A quien todavía piensa contra toda evidencia, que las aberraciones y maltratos de los clérigos católicos son sólo prácticas de individuos aislados, les recomendamos que lean el informe elaborado por la Comisión sobre Abusos a Menores de Irlanda.

Esta comisión fue creada en el año 2000 con la finalidad de esclarecer las múltiples denuncias de abusos sexuales ocurridos desde 1940 hasta mediados de los años 80 en escuelas públicas, orfanatos, centros para enfermos mentales y otras instituciones estatales, mayoritariamente administradas por sacerdotes y monjas de la Iglesia Católica de Irlanda.

Sin embargo, finalmente la comisión fue más allá y en la investigación documentan sucesos que se remontan a 1914 y denuncias del año 2000. La conclusión del documento: los abusos perpetrados en Irlanda a varias generaciones de niños y niñas al cuidado del Estado en centros fundamentalmente administrados por la jerarquía eclesiástica católica, sufrieron a diario el terror de los castigos corporales en una situación calificada de “endémica”.

Han sido miles y miles los menores que padecieron abusos sexuales y torturas físicas y psíquicas durante aproximadamente 70 años. Ahora este oprobio está documentado en las cerca de 2.500 páginas de que consta el informe, donde se recogen los “abusos sexuales crónicos” y las torturas infligidas “sobre miles de desfavorecidos, abandonados y olvidados”.

Se acusa directamente a la jerarquía católica irlandesa por su actitud pasiva. Según la comisión, lo normal era que los maltratos no fueran denunciados, pero que en una ocasión en la que el Ministerio de Educación fue prevenido al respecto, sus responsables fueron cómplices de los religiosos para preservar el silencio reinante.

Las autoridades educativas irlandesas preferían ignorar las acusaciones de abusos sexuales y nunca se presentaban quejas ante la Garda (policía irlandesa).

«Como mucho, los abusadores era trasladados, pero nada se hacía para tratar el daño infligido sobre el menor. En el peor de los casos, se culpaba al niño y se consideraba que estaba corrompido por la actividad sexual y era castigado con severidad».

«El abuso sexual de chicos era endémico en las escuelas, mientras que en las de chicas, las menores eran objeto de actitudes depredadoras por parte de trabajadores varones, visitantes o cuando salían al exterior para realizar alguna tarea».

Las Hermanas de la Misericordia, la orden religiosa con el mayor número de instituciones a cargo, y los Hermanos Cristianos – principal gestor de instituciones para chicos de entre 10 y 16 años de edad- figuran entre las congregaciones investigadas junto a las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad y el Refugio, administradoras de las inicuas Lavanderías de la Magdalena, famosas por la película “Las hermanas de la Magdalena”.

A todas estas órdenes de nombres sugerentes, no les importaba ni preocupaba en absoluto, más que salieran a la luz pública todos los escándalos que diariamente se producían. Las torturas físicas, los malos tratos psíquicos, los castigos, los abusos sexuales y las condiciones en que vivían los menores era lo de menos.

Según Sean Ryan, presidente de la Comisión, las autoridades eclesiásticas trasladaban a los agresores a otros centros donde “en muchos casos” reincidían. Así abordaban el problema: escurriendo el bulto.

En cualquier caso, tras el resultado de esta investigación, ningún pederasta o torturador será llevado ante la Justicia, con lo cual la absoluta impunidad en la práctica continúa.

A pesar de que la Comisión descubrió “casos específicos” en 216 instituciones, el informe nombra solamente a los abusadores que ya han sido condenados, quedando así en evidencia el carácter y la naturaleza contenida del gobierno.

Si bien una página de la historia de la infame Iglesia Católica no ha sido cerrada, al menos públicamente se reconoce que durante el siglo XX en Irlanda, en los centros estatales regentados por los católicos, la pederastia y las torturas eran la norma. Y las autoridades en connivencia protegían con todas sus consecuencias a los sacerdotes y monjas culpables.

Ahora tienen que pagar por ello. Y no sólo en Irlanda, sino en todos los países donde la iglesia comete estas tropelías a lo largo y ancho del mundo. Aún están por investigarlas en Canarias y en España.

Hay que recordar que en el Derecho Canónico vigente, los mandatos del papado y de toda la curia del Vaticano obligan a encubrir estos delitos y brindar protección a los clérigos infractores. Con lo cual, la complicidad con los religiosos católicos sin escrúpulos se extiende a todos los cardenales, obispos y hasta al mismísimo Vaticano.